telas de algodón
y entre palabras suaves
y música lenta,
tu voz late en la habitación,

mientras gira en vinilo
y entre tus manos
el tazón de café,
despide un aroma inconfundible
que mezclado al perfume
de tu aterciopelada piel
bañan el clima,
sorteando las dificultades
y todo se transforma
en la mejor poesía
que he intentado escribir . . .
pues debería dibujar en letras
el bello momento
y no puedo,
pues eres
la maravilla hecha mujer
que aún no sé describir.