de tenerte que sacar a diario de la enredada

quedó el lodo sucio y cuarteado
de tanto rasgar la libertad,
en paredes sordas del corazón.
Ahora donde el sol penetra
sin permiso por escasos minutos,
te dibujo con arena sucia sobre
vidrios sin esmerilar acostada
en la memoria del recuerdo,
perdido en el hemisferio
sabiendo que quizás,
sucia y enmascarada regreses
sin paz a llevarme contigo.