en un jugoso deslizar,
tus suaves líneas
cabalgan en mí,
desafiando el equilibrio
de la noche más esperada.
El relámpago de la desmesura
ilumina fugaz, errante, sutil,
la habitación y tú . . .
sonríes entre mis brazos
la prosa del adiós,
en la loca poesía
que juntos terminamos . . .
al amanecer.