Adora el mar, la brisa
que trae recuerdos, sentarse
en la reposera con los pies jugueteando
la sublime llegada pausada de las olas.
y se deja llevar por la aventura
que escucha en la rompiente,
o los dibujos que forman las alocadas
nubes blancas en el horizonte.
Ella se deja llevar
por el mar y mis brazos
que entre ellos descansa desnuda
cada noche, cada siesta,
donde juntos recorremos
en silencio la vida compartida.