envuelta en una aureola sagaz de ausencia,
el sol despierta tu día entre metáforas dulces de una vida
repleta de momentos inolvidables.
Descalza al día, desnuda a la vida,
sonríes sin tregua, confiesas sin prisa,
mientras tu fiel compañera,
te acompaña con su mirada,
contándote el amor incondicional
en el silencio de la tarde.
Enciendes la noche, despiertas el día,
cómplice de la maravillosa ausencia de las preocupaciones.
Escucho tu voz, cercana, y en el columpio de la vida sonríes,
entre harina de almendra y frutillas con crema.
Con un mate más, despiertas otro día,
mientras sobre Buenos Aires, la humedad
descansa en las veredas entre bocinas de cientos de autos,
y un gorrión malevo te invita una vez más
a compartir la vida sin destino, sin prisa,
llevándote a volar de la mano
por los caminos del mundo, sin mentiras,
soberbia ni hipocresía, simplemente
desnudos a la vida de cuerpo y alma,
entre abrazos y besos.
Desnudos por la vida ¡Que maravilla!.
ResponderEliminarUn abrazo.