En el extraño
submundo de colores
donde el azul predomina
y el blanco se carameliza
en los ojos luminosos,
las lágrimas brillan
y el corazón late a ritmo,
solo ahí
cuando cruzamos la mirada
y la sonrisa es más cómplice
que cientos de palabras,
tu cuerpo de desplaza
entre mis brazos
y, por horas, recreamos
un mundo solo para dos
entre vos y yo,
sin pudor y con la transpiración,
que solo nosotros
podemos darnos
en la intimidad de los colores.
domingo, 25 de junio de 2017
*ESTÁS.
Estás en las noches
que se hacen constantes espirales
cuando te hablo desde los sueños;
en la caligrafía que invento
para lograr alcanzarte con versos;
en el clamor de las ansias
que asaltan cualquier distraído momento;
en los demonios que se agitan
despertando todos mis infiernos.
Estás en la carne, en el alma,
en el sentimiento y pensamiento,
en el diluvio que por ti derramo
hasta la última gota de mi aliento.
en tanto, en todo en mí
y en nada, estás.
que se hacen constantes espirales
cuando te hablo desde los sueños;
en la caligrafía que invento
para lograr alcanzarte con versos;
en el clamor de las ansias
que asaltan cualquier distraído momento;
en los demonios que se agitan
despertando todos mis infiernos.
Estás en la carne, en el alma,
en el sentimiento y pensamiento,
en el diluvio que por ti derramo
hasta la última gota de mi aliento.
en tanto, en todo en mí
y en nada, estás.
sábado, 24 de junio de 2017
*ELLA VUELA.
Aquel día
me detuve a mirarla,
el mundo parecía
casi de ella,
y nada le era imposible,
pero detrás de su piel
todo era diferente,
parecía un caramelo
líquido y dulce.
Los años pasaron,
hoy, entre cáscaras,
sueña y vuela al paraíso,
con lágrimas y
con la misma esencia,
pero con la experiencia
de haberse equivocado
y volver a empezar.
La miro, la observo
la escucho y, entre palabras,
le doy mi corazón,
en el silencio de la tarde
donde los gorriones
descansan la paz del día
y ella vuela entre ellos
para despèrtarlos.
me detuve a mirarla,
el mundo parecía
casi de ella,
y nada le era imposible,
pero detrás de su piel
todo era diferente,
parecía un caramelo
líquido y dulce.
Los años pasaron,
hoy, entre cáscaras,
sueña y vuela al paraíso,
con lágrimas y
con la misma esencia,
pero con la experiencia
de haberse equivocado
y volver a empezar.
La miro, la observo
la escucho y, entre palabras,
le doy mi corazón,
en el silencio de la tarde
donde los gorriones
descansan la paz del día
y ella vuela entre ellos
para despèrtarlos.
*SIN VOS.
Sentir tu alma,
tu piel, tus suspiros...
ver esa lucha interior
entre desnudar tu cuerpo,
o desnudar tu alma...
cruzar tu espalda con caricias,
volverme el viento que roza tu ser...
fundirme por vos y en vos.
llorar, reír, recordar, sentir,
vivir, soñar, amar, morir...
reconocer, negar, explotar, implotar...
Eso, eso somos,
eso podríamos ser
y eso, probablemente,
nos gustaría ser...
puede haber una casa,
una vida, un sueño
unos cuerpos, unas canas
un fuego, un hogar pero
sin vos, no hay nada.
tu piel, tus suspiros...
ver esa lucha interior
entre desnudar tu cuerpo,
o desnudar tu alma...
cruzar tu espalda con caricias,
volverme el viento que roza tu ser...
fundirme por vos y en vos.
llorar, reír, recordar, sentir,
vivir, soñar, amar, morir...
reconocer, negar, explotar, implotar...
Eso, eso somos,
eso podríamos ser
y eso, probablemente,
nos gustaría ser...
puede haber una casa,
una vida, un sueño
unos cuerpos, unas canas
un fuego, un hogar pero
sin vos, no hay nada.
*A ORILLAS DEL SOL.
Sonrisa de primavera
y ojos color café,
la noche viene cantando
en el mundo de revés,
pues llegaste tan brillante
a lucir tan elegante
que en cada semáforo
las luces encienden
de a tres rojos tus labios,
verde tu andar
y amarillo el brillo
que dejaste al caminar,
Mujer del aura perdida
la prosa encontrada
y la musa de cada madrugada
entre tus cabellos,
mis dedos tocan
la mejor música
y tú eres mi mejor canción,
vestida de negro
y a orillas del sol.
y ojos color café,
la noche viene cantando
en el mundo de revés,
pues llegaste tan brillante
a lucir tan elegante
que en cada semáforo
las luces encienden
de a tres rojos tus labios,
verde tu andar
y amarillo el brillo
que dejaste al caminar,
Mujer del aura perdida
la prosa encontrada
y la musa de cada madrugada
entre tus cabellos,
mis dedos tocan
la mejor música
y tú eres mi mejor canción,
vestida de negro
y a orillas del sol.
miércoles, 21 de junio de 2017
*SUEÑOS ROTOS.
martes, 20 de junio de 2017
*LO VI EN VOS.
Lo vi en tus ojos,
y esa noche comprendí,
lo que siempre había soñado,
se puede y esta
lo que busqué,
encerrado bajo cuatro llaves
de una gran complejidad.
Quizás algún día
decidas revelar el secreto,
abriendo tu corazón
sobre alguna mesa
de algún viejo café,
donde tantas tardes
nos contamos la vida
entre el sol, las sombras
de un tiempo pasado
y la esperanza de un futuro,
que podamos compartir
donde la luna nos lleve de viaje
mientras el sol
nos acaricie juntos
a la deriva del tiempo
sobre la ruta de la vida.
y esa noche comprendí,
lo que siempre había soñado,
se puede y esta
lo que busqué,
encerrado bajo cuatro llaves
de una gran complejidad.
Quizás algún día
decidas revelar el secreto,
abriendo tu corazón
sobre alguna mesa
de algún viejo café,
donde tantas tardes
nos contamos la vida
entre el sol, las sombras
de un tiempo pasado
y la esperanza de un futuro,
que podamos compartir
donde la luna nos lleve de viaje
mientras el sol
nos acaricie juntos
a la deriva del tiempo
sobre la ruta de la vida.
*AL SOL.
El sol trajo la loca aventura
de llevarte de la mano
a volar una tarde de viernes,
cuando bellos gorriones
colmaban copas
de mullidos árboles
en la primavera de octubre;
las nubes se escondieron
a nuestro paso y,
entre la brisa
que del río acariciaba la tarde,
juntos vivimos
la informal utopía
del regreso a la infancia
hamacándose al compás
de los viejos columpios del parque.
de llevarte de la mano
a volar una tarde de viernes,
cuando bellos gorriones
colmaban copas
de mullidos árboles
en la primavera de octubre;
las nubes se escondieron
a nuestro paso y,
entre la brisa
que del río acariciaba la tarde,
juntos vivimos
la informal utopía
del regreso a la infancia
hamacándose al compás
de los viejos columpios del parque.
lunes, 19 de junio de 2017
*ALLÁ EN MENDOZA.
La hermosa tarde transcurría, y la ruta espléndida nos conducía hacia el limite con nuestro hermoso país. Chile estaba del otro lado de la inmensa cordillera que íbamos recorriendo mientras las cumbres, cada vez más altas, nos mostraban paisajes increíbles. Los pasos por dentro de la roca nos quitaban, por segundos, la luz del sol que nos acompañaba.
Con el andar de los kilómetros comenzó a perderse, para dar paso a una luna llena, casi naranja, y que parecía un cuento transitando aquella ruta. Entre mate y mate, la charla se hizo cada vez más amena.
Ella me prohibió llamarla "doctora", como lo hacía habitualmente en el trabajo, y comenzamos a tratarnos de vos y tú mezclado entre su nombre y el mío y, entre risas y anécdotas laborales, la noche y la ruta nos siguieron mostrando la belleza mendocina, kilómetro tras kilómetro.
La temperatura comenzó a bajar rápidamente y al llegar al puente del Inca, la noche parecía día a la luz de la hermosa luna. "Paramos aquí", dijo ella, y así fue. En la ruinas de un viejo hotel donde las aguas termales bañaban las piedras de lo que queda de dicha construcción y, entre saltos y piruetas entre las piedras, la geóloga me fue contando la historia de dichas piedras y el porqué de cada color y el motivo del tipo de agua y su temperatura.
Mientras me comentaba el color de los metales que se encontraban en las piedras a temperatura elevada y el agua que largaba un vapor casi sanador, según recuerdo, ella se comenzó a quitar la ropa. Una vez desnuda totalmente se acomodó en una pileta muy rústica, tipo bañera, por donde corría el agua a temperatura elevada. Yo, asombrado, quedé inmóvil por la acción, pero ante el pedido de "antes de quitarte la ropa ve al carro y trae los toallones del baúl y el mate", no tuve opción y, en minutos, estaba sentado frente a ella, disfrutando de la hermosa temperatura de aquella agua y de un rico mate en una situación jamás pensada pero inolvidable.
Y así, mientras la luna giraba, fui conociéndola a ella y su forma de ver la vida un poco más, de la que aprendí muchas cosas, dejando viejos tabúes arrumbados en medio del vapor del agua y la nevisca que comenzó a vestir la noche, ocultando la luna, antes del regreso al auto cuando ya comenzaba a despuntar el día, allá donde las montañas guardan secretos que solo la naturaleza comparte entre el viento, el tiempo y la experiencia de vivir.
Con el andar de los kilómetros comenzó a perderse, para dar paso a una luna llena, casi naranja, y que parecía un cuento transitando aquella ruta. Entre mate y mate, la charla se hizo cada vez más amena.
Ella me prohibió llamarla "doctora", como lo hacía habitualmente en el trabajo, y comenzamos a tratarnos de vos y tú mezclado entre su nombre y el mío y, entre risas y anécdotas laborales, la noche y la ruta nos siguieron mostrando la belleza mendocina, kilómetro tras kilómetro.
La temperatura comenzó a bajar rápidamente y al llegar al puente del Inca, la noche parecía día a la luz de la hermosa luna. "Paramos aquí", dijo ella, y así fue. En la ruinas de un viejo hotel donde las aguas termales bañaban las piedras de lo que queda de dicha construcción y, entre saltos y piruetas entre las piedras, la geóloga me fue contando la historia de dichas piedras y el porqué de cada color y el motivo del tipo de agua y su temperatura.
Mientras me comentaba el color de los metales que se encontraban en las piedras a temperatura elevada y el agua que largaba un vapor casi sanador, según recuerdo, ella se comenzó a quitar la ropa. Una vez desnuda totalmente se acomodó en una pileta muy rústica, tipo bañera, por donde corría el agua a temperatura elevada. Yo, asombrado, quedé inmóvil por la acción, pero ante el pedido de "antes de quitarte la ropa ve al carro y trae los toallones del baúl y el mate", no tuve opción y, en minutos, estaba sentado frente a ella, disfrutando de la hermosa temperatura de aquella agua y de un rico mate en una situación jamás pensada pero inolvidable.
Y así, mientras la luna giraba, fui conociéndola a ella y su forma de ver la vida un poco más, de la que aprendí muchas cosas, dejando viejos tabúes arrumbados en medio del vapor del agua y la nevisca que comenzó a vestir la noche, ocultando la luna, antes del regreso al auto cuando ya comenzaba a despuntar el día, allá donde las montañas guardan secretos que solo la naturaleza comparte entre el viento, el tiempo y la experiencia de vivir.
*ELEGANTE.
La belleza está en tus ojos,
en tu forma de ser mujer,
capullo fuerte
en rosas de acero
y frutillas color miel
en tu corazón.
La belleza está en vos.
Palabras justas,
silencios profundos,
sonrisas compinches,
mujer de caramelo
jugosa cicatriz de la vida,
a diario curada al sol
de tu vista de leona.
Decir más de vos
es ensuciar palabras,
pues tu presencia dice más
que mil vocales conjugadas
con cientos de consonantes.
Bella, solo vos,
el resto, aún
no dejó la lactancia
para convertirse en Mujer.
en tu forma de ser mujer,
capullo fuerte
en rosas de acero
y frutillas color miel
en tu corazón.
La belleza está en vos.
Palabras justas,
silencios profundos,
sonrisas compinches,
mujer de caramelo
jugosa cicatriz de la vida,
a diario curada al sol
de tu vista de leona.
Decir más de vos
es ensuciar palabras,
pues tu presencia dice más
que mil vocales conjugadas
con cientos de consonantes.
Bella, solo vos,
el resto, aún
no dejó la lactancia
para convertirse en Mujer.
domingo, 18 de junio de 2017
*PASÓ
Un día pasó...
no recuerdo cómo ni cual,
pero vi tus ojos por primera vez,
y penetré a través de ellos
a recorrerte en el silencio
donde a diario descubro
quién fuiste, quién sos
y quién aparentas ser.
Aquella humedad me persigue
y, gracias a ella,
hoy te pienso, te sueño
me desvelo a diario
en el silencio
de la luna estrellada.
Te escribo entre viejos vinilos
rodeado de libros...
nombrándote en el silencio
de la noche cerrada.
no recuerdo cómo ni cual,
pero vi tus ojos por primera vez,
y penetré a través de ellos
a recorrerte en el silencio
donde a diario descubro
quién fuiste, quién sos
y quién aparentas ser.
Aquella humedad me persigue
y, gracias a ella,
hoy te pienso, te sueño
me desvelo a diario
en el silencio
de la luna estrellada.
Te escribo entre viejos vinilos
rodeado de libros...
nombrándote en el silencio
de la noche cerrada.
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