el blanco inmaculado en días
y comienzan a deshojarse
sutilmente sobre el mantel,

después de tu partida,
el pedal tocó fondo
y sin aviso;
el barranco se llevó el auto
y nuestros cuerpos a la deriva,
hoy te recuerdo
en el silencio de las montañas
y busco tu alma en cada piedra
que dejó detrás de mis pasos,
pues te fuiste sin despedida
y solo la luna sabe de vos,
pues tu cuerpo partió
con las estrellas
la noche de nubes que,
volando, nos dijimos adiós.