navegas el hemisferios de las emociones
entre dulces palabras en cada encuentro,
tu sonrisa brilla, y tus ojosacompañan el sol,
hasta la caída y, es ahí, donde
en cada encuentro compartido
nos deslizamos una y otra vez
a la vida compartiendo
nuevas y viejas vivencias
entre palabras que van y vienen
en el éter nocturno de las almas,
como barriletes perdidos sin hilo
a la deriva de las emociones,
donde tu mano y la mía,
son el sostén de cada minuto,
de cada hora, y de una vida
donde derrotamos la soledad,
por medio de la comunicación
diaria antes la adversidad,
y el mundo desordenado
que intenta separarnos a diario.









