las olas desdibujan sonrisas,
y con ellas partes al mar,
tras imborrables recuerdos,
anécdotas y tantas cosas
imposibles de recuperar, Flaco.

otras historias habrás de contar
en las nubes, que en el horizonte,
me guiñan un acorde más
de la música que, de tus labios,
en estrofas de tantas canciones
acunaron la historia del bar.
Hoy, en la mesa de siempre,
y solo, con el mismo café
de aquella madrugada te escribo:
Mientras amarillas hojas
me cantan lágrimas
de dulce papel.