que desde niño leí,

libro que no olvidaré,
se las dije a mi madre,
a mis hijos y a estas letras,
que llenan mi corazón,
hilando en poesía burda
todo sin explicación.
Pero quisiera un día,
sentados quizás
al sur de una sierra,
el mar o el bosque,
tal vez tomando un café,
mirarte fijo a los ojos
y decírtelas a vos:
te amo querida amiga,
ya lo sabes, te fallé.