Tus cabellos,
se posaron en mi almohada
una madrugada de desvelo.
Tu perfume comenzó a acompañarme,
día tras día, y en letras
fui descubriendo la belleza
hecha mujer en la fuerza de tus ojos,
el tesón de tus palabras
y la paciencia que día tras día,
llena tu vida de lucha entre lágrimas
que dibujan tus días a escondida,
se posaron en mi almohada
una madrugada de desvelo.
Tu perfume comenzó a acompañarme,
día tras día, y en letras
fui descubriendo la belleza
hecha mujer en la fuerza de tus ojos,
el tesón de tus palabras
y la paciencia que día tras día,
llena tu vida de lucha entre lágrimas
que dibujan tus días a escondida,
mujer de las noches desveladas.
Los sueños sinuosos me llevan
una y otra noche siempre a vos,
y allá, donde termine el camino
que no sé cómo sigue,
te encontraré entre jazmines
derrotando obstáculos, para
abrazarte cómo el deseo
más profundo de vida,
entre mis labios.