Debajo de aquella
larga y hermosa remera,
color vino tinto con hielo
desnuda estabas vos,
te abrace, nos abrazamos
y desde aquel momento
todo cambio para ambos,
tu respiración comenzó
una lenta aceleración,
mis dedos se enredaron
en tus cabellos y la luna
comenzó a detener su recorrido
cómo espiando lo sucedido.
Nuestras manos nunca se soltaron,
el silencio se hizo música
y a lo lejos los recuerdos
bailaron sin compromiso,
la remera vino tinto con hielo
arrugada quedó en algún rincón
y juntos vimos amanecer
abrazados tras la cortina
de un sueño que recién
comenzaba a parpadear
los ojos para hacerlo
quizás posible.
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