Entre trigales y cielos abiertos,
la casa respira en su lento latir,
donde el sol se demora en los huertos
y el viento susurra al venir.
Las mañanas despiertan con mate y rocío,
las tardes se estiran en sombra y en paz,
en la leña que crepita, en el río,
en la risa que no se va.
Una vez por semana, la ciudad nos reclama,
nos envuelve su ritmo fugaz,
pero vuelve la calma en la huella gastada,
cuando el campo nos vuelve a abrazar.
Y así pasa el tiempo, sencillo y eterno,
con la luna velando el umbral,
somos dos y la casa, el amor y el invierno,
y un domingo en la ruta rural.
la casa respira en su lento latir,
donde el sol se demora en los huertos
y el viento susurra al venir.
Las mañanas despiertan con mate y rocío,
las tardes se estiran en sombra y en paz,
en la leña que crepita, en el río,
en la risa que no se va.
Una vez por semana, la ciudad nos reclama,
nos envuelve su ritmo fugaz,
pero vuelve la calma en la huella gastada,
cuando el campo nos vuelve a abrazar.
Y así pasa el tiempo, sencillo y eterno,
con la luna velando el umbral,
somos dos y la casa, el amor y el invierno,
y un domingo en la ruta rural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
"Gracias por comentar mis letras....espero tu próxima visita....."