lunes, 20 de mayo de 2024

 En el laberinto de las páginas, 
un juego comienza, un viaje sin destino fijo,
donde las palabras danzan con una cadena intensa,
y me convertí en el eterno testigo.
El mago de letras y de los sueños,
teje historias en un caleidoscopio vibrante,
en cada capítulo, un salto a lo incierto,
una invitación a lo único, a lo cambiante.
Horacio, en busca de su Maga,
navega por París, un mar de incertidumbre,
en las calles y cafés, su alma divaga,
buscando en cada esquina la sombra de su costumbre.
La Maga, enigma de luz y misterio,
se mueve como un verso libre y eterno,
su risa, su llanto, un hechizo etéreo,
en cada encuentro, un destello tierno.
Todo es más que una novela, es un desafío,
un rompecabezas para la mente y el corazón,
donde la línea se rompe, en un delirio,
y uno elige su propio sendero de emoción.
Los capítulos se mezclan, se cruzan, se abrazan,
en un juego de destinos entrelazados,
y en cada salto, nuevas realidades se plasman,
nuevas dimensiones de un amor desordenado.
La vida, el arte, la filosofía y la pasión,
se funden en un tapiz de palabras brillantes,
donde cada página es una nueva canción,
un eco de pensamientos y de instantes.
Julio me invito a leer entre líneas,
a descubrir los secretos ocultos en la trama,
y en cada salto, cada elección, me guiña,
mostrando que la vida es un juego que nos llama.
Es un viaje al interior del alma,
una exploración de lo absurdo y lo sublime,
donde la realidad y la fantasía se juntan,
y me pierden, se encuentra y se acosan.
En el tablero de esta vida incierta,
jugamos con palabras, con sueños, con fe,
y en cada movimiento, una puerta abierta,
a un universo que julio me dejó ver.
Así, me invito a jugar,
a perderme y encontrarme en sus laberintos,
y en cada página, me volví a enamorar,
reconociéndome en la vida, como un eterno niño.

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