domingo, 30 de junio de 2024

 Tomarte la mano temblorosa,
saber que la conexión es de ida y vuelta,
es un regalo de la vida,
mientras alrededor el mundo sigue alocado,
en esos momentos, encontramos paz.
La mesa del bar vio tu mano en la mía,
desde esa conexión, el mundo se dividió en dos,
el nuestro y el que fuera de esa cápsula invisible
compartimos a diario con el resto.
Tengo una sola vida, ya en marcha hace años,
y ¿qué te parece si la seguimos juntos?
acompañándonos en esos interminables cafés,
conversados entre cigarrillos, neblina
y un Buenos Aires loco, que por un rato ignoramos.
Porque en tu presencia encuentro mi refugio,
en tu risa, la melodía que calma mis días,
y en tu abrazo, el hogar que siempre he buscado.
Dejemos que el mundo gire a su ritmo frenético,
mientras nosotros creamos nuestra propia eternidad.
Tus palabras, tan llenas de vida,
son como un bálsamo para mi alma cansada,
y cada momento contigo es un regalo,
un instante precioso en el vasto océano del tiempo.
Caminemos juntos por las calles de esta ciudad,
dejando que las luces de Buenos Aires nos guíen,
mientras compartimos nuestros sueños y miedos,
construyendo un futuro lleno de esperanza.


 La luna sobre el río sereno,
dos asientos en el mundo pequeño,
donde todo pasa, maravillosamente,
en el habitáculo de lo increíble.
El tiempo avanza, los minutos se escapan,
el río nos acompaña con su ritmo,
entre palabras únicas, imborrables,
junto a una mujer, única y brillante.
Sus ojos reflejan estrellas brillantes,
su risa, un eco en la noche clara,
mientras la corriente nos lleva lentamente,
donde los sueños nunca se apagan.
El viento susurra secretos antiguos,
las hojas danzan en un vals eterno,
y en su mirada encuentro el refugio,
un universo único e irrepetible.
Nos perdemos en historias y sueños,
construyendo un mundo ideal,
cada palabra, un hilo de recuerdos,
cada sonrisa, un puente dorado.
Las estrellas, testigos de nuestro enlace,
brillan como joyas en el manto nocturno,
y en sus ojos, veo la emoción brillar. 
El río, guardián de nuestro momento,
susurra cuentos de tiempos pasados,
y en su murmullo, encontramos el eco
de momentos que trasciende lo soñado.


sábado, 29 de junio de 2024

El parque se desnudó,
perdiendo las últimas hojas en otoño,
y el invierno llegó,
cubriendo todo con su manto cobrizo.
Los árboles, ahora desnudos,
se alzan como esculturas,
silenciosos testigos del cambio,
sus ramas extendidas al cielo gris.
El aire frío trae consigo
un silencio profundo,
interrumpido solo por el crujir
de las hojas secas bajo nuestros pies.
En la quietud del invierno,
la naturaleza se repliega,
preparándose para el renacer,
guardando en su esencia
la promesa de la primavera.
El parque, aunque desolado,
guarda una belleza melancólica,
un recordatorio del ciclo eterno,
donde cada final es un nuevo comienzo.
Y en esta serenidad helada,
nos encontramos,
abrigados por la calidez
de nuestra compañía,
esperando juntos el regreso
del sol y en una tibia caricia,
caminar la vida entre las diferentes
estaciones del año;
juntos y de la mano.

viernes, 28 de junio de 2024

 En tu delicada piel,
la noche esconde secretos,
susurrando historias al viento,
donde las estrellas celosas
guardan silencios profundos.
Cada caricia es un misterio,
un suspiro que despierta deseos,
y en la penumbra,
la luna dibuja sombras suaves,
pintando fantasías en tu piel.
Tus ojos, espejos de enigmas,
reflejan la magia oculta,
y en cada latido compartido,
descubro un mundo nuevo,
un universo de emociones.
La brisa nocturna envuelve
tu esencia, tan etérea y pura,
dejando un rastro de anhelos
que encienden la pasión,
iluminando la oscuridad.
En tu piel, la noche revela
su verdadero rostro,
un baile eterno de luces y sombras,
donde cada secreto murmurado
se convierte en un verso
que susurra el amor profundo
que solo vos conocés.
 Flores cortadas en ramo en la puerta de tu casa, no.
Vos merecés un jardín exuberante,
donde cada flor viva y libre
refleje la esencia de tu ser,
bello y único como tu personalidad.
Imagina un campo infinito,
donde los lirios susurren tu nombre,
y las rosas, con su fragancia embriagadora,
te envuelvan en un abrazo cálido,
como el sol acariciando tu piel.
Cada pétalo que danza al viento
es un reflejo de tu gracia,
y en cada color vibrante,
encuentre tu mirada.
No solo un ramo pasajero,
si no un paraíso eterno de sensaciones,
donde cada brote respire vida,
como lo hacés vos en cada paso,
dejando huellas imborrables.
Que el jardín te rodee siempre,
un santuario de autenticidad,
donde la brisa suave te susurre secretos
y el rocío matutino besé tu rostro,
un espacio donde tu luz brille sin límites,
y donde cada flor sea un canto
a tu libertad y belleza,
una oda a la personalidad de tu ser.
 La fragancia de tu voz
se despliega en el aire
como una caricia suave,
un susurro que envuelve
cada rincón del alma.
Cada palabra que pronuncias
es un pétalo de rosa,
un aroma dulce y delicado
que me lleva a un jardín secreto,
donde solo existís vos. 
Tu voz, melodía sutil,
resuena en mi pecho
como un eco de ternura,
y en cada nota, descubro
la esencia pura de la vida.
En las noches silenciosas,
cierro los ojos y escucho
el perfume de tus palabras,
y en ese instante,
todo el mundo se desvanece,
dejándome solo con el latido
de tu presencia envolvente.
Es en la fragancia de tu voz
donde hallo la paz,
un refugio eterno
en medio del caos.
Cada risa, un suspiro de jazmín,
cada susurro, un soplo de lavanda,
y en el aire perfumado de tu hablar,
encuentro el consuelo, la esperanza.
No hay esencia más preciada
que la de tu voz,
ni aroma más profundo
que el que dejas en mi alma
cada vez que hablas,
cada vez que te nombro.
 El perfume de tu mirada
se adentra en mi ser
como un suspiro suave,
dejando huellas invisibles
en mi alma desolada.
Tus ojos, dos océanos profundos,
me envuelven con su misterio,
y en el aroma de tu presencia
encuentro la esencia de lo eterno.
Cada vez que me miras,
el mundo se detiene,
y en ese instante fugaz
soy cautivo de tu magia,
perdido en la fragancia
de tu ser, de tu luz.
El perfume de tu mirada
es un hechizo que me atrapa,
una melodía sin palabras
que resuena en mi corazón.
Tus pupilas, estrellas brillantes,
iluminan mis noches más oscuras,
y en el reflejo de tu ser mujer
descubro el verdadero paraíso.
No hay aroma más dulce
que el de tu mirada serena,
ni embriaguez más profunda
que perderme en tus ojos,
donde cada parpadeo
es un poema, una canción,
y en cada suspiro encuentro
las letras de mis poesías
solo para vos.


jueves, 27 de junio de 2024

 El viento me llevó al norte,
cada pueblo, una historia,
un poema, una canción.
Susurros del pasado
resuenan en calles empedradas,
cada esquina, un recuerdo,
cada plaza, un verso.
En los ojos de la gente,
veo relatos de amor y desvelo,
en las fachadas antiguas,
leyendas que nunca mueren.
Los campos dorados
cantan baladas al atardecer,
y las montañas imponentes
recitan epopeyas de valentía.
El viento, cómplice eterno,
me guía en este viaje sin fin,
donde cada parada es un suspiro,
y cada suspiro, una inspiración.
Desde las risas en la taberna
hasta el silencio del amanecer,
voy tejiendo con palabras
el mapa de mis andanzas,
uniendo con hilos invisibles
los fragmentos de mi corazón errante.
En este andar constante,
donde el horizonte siempre llama,
me descubro en cada verso,
y en cada canto, te encuentro a vos.






 Niebla sobre la avenida,
poco tránsito y en la soledad
de un rincón,
le escribo a Buenos Aires
mientras pienso en vos.
Mi corazón susurra tu nombre,
las noches se llenan de magia
cuando pienso en tu sonrisa
y la ciudad duerme en silencio,
bajo un manto gris,
mis palabras se deslizan
como susurros al viento,
dibujando tu recuerdo en el aire.
Tus ojos, dos faros de luz,
guían mi camino en la oscuridad,
tu risa, una melodía suave,
resuena en cada rincón de mi ser.
Cada farol encendido
es un testigo mudo
de la nostalgia que me envuelve,
y en cada pausa,
el latido de la urbe
se mezcla con el mío,
como si Buenos Aires y yo
compartimos este anhelo,
esta espera, este amor.
El viento trae su aroma,
un suspiro dulce me envuelve.
tus palabras, caricias de seda,
dibujan poesía en mis sueños.
Cada encuentro es un milagro,
un instante eterno de amor.
con vos, el mundo es un verso
y la vida, una canción.
Juntos, tejimos historias
de miradas y besos robados,
de promesas susurradas al oído,
de futuros compartidos, sin fin.
fuiste la musa de mis días,
la razón de mis noches de luna,
en tu abrazo, encontré el hogar,
y en tu amor, la desdicha
de no olvidarte nunca más.
 Los soles del invierno
y su tenue calor acogedor,
se filtran entre abrigos y bufandas,
envolviendo los días fríos
en un abrazo de luz.
Los rayos tímidos acarician
rostros escondidos tras la lana,
pintando sonrisas sutiles
en medio del aire helado.
Bajo el cielo gris y blanco,
el calor del sol invernal
se convierte en un tesoro,
un recordatorio cálido
de que incluso en el frío,
hay espacio para la ternura.

miércoles, 26 de junio de 2024

 

Vive sin importarte el cómo ni el cual,
vive con la libertad de un viento sin dueño,
sonríe, abraza, besa y vive al natural,
deja que tu espíritu se eleve en cada sueño.
Que la risa sea tu compañera constante,
un eco de alegría que resuena sin cesar,
en cada abrazo, siente el instante,
donde los corazones se encuentran sin dudar.
Besa con la ternura de un amanecer,
con la pasión de un ocaso ardiente,
vive cada día como si fuera el primero,
deja que el amor te guíe siempre.
No dejes que el miedo dicte tus pasos,
ni que las dudas oscurezcan tu camino,
vive con el corazón abierto a los abrazos,
y sigue el ritmo de tu propio destino.
Que no te importe el juicio de otros,
ni las normas que quieran imponerte,
vive con la autenticidad de los locos,
que encuentran, en cada día, un arte.
En la sonrisa, descubre la magia,
en el abrazo, la paz de lo eterno,
en el beso, la chispa que contagia,
y en la vida, el milagro más tierno.
Vive sin preocuparte por el cómo ni el cual,
que la vida es un viaje sin destino fijo,
cada momento es un regalo especial,
cada segundo, un suspiro de amor y hechizo.
Así, deja que tu alma vuele libre,
sin cadenas, sin límites, sin temor,
vive con la fuerza de lo invencible,
con la certeza de un corazón lleno de amor.
Sonríe, abraza, besa y vive,
que en cada gesto se esconde la eternidad,
en la sencillez de un acto se percibe,
la belleza de vivir con plena libertad.
 El brillo de tus ojos, son el mejor paisaje del día,
una luz que ilumina con destellos de alegría,
en su profundidad encuentro la melodía,
que hace vibrar mi alma con su dulce armonía.
Son faros en la mañana, guías en la noche,
reflejan los sueños y las esperanzas ocultas,
en su mirar, mi corazón derrocha,
una emoción sincera que nunca es difusa.
Cada parpadeo, un cuadro de belleza pura,
un lienzo pintado con colores de emoción,
en tus ojos se refleja la ternura,
y cada mirada es una suave canción.
El sol puede brillar con toda su fuerza,
y las estrellas titilar en la noche estrellada,
pero el brillo de tus ojos es la única certeza,
que transforma mi mundo, dejando el alma encantada.
Tus ojos son espejos de tu espíritu brillante,
ventanas abiertas a tu ser interior,
en ellos encuentro un refugio constante,
un oasis de paz, un rincón de amor.
Al mirarte, el tiempo se detiene,
el mundo se hace pequeño y sin prisa,
y en tus ojos, mi ser se entretiene,
perdiéndose en el abismo de tu risa.
Son como dos luceros en el cielo inmenso,
que guían mis pasos con su luz cálida,
en su fulgor encuentro un universo,
donde cada destello es una promesa válida.
Tus ojos son el mejor paisaje del día,
una visión que embellece cada momento,
en su brillo encuentro mi fantasía,
y en su resplandor, hallo mi sustento.
Así, cada vez que te miro, me renuevo,
mi corazón late al compás de tu mirada,
en el brillo de tus ojos, me atrevo,
a soñar despierto y a sentirme amado.

Porque en ellos está la esencia de lo bello,
la promesa de un amor que nunca se apaga,
el brillo de tus ojos, cual destello,
es el paisaje que mi vida embriaga.






 Mujer de ojos tristes y sonrisa esquiva,
que llevas en tu ser las huellas del dolor,
déjame ofrecerte una poesía tan viva,
como el consuelo tierno de un cálido amor.
Tu corazón ha conocido tormentas oscuras,
y en tu mirada se reflejan noches sin luna,
pero en tu interior hay fuerzas puras,
un espíritu fuerte que nunca se acuna.
Déjame ser la brisa que acaricia tu herida,
el sol suave que en tus días se posa,
quiero ser el refugio en tu vida,
una presencia serena, constante y hermosa.
Eres como una flor que ha sobrevivido,
a las tempestades y los vientos crueles,
cada pétalo tuyo es un suspiro contenido,
un testamento de historias y fieles.
Quisiera rodearte con un manto de estrellas,
donde cada una susurre palabras de aliento,
y que encuentres en la noche bellas,
la paz que te devuelva tu propio cuento.
Tu valentía es un faro en la distancia,
tu fortaleza, un ejemplo a seguir,
y aunque el pasado aún tenga su importancia,
en el presente quiero verte sonreír.
Que mis palabras sean el abrazo que necesitas,
que encuentres en mi voz un dulce arrullo,
porque mereces días de amor y citas,
con la felicidad que en tu ser murmuro.
Déjame ser la melodía que te acompaña,
en las horas de tristeza y desvelo,
quiero ser la mano que te baña,
de cariño sincero y consuelo.
Mujer valiente, con cicatrices y miedos,
te ofrezco mi ternura sin condición,
un amor que no conoce ruedos,
y que busca en ti su razón.
Que cada día nuevo traiga la esperanza,
de un futuro lleno de luz y alegría,
porque en ti brilla la más hermosa danza,
y mereces una vida de pura armonía.
Así te ofrezco, en versos y en calma,
mi cariño tierno, mi apoyo fiel,
que encuentres en mi alma,
el refugio que tu corazón anhelaba ayer.


 Las heridas del alma son invisibles,
no sangran ni dejan cicatriz en la piel,
pero su dolor es profundo y sensible,
un eco constante, un susurro cruel.
En los rincones oscuros del corazón,
las heridas laten con un ritmo triste,
son sombras que se esconden de la razón,
y en el silencio de la noche, persisten.
Son recuerdos de amores perdidos,
de sueños rotos y promesas vacías,
de momentos que quedaron detenidos,
de miradas que ahora son lejanías.
Cada herida lleva una historia escondida,
un rastro de lo que fue y no será,
son páginas en un libro de vida,
que el tiempo no borra ni logrará sanar.
Son las palabras no dichas, el llanto contenido,
la ausencia de abrazos en momentos de temor,
el peso de un adiós nunca bienvenido,
la carga invisible de un profundo dolor.
Pero también son las semillas del renacer,
las que nos enseñan a ser fuertes y valientes,
a encontrar la luz después del atardecer,
a levantar el rostro y seguir de frente.
Las heridas del alma, aunque duelen,
nos recuerdan que estamos vivos y sentimos,
que en nuestro interior, las emociones se desenvuelven,
y en la adversidad, poco a poco nos redimimos.
Porque en cada herida hay una lección,
una oportunidad para crecer y aprender,
y aunque cicatricen sin curación,
nos guían hacia la paz que queremos tener.
Así, honremos nuestras heridas con ternura,
como testigos de nuestro viaje y evolución,
abracemos cada marca con dulzura,
y dejemos que el amor sea nuestra sanación.
 El Delta en mis venas, un río sin fin,
un laberinto de aguas que en mi alma habita,
sus corrientes susurran historias sin fin,
y en cada rincón, mi espíritu palpita.
Espejos de agua donde el cielo se refleja,
entre juncos y sauces que danzan al viento,
en sus brazos me pierdo, y mi ser se deja,
navegar en su calma, en su dulce aliento.
El Delta en mis venas es mi hogar y mi canto,
es la sangre que fluye con ritmo constante,
sus islas y canales me abrazan con encanto,
y en su abrazo de agua, soy navegante.
Los atardeceres pintan de oro sus riberas,
y en la quietud de la noche, susurra el misterio,
cada ola es un verso, una caricia sincera,
y en su abrazo infinito, hallo el amor verdadero.
Las aves que surcan su cielo abierto,
son mensajeras de sueños y libertad,
y en cada amanecer, me siento despierto,
en el Delta, mi vida cobra claridad.
Sus aguas me llevan a rincones ocultos,
donde el tiempo se detiene y el alma descansa,
el Delta en mis venas es un mundo de cultos,
un refugio sagrado, una eterna danza.
En su manto de verde, hallo mi refugio,
y en el murmullo de sus caños, mi canción,
cada gota de agua es un rayo de lujo,
que ilumina mi vida con pura devoción.
El Delta en mis venas, un poema viviente,
un río de emociones, un caudal de amor,
en su abrazo me encuentro, soy transparente,
y en su corriente, hallo mi mayor fervor.
Así, con el Delta corriendo en mi ser,
soy parte de su esencia, de su vastedad,
y en cada latido, siento renacer,
el vínculo eterno con su serenidad.
El Delta en mis venas, un tesoro sin par,
un lazo de agua que nunca se rompe,
y en su flujo constante, hallo mi lugar,
un hogar de agua y vida, donde el corazón responde.


martes, 25 de junio de 2024

 

En la distancia, donde el tiempo se dilata,
mi amor se hace más profundo y vasto,
no hay barreras que puedan quebrantar,
lo que siento por vos, en cada momento.
Tus ojos, que no puedo ver a diario,
brillan en mis sueños con luz propia,
y aunque la distancia parezca un adversario,
mi amor se mantiene firme y se apoya.
Cada carta, cada mensaje, cada llamada,
es un puente que acorta la lejanía,
en cada palabra, mi alma queda plasmada,
y en cada susurro, te envío mi melodía.
Mi amor no conoce límites ni fronteras,
trasciende el espacio, es eterno y fiel,
es un sentimiento que el tiempo venera,
y en tu ausencia, más fuerte se hace en mi piel.
Sos mi sol en días grises y fríos,
la estrella que guía mi norte incierto,
aunque no estés aquí, en mis brazos vacíos,
te siento cerca, como un viento que no está desierto.
Cada noche, al mirar el cielo estrellado,
pienso en vos y en nuestra conexión sagrada,
tu nombre es un susurro en mi corazón emocionado,

y en mi alma, siempre estás abrazada.
La distancia es un reto, pero no un obstáculo,
nuestro amor es más grande que cualquier separación,
es un lazo invisible, fuerte y oráculo,
que se nutre de esperanza y devoción.
Te amo con un amor incondicional y eterno,
que no se quiebra ni se desvanece con la ausencia,
es un sentimiento puro, sincero y tierno,
que supera cualquier duda o contingencia.
Aunque no pueda tocar tu piel cada día,
ni perderme en el azul de tu mirada,
mi amor por ti es una sinfonía,
que resuena en mi alma, siempre enamorada.
Así espero el día en que volvamos a unirnos,
y en un abrazo rompamos la distancia,
mientras tanto, en mis sueños vivimos,
y en cada latido, está tu presencia

 En la sombra solitaria del callejón,
la brisa se lleva mis poemas, susurrando en la noche,
cada verso, cada palabra, una confesión,
un secreto al viento, un íntimo reproche.
Solo para vos, estos escritos volátiles,
se escapan de mis manos, ligeros y fieles,
emprenden un viaje sinuoso y frágil,
cruzando el destino con sus alas de papel.
Cada rima es un susurro de mi alma,
un eco de lo que siento, un grito en silencio,
la brisa, mi confidente, mi calma,
lleva mis pensamientos con un toque de misterio.
En la penumbra del callejón estrecho,
mis palabras encuentran su libertad,
navegan en el aire, sin dueño ni techo,
buscando tu corazón, sin prisa, con levedad.
Es un viaje incierto, lleno de esperanza,
donde cada estrofa es una promesa velada,
de que algún día, en algún rincón, a tu lado, danza,
y mis versos te encuentran.
La brisa los toma y los eleva,
como sueños que se niegan a quedar,
y en su vuelo, tu nombre se lleva,
como un canto eterno que no deja de sonar.
Así, en la soledad del callejón oscuro,
confío al viento mis más sinceros poemas,
en un destino sinuoso, incierto y puro,
esperando que lleguen a tus manos serenas.
Cada poema es un pedazo de mi ser,
una ofrenda de palabras, un acto de fe,
que en este viaje, puedan nacer,
en tu corazón, como flores en un vergel.
Y si alguna vez en la brisa escuchas,
un susurro dulce, un verso en el aire,
sabrás que mis poemas, en sus muchas luchas,
han encontrado en vos
 su destino, su lugar al fin en el cual pare.

lunes, 24 de junio de 2024

 Las cicatrices del pasado, aunque profundas,
no deben ser cadenas que nos aten al ayer,
debemos recordar que en la vida hay segundas,
y que el presente nos invita a renacer.
Es cierto, las heridas pueden persistir,
fantasmas que rondan en nuestras noches quietas,
pero debemos aprender a dejarlas ir,
y permitir que nuevas alegrías entren por nuestras puertas.
Olvidarlas no es negar su existencia,
si no darles su lugar en nuestro andar,
es reconocer su lección y su esencia,
pero elegir vivir, sin dejar de avanzar.
Cada día es un lienzo en blanco,
una oportunidad para soñar y crear,
dejemos que el pasado sea solo un banco,
donde reposan las memorias, sin más lastimar.
Vivir es un acto de coraje y esperanza,
es abrazar el presente con todo su esplendor,
permitir que en nuestra vida florezca la bonanza,
y que el amor y la risa sean nuestro motor.
Es en el hoy donde encontramos la magia,
donde cada instante se convierte en un tesoro,
vivir plenamente, sin nostalgias que nos plagian,
es encontrar en cada segundo un nuevo oro.
No dejemos que las sombras nos roben la luz,
ni que el dolor del ayer nuble nuestro día,
debemos seguir, con firmeza y sin retazos,
y hallar en el presente nuestra melodía.
Así que, olvidemos las cicatrices y vivamos,
con el corazón abierto a lo que viene,
dejemos que el tiempo cure lo que sangramos,
y que en el ahora, nuestra alma se serene.
Cada paso hacia delante es una victoria,
cada sonrisa, un triunfo sobre el pesar,
olvidar el pasado es escribir una nueva historia,
y en el presente, finalmente, encontrar la paz.

domingo, 23 de junio de 2024

 Navegando el Paraná, río de misterios y leyendas,
en sus aguas amarronadas y sus corrientes impetuosas,
se despliega un mundo de belleza y memorias,
donde la naturaleza y la historia se entrelazan poderosas.
El sol se refleja en la superficie brillante,
creando destellos dorados en la mañana temprana,
y el viento suave susurra historias de antaño,
mientras avanzo, explorando sus entrañas.
Las islas se alzan como verdes oasis,
refugios de vida en medio de la vastedad,
donde aves y criaturas encuentran su morada,
y me maravilla ante tanta diversidad.
Los sauces llorones se inclinan sobre el agua,
como guardianes antiguos de secretos milenarios,
y en cada recodo, en cada curva del río,
hay un nuevo paisaje, un espectáculo extraordinario.
Navegar el Paraná es adentrarse en un sueño,
donde el tiempo parece detener su curso,
es dejarse llevar por su ritmo sereno,
y encontrar en su cauce un poema en curso.
Las ciudades y pueblos a lo largo de sus orillas,
cuentan historias de hombres y mujeres valientes,
que encontraron en este río su vida, su sustento,
y dejaron en sus márgenes sus huellas persistentes.
El Paraná, con su poder y su gracia,
es un símbolo de vida, de movimiento constante,
un recordatorio de la fuerza de la naturaleza,
y de la belleza de un viaje siempre cambiante.
Al navegar sus aguas, uno se siente pequeño,
ante la inmensidad de su corriente interminable,
pero también parte de un todo grandioso,
una aventura sin fin, en este río admirable.
Así, sigo navegando el Paraná,
dejando que sus aguas me guíen con suavidad,
descubriendo en cada tramo, en cada instante,
la magia y el misterio de su infinita profundidad.


 Mujer valiente, que cargas con cicatrices,
marcas de una batalla que no elegiste pelear,
en tus ojos hay una historia de luchas y matices,
y en tu corazón, la fuerza para nunca dejar de soñar.
Sé que el dolor ha sido un compañero cruel,
que el miedo te envuelve en su oscuro abrazo,
pero en tu espíritu indomable, hay una luz fiel,
que brilla incluso en el más profundo ocaso.
Cada golpe recibido, cada palabra cruel,
no han logrado apagar tu esencia luminosa,
porque en vos reside la valentía del amanecer,
una fuerza interior, constante y poderosa.
Estás envuelta en defensas, protegiendo tu ser,
como un castillo erigido en medio de la tormenta,
pero dentro tuyo, hay un deseo de renacer,
de encontrar la paz, de soltar la carga lenta.
Permítete, mujer, creer en la esperanza,
en la posibilidad de un mañana más ligero,
donde el amor y la bondad tengan su danza,
y en tu vida reiné un sol más duradero.

Cada día es una nueva oportunidad,
para reconstruir, para sanar tus heridas,
no dejes que el pasado defina tu realidad,
tienes derecho a vivir una vida vivida.
Eres más fuerte de lo que imaginas,
cada cicatriz es un testamento de tu poder,
y aunque ahora te envuelvan sombras y neblinas,

el futuro te espera con mucho que ofrecer.
No estás sola en este arduo camino,
hay quienes te apoyan, quienes te entienden,
abre tu corazón a ese amor divino,
que en la empatía y la comprensión se extiende.
Mujer valiente, levanta tu mirada,
mira al horizonte con nueva esperanza,
cada paso que das es una victoria ganada,
y en tu ser florece una indomable confianza.
Así que, sigue adelante, con coraje y fe,
deja que el amor propio sea tu guía,
porque mereces más que solo sobrevivir,
mereces una vida plena, libre y sin agonía.
 Déjenme contarles sobre ella,
una mujer única, dulce y bella,
aunque solo la conozco de miradas furtivas,
en su presencia encuentro algo que cautiva.
Cada vez que la veo, el mundo se detiene,
hay una luz en sus ojos que todo lo contiene,
su sonrisa es un susurro de la primavera,
un rayo de sol que ilumina donde quiera.
No sabe que habita en mis pensamientos,
que su imagen es un refugio en mis momentos,
la veo en la distancia, con un aura de misterio,
como un poema vivo, un sueño etéreo.
Es como un jardín secreto en plena floración,
con una dulzura que inspira devoción,
su voz, aunque apenas la escuché, es melodía,
un canto suave que endulza el día.
No es solo su belleza lo que me hechiza,
es su esencia, su gracia, su risa,
hay algo en ella que va más allá de lo visible,
una profundidad que la hace irresistible.
Cuando pasa, el aire parece más liviano,
como si el mundo se tornara más humano,
es un encuentro de almas en silencio,
un sentimiento puro, un sincero aprecio.
Les cuento esto a ustedes, mis amigos leales,
porque necesito compartir estos detalles,
es un secreto que llevo en el corazón,
una admiración silenciosa, una tierna emoción.
Ella no sabe del efecto que tiene,
de cómo su presencia mi día embellece,
es un tesoro que guardo sin prisa,
una inspiración constante, una eterna sonrisa.
Así que amigos, ahora conocen mi secreto,
sobre esta mujer única, dulce y bella,
que sin saberlo, en mi vida tiene un asiento,
y en mis pensamientos, siempre deja su huella.



sábado, 22 de junio de 2024


 Ella rompió el molde, única y radiante,
con una chispa de magia que no se puede explicar,
y en ese instante, en esa primera mirada,
mi corazón supo que no había vuelta atrás.
Su esencia, tan pura y brillante,
era un imán que atrajo mi ser sin resistir,
cada gesto, cada palabra suya,
era una melodía que me invitaba a sentir.
No fue solo su belleza, aunque deslumbrante,
fue su alma, profunda y sincera,
su risa, su mirada, su manera de estar,
todo en ella era un poema de vida y quimera.
Desde el primer momento, supe que estaba perdido,
en el laberinto dulce de su presencia,
ella, que rompió el molde de lo ordinario,
se convirtió en mi razón, mi anhelo, mi esencia.
Cada día descubro nuevos destellos,
en su ser que nunca deja de sorprender,
y aunque el tiempo pase, mi amor por ella crece,
porque en su singularidad hallé mi eterno amanecer.
Así, enamorado desde esa primera vista,
celebro su existencia, su ser incomparable,
ella, la que rompió el molde con su gracia,
es mi musa, mi amor, mi todo, inigualable.

INDOMABLE

 Indomable, como el viento que no se puede contener,
surca los cielos con su propia melodía,
suspicaz, con una mirada que todo lo desvela,
penetrante, aguda, una llama encendida.
Terrible, en su fuerza y su valentía,
nada la detiene, ningún obstáculo la frena,
única, con una esencia que desafía las normas,
ella es un universo en sí misma, una estrella serena.
En su risa hay destellos de libertad salvaje,
en su voz, la fuerza de mil tormentas,
es un misterio que no se desentraña fácilmente,
un enigma que fascina, que atrae y atormenta.
Indomable, porque su espíritu es libre,
no se ata a convenciones ni a expectativas ajenas,
suspicaz, siempre alerta, siempre consciente,
es la guardiana de sus sueños y sus penas.
Terrible, en su pasión y su fuego interno,
quema con su presencia, ilumina con su ser,
única, porque no hay otra igual en este mundo,
es la amalgama perfecta de lo real y lo ideal.
Así es ella, un huracán y una calma,
una dualidad que desafía la comprensión,
en su ser, hallé mi admiración y mi paz,
porque en su indomabilidad, descubrí mi razón.

 En los silencios profundos de la noche,
cuando las estrellas son solo un eco distante,
la soledad se sienta a mi lado,
como una vieja amiga, inmutable y constante.
En sus brazos encuentro un refugio extraño,
donde los pensamientos fluyen sin barreras,
es un espacio de introspección y calma,
un espejo que refleja mis quimeras.
La soledad, con su manto de quietud,
me envuelve en una danza de sombras y luces,
es en su compañía donde me descubro,
donde cada rincón de mi alma desmenuzo letras.
En sus rincones encuentro mis musas,
mis anhelos, mis sueños no contados,
es un diálogo sin palabras, una conexión íntima,
con lo más profundo de mi ser, no alterado.
A veces, la soledad pesa como un yugo,
otras, es un alivio suave y necesario,
es la musa de mis pensamientos más claros,
y la sombra de mis días solitarios.
En su compañía aprendo a ser yo mismo,
sin máscaras, sin ruido, sin prisas,
es en su silencio donde hallo mi voz,
donde cada suspiro se convierte en brisa.
La soledad no es enemiga, ni castigo,
es una compañera que invita a la reflexión,
es en su abrazo que encuentro mi fuerza,
y la serenidad de mi corazón.
Así, en la soledad, me hallo y me pierdo,
navego sus mares de introspección profunda,
porque en su vastedad, en su quietud sincera,
descubro que también es parte de mi mundo.



 Amigo, en tiempos de voces alzadas y divisiones,
donde las diferencias se convierten en barreras,
nuestras ideologías nos separan como mares,
y el enojo hiere con palabras que son flechas certeras.
Eras mi compañero en risas y sueños,
un refugio en las tormentas de la vida,
pero ahora, en este abismo de opiniones,
nuestro vínculo se tensa y se desliga.
Las palabras duras son lanzadas como dardos,
insultos que rasgan lo que construimos juntos,
olvidamos que en la diversidad está la riqueza,
y en el respeto, la base de nuestros asuntos.
Amigo, te pido que recordemos los buenos días,
cuando nuestras diferencias eran puentes, no muros,
que el desacuerdo no sea una guerra sin sentido,
si no un diálogo que enriquezca, sin oscuros murmullos.
Cada uno de nosotros tiene su verdad y su camino,
pero el cariño y el respeto deben prevalecer,
no dejemos que el enojo destruya lo compartido,
ni que las ideologías apaguen el amanecer.
La amistad es más que un acuerdo de ideas,
es el apoyo, el amor, la comprensión sincera,
podemos debatir, discutir, incluso oponernos,
pero nunca olvidar que la amistad es primera.
Amigo, bajemos las armas de palabras hirientes,
reconozcamos que somos más que nuestras opiniones,
que en la empatía y el entendimiento hallamos la paz,
y en la amistad, la luz que disipa las tensiones.


 Escuchar es una forma de amar en silencio,
es abrir el corazón sin pronunciar palabras,
es el gesto humilde de dar sin esperar,
es ofrecer el alma, sin hacer alarde ni fanfarria.
En el arte de escuchar se encuentra la ternura,
es un abrazo invisible que calma y sostiene,
es estar presente en la risa y en la amargura,
es el eco del amor que en el silencio se mantiene.
Es captar cada susurro, cada suspiro perdido,
es leer entre líneas lo que el alma expresa,
es valorar la voz del otro como un latido,
es estar ahí, sin juicio, solo con pureza.
Escuchar es un acto de profundo respeto,
es abrir una ventana hacia el mundo ajeno,
es brindar un refugio, un seguro amuleto,
es decir te entiendo sin emitir un solo sonido.
Es sentir la vibración de cada emoción,
es acompañar en el viaje del pensamiento,
es estar al lado en la duda y en la afirmación,
es ser el soporte en todo momento.
Es un amor que no necesita ser proclamado,
que se nutre del silencio y la presencia fiel,
es un vínculo invisible, fuerte, inquebrantado,
que en cada escucha encuentra su razón de ser.
Así, escuchar es una forma de amar en silencio,
un acto sagrado de entrega y comprensión,
es la manera más pura de brindar un aliento,
es la esencia del amor en su más noble expresión.


miércoles, 19 de junio de 2024

 Ante la hipocresía y el fanatismo me rindo,
con un suspiro que lleva el peso del desencanto,
en un mundo de máscaras y gritos sin sentido,
me encuentro solo, buscando un resquicio de paz.
La hipocresía, con su rostro cambiante,
es un espejo roto que refleja mentiras,
promesas huecas, gestos vacíos y falsos,
que desdibujan la verdad y envenenan el alma.
El fanatismo, con su fuego ciego y furioso,
consume la razón, ahoga la voz del diálogo,
dividiendo corazones, sembrando odio y miedo,
en su sombra oscura, la esperanza languidece.
Me rindo, no por debilidad, sino por cansancio,
de luchar contra un muro de indiferencia y engaño,
de buscar claridad en un mar de confusión,
donde la sinceridad y la empatía parecen un sueño lejano.
Pero en esta rendición hay un eco de resistencia,
un anhelo persistente de un mundo diferente,
donde la verdad sea el norte y el respeto la guía,
donde la humanidad florezca, libre de cadenas y prejuicios.
Aunque me rinda hoy ante la hipocresía y el fanatismo,
mi espíritu busca todavía la luz en la oscuridad,
esperando que en algún rincón, en algún gesto sencillo,
la autenticidad y el amor prevalezcan y triunfen al final.
  En el Delta del Tigre, la libertad se despliega,
en cada rama que susurra su canción al viento,
en las aguas que serpentean, libres y serenas,
donde el alma encuentra refugio y aliento.
La libertad en el Delta es el aire puro,
que acaricia el rostro con su brisa suave,
es el canto de las aves en su vuelo seguro,
es la naturaleza viva, salvaje y colorida.
Es el reflejo del cielo en el agua tranquila,
donde los peces juegan en su danza sin fin,
es la tierra fértil, verde y fecunda,
que se extiende generosa hasta el confín.
Es el murmullo del río en su viaje constante,
sin fronteras, sin límites, solo fluir,
es la esencia de lo indomable y vibrante,
donde la vida late con fuerza al existir.
La libertad en el Delta es el abrazo del sol,
que despide la noche y recibe el día,
es la luna que se alza en su manto de cristal,
inspirando sueños de paz y alegría.
En todas sus dimensiones, el Delta es libertad,
es la conexión profunda con lo eterno y natural,
es la voz del universo en su más pura verdad,
un santuario donde la libertad es total.
 En las olas de la risa y el llanto,

cuando el sol brille o las sombras te envuelvan,

a tu lado estaré, firme y constante,

tu refugio en la tormenta, tu luz en la calma.

En los días de gloria y los de tempestad,

cuando los sueños florezcan o se desvanezcan,

puedes contar conmigo, sin dudar ni un instante,

estaré, en cada paso, en cada latido.

Si la tristeza te abraza con sus frías manos,

y la adversidad te susurra su oscuro canto,

seré tu fortaleza, tu escudo y tu espada,

en tu lucha estaré.

En la alegría compartida y en la soledad más honda,

en los días de verano y en las noches de invierno,

tu confidente, tu apoyo, en todo y en nada,

no temas ni un segundo,

en la risa, en la tristeza, en la adversidad,

aquí estoy, hasta el último aliento,

porque en esta vida, juntos somos eternidad,

solos, no es recomendable. 






martes, 18 de junio de 2024

 La profunda sensación de abrazarte,
mujer cálida e inteligente,
es como un refugio en el alma,
acariciar tu rostro, instante presente.
Tu piel es un poema, suave y sincero,
en el abrazo encuentro el universo entero,
tu calor es consuelo, tu abrazo es hogar,
en tus brazos, mujer, me dejo llevar.
Cierro los ojos y siento tu latido,
cada suspiro tuyo es compartido,
mi mano en tu rostro, delicado y sereno,


despierta caricias, un momento pleno.
En la noche, la luna nos mira correr,
testigo silente de nuestro querer,
su luz nos envuelve en un manto de plata,
en tu abrazo, todo el mundo se desata.
Tus ojos reflejan estrellas y sueños,
en tu mirada, el cielo se torna pequeño,
la luna sonríe desde su trono celeste,
mientras en abrazos, mi corazón crece.
La noche es testigo de nuestro encuentro,
un abrazo profundo, el tiempo es lento,
acaricio tu rostro, cada línea y curva,
en este momento, me siento libre.
Eres mujer cálida, de inteligencia clara,
tu presencia es un faro, en la noche más rara,
abrazarte es sentir la vida en plenitud,
una conexión sincera, pura virtud.
La luna nos observa, serena y brillante,
mientras te abrazo, instante tras, instante,
en tu calor hallo paz, en tu ser, comprensión,
eres un sueño vivo, una dulce canción.
Así, bajo el cielo estrellado y la luna radiante,
en tu abrazo encuentro un mundo constante,
acariciar tu rostro, ver la luna correr,
es la dicha perfecta de la mejor noche.

lunes, 17 de junio de 2024

 


Una tarde de caminata, a orillas del río,
con vos a mi lado, el sol en su estío.
Conversando la vida, compartiendo el momento,
cada paso, un susurro, cada palabra, un aliento.
El sol acaricia nuestra piel dorada,
mientras el río murmura sus historias calladas.
En su corriente, el reflejo de nuestros sueños,
y en su orilla, dejamos huellas, recuerdos pequeños.
Tus ojos brillan con la luz del día,
y en tu sonrisa encuentro pura alegría.
Hablamos de la vida, de sus giros y vueltas,
de los caminos tomados, de puertas abiertas.
El viento juega con tu cabello, danza en el aire,
y en cada risa compartida, el mundo es un pañuelo.
El río nos acompaña con su suave murmullo,
testigo silente de nuestro vínculo en arrullo.
El sol en su cenit, testigo de nuestro andar,
calienta nuestra piel y enciende el lugar.
La tarde se tiñe de colores dorados,
mientras nuestras almas comienzan a atarse.
Cada palabra tuya, un verso sin fin,
cada mirada, un refugio donde quiero estar.
Nos contamos la vida, con sus luces y sombras,

y en cada historia, una conexión que nos asombra.
La naturaleza a nuestro alrededor en armonía,
el canto de los pájaros, la brisa en sintonía.
Caminamos despacio, sin prisa, sin destino,
solo disfrutando del presente divino.
El río refleja la luz del sol,
como reflejo de nuestros corazones en control.
En esta tarde perfecta, no hay necesidad de más,
solo vos y yo, el río y el compás.
Nos reímos, soñamos, en silencio también,
disfrutamos del instante, del presente bien.
El sol comienza a descender, dorado y suave,
pero nuestra caminata, en la memoria, se graba.
Una tarde de caminata, a orillas del río,
con vos, el sol, y el cielo de estío.
Conversándonos la vida, en su pureza y belleza,
dejando que el amor fluya, en su sencilla grandeza.

domingo, 16 de junio de 2024

 Cuando cruzo de vereda, sentí un ángel sobrevolar,

la avenida bañada en luces, en un suspiro de azar,
en la tristeza de sus ojos, un profundo mirar,
encontré la sonrisa de la vida, un consuelo sin par.
Sus alas etéreas, en la brisa danzaban,
como un susurro de esperanza que mis pasos guiaban,
cada palabra, un destello, un reflejo de bondad,
y en su mirada triste, hallé la más pura verdad.
El bullicio de la ciudad quedó atrás, difuso,
mientras el ángel se acercaba, en un vuelo obtuso,
sus ojos tristes contaban su historia,
pero en su tristeza, descubrí mucho amor.
El ángel, con su halo de luz delicada,
me envolvió su aura dorada,
en la melancolía de su mirada,
encontré la sonrisa que da sentido a la vida.
Sus lágrimas son perlas de sabiduría,
cada una un testimonio de lucha y valentía,
y en la profundidad de su dolor sereno,
vi reflejada la alegría, un sentimiento pleno.
La tristeza de sus ojos no era desesperanza,
si no un eco de la vida, una danza,
de altos y bajos, de risas y llantos,
de momentos efímeros, de sueños y encantos.
Al cruzar la calle, en ese encuentro casual,
el ángel me mostró que en lo más abismal,
se encuentra la sonrisa, la chispa escondida,
que en la tristeza también habita la vida.
Así, supe que en los ojos de un ángel dolido,
se puede hallar la belleza, lo no percibido,
una sonrisa de vida en la tristeza profunda,
un recordatorio eterno de la esperanza 
que siempre  existe y nunca se pierde.

viernes, 14 de junio de 2024

     
Recorrer un Buenos Aires con vos
es sentir el placer de la vida a flor de piel,
las calles nos saludan, con sus luces y su voz,
y el río nos sonríe, a nuestro paso.
En la brisa nocturna, la ciudad cobra vida,
cada esquina un misterio, cada paso una rima,
las avenidas vibran con el latir de la gente,
y en tu compañía, todo es más presente.
Las farolas iluminan nuestro camino,
en este Buenos Aires de encanto divino,
los cafés y bares murmuran historias,
mientras caminamos, creando nuestras memorias.
La avenida se alza, testigo silente,
de nuestros pasos juntos,
cada plaza, cada parque, un escenario abierto,
donde tu risa se hace eco de un concierto.
La Luna nos observa desde su trono de plata,
mientras recorremos la ciudad,
tus ojos reflejan la magia de la noche,
y en tu mano, la mía temblorosa encuentra sentido.
Los puentes del río, con su suave murmullo,
nos cuentan secretos de un amor sin orgullo,
el agua refleja nuestros sueños y deseos,
en este paseo nocturno, donde todo es un creo.
Un rock resuena en la lejanía,
sus notas apasionadas envuelven la melodía,
de nuestro andar juntos, en un Buenos Aires brillante,
donde cada momento es un instante radiante.
Así, recorriendo la noche,
la ciudad se transforma en un íntimo dos,
Buenos Aires nos acoge, con su magia y su piel,
y el placer de la vida se siente a flor de piel.
Las calles nos saludan, con cariño y alegría,
y el río nos sonríe, en esta travesía,
recorrer Buenos Aires contigo es un sueño vivo,
donde cada paso junto a vos.

Entre Vos y Yo. +

El brillo de tus ojos, el color de tu cabello y la sensualidad que despliegas en cada palabra de enojo, solo está en vos, en las canas que e...