sábado, 30 de noviembre de 2024

SUMAR,

 Me interesa el amor que suma,
el que escucha sin prisa,
que abraza con fuerza
y deja la calma en el alma.
El que conversa,
el que aconseja sin imponer,
el que acompaña
sin necesitar palabras,
el que comunica
hasta en el abrazo.
Todo lo demás,
solo fueron vuelos rasos,
aventuras sin raíces,
sombras pasajeras
de un tiempo que no dejó huella.
Pero con vos todo es distinto.
Me interesan esas cosas,
tan simples que no puedo describirlas.
Están en vos en la forma en que me miras,
en la luz que desprendes,
en el mundo que creas
con solo estar cerca.
No necesito más,
porque con tu presencia
se detiene el tiempo,
se ordenan los días,
y el amor que creíamos inalcanzable
se hace tan real, tan perfecto,
que basta con mirarte
para saber que lo he encontrado.

Extrañar.

 Extraño tu sonrisa,
que hace que el día brille
aunque el sol se esconda.
Extraño el calor de tus brazos,
ese lugar donde el mundo
parece más pequeño,
más simple, más nuestro.
La distancia se hace interminable,
un camino sin final,
un abismo que grita
la ausencia de tus pasos.
Y, aun así, hay algo en el aire,
un eco de tu risa, un susurro de tu voz,
que convierte este clima loco y pegajoso
en algo parecido a la primavera.
Porque todo huele a flores
si pienso en vos, todo canta a vida
si imagino tus manos, todo se detiene
cuando te encuentro en mi mente,
aunque estés lejos, aunque no pueda alcanzarte.
La distancia es cruel, pero también sabía,
porque me enseña a valorar
cada minuto contigo, cada mirada,
cada abrazo que espero.
Vos sos mi primavera,
mi renacer en medio del caos.
Y aunque las estaciones cambien,
y los días sean grises,
tu amor florece siempre,
llenando el vacío
con la promesa de volver a verte.
ese refugio cálido

Lluvia Pasajera.

 La lluvia pasajera,
un respiro del clima,
el descanso del sol,
minutos que mojan las esperanzas
y hacen brotar raíces
donde antes solo había vacío.
Pero también trae su peso,
un pecho aplastado
por palabras que no llegan,
por soluciones que no existen,
por el desahogo que se escapa
entre gotas que resbalan
sin detenerse.
Todo pasa en minutos,
y en esos mismos minutos
todo se rompe.
Como el viejo jarrón
que, por un trueno solitario,
cae al piso en mil pedazos,
gritando su fragilidad.
Luego, la luna sale,
atrevidamente majestuosa
y el cielo se estrella
como minutos antes
más azul, más brillante,
más limpio.
Buenos Aires respira,
enloquece entre bares y heladerías,
mientras un tango triste y llorón
acompaña a los que todavía
tienen heridas abiertas
o amores ausentes.
La madrugada,
con su mezcla de risas y lágrimas,
es un escenario donde el amor
y la nostalgia bailan juntos,
como viejos amantes
que no saben despedirse.
Y ahí, en medio del caos y la calma,
la lluvia ya es solo un recuerdo,
un murmullo del cielo
que dejó su huella
en la ciudad y en el alma,
recordándonos
que incluso en la tristeza
hay belleza.



Estacionada.


 El sabor inconfundible de una horma de queso,
bien estacionada,
reposando en estantes de madera dura,
donde el tiempo esculpe su carácter.
Fuerte, inquebrantable,
allí permanece,
como ella,
que se estacionó en los días,
sin pensar,sin saber,
sin imaginar.
Un día, como el filo que corta el queso,
la vida llegó, desnudándola de certezas,
y reveló en su interior
todas las virtudes escondidas,
toda la fuerza acumulada.
Su sabor era único,
como el aroma de algo que ha sabido esperar,
enfrentar el tiempo y salir adelante.
Así es ella,
la mujer que no teme volar.
Vuela alto, rozando el cielo,
y aterriza con la precisión de quien sabe,
quién es, dónde está,
y hacia dónde va.
Ella es un arte en sí misma,
como el queso que guarda historias
en su aroma y textura.
Inconfundible, irremplazable,
la mujer que transforma lo cotidiano
en poesía, y lo simple
en esencia pura.
Es única, y su vuelo,
como su esencia,
no conoce límites.

La Vi.

 La miró, pero no la vio.
El mundo a su alrededor era un tapiz de vanidades,
un ruido constante que ahogaba la esencia.
Pero ella habló, y entonces la vio.
Llegó con el alma desnuda,
y la brutal inteligencia de quien no teme ser,
desnudando las palabras, hilando ideas,
clavándole un vistazo como quien rompe un cristal.
El río, testigo silencioso, se llenó de colores,
miles de reflejos danzando en sus aguas,
y el sendero, antes retorcido, se alisó.
De pronto, todo fue claro,
no importaba el destino,
solo el viaje.
Ahora caminan, juntos,
ella con su risa que es verso,
él con su mirada que es canción.
El mundo detrás quedó en penumbras,
pues han encontrado el fulgor en el otro,
y en ese sendero interminable,
la eternidad los espera,
amándose como poesía,
vividos como un fuego lento
que jamás se apaga.


viernes, 29 de noviembre de 2024

CHISPAS,

Chispas de amor tienen tus ojos,
destellos que iluminan
hasta las sombras más densas.
Chispas de sabiduría,
que encienden en cada palabra
una lección, un reflejo de vida.
Caprichosa y frágil,
sutil, tierna,
tan fuerte como el viento
y tan delicada como tus lágrimas.
Mujer de las mil noches,
de los sueños perdidos
y de los secretos que el tiempo
no se atreve a revelar.
Eres musa de mil historias
difíciles de contar,
porque en vos habita lo infinito,
lo que no se encierra en palabras.
Eres metáfora al viento,
gaviota libre,
volando entre el caos y la calma,
siempre buscando el horizonte.
Solo vos,
única, inmensa, real.
El resto son palabras vacías,
hojas secas
que el viento se llevó,
quién sabe a dónde.
Pero vos, amor,
eres la chispa que queda,
la que arde eternamente
en mi pecho.

A TU LADO.

 Me acosté a tu lado,
apoyando la cabeza en tu vientre,
y en ese instante
el mundo dejó de girar.
Tus manos, suaves, lentas,
dibujaron caminos en mi piel,
y un universo entero
despertó en mi cuerpo,
en cada caricia, en cada roce.
El silencio nos envolvía,
pero hablaban nuestras respiraciones,
el compás de tu corazón
y el brillo de tus ojos,
que me miraban
como si buscaran un reflejo,
y yo, perdido en vos,
no podía dejar de mirarte.
Las pupilas comenzaron a llenarse,
lágrimas pequeñas, tímidas,
que anunciaban un sentimiento
más grande que nosotros.
Intenté con mi palma
secar tu mejilla,
y vos, con la tuya,
hiciste lo mismo.
Fue entonces cuando nuestras manos
se encontraron,
se cruzaron en el aire,
y sin decir nada,
se aferraron con fuerza,
como si temieran soltar
lo que acababan de descubrir.
En el silencio de la noche,
donde solo la luna nos espiaba,
lo comprendimos todo.
No había palabras,
no hacían falta.
Era amor,
puro, sencillo, inmenso.
Y así, entre suspiros y miradas,
las lágrimas se mezclaron,
y nuestras manos,
firmes sellaron un pacto silencioso,
un amor que no necesitaba hablar
para gritar que era eterno.



AMARLA.

 La luna vive en sus ojos,
en cada minuto que regala a la noche,
en sus palabras que son senderos de luz,
en su sabiduría, esa que brota
con la calma de quien sabe escuchar.
Sus consejos son caricias al alma,
un mapa que guía incluso en la más densa oscuridad.
Las estrellas se esconden en sus brazos,
y cuando abraza,
lo hace con la fuerza de quien nunca quiere soltar.
Sus manos, silenciosas pero elocuentes,
hablan en un lenguaje que solo el corazón entiende,
y en ese gesto,el mundo entero se detiene.
En el silencio de la noche,
ella se expresa de formas que las palabras no alcanzan a describir.
Verla es una fiesta,
esa celebración inolvidable,única,
que no se cuenta,sino que se vive en cada latido.
Ella, mujer de noches infinitas,
es la música que acompaña el cielo,
el fuego que ilumina las sombras.
Es la luna que no solo observa,
sino que brilla desde dentro,
iluminando cada rincón de quien
tienen la fortuna de amarla.











 Entre el cielo y la tierra
se dibujan tus silencios,
profundos, indescifrables,
pero siempre presentes,
como un enigma que abraza,
como una verdad que guía.
Entre el mar y la inmensidad
de la arena en sus costas,
entre el viento y las nubes,
ahí estás vos,
eterna, luminosa,
anclada en mis días
como el faro que nunca se apaga.
En tus ojos habita el universo,
en tus palabras,
la calma que detiene tormentas,
y en tus consejos,
la sabiduría que solo el amor
puede enseñar.
Mujer de noches inolvidables,
de caricias perfectas,
de palabras justas
que llegan en el momento preciso.
Tu espalda,
carga con la vida y sus pesos,
con las heridas que no dices,
pero tu sonrisa,
ah, tu sonrisa,
es la cucharadita de vida
que me rescata de vez en cuando.
Eres única, irreemplazable,
imperfecta y perfecta a la vez,
tierna, caprichosa, dulce.
Sos la mujer
que desarma y construye,
que abraza sin manos
y acompaña con el alma.
Y aunque solo a veces
el tiempo nos regale
la dicha de compartirnos,
cada instante contigo
es un tesoro,
un regalo de la vida,
un suspiro que queda grabado
en mi pecho para siempre.

ELLA.

 El brillo de sus ojos,
danzando sobre el río,
cambia de color con cada ola que acaricia la orilla.
Su expresión,
como el agua que nunca es la misma,
se transforma lentamente,
mientras la luna, caprichosa,
refleja su esplendor en el lienzo de su rostro.
El río va y viene,
susurrando secretos antiguos,
y ella,
con una sonrisa que guarda mundos,
se emociona.
De sus ojos,
como tormenta de verano,
caen lágrimas que cuentan historias:
de amor profundo,
de cansancio callado,
y hasta de un hastío que solo ella comprende.
Pero en su fuerza,
en su inteligencia serena,
hay un poder que trasciende.
Ella supera cada momento,
cada ola que intenta arrastrarla,
con la gracia de quien sabe que la vida es un río,
y que fluir es su esencia.
Él la observa en silencio,
sintiendo que esos minutos,
tan fugaces y tan eternos,
son los mejores de su semana,
del mes, de su vida.
Porque en ella,
en su sonrisa luminosa,
en su mirada que atraviesa el tiempo,
él encuentra un refugio,
un rincón donde el amor se hace tangible,
donde la belleza no necesita palabras,
y donde el río, la luna y el cielo
parecen conspirar
para guardar ese instante único,
ese milagro llamado,Ella.


AMOR.

 El amor se construye
con manos firmes y frágiles,
con paciencia en los días grises
y risas en los días claros.
Se agradece con el alma abierta,
con cada gesto,
con cada suspiro que lo mantiene vivo.
El amor se perdona,
porque en su esencia
habita la imperfección,
y en el perdón,
se encuentran las raíces
que lo sostienen.
Abre el corazón
como un amanecer inesperado,
cierra heridas
que creíamos eternas,
y deja lágrimas,
a veces de dolor,
otras de pura alegría,
porque amar siempre duele,
pero también sana.
El amor es una sonrisa
que transforma un día cualquiera,
es una mirada
que dice lo que las palabras no pueden,
es un cambio de expresión,
un gesto mínimo
que grita infinito.
El amor es todo,
el centro, el camino,
la razón por la que seguimos adelante.
Valorarlo es un acto sagrado,
un agradecimiento a la vida,
momento a momento,
minuto a minuto.
Porque simplemente,
así es el amor:
imperfecto, eterno, real,
el milagro cotidiano
que da sentido a nuestra existencia.


Entre Vos y Yo. +

El brillo de tus ojos, el color de tu cabello y la sensualidad que despliegas en cada palabra de enojo, solo está en vos, en las canas que e...