domingo, 12 de mayo de 2024

 Sacude el tiempo en cobrizos paraísos,
un largo camino de incertidumbre,
con lágrimas y sonrisas, desvelos e insultos
pero sigue, el camino es arduo,
entre suspiros y caricias furtivas.

La espera se retuerce en la noche,
cautiva el humo y entre párpados entrecerrados
del último cigarrillo antes del amanecer,
el dolor del cuerpo danza con el cansancio
y en la quietud, al ritmo de una suave respiración
se desliza en sueños atrevidos entre sábanas de seda,
mientras el eco de una guitarra solitaria
resuena en los rincones de la habitación.

La piel anhela el roce, la cercanía,
se estremece al imaginarte cerca,
se acurruca en la cama vacía esperándome,
anhelando el calor de tu cuerpo
para fundirse en un abrazo eterno.

jueves, 9 de mayo de 2024

 En su habitación, sola y triste,
se sienta, con el corazón latente,
envuelta en los recuerdos de un amor perdido,
suspira con anhelo, con el alma herida.
Sus ojos brillan con la luz de una llama,
que aún arde en su pecho, aunque la tristeza la reclama
el eco de una voz ya lejana,
que sigue resonando en su mente.
Las paredes guardan suspiros y lamentos,
mientras se sumerge en sus pensamientos,
recordando los momentos de felicidad pasada,
que ahora parecen tan lejanos, 
como una quimera olvidada.
El amor, un dulce veneno que la consume,
la deja envuelta en una niebla que no se disuelve,
anhelando la presencia de aquel que ya no está,
pero cuya sombra sigue danzando en su soledad.
En su habitación, entre sombras y suspiros,
se refugia en el amor que sigue vivo en su suspiro,
aunque la tristeza la embriague con su manto,
ella guarda la esperanza en lo más profundo de su encanto.
Que encuentre consuelo en las estrellas que brillan,
y en el eco del viento que susurra palabras divinas,
que el amor le devuelva la sonrisa perdida,
y que encuentre la paz en su alma herida.


 Cincuenta años de risas, travesuras y llantos,

de alegrías compartidas y de sueños tejidos,

cincuenta años de complicidad y recuerdos,

de amistad sincera que ha florecido.

En el jardín de la vida, ustedes son las flores,

que han resistido las tempestades y los rigores,

nuestra amistad es un tesoro, un legado,

que el tiempo no desvanece, sino que ha consolidado.

Recordamos los días de juventud y locura,

cuando el mundo era un lienzo en blanco, una aventura,

caminamos juntos por la senda de la vida,

apoyándonos mutuamente en cada despedida.

Cincuenta años de risas que han sido canciones,

de abrazos que han sido refugio en las desolaciones,

cincuenta años de amistad, de la más pura lealtad,

que ha resistido el paso del tiempo, con firmeza y verdad.

Brindemos hoy por nosotros, amigos de medio siglo,

por vuestra complicidad, por nuestro eterno abrigo,

que sigan floreciendo los lazos que nos unen,

y que nuestra amistad perdure, eterna, sin alteraciones.


martes, 7 de mayo de 2024

 Entre hilos de deseo y susurros de pasión, 
se teje nuestra historia, un poema sensual
que se despliega con cada latido de nuestros corazones.
Burbujas de amor flotan en el aire, 
como pequeños suspiros 
que se elevan hacia el cielo nocturno. 
Un capullo encendido de rosas, 
delicado y fragante,
se abre lentamente bajo la luz de la luna, 
liberando su aroma embriagador
de esmeraldas y promesas.
La noche brilla en tus ojos, 
reflejando el desvelo inquieto 
de tus deseos más profundos. 
Al compás del último tango de Astor, 
nos sumergimos en un baile apasionado, 
donde cada movimiento es un susurro de amor 
y cada contacto, una chispa de fuego 
que enciende nuestros sentidos.
En el umbral del viejo almacén,
perdido en el laberinto de calles silenciosas, 
encontramos refugio en los brazos del otro. 
La pelota de trapo cuelga olvidada, 
esperando el grito del diarero con la sexta de la tarde noche,
mientras nosotros nos entregamos al éxtasis de la unión carnal.
En el olvidado pasaje de la esperanza,
donde las sombras se entrelazan 
y los susurros se pierden en la brisa nocturna,
nos encontramos a solas, 
sentados en el umbral de nuestros sueños 
Aquí, en la intimidad de la noche, 
nos entregamos al último sueño, 
para remontar el año que quedó 
arrumbado en el tango inconcluso de nuestras vidas.
Mientras la luna nos observa con su mirada plateada,
sellamos nuestro amor con un beso robado, 
un beso que es el comienzo de una nueva historia, 
una historia que se despliega 
en los rincones más profundos de nuestro ser, 
una historia de pasión, amor y eternidad.
Ella es la encarnación del deseo, 
una musa eróticamente única. 
Cada gesto suyo es una danza sensual, 
cada mirada una invitación al pecado. 
Sus labios, carmesíes como la pasión misma,
susurran secretos que despiertan 
los sentidos más profundos.
En su piel, el calor del deseo
palpita como un latido constante, 
mientras su aroma embriaga los sentidos, 
dejando una estela de tentación a su paso. 
Su presencia es un conjuro
 que enciende las llamas del deseo, 
y su sonrisa, una promesa de placeres desconocidos.
Ella no teme explorar los rincones oscuros del deseo, 
entregándose al juego de la seducción 
con maestría y sin reservas. 
En sus ojos arde el fuego de la pasión, 
y en su alma, el anhelo eterno de la entrega total.
Es así como ella se convierte en el sueño más salvaje, la fantasía más ardiente, 
eróticamente única en cada fibra de su ser.
Tu cuerpo exhala el perfume
de la más tierna aurora,
cuál estación del año sea,
tus manos transmiten el calor
de tus palabras dulces y certeras,
que brotan con gracia de tus labios
como un susurro apasionado
de tu corazón insondable.
Tus ojos, ventana al alma,
reflejan la profundidad de tu ser,
y al abrazarte, siento la brisa suave
que aviva el fuego de la vida.
Me entrego a tus brazos, dejándome llevar,
y en la melodía seductora de tus palabras,
volamos juntos, unidos por el deseo,
sin dejar huellas en el camino,
solo el eco de nuestros gemidos.
No hay reproches en nuestro encuentro,
solo el eco de susurros y suspiros,
que se entrelazan en la danza ardiente
de dos almas que se encuentran en la noche.
Cada noche, escribo tu nombre
en las estrellas del cielo,
bajo el resplandor de la luna que nos unió
en un abrazo eterno de pasión.
Es así como intento capturar
la esencia de tu ser en versos,
para que puedas descubrirte
en cada palabra que te dedico,
y juntos, perdernos en la danza sensual
de dos cuerpos que se buscan,
bajo la luz de la luna y el hechizo
de nuestro amor eterno. 

lunes, 6 de mayo de 2024

 En su espalda, descubierta a la vida
Escribí los deseos más profundos
con solo mirarla a lo lejos.
En ella esbelta y suave a la vista
estaba oculta su vida, sus ilusiones,
sus temores y miles de incertidumbres
que transcurrió con valentía y elegancia.
Ahi, si justo ah, deje mi último poema
y marche a la deriva con el mejor recuerdo,
de ella y solo ella, la mujer que, un día,
rompió los esquemas y me llevó a vida,
por los rincones más bellos 
del profundo universo de las letras.

 En las noches del delta,
donde el río susurra secretos al viento, 
se encuentra una mujer simple y sensual,
como una flor silvestre que despierta al caer la noche. 
Su presencia es una melodía en la penumbra, 
atrayendo miradas con la gracia de sus movimientos.
Su cabello, oscuro como la medianoche, 
ondea al ritmo de la brisa, 
y sus ojos, profundos como el propio delta, 
reflejan la magia de las estrellas sobre las aguas tranquilas. 
Su risa, como el eco de los pájaros nocturnos, 
llena el aire de alegría y misterio.
En las noches del delta,
 ella se convierte en una diosa de la pasión, 
danzando entre las sombras con un aura de misterio y deseo. 
Su piel, bronceada por la luz de la luna, 
invita al tacto con su suavidad irresistible, 
y su aroma, embriagador como el perfume de las flores nocturnas,

despierta los sentidos con cada inhalación.
Que las noches del delta sean testigos de su belleza
y encanto, y que el río susurre su nombre
en susurros de admiración. 
Porque en cada momento, en cada gesto,
ella encarna la esencia misma de la sensualidad y la feminidad.

 Bajo la luna plateada, 
enredada en el suave susurro del viento, 
se encuentra una mujer de cabello enrulado, 
como rizos de seda que danzan al compás del universo. 
Su mirada es un océano de misterio, 
donde se esconden secretos y sueños por descubrir. 
Sus labios, una invitación al beso más dulce, 
como pétalos de rosa que aguardan ser acariciados por el amor.
En cada onda de su cabello, 
se refleja la luz de las estrellas, 
como destellos de esperanza que iluminan su camino. 
Su risa, música celestial que alegra el corazón,
 y su presencia, un regalo para el alma 
que deja una huella imborrable en cada corazón que toca.
Que el universo contemple su belleza con asombro, 
y que el amor la encuentre en cada esquina del destino, 
para que pueda brillar con todo su esplendor, 
como una estrella fugaz que atraviesa el cielo, 
dejando un rastro de magia y encanto a su paso.

domingo, 5 de mayo de 2024

 

En la suavidad de la noche estrellada,
bajo el suave resplandor de la luna,
una mujer solitaria se desliza,
como una danza en la brisa nocturna.
Su silueta, una sinfonía de elegancia,
su piel, un lienzo bañado por la luz,
sus labios, la promesa de un beso ardiente,
y su mirada, un océano de pasión contenida.
En la quietud de su alcoba, ella desea
susurros de seda acarician su piel,
mientras sus sueños se entrelazan,
y su corazón late al ritmo del deseo.
Anhela el roce de manos en su cuerpo,
el calor de labios que exploran su piel,
y la dulzura de un amor compartido,
que la haga sentir viva y plena, definitivamente.
Que el universo conspire a su favor,
que el destino le traiga un amante apasionado,
que despierte sus sentidos y desate sus pasiones,
en una danza eterna de amor y devoción,
acampanándola toda la vida.
 En el vasto océano del corazón,
donde las palabras navegan libres,
mi voz se eleva sin freno, sin cautela,
y en el fragor de la emoción, temo perderme
como un río desbordado por la lluvia,
mis palabras fluyen con ímpetu,
pero el miedo se cuela entre susurros,
temeroso de asustar con mi sinceridad.
En este baile de confesiones y anhelos,
me debato entre la pasión y la prudencia,
temeroso de perder lo que tanto anhelo,
pero incapaz de contener el torrente del corazón.
Que mis palabras sean como pétalos de rosa,
suaves y delicadas, pero sinceras,
que puedan acariciar tu alma con ternura,
sin perturbar la paz de tu corazón.

Entre Vos y Yo. +

El brillo de tus ojos, el color de tu cabello y la sensualidad que despliegas en cada palabra de enojo, solo está en vos, en las canas que e...