viernes, 17 de mayo de 2024

 A todos los que parecen vivir
en un mundo distante y desconocido,
a los que nuestra generación
parece haberse desvanecido 
en las sombras del tiempo.
Sin embargo, 
aún llevamos en nuestro pecho
el amor por la vida, la pasión por el amor.
Nos deleitamos con la música,
aquella que susurra en nuestras almas
y vive en los recuerdos de amores pasados.
Escribimos poemas que hablan de pasiones intensas,
de caricias en la penumbra y besos robados,
y hallamos consuelo en cada verso,
como si fueran escritos solo para ellas.
Seguimos disfrutando de cada amanecer dorado,
cuando el sol se asoma tímido en el horizonte,
y de cada atardecer arrebolado,
donde el cielo se pinta de colores
que nos recuerdan la belleza de la existencia.
A veces, nos conformamos con el aroma del café,
ese que nos envuelve en una calidez familiar,
o con una sonrisa que ilumina nuestro día,
como un rayo de sol en medio de la tormenta.
Nos aferramos a los recuerdos hermosos,
a esos momentos que el tiempo no puede borrar.
Este poema es dedicado para cada uno
de los que nos seguimos enamorando de los detalles, 
los que transformamos instantes fugaces en eternidades doradas.
La vida para nosotros aún no ha terminado,
porque seguimos enamorados,
seguimos amando la vida y el mundo que nos rodea,
con una pasión que el tiempo no puede marchitar.
Somos los que encuentran poesía en lo cotidiano,
en la brisa suave que acaricia nuestros rostros,
en el murmullo de las hojas al viento,
en el susurro del mar al romper en la orilla.
Cada detalle, cada momento,
se convierte en un tesoro en nuestras manos,
y así, convertimos la vida en un poema eterno,
en una sinfonía de amor y esperanza.
La vida sigue siendo un viaje,
un sendero lleno de maravillas por descubrir,
y aunque el mundo cambie y el tiempo pase,
nuestro amor por la vida y por el amor mismo
permanece inquebrantable, 
como una llama eterna que arde en nuestro interior.
 El aroma del café recién filtrado,
la taza, y esas crocantes tostadas
que bailan entre crujientes cereales
a la espera de tus bellos labios.
Te desperezas, el amanecer
acompaña tu cuerpo semidesnudo
a la mesa, el pijama se desliza
con tus pasos descalzos
sin prisa en la cocina.
El día comienza,
y gorriones de suave plumaje
acompañan la ceremonia desde la ventana.
El queso cremoso, las frutas y el desayuno
bailan contigo el comienzo del día,
y a distancia tu mente vuela,
buscando el suspiro antes
de que el primer sorbo
se confunde con el beso que esperas
recibir cada mañana,
que llega simplemente en un mensaje de texto
qué envío y esperas.
Tus ojos aún soñolientos
se abren lentamente,
capturando la luz dorada del alba
que acaricia tu piel.
Tu cabello, desordenado y hermoso,
cae suavemente sobre tus hombros,
y en ese instante, la quietud de la mañana
se llena con la promesa de un nuevo día.
Tus manos, delicadas y firmes,
sostienen la taza con gracia,
y en cada sorbo, en cada bocado,
hay un ritual de amor y deseo.
El aroma del café, tan familiar,
te envuelve en un abrazo cálido,
mientras los sabores del desayuno
despiertan tus sentidos,
recordándote que cada día
es una nueva oportunidad
para amar y ser amada.
El sol comienza a elevarse,
iluminando tu rostro con su luz suave,
y en el aire, una melodía silenciosa
canta la historia de nuestro amor.
Tus labios, esperando ese beso,
son la promesa de un futuro compartido,
donde cada mañana es un poema,
y cada noche, una canción de cuna.
En la distancia, mis pensamientos
vuelan hacia ti,
llevando consigo los susurros
de un amor que no conoce fronteras.
Cada mensaje de texto que envío
es una caricia virtual,
un recordatorio de que, aunque lejos,
siempre estamos juntos.
Así, entre el aroma del café
y el crujir de las tostadas,
comienza un nuevo día,
lleno de esperanza y amor,
donde cada momento es una danza
y cada respiro, una declaración
de lo mucho que significas para mí.

jueves, 16 de mayo de 2024

 Donde crujen los libros
se sacude la memoria,
y entre consonantes mezcladas
con algunas vocales,
al son de un viejo rock, escribo
tu nombre en poesías
que quizás nunca leerás.
Mujer de magia negra, dijo Carlos,
del rock perdido en las cuerdas del Carpo,
o de los ojos de papel como decía el Flaco.
Tu cuerpo se desnuda en letras
y tu corazón sangra metáforas inconclusas,
buscando en el diapasón el tono
que se enreda en tu cabello
con las cuerdas de una guitarra,
intentando afinar la vida,
entre besos de palabras y abrazos
de profundos cuerpos, en el silencio
de una melodía en busca de tu nombre,
por las calles de un barrio sin memoria
cruzando las vías, que lo parten para unirlo.
Tu risa es el eco de canciones olvidadas,
una melodía que se cuela por las rendijas
de una ventana abierta a la nostalgia.
Tus ojos, faros en la noche, iluminan
los rincones oscuros de mi alma,
y tus manos, suaves y cálidas,
son el refugio donde siempre quiero estar.
Nos encontramos en los versos
de una canción sin final,
tus labios dibujan sonrisas
que se pierden en mi piel,
y tu voz, dulce y clara,
es el susurro que me guía
en los momentos de soledad.
Eres la musa que inspira
cada rima, cada nota,
el sueño que se vuelve realidad
en cada página escrita.
Eres el sol que ilumina
mis días grises,
la luna que me acompaña
en noches de desvelo.
En el lienzo de mi vida,
tus colores pintan paisajes
de amor y esperanza,
y en cada trazo, en cada sombra,
se refleja la promesa
de un futuro compartido.
Quiero escribir nuestra historia
con tinta indeleble,
en páginas que el tiempo no borre,
donde cada capítulo
sea un homenaje a este amor
que crece y se fortalece
con cada latido de nuestros corazones.
Caminemos juntos por este sendero,
dejando huellas imborrables
en la arena del tiempo,
y que cada paso nos lleve
más cerca el uno del otro,
hasta que nuestras almas
se fundan en un solo verso,
una sola canción, un solo latido.
Porque en el crujir de los libros,
en la música de un viejo rock,
en las calles de un barrio sin memoria,
nuestro amor encuentra su hogar,
y en cada palabra, en cada nota,
tu nombre resuena,
como un eco eterno,
como un suspiro que nunca se desvanece.
 No me importa el cómo ni me importa el cual,
no me importa el color de tu piel ni el de tu cabello,
que, seguramente hoy, tapa algunas canas
que esconden el paso de tus días en la vida.
No me importa tu pasado que, seguramente, dejó en tu cuerpo
algunas cicatrices que tal vez ocultas bajo la ropa,

e intimida tal vez tu completa desnudez.
No me importa si duermes o despiertas
a horas convencionales; ¿quién tiene
a esta altura el derecho de tu tiempo?
Nadie seguramente.
Me importa si lloras o no duermes
por algún problema que no sé,
tal vez conversando podemos solucionarlo
y luego sonreír.
Me importa el presente, el hoy, el mañana,
tus proyectos, tus viajes y tu inmensa sonrisa.
Me importa que el tiempo no te abrume,
que te abrigues en el crudo invierno
y puedas sentirte bien ante el calor en el verano.
Simplemente, me importas vos,
cómo, cuándo y dónde, pero solo vos.

miércoles, 15 de mayo de 2024

 En su taller, la bella costurera,
con manos hábiles y mirada serena,
cose sueños de hilo y tela,
donde cada puntada es una historia eterna.
Sus dedos, como danzarines delicados,
se deslizan por el lienzo, trazando destinos,
creando con paciencia y amor desmedido,
prendas que abrazan cuerpos divinos.
Con ojos de artista y corazón de poeta,
vislumbra en cada tela un mundo por descubrir,
y en su aguja, la magia de transformar la materia,
hace de cada costura un milagro por venir.
Sus cabellos, un río de oro en la luz del día,
ondean al compás de su labor incansable,
y su sonrisa, un rayo de sol en la penumbra,
ilumina el espacio de manera inigualable.
Las agujas en su mano son varitas de hadas,
que convierten simples hilos en relatos profundos,
y sus patrones, mapas del tesoro escondido,
guían al observador a un universo fecundo.
Con cada hilo que enhebra, un suspiro de esperanza,
con cada corte preciso, una danza de fe,
y en los pliegues y dobladillos que borda con gracia,
se esconden los sueños que jamás olvidaré.
Ella, la musa de telas y encajes,
la reina de botones y cremalleras,
en cada puntada deja su esencia,
en cada prenda, su alma entera.
Sus manos, creadores de maravillas silenciosas,
construyen puentes de amor y ternura,
y en cada prenda terminada, una rosa,
que florece en el jardín de su dulzura.
Bella costurera, artista de la vida,
que entre hilos y telas encuentra su voz,
tu labor es una sinfonía de armonía,
que viste al mundo de belleza y amor.


domingo, 12 de mayo de 2024

 Donde se entrelazan los destinos,
resplandece la esencia, como un faro en la noche,
sin conocerte, sé quién sos,
porque en cada latido de mi corazón,
enciendes la chispa del misterio eterno.
Eres el poema que danza en mis sueños,
la melodía que acaricia mi alma,
en cada estrella que adorna el firmamento,
veo reflejado el brillo de tus ojos,
destellos de pasión y ternura.
En el lienzo de mi vida, pintas los colores pastel,
con pinceladas suaves y apasionadas,
cada palabra tuya es un verso que acaricia mi piel,
cada suspiro, una melodía que se funde con la mía.
Y en el silencio de la noche, cuando el mundo duerme,
nuestros corazones entrelazados conversan en secreto,
se confiesan los anhelos más profundos,
sin fin ni medida.
Y así, sin conocerte en la realidad tangible,
sé quién sos en el universo de mis sueños,
donde el amor es la fuerza que todo lo transforma,
y vos, sos el centro de mi universo,
la razón por la cual late mi corazón 
en esta eterna danza de la vida.


En la quietud de la noche entre lloviznas
se desvaneció su presencia,
sin un adiós, sin una palabra de consuelo,
la ruta tres fue su ruta de huida.
El eco de su voz, suave y dulce,
resuena aún en los recovecos del alma,
dejando un vacío profundo, un dolor amargo,
como un sueño truncado antes de su realización.
El peso del pasado, como un ancla,
se aferró con fuerza a su corazón,
impidiendo que el futuro brillante que les esperaba,
se hacía realidad en sus manos entrelazadas.
¿Qué es más poderoso, el pasado o el futuro?
En el confuso laberinto de la vida,
muchos se pierden entre sombras y lamentos,
sin atreverse a abrir sus corazones al amor.
Pero en medio de la oscuridad,
aún brilla la luz de la esperanza,
el poder transformador del amor,
que puede sanar incluso las heridas más profundas.
El futuro es una hoja en blanco,
esperando ser escrita con los colores del amor,
donde cada tropiezo, cada lágrima,
se convierte en un escalón hacia la plenitud.
Así que levantemos nuestras miradas al horizonte,
y dejemos que el amor guíe nuestros pasos,
porque en el abrazo cálido de un corazón sincero,
encontraremos el verdadero significado de la vida.
 Sacude el tiempo en cobrizos paraísos,
un largo camino de incertidumbre,
con lágrimas y sonrisas, desvelos e insultos
pero sigue, el camino es arduo,
entre suspiros y caricias furtivas.

La espera se retuerce en la noche,
cautiva el humo y entre párpados entrecerrados
del último cigarrillo antes del amanecer,
el dolor del cuerpo danza con el cansancio
y en la quietud, al ritmo de una suave respiración
se desliza en sueños atrevidos entre sábanas de seda,
mientras el eco de una guitarra solitaria
resuena en los rincones de la habitación.

La piel anhela el roce, la cercanía,
se estremece al imaginarte cerca,
se acurruca en la cama vacía esperándome,
anhelando el calor de tu cuerpo
para fundirse en un abrazo eterno.

jueves, 9 de mayo de 2024

 En su habitación, sola y triste,
se sienta, con el corazón latente,
envuelta en los recuerdos de un amor perdido,
suspira con anhelo, con el alma herida.
Sus ojos brillan con la luz de una llama,
que aún arde en su pecho, aunque la tristeza la reclama
el eco de una voz ya lejana,
que sigue resonando en su mente.
Las paredes guardan suspiros y lamentos,
mientras se sumerge en sus pensamientos,
recordando los momentos de felicidad pasada,
que ahora parecen tan lejanos, 
como una quimera olvidada.
El amor, un dulce veneno que la consume,
la deja envuelta en una niebla que no se disuelve,
anhelando la presencia de aquel que ya no está,
pero cuya sombra sigue danzando en su soledad.
En su habitación, entre sombras y suspiros,
se refugia en el amor que sigue vivo en su suspiro,
aunque la tristeza la embriague con su manto,
ella guarda la esperanza en lo más profundo de su encanto.
Que encuentre consuelo en las estrellas que brillan,
y en el eco del viento que susurra palabras divinas,
que el amor le devuelva la sonrisa perdida,
y que encuentre la paz en su alma herida.


 Cincuenta años de risas, travesuras y llantos,

de alegrías compartidas y de sueños tejidos,

cincuenta años de complicidad y recuerdos,

de amistad sincera que ha florecido.

En el jardín de la vida, ustedes son las flores,

que han resistido las tempestades y los rigores,

nuestra amistad es un tesoro, un legado,

que el tiempo no desvanece, sino que ha consolidado.

Recordamos los días de juventud y locura,

cuando el mundo era un lienzo en blanco, una aventura,

caminamos juntos por la senda de la vida,

apoyándonos mutuamente en cada despedida.

Cincuenta años de risas que han sido canciones,

de abrazos que han sido refugio en las desolaciones,

cincuenta años de amistad, de la más pura lealtad,

que ha resistido el paso del tiempo, con firmeza y verdad.

Brindemos hoy por nosotros, amigos de medio siglo,

por vuestra complicidad, por nuestro eterno abrigo,

que sigan floreciendo los lazos que nos unen,

y que nuestra amistad perdure, eterna, sin alteraciones.


martes, 7 de mayo de 2024

 Entre hilos de deseo y susurros de pasión, 
se teje nuestra historia, un poema sensual
que se despliega con cada latido de nuestros corazones.
Burbujas de amor flotan en el aire, 
como pequeños suspiros 
que se elevan hacia el cielo nocturno. 
Un capullo encendido de rosas, 
delicado y fragante,
se abre lentamente bajo la luz de la luna, 
liberando su aroma embriagador
de esmeraldas y promesas.
La noche brilla en tus ojos, 
reflejando el desvelo inquieto 
de tus deseos más profundos. 
Al compás del último tango de Astor, 
nos sumergimos en un baile apasionado, 
donde cada movimiento es un susurro de amor 
y cada contacto, una chispa de fuego 
que enciende nuestros sentidos.
En el umbral del viejo almacén,
perdido en el laberinto de calles silenciosas, 
encontramos refugio en los brazos del otro. 
La pelota de trapo cuelga olvidada, 
esperando el grito del diarero con la sexta de la tarde noche,
mientras nosotros nos entregamos al éxtasis de la unión carnal.
En el olvidado pasaje de la esperanza,
donde las sombras se entrelazan 
y los susurros se pierden en la brisa nocturna,
nos encontramos a solas, 
sentados en el umbral de nuestros sueños 
Aquí, en la intimidad de la noche, 
nos entregamos al último sueño, 
para remontar el año que quedó 
arrumbado en el tango inconcluso de nuestras vidas.
Mientras la luna nos observa con su mirada plateada,
sellamos nuestro amor con un beso robado, 
un beso que es el comienzo de una nueva historia, 
una historia que se despliega 
en los rincones más profundos de nuestro ser, 
una historia de pasión, amor y eternidad.

Entre Vos y Yo. +

El brillo de tus ojos, el color de tu cabello y la sensualidad que despliegas en cada palabra de enojo, solo está en vos, en las canas que e...