En aquella gran cocina comedor,
cuando el sol se escondió
entre las pesadas cortinas
y el mate dejaba
su tercera pava casi vacía,
entre las pesadas cortinas
y el mate dejaba
su tercera pava casi vacía,
tu cuerpo se entregó a sus brazos
y, a pocos metros, entre sábanas
llegó la noche inesperada,
mientras, de lejos,
la música acompañó el deseo
y la luna los esperó hasta la despedida
la música acompañó el deseo
y la luna los esperó hasta la despedida
cuidando el silencio de la noche,
entre curiosas estrellas
y nubes blancas de pudor y alegría.
y nubes blancas de pudor y alegría.
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