Dos vasos de boca ancha, pesados de whisky
para ser más exacto, hielo y debajo del brazo
la botella, ya por la mitad, a unos metros
no muchos y a orillas del río el muelle
sobre el río Carapachay, hacia el este la luna sobre
la espesa arboleda y el reflejo sobre las aguas
qué justo ahora vienen bajando del Paraná.
Una medida no más, y así pasábamos
la noche de sábado, después de la cena
antes de dormir y sin apuro, a la luz
de un simple y tenue farol sentados en la vieja escalera
mientras muy juntos y mirando correr la luna,
una y otra noche,vos, me acompañabas suavemente
con tiernos acordes de guitarra, yo te escribía
una y otra vez poesías, al color se tus mejillas, al tono
azabache de tu cabello, a tu hermoso timbre de voz,
y al corazón que encierras y desplegando
ternura en tu mirada, las horas pasaban.
Cuando ya la luna dejaba el río nos íbamos a dormir
abrazando la noche en besos y los cuerpos en alma
para juntos despertar el domingo entre medias lunas,
allá en el Tigre, donde el Carapachay se adueña
de los sueños y los convierte por algunas horas en realidad.
para ser más exacto, hielo y debajo del brazo
la botella, ya por la mitad, a unos metros
no muchos y a orillas del río el muelle
sobre el río Carapachay, hacia el este la luna sobre
la espesa arboleda y el reflejo sobre las aguas
qué justo ahora vienen bajando del Paraná.
Una medida no más, y así pasábamos
la noche de sábado, después de la cena
antes de dormir y sin apuro, a la luz
de un simple y tenue farol sentados en la vieja escalera
mientras muy juntos y mirando correr la luna,
una y otra noche,vos, me acompañabas suavemente
con tiernos acordes de guitarra, yo te escribía
una y otra vez poesías, al color se tus mejillas, al tono
azabache de tu cabello, a tu hermoso timbre de voz,
y al corazón que encierras y desplegando
ternura en tu mirada, las horas pasaban.
Cuando ya la luna dejaba el río nos íbamos a dormir
abrazando la noche en besos y los cuerpos en alma
para juntos despertar el domingo entre medias lunas,
allá en el Tigre, donde el Carapachay se adueña
de los sueños y los convierte por algunas horas en realidad.