jueves, 23 de agosto de 2018

SIN COMPROBANTE.

El agua para el mate estaba en su punto justo, ni un grado más ni uno menos, la esquina dormía y de lejos se escuchaba pasar de vez en cuando algún auto en la fría madrugada. La telefonista apoyo el cigarrillo sobre el marco de la puerta, por unos minutos largo el implante de su mano (el teléfono móvil) para salir a fumar sobre la vereda.

Ya vengo. Seguía tamizando la yerba para sacarle todo el polvillo, apúrate le dije, el agua ya está, llenó el mate le coloco un poco de azúcar y comenzamos a conversar y matear adentro, afuera estaba demasiado fresco.

Es casi la lógica diaria, después de esperar un largo rato, no hacemos más que preparar el mate y suena el teléfono.

Buenas noches, agencia, si si , si esta, pero no le toca salir a él, bueno consulto, piden por vos me dijo, van al centro, anda me dijo el flaco, ya sale contesto la telefonista, donde lo esperan porque calle, a bueno, si del chino, ahí va, por quien pregunta.

En la puerta del chino hay un señor con una valija, te espera, decile quien sós, ella ya le avisa.
Tomé un mate y salí para allá, apenas cinco cuadras, en la esquina estaba el señor, bastante rellenito con un hermoso poncho y una linda valija parado casi sobre la calle.

Buenas noches, buenas usted es, si le dije, abrí el baúl del auto él se sentó en el asiento trasero al costado mío y comenzó a conversar, vamos al hotel de la señora, supuse de quien hablaba, le dije vamos al sur, no amigo, enfrente del obelisco, no sabía le comenté, voy por Gral. Paz y luego Lugones, noooo, vaya por Libertador y paseando, despacio, a esta hora se puede pasear, no hay nadie en la calle comenté.

El señor tenía un tono de voz provinciano, comenzó a contarme que era de una provincia, que viajaba solo a dejarle esa valija a la señora, hacia un par de horas había cobrado ese dinero y por la mañana debería dejar a la esposa del ministro en casa de gobierno, en el despacho al lado de presidencia, ella lo cuenta y si todo está bien, comienzo la obra y siguió hablando como con bronca, los milicos pedían el tres por ciento, yo comencé con ellos, desde , 1983 al 2003 el arreglo era local, con unos mangos al intendente o al gobernador estaba todo solucionado, pero llegaron estos, comenzaron pidiendo el diez y ahora el veinte o el veinte cinco sino no trabajamos más.

Inocentemente le dije, pero así pierde plata si le deja eso a ellos, no amigo, yo gano la mía y muy bien arriba de mi presupuesto ellos me dicen cuanto más debo poner y eso se cobra primero y es para ellos. Seguimos por Libertador como paseando él observaba a todos los costados solo pedía no pasara muy cerca de las motos.

Entre por Cerrito y fui hasta Alsina, cruce la Nueve de Julio y volví hasta la puerta del hotel, al llegar me dijo que entrara a la dársena, aquí no puedo estacionar mucho tiempo le comente, me dijo tranquilo, en todo este gran hotel somos ocho pasajeros, ocho nada más, amigo aquí paro solo cuando traigo la valija este hotel se lo compraron a , me dio un nombre que no recuerdo, está vacío la mejor manera de lavar dinero si se fija en los libros siempre está lleno, llame le dirán que no hay habitación disponible.
Antes de bajar a retirar la valija me pregunto que me debía, son doscientos cincuenta pesos señor, saco del bolsillo y me dio quinientos, tómese un café con el resto, bajamos abrí el baúl y dijo espere, abrió la valija, estaba llena de fajos de dinero, completa con la faja del banco.

Todos billetes de moneda nacional, mañana cuando lleguen me cagan a pedos ellos solo quieren dólares, pero llegue tarde y no conseguí cambiarlos, anteriormente cuando le pregunte adentro del auto si conocía a la jefa como decía el señor o la esposa del loco, abrió un porta documentos y me mostró de lejos las tarjetas de todos lo único que divise fue el escudo argentino en cada una como grabado en relieve como debe usarse o imprimirse.

Sobre la dársena hablamos un buen rato, le pregunte más de una vez el nombre por si viajaba para allá nunca me lo dijo, solo repitió más de una vez que era el empresario de todas las obras
viales de la provincia y ahora estaba intentando les den la de gas, pero eso tenía otro precio, me saludo muy cordialmente con su mano seguía envuelto en su poncho marrón de gran tamaño y me fui.

Gire cuando pude a la izquierda y tome la Nueve de Julio camino a la autopista, para volver al barrio a contar lo sucedido, pensando una vez más lo que me comentaron en el sur de cuando eran el matrimonio de las coimas en la intendencia de una ciudad, luego la gobernación y ahora a la nación, siempre lo supe siempre lo sospeche por eso nunca los quise y así de mal me fue ,pero esa noche me lo contaron en directo y por primera vez había visto tanto dinero junto pero como decía el empresario norteño esto para ellos es propina.

Entre Vos y Yo. +

El brillo de tus ojos, el color de tu cabello y la sensualidad que despliegas en cada palabra de enojo, solo está en vos, en las canas que e...