martes, 30 de abril de 2024

 En la penumbra del departamento, 
en un sillón de nostalgias
su figura se desliza con gracia y misterio,
envuelta en la seducción, en un juego de misterio.
Cada sorbo de vino acaricia sus labios carmesí,
cada trago es un susurro de placer que ella eligió,
su mirada es un desafío, un llamado a la pasión,
mientras la tarde curiosa observa desde el balcón.
El silencio se cuela por las ventanas,
el aroma del deseo impregna el aire con su encanto,
ella se sumerge en la espera, en la danza de la ilusión,
anhelando el encuentro con su amante, su perdición.
Cada rincón guarda secretos y promesas,
ella se entrega al éxtasis de la espera,
Y así, en la soledad, entre sombras y destellos,
ella se sumerge en un mar de sensaciones y anhelos,
por qué el mundo se detendrá en un instante de eterno vuelo.
En las costas doradas del litoral,
baila la brisa entre tus cabellos de trigo.
Eres la musa de la costa, radiante y serena,
con la esencia del río en tu mirada morena.
Tus ojos reflejan el azul del horizonte,
tu corazón late al compás del silencio del monte.
Eres la sirena que encanta a la luna,
con tu voz suave y tu sonrisa verdadera.
Bajo el sol ardiente del litoral,
brillas como estrella en el cielo cristalino.
Eres la esencia misma de la tierra y el río,
una mujer del litoral, eterna en su caminar.
En cada atardecer, en cada ola que besa la costa,
tu presencia se hace sentir, dulce y serena.
Mujer del río, en tus brazos se encuentra 
la paz del día y en tus ojos el amor escondido.
 

lunes, 29 de abril de 2024

 En la magia de la madrugada,
te deslizas desde mis sueños hacia mi realidad,
tus curvas se dibujan en la penumbra,
provocando un fuego que arde sin piedad.
Tu piel desnuda brilla a la luz de la luna,
mientras te acercas con pasión y ternura,
mis manos ansiosas recorren tu figura,
desatando gemidos en esta noche tan pura.
Entre suspiros y susurros, nos entregamos al deseo,
nuestros cuerpos se funden en un baile sin freno,
cada caricia enciende la llama del placer,
cada beso es un grito de pasión que no puedo contener.
Tus labios recorren mi piel con ansias voraces,
despertando sensaciones que nunca
había sentido,
y en un éxtasis compartido, nos perdemos en el abrazo,
hasta que el amanecer nos sorprende con su luz.
Y así, entre suspiros y gemidos de placer,
nos entregamos al deleite de nuestros sentidos,
saboreando cada momento de esta noche eterna,
donde el deseo y la pasión nos hacen uno sin medida.
Noche de un lunes en Buenos Aires,
la lluvia cae con suavidad sobre la ciudad,
las calles se llenan de un murmullo sereno,
mientras las luces solitarias bailan en la oscuridad.
Los transeúntes apresuran el paso bajo los paraguas,
las gotas de lluvia pintan un cuadro en el pavimento,
el aroma a tierra mojada se mezcla con el aire,
creando una atmósfera mágica, un momento de alivio y aliento.
En los cafés, las mesas cobijan charlas íntimas,
el sonido de las risas se mezcla con el repiqueteo de la lluvia,
el calor de una taza de café reconforta el alma,
mientras el tiempo parece detenerse en esta noche de melancolía y dulzura.
En los balcones, las plantas reciben con gratitud
el regalo de la lluvia que las nutre y las rejuvenece,
y en los corazones de los porteños,
la lluvia despierta la nostalgia y la añoranza de días pasados.
Pero en medio de la lluvia y la melancolía,
Buenos Aires sigue latiendo con fuerza y pasión,
porque en cada gota de lluvia, en cada rincón de la ciudad,
late el corazón vibrante de una ciudad
que nunca deja de soñar.






 En la penumbra del muelle, bajo el cielo estrellado,
nuestros cuerpos se encuentran en un baile de pasión,
tus labios encuentran los míos en un beso robado,
mientras la brisa marina acaricia nuestra piel con devoción.
Desnudos ante la noche, nos entregamos al deseo,
cada caricia es un susurro que enciende la llama,
exploramos cada rincón con ansias de fuego,
y en la fusión de nuestros cuerpos, el universo reclama.
El sonido del río acompaña nuestro vaivén,
susurros de placer se mezclan con el murmullo del agua,
nuestros gemidos se funden en un himno de éxtasis sin freno,
y en ese momento, somos uno con la noche, una sola fragua.
Enredados en la pasión, nos perdemos en el éxtasis,
cada roce, cada suspiro, nos lleva más allá del placer,
hasta que juntos alcanzamos el punto de no retorno, sin aviso,
y en un estallido de éxtasis, nos sumergimos en el abismo del querer.
Así, en la costa del río, entre susurros y gemidos,
nos entregamos al deleite de nuestros sentidos,
descubriendo en el encuentro carnal, el más puro sentido,
del amor desbordante, en nuestros cuerpos fundidos.



En el vasto horizonte del mar argentino,
baila una mujer bajo el sol radiante,
sus ojos reflejan el azul infinito del cielo.
Ella camina por la playa con gracia felina,
sus pasos imprimen huellas en la arena dorada,
su piel acaricia la brisa marina con suavidad,
su risa es el eco de las gaviotas en vuelo.
Su belleza rivaliza con la majestuosidad del mar,
sus curvas son suaves como las dunas de la costa,
sus labios saben a sal y a libertad sin límites,
su presencia ilumina la playa como un faro en la noche.
En su mirada se esconde el misterio del océano,
sus sueños navegan en las olas del destino,
su corazón late al compás de las mareas,
su alma se funde con la eternidad del mar argentino.
Oh, mujer bella del mar argentino,
eres la sirena que encanta a los marineros,
tu espíritu libre despierta la pasión de las olas,
tu belleza es un tesoro que el mar guarda celoso.
Que tu luz brille siempre en la inmensidad del mar,
que tu alma navegue con viento en popa hacia el horizonte,
que encuentres en las profundidades del océano,
la felicidad y la paz que siempre has buscado.
su cabello ondea al viento como las olas,

sábado, 27 de abril de 2024


Donde los sentidos se agudizan
el deseo se despierta, 
tu tacto se convierte en un llamado 
irresistible que me incita a explorar
territorios desconocidos. 
Cada caricia es un puente 
que trasciende las barreras del cuerpo, 
invitándome a cruzar fronteras 
hacia un mundo de sensaciones 
y placeres desconocidos.
La huella de tus ojos deja 
una marca indeleble en mi alma, 
trazando un camino 
hacia el tesoro más preciado: 
nuestra conexión única y personal. 
Eres la belleza que domina 
la oscuridad de la noche,
irradiando una luz propia que ilumina
mi camino y me guía hacia la plenitud 
del momento presente.
Tu voz, melodiosa y seductora, 
es el eco de los himnos del placer, 
resonando en el silencio de la noche 
y envolviéndome en un aura de pasión y éxtasis. 
A tus pies descalzos me entrego sin reservas, 
rendido ante tu encanto y entregado 
al vértigo del deseo en cada encuentro.

viernes, 26 de abril de 2024

 En el suave vaivén, bajo el manto de estrellas 
que observan curiosas, nos encontramos

en el umbral de un deseo compartido.
Cuyas fronteras son difusas y cambiantes,
como las sombras que danzan al compás del viento.
Tu piel, un lienzo sedoso que invita al tacto,
cada caricia es un susurro de placer
que despierta sentidos dormidos,
y en la oscuridad, nuestros cuerpos se entrelazan
como en una danza ancestral, un ritual de entrega.
Tus ojos, dos faros que guían mi camino,
reflejan la luz de la luna en su fulgor,
y en su profundidad encuentro un abismo de pasión
que me sumerge en un éxtasis sin fin.
Tu voz, un eco melodioso que acaricia mis oídos,
cada palabra es un susurro al oído
que despierta anhelos ocultos,
y en su cadencia encuentro la música del deseo
que me embriaga hasta los confines del alma.
En esta noche eterna, nos perdemos en el laberinto
de nuestras propias fantasías y deseos,
explorando territorios desconocidos
donde el placer y la lujuria se funden en un solo suspiro.
Y así, entre suspiros y gemidos,
nuestros cuerpos se convierten en uno solo,
enredados en la pasión y el deseo,
explorando los límites del placer sin límites,
hasta que el alba nos sorprenda
y nos encuentre, rendidos ante la dulce pasión del amor.

En la calma de la noche, me envuelve tu recuerdo,
como las aguas serenas de un río en su fluir constante.
Tu risa, suave murmullo que acaricia mis sentidos,
me sumerge en la marea de tus encantos.
Tu voz, melodía seductora que susurra al viento,
enciende la pasión en las profundidades de mi ser.
Es un río de palabras, que fluyen como corrientes,
arrastrando mis deseos hacia tu orilla.
Y en tus ojos encuentro el reflejo del universo,
profundos como el cauce donde se ocultan secretos.
Son aguas cristalinas que invitan a naufragar,
en la corriente de tu mirada, quiero ahogarme sin temor.
Tu sonrisa, destello de luna sobre las aguas,
me sumerge en un remolino de placer y ansiedad.
Es el eco de un río que susurra promesas al amanecer,
una invitación irresistible a perderme en su caudal.
Y tus labios, suaves como pétalos de loto,
son la brisa que acaricia mi piel con fervor.
Anhelo perderme en su dulce torrente,
y dejarme llevar por la corriente de tu pasión.
Así, en esta noche en vela, te escribo con fervor,
rendido ante la belleza que emanas como un río.
Sueño con navegar por tus aguas, explorar tus misterios,
y encontrar en tu abrazo el éxtasis de un amor eterno.


Entre Vos y Yo. +

El brillo de tus ojos, el color de tu cabello y la sensualidad que despliegas en cada palabra de enojo, solo está en vos, en las canas que e...