en la dulce mañana de enero,
los gorriones sobrevuelan

del cuarto hacia la calle,
tu cuerpo habla en las sombra
sobre la pared y de lejos
grito tu nombre al despertar
cada día desde aquella noche
donde por primera vez,
tu cuerpo apoyado sobre
algunas frágiles almohadas,
intento fundirse con el mio
entre los besos mas lindos
que mis labios conocieron
a la luz del único velador
de la noche entre vos y yo.
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