Me escapé a la luz de la luna
y fugazmente las estrellas
se alinearon como pocillos
de café, en la barra de un bar
semi abandonado por desidia.
Los semáforos me dieron luz verde
y aquella noche, los misterios
se fueron revelando como las aguas
de río, que transite lentamente aquella noche.
El sinuoso camino se despejó,
con algunos besos perdidos en la memoria,
que nos mandamos virtualmente
y nunca se hicieron realidad
por la ancha vereda sobre la baranda de contención.

De ahi en más todo se transformó
y a la luz del sol, los sueños
se hicieron humo, entre miles
de palabras nos encontramos
a contarnos la vida sin retorno,
la luna volvió, el viento se llevó
algunos viejos fantasma y la vieja
y trillada historia sin retorno,
se hizo realidad sobre la margen izquierda
del río, donde cientos de remeros fantasmas
sonrieron saludando la aventura
que comenzó con temor y
día tras día se esfumó como fiesta sin luna
al paso de letras unidas, intentando
en la fragilidad de los minutos
recrear la vida sin temores,
al ritmo de viejas melodías en vinilo,
sabiendo ya, que detrás de una muralla,
existe, aunque quisas pocos sepan mi secreto.