Podrás apoyarte en mí
con las lógicas cicatrices
de haber vivido,
pues yo lo haré contigo.
Me escucharás,
mientras saboreamos un café
que siempre nos acompañará,
escuchando tu suave voz.
Mis temblorosas manos
te darán el mate
de la pronta mañana.
Sonreiremos recordando anécdotas
de seres queridos
que ya se fueron de viaje.
Pero con madurez
seguiremos juntos,
con los cuerpos cansados,
la sonrisa y el tierno amor
de la adultez... hasta el último día.