viernes, 24 de mayo de 2024

 En el eco del silencio que ahora nos separa,
queda la sombra de lo que fuimos,
dos almas que conversaban sin barreras,
ahora divididas por líneas que no trazamos.
El murmullo de tus palabras, antes cercano,
se ha desvanecido en el viento de la discordia,
y en tu agresión encuentro un abismo,
una ausencia que duele más que mil palabras duras.
Políticas, son las diferencias que construyeron muros,
pero en el fondo de nuestros corazones,
late la misma humanidad, la misma esencia,
un latido que suplica por entendimiento.
Aunque el silencio parezca un refugio,
un escudo contra el agravio,
es también una prisión de soledad,
donde las palabras no dichas pesan como piedras.
Yo añoro las conversaciones sin fin,
donde el mundo era un lugar de posibilidad,
y las diferencias eran solo matices,
en el lienzo de la amistad.
Espero que encuentres en tu corazón,
la valentía de romper este silencio,
de tender un puente sobre las aguas turbulentas,
y recordar que más allá de las ideas,
somos personas, almas en búsqueda.
Que el diálogo vuelva a ser nuestro idioma,
que las palabras sean puentes y no insultos,
y que en la diversidad, encontremos la riqueza,
de un mundo donde todos tienen voz y lugar,
por más cognitiva que sea la capacidad de muchos.
Porque en la escucha y en la palabra compartida,
hallaremos la paz que el silencio nos niega,
y en nuestras diferencias,
redescubriremos el valor de nuestra conexión.
Entonces, dejar que el silencio se disipe,
que las palabras vuelvan a fluir,
pues en el diálogo está la esperanza,
de un mañana donde todos podamos vivir en paz
y el diálogo sea el único idioma que nos una.

jueves, 23 de mayo de 2024

 A los que navegamos en mares de incertidumbre,
con mentes que a veces tropiezan y titubean,
pero con corazones que laten con fuerza y costumbre,
de buscar la verdad, aunque otros no la vean.
Nuestros pensamientos pueden ser un laberinto,
pero en cada recoveco, una chispa de luz,
nos guía a través del desconcierto y el instinto,
hacia el conocimiento, hacia un nuevo amanecer.
No nos silenciamos, aunque el mundo lo intente,
nuestras voces son ríos que fluyen sin cesar,
en cada palabra, una verdad latente,
una lucha constante por no dejar de buscar.
El camino puede ser arduo, con sombras y bruma,
pero en nuestra perseverancia, hallamos la ruta,
pues aunque la mente a veces se consuma,
el alma sigue firme, indómita y astuta.
A quienes tienen problemas que el tiempo traza,
les decimos que no están solos en esta marcha,
juntos levantamos el estandarte de la esperanza,
porque en cada búsqueda, hay una meta que alcanza.
Vivimos entre dudas; sin embargo, también en la certeza,
de que cada esfuerzo vale la pena, cada intento cuenta,
y en la sinfonía de nuestras luchas, hay belleza,
una melodía de resistencia que nunca se ausenta.
No dejamos de hablar, de expresar nuestro sentir,
porque en nuestras voces, hay una verdad pura,
un anhelo de justicia, un deseo de compartir,
la sabiduría que surge de nuestra aventura.
Que se escuchen nuestras palabras, que resuenen sin fin,
porque en nuestra búsqueda, encontramos la paz,
y aunque el camino sea largo y sin un claro confín,
seguiremos adelante con valentía.
 No responderé con ira a los agravios lanzados,
por quienes temen el cambio, aferrados al pasado,
pues en la serenidad y en la calma, encuentro
la fuerza de mi causa y el eco de mi aliento.
Que sus palabras sean flechas envenenadas,
no dejaré que hieran mi espíritu ni mis alas,
pues el sendero del cambio es arduo y complejo,
y no hay lugar en él para el odio ni el reflejo.
Responderé con acciones, con hechos y firmeza,
demostrando que el progreso no conoce pereza,
que cada paso adelante es un triunfo en la jornada,
y que la justicia y el amor son mi espada.
A los que se oponen, les ofrezco comprensión,
pues sé que el miedo es el germen de su oposición,
pero no por ello frenaré mi marcha, ni mi andar,
porque el futuro se construye con valor y sin cesar.
No caeré en la trampa de la confrontación,
mi respuesta será el trabajo, la dedicación,
pues las palabras vacías se las lleva el viento,
pero los actos de cambio quedan en el tiempo.
A quienes dudan y temen, les extiendo mi mano,
juntos podemos forjar un mañana más humano,
sin rencor ni venganza, solo con la certeza,
de que el amor y la verdad son nuestra fortaleza.
Así, frente a los agravios, los gritos e insultos
mantendré mi postura, avanzando
con pruebas, sin perder la cordura,
porque el verdadero cambio no nace del enfrentamiento,
si no de la paz interior y la verdad.


martes, 21 de mayo de 2024

 En la balanza del amor,
el físico se desvanece,
pues lo que verdaderamente importa 
es la esencia, no son los cuerpos que se tocan, 
si no los corazones que se enlazan,
en un lazo indeleble de complicidad y confianza.
Las arrugas en la piel no empañan la belleza del alma,
ni las imperfecciones borran la luz que irradia,
pues la verdadera atracción reside en la conexión,
que va más allá de lo superficial y la apariencia.
En los ojos del ser amado no se mira el color o la forma,
si no la pureza de su mirada y la profundidad de su alma,
pues en el amor verdadero no hay juicios ni prejuicios,
solo aceptación y admiración por lo que realmente somos.

lunes, 20 de mayo de 2024

 En el laberinto de las páginas, 
un juego comienza, un viaje sin destino fijo,
donde las palabras danzan con una cadena intensa,
y me convertí en el eterno testigo.
El mago de letras y de los sueños,
teje historias en un caleidoscopio vibrante,
en cada capítulo, un salto a lo incierto,
una invitación a lo único, a lo cambiante.
Horacio, en busca de su Maga,
navega por París, un mar de incertidumbre,
en las calles y cafés, su alma divaga,
buscando en cada esquina la sombra de su costumbre.
La Maga, enigma de luz y misterio,
se mueve como un verso libre y eterno,
su risa, su llanto, un hechizo etéreo,
en cada encuentro, un destello tierno.
Todo es más que una novela, es un desafío,
un rompecabezas para la mente y el corazón,
donde la línea se rompe, en un delirio,
y uno elige su propio sendero de emoción.
Los capítulos se mezclan, se cruzan, se abrazan,
en un juego de destinos entrelazados,
y en cada salto, nuevas realidades se plasman,
nuevas dimensiones de un amor desordenado.
La vida, el arte, la filosofía y la pasión,
se funden en un tapiz de palabras brillantes,
donde cada página es una nueva canción,
un eco de pensamientos y de instantes.
Julio me invito a leer entre líneas,
a descubrir los secretos ocultos en la trama,
y en cada salto, cada elección, me guiña,
mostrando que la vida es un juego que nos llama.
Es un viaje al interior del alma,
una exploración de lo absurdo y lo sublime,
donde la realidad y la fantasía se juntan,
y me pierden, se encuentra y se acosan.
En el tablero de esta vida incierta,
jugamos con palabras, con sueños, con fe,
y en cada movimiento, una puerta abierta,
a un universo que julio me dejó ver.
Así, me invito a jugar,
a perderme y encontrarme en sus laberintos,
y en cada página, me volví a enamorar,
reconociéndome en la vida, como un eterno niño.
 En el universo de las letras, hay un libro inmortal,
un tesoro literario sin igual, en sus páginas,
un mundo mágico se despliega,
un río de historias donde el realismo 
se entrelaza con lo celestial.
Macondo, pueblo de fantasía y realidad,
donde lo cotidiano se mezcla con lo sobrenatural,
cada personaje, un símbolo de la humanidad,
en sus vidas, reflejos de nuestra esencia mortal.
Los Buendía, una familia marcada por el destino,
sus amores, sus luchas, sus sueños y desventuras,
me lleva en un viaje por lo divino y lo mezquino,
mostrándome la fragilidad y grandeza.
Con su prosa poética, descubro encantos,
en cada palabra, un hechizo, cada frase, una revelación,
en su narrativa, me emocionan risas y llantos,
un espejo de la vida, una danza de creación.
Es más que una historia, es un mapa del alma,
un viaje en el tiempo, donde la soledad y el amor 
encuentran su memoria, y me sumerge en un sueño eterno,
con Gabo y sus Cien años de Soledad.
Las mariposas amarillas, el tren de la muerte,
los amores prohibidos, los fantasmas del ayer,
en cada detalle, en cada escena fuerte,
se revela la magia de un mundo por conocer.
La soledad de los Buendía es la soledad de todos,
un reflejo de nuestro andar por esta vida,
y en su búsqueda incansable de nuevos modos,
veo la eterna lucha por una esperanza perdida.
un legado inmenso, un canto a la humanidad, 
A sus luces y sombras, encuentro el denso
misterio de existir, que en su narrativa se nombra.
Un faro, una guía en la noche,
una joya literaria que brilla sin fin,
un canto a la vida, a su belleza y dolor,
que, con su presencia, enriquece el alma, 
dejando un eco de amor intacto y vivo en mi corazón. 

domingo, 19 de mayo de 2024

 En la penumbra de la noche,
nuestros cuerpos se acercaron, unidos por un hechizo,
mis dedos, tímidos exploradores en tu piel de porcelana,
se deslizaron como un susurro, en un ritmo preciso.
Al tocarte, sentí un escalofrío recorrer tu ser,
como una ola de emoción que en tus venas nacía,
y en ese instante mágico, te vi estremecer,
tu piel se erizó, respondiendo a mi caricia.
Cada roce, cada gesto, era un verso sin palabras,
un poema escrito en el lenguaje de los sentidos,
y en la intimidad de ese momento, nuestras almas
se encontraron, en un abrazo de latidos.
Tu cuerpo se estremeció bajo el toque de mis manos,
como un violín que vibra con la más dulce melodía,
y en la quietud del momento, fuimos dos humanos
entrelazados en una danza de pura armonía.
Tus suspiros, susurrados al oído, eran música celestial,
una sinfonía de deseos y promesas escondidas,
y cada caricia mía era un viaje sin final,
a un mundo donde nuestras almas eran fundidas.
Con cada roce, cada delicado movimiento,
tu piel respondía como un libro abierto,
y en ese juego de sensaciones y sentimientos,
nos perdimos juntos, en un universo perfecto.
La piel de gallina, señal de un placer compartido,
de un amor que se expresa más allá de las palabras,
y en cada erizamiento, en cada escalofrío,
encontramos la verdad que nuestros corazones guardaban.
Así, bajo la luz tenue y el manto de estrellas,
tu cuerpo se convirtió en mi lienzo divino,
y con cada caricia, con cada sensación bella,
te erizaste, y juntos vivimos un sueño cristalino
donde juntos escribimos la mejor poesia.
En el susurro de la noche, bajo el manto de estrellas,
nuestros besos se encuentran, cómplices y secretos,
como un hechizo sutil, entrelazando nuestras almas,
en un lenguaje antiguo, que solo nosotros comprendemos.
Tus labios, pétalos de rosa, suaves y tentadores,
guardan el misterio de un universo por descubrir,
y en cada beso, se desatan mil emociones,
que nos envuelven en un torbellino de dulces sensaciones.
Cuando te beso, el tiempo se detiene,
y el mundo se reduce a la cercanía de nuestros cuerpos,
tu mirada, un océano profundo y sereno,
refleja la belleza de nuestro amor eterno.
Esos besos cómplices, robados en la penumbra,
son promesas calladas de un amor sin fin,
donde cada caricia es una historia narrada,
y cada suspiro, un poema que nace de nuestra piel.
Tus besos tienen el poder de encender el fuego,
de transformar lo mundano en algo celestial,
y en ese instante mágico en que nos fundimos,
creamos un rincón de paraíso terrenal.
Bella y encantadora mujer, musa de mis sueños,
tus besos son la melodía que mi corazón anhela,
en cada encuentro furtivo, en cada roce ligero,
escribimos juntos una sinfonía que nunca termina.
Nuestros labios se buscan con ansias y ternura,
en un juego de deseos y pasiones desatadas,
y en cada beso, encuentro la dulzura,
de saber que eres mía, aunque solo sea en ese instante.
Los besos cómplices son nuestro refugio secreto,
un rincón sagrado donde solo nosotros existimos,
donde el amor se expresa sin palabras, en un eco
de suspiros y latidos, de sueños compartidos.
Así, cada beso tuyo es un tesoro preciado,
un momento eterno guardado en mi corazón,
y en cada encuentro, me pierdo en el halo encantado,
de tus labios, mi amor, mi dulce obsesión.

 Anoche sentí latir tu corazón en la semi oscuridad, al lado del río,
y se nos erizó la piel a ambos, compartiendo ese instante mágico,
donde el murmullo del agua susurraba secretos antiguos,
y la brisa nocturna envolvía nuestros cuerpos en un abrazo etéreo.
Tus ojos brillaban bajo la luz tenue de las estrellas,
reflejando un universo de emociones indescriptibles,
y en ese silencio cargado de promesas no dichas,
nuestros corazones se sincronizaron en un compás perfecto.
El mundo se desvaneció alrededor nuestro,
dejándonos solos en esa burbuja de tiempo y espacio,
donde cada latido se convertía en un eco de nuestro amor,
y cada caricia, un testimonio de la conexión profunda que nos une.
La luna, cómplice silenciosa, observaba desde lo alto,
mientras nuestras almas se entrelazaban en la penumbra,
creando un momento eterno, grabado en nuestras memorias,
donde el río susurrante fue testigo de nuestra pasión desbordante.
Anoche, al lado del río, en la semi oscuridad,
nuestros corazones hablaron el mismo idioma,
y la piel erizada fue el reflejo de la magia compartida,
de ese amor que late con fuerza en cada rincón de nuestro ser.

sábado, 18 de mayo de 2024

 En los pasillos silenciosos, tu presencia brilla,
ayudante incansable, guardiana de sonrisas,
con manos diligentes y mirada sencilla,
haces del día a día una danza de alegrías.
Tu labor es discreta, pero llena de grandeza,
en cada gesto, en cada pequeña acción,
con amor y paciencia, siembras, pureza,
en los corazones que buscan tu atención.
Eres el apoyo constante, el hombro amigo,
el pilar que sostiene la estructura escolar,
con un corazón generoso y abrigo,
guías a los pequeños con tu cuidado ejemplar.
En la hora del recreo, tu risa es melodía,
y en los momentos de estudio, tu calma,
eres la luz que ilumina la travesía,
el refugio tierno que siempre embalsama.
Cuando una lágrima cae, allí estás tú,
con un pañuelo y una palabra dulce,
conviertes el dolor en algo tenue y azul,
y el aula se llena de una paz que induce.
Eres el enlace entre sueños y realidades,
la mano extendida que nunca falla,
y con tu amor construyes eternidades,
en cada historia, en cada muralla.
Con los libros, las mochilas y los cuentos,
eres la chispa que enciende la imaginación,
y en cada niño dejas bellos fragmentos,
de tu sabiduría, de tu dedicación.
Ayudante de escuela, ángel en la tierra,
tu trabajo es poesía, tu misión un arte,
en cada día, tu presencia se aferra,
y en cada niño, llevas una parte.
Eres la sonrisa que alivia la fatiga,
el faro que guía en la tormenta escolar,
y con tu ternura, cualquier herida mitiga,
haciendo de la escuela un lugar sin par.

En tu humildad, resides la verdadera grandeza,
en tu entrega, la más pura dedicación,
eres el corazón que late con firmeza,
en el alma de esta pequeña nación.
 Entre aromas y sabores, tu alma se despliega,
cocinera de sueños, artesana de sabores,
en cada plato, un poema se revela,
en cada guiso, un suspiro de amores.
Tus manos son mágicas, crean maravillas,
transforman ingredientes en pura poesía,
con cada corte, cada sazón, cada pizca,
tejiendo historias de amor y alegría.
El calor de la cocina se mezcla con tu pasión,
donde el fuego y el amor se abrazan,
y en cada receta, pones tu corazón,
como una melodía que jamás se apaga.
En la intimidad de la cocina, un baile secreto,
entre cacerolas y sartenes que suspiran,
preparas festines con un toque discreto,
donde los sabores y los corazones se miran.
Tus platos son cartas de amor, sin palabras,
cada bocado un beso, cada aroma una caricia,
y en cada mesa que preparas, tus miradas,
son estrellas que iluminan con delicia.
Con delicadeza, mezclas, sabores y emociones,
en una sinfonía que el paladar enamora,
y al servir, entregas todas tus pasiones,
con la gracia de quien todo lo atesora.
Cocinera romántica, artista de lo efímero,
creas recuerdos que nunca se desvanecen,
en cada comida, un momento íntimo,
donde los corazones se funden y florecen.
Tu cocina es un templo de amor verdadero,
donde cada plato es un canto al sentimiento,
y en cada banquete, un cielo entero,
donde la vida se celebra en cada momento.
Sigues cocinando, con amor y con arte,
haciendo de cada comida un ritual divino,
y en cada sonrisa, dejas tu parte,
de ese amor eterno que marca tu destino.

Entre Vos y Yo. +

El brillo de tus ojos, el color de tu cabello y la sensualidad que despliegas en cada palabra de enojo, solo está en vos, en las canas que e...