Escucho tu voz, y en ella
recuerdo las historias, que
telefónicamente me contabas.
la voz sentado al sol
sobre el espléndido deck
que volaba hacia la ciudad
mientras sonreía, o el juez,
que te consultaba que hacer
ante la difícil situación de una sentencia,
Tu voz, tu imagen,
tus largos minutos de conversación
estan presentes, al lado del reloj,
donde cada media hora, suena
y entre campanadas,
aparece tu nombre, una y otra vez,
una y otra vez , hasta quebrase
partirse sin caer, desdibujando
tu rostro en la humedad del verano
que tristemente se va entre la tormenta.
Imagen: Alicia Guelache.