KILÓMETROS Y OLVIDO. +

 Y allí estaba, contemplándola bajo la luz 
que iluminaba tenuemente su rostro perfecto, 
el carmín de sus labios tan bien delineados 
que me hablaba de cuanto le gustaba seducir. 
Hasta parecía sonreírme cada tanto,
como si leyera mis pensamientos 
en los que imaginaba besarla.
Su cuerpo parecía de seda, 
mi mano así lo comprobaba al acariciarla. 

Hasta que me detuve por unos minutos

para tan solo observarla, dormía o soñaba?,
recuerdo la última vez, el mes anterior, 
cuando no aceptó mi invitación, 

tres días de ruta en un largo camino sinuoso,

su foto acompañándome en el trayecto

sus labios susurrando el silencio de la noche

y fronteras de besos y promesas

rompiendo la noche en estrellas

que nunca olvidaré, como su largo cabello

que traje enredado en mis dedos

hasta llegar a escribirle antes de olvidarla.