Nació pulpería entre calles de tierra,
antes que el tiempo vistiera de traje
a la ciudad que aún soñaba
con barcos, inmigrantes y coraje.
Vendió ultramarinos, curó la sed
de viajeros, poetas y buscavidas.
Fue guarida de prostíbulos y almacenes,
y testigo mudo de mil heridas.
Vio pasar la fiebre amarilla,
y un femicidio que heló el aliento.
En sus muros quedó el eco
de un grito roto por el viento.
El cine argentino le hizo altar,
la cámara supo lo que el alma ya sabía,
que en sus mesas vive la historia,
y en su madera, la melodía.
San Telmo le debe su sombra,
su rincón más porteño y sagrado.
Más de ciento cincuenta años
lo mantienen desafiante, parado.
Bajo el arco elevado de su barra,
los mosaicos susurran lo que fue.
La registradora antigua calla secretos
de un siglo que no se fue.
Chapas enlozadas, publicidades de ayer,
una colección de tiempo detenido.
Parece un café, pero es altar
de lo perdido y lo vivido.
Hoy es símbolo, emblema, refugio,
memoria con aroma a pocillo.
El Federal no es solo un bar
es Buenos Aires, en un zaguán sencillo
de una ciudad que fue creciendo sin memoria,
y yo trato de rescatarla en letras desordenadas.
antes que el tiempo vistiera de traje
a la ciudad que aún soñaba
con barcos, inmigrantes y coraje.
Vendió ultramarinos, curó la sed
de viajeros, poetas y buscavidas.
Fue guarida de prostíbulos y almacenes,
y testigo mudo de mil heridas.
Vio pasar la fiebre amarilla,
y un femicidio que heló el aliento.
En sus muros quedó el eco
de un grito roto por el viento.
El cine argentino le hizo altar,
la cámara supo lo que el alma ya sabía,
que en sus mesas vive la historia,
y en su madera, la melodía.
San Telmo le debe su sombra,
su rincón más porteño y sagrado.
Más de ciento cincuenta años
lo mantienen desafiante, parado.
Bajo el arco elevado de su barra,
los mosaicos susurran lo que fue.
La registradora antigua calla secretos
de un siglo que no se fue.
Chapas enlozadas, publicidades de ayer,
una colección de tiempo detenido.
Parece un café, pero es altar
de lo perdido y lo vivido.
Hoy es símbolo, emblema, refugio,
memoria con aroma a pocillo.
El Federal no es solo un bar
es Buenos Aires, en un zaguán sencillo
de una ciudad que fue creciendo sin memoria,
y yo trato de rescatarla en letras desordenadas.

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