*EN EL PARQUE

En el crudo invierno
donde la noche
empuja la mañana perezosa
hacia el tibio y cansado sol,
abrazo tus palabras
en la tarde, caminando
junto al parque
que nos vio crecer:
las mismas hamacas,
los mismos viejos eucaliptos...
y vos,
como jugando la loca escondida
de la simple vida
escapando de la realidad
te escondes, una y otra vez...
tras los recuerdos.

*AHÍ ESTÁ.

Ahí está ella,
con su hermosa sonrisa,
envuelta en sus finas curvas.
A distancia,
hicimos el amor
con ritmo de saxo,
tras el erotismo
de los silencios compartidos,
entre pijamas,
tostadas y leche caliente.
Tocamos el cielo
sin movernos
y prometimos encontrarnos,
una y otra vez,
sobre el arco iris
de sueños compartidos
cada madrugada,
en la hermosa soledad
de acompañar lo inexplicable
desde la razón,
del mundo que nos inventamos
con solo mirarnos una vez.

,

*LLEVO.

Llevo tu tristeza
en mis entrañas,
tu dolor en la sangre
y tu angustia en mi corazón,
porque sé lo que sientes
y dejas caer
cada noche en tu almohada.
E intuyo cada gesto
y cada lágrima,
porque por sobre todo
lo que ambos sabemos,
existe algo
que no sé describir
y tú lo sabes,
pues lo conoces
y experimentas igual que yo
porque armamos juntos
los buenos cimientos,
de esta linda amistad,
que nada ni nadie destruirá.
Déjame abrazarte muy fuerte
y llora si es necesario,
sino el silencio
será nuestro cómplice...
como siempre.

*FRENTE AL PARQUE

El parque, la calesita,
el óvalo verde del barrio,
las hamacas y el sol:
compañeros del día.
La esquina,
frente al largo bulevar,
las mesas, las sombrillas
y la noche...
con la tenue llovizna de luna,
convirtieron los cafés
en el lindo paseo
del nocturno Buenos Aires,
enredados en las historias
más lindas que,
solo vos y yo,
comprenderemos.

*MAR

Mirando el mar de frente,
sentados en la arena,
sin conversar,
nos pasó la vida.
Acomodando ideas,
sacudiendo recuerdos
y compartiendo
el silencio de los mates.
Solos vos yo
y los secretos,
que se llevaron las olas.

*ÉSTA NOCHE.

Corren lágrimas en tus venas,
por no quererlas mostrar
de tu bello rostro,
rubia hermosa, en tu soledad.
Mujer esbelta en la noche,
deja tu rostro mojar.
Eres fuerte compañera,
ven, te quiero abrazar.
Desahoga tus impulsos,
deja atrás la soledad
toma mi mano esta noche.
Ven, solo te invito a pasear.

*DESPEDIDA.

Durmió la esquina en la noche,
debajo del fuelle llorón,
sabiendo de ella la luna,
por la esquina se escondió.
Las estrellas se fugaron
dada la triste ocasión,
enmudecieron los bombos,
con la voz que se perdió,
allá por las avenidas
del febrero que pasó.
El Rey Momo ha partido
a dormir en soledad,
la quimera de otro año,
agotado de amor y felicidad,
dejando en la esquina una historia
de amor y otra de soledad.
Quizás el año que viene
otra nos pueda contar,
sin tristeza y con espuma
cuando llegue el Carnaval.

*SUEÑO

Con una rosa,
simplemente con ella,
crucé el puente,
caminé por la noche,
jugué con las luces y las estrellas.

Reí como nunca imaginé,
y en aquel banco,
después de juntar semillas,
abracé la soledad de mis días
despertando,
de lo que podría haber sido
y que solo lo soñé.
Abrazando la rosa
que se marchitó, justo,
cuando amanecía
.

*UNA COPA MÁS

No te vayas, no te ocultes
no escapes.
Déjame seguir sintiendo
el bello perfume de tu cuerpo,
en cada diálogo,
donde la luna baila
al compás del fuelle,
sonando en sostenidas corcheas
de tu nombre,
sobre las cuerdas graves,
del viejo contrabajo.
Quédate,
los pétalos hablan de ti,
la noche te llama,
las estrellas titilan tu nombre
y yo te escribo, en silencio.
Bebe una copa más,
no te vayas ...

*LLEVAS

En tus labios,
guardas el sabor de la nostalgia;
en tus ojos,
llevas la tristeza de un dolor;
en tu sonrisa,
vives a diario la alegría
de saberte viva;
en la selva del mundo
que, por minutos, compartimos
de profunda y sana amistad.

*PARA QUÉ ESCRIBIRTE

Para qué escribirte,
por qué hacerlo,
si todo lo que siento y sientes,
no pasa por las letras,
los mensajes ni las cartas
que nos hemos escrito.
Para qué
si hablamos con el alma,
y ese lenguaje solo se siente así.
Adentro, tan dentro
que no sé expresarlo,
de ninguna otra manera
que no sea nombrándote
y para qué nombrarte
si tú ya sabes todo.
Solo resta
el encuentro del reencuentro,
cada tanto... una vez.