
del viejo bar,
con tu sonrisa inigualable
portando la tenaz personalidad,
te encontré
en la tarde menos pensada.
Te miré, nos miramos
y la tarde cambio para ambos
con solo comenzar
a caminar de la mano
el sinuoso camino de la vida
sabiéndonos el uno al otro
sin distancia ni tiempo
en los días del verano mas hermoso.
Y en esa mirada debe haber quedado mucho
ResponderEliminarSaludos