PASION.

Como el sol al atardecer,

desnudándose lentamente en el horizonte,

tus caricias despiertan mis sentidos,

como un fuego que arde, como un cometa que se aproxima.

Tus labios son el sol que se oculta,

dejando un rastro de besos en mi piel,

cada roce es una promesa susurrada,

cada beso, un deseo cumplido.

Nuestros cuerpos se entrelazan con pasión,

como olas que se estrellan en la playa,

cada movimiento es un gemido,

cada mirada, una confesión.

El calor de la noche nos envuelve,

como una manta de lujuria y deseo,

en esta danza prohibida,

donde somos los únicos protagonistas.

Mientras el sol completa su partida,

nuestro deseo se enciende en la oscuridad,

como estrellas fugaces en el firmamento,

dejando una estela de pasión en su rastro.

ABRAZADOS, ATRAPADOS.

Tus ojos,diamante en bruto 

perdido en la luna de enero,

reflejan el brillo de tu alma,

abril se esconde en el año

y con él, las hojas comienzan a caer.

Te desplazas lentamente

entre mis brazo, tu cuerpo

se acomoda en la oscuridad,

sonríes en el silencio,

te acurrucas y palpitas

la sombra de la luna en tus suspiros,

la humedad crece, los sollozos

acarician estrellas, tus manos

destellan amor y entre tus labios

corren los flujos mas sabrosos

de la vida,abrazados buscando el alba.

 

FRAGANCIA DE AMOR.

Bajo el manto de la noche estrellada,

nuestros cuerpos se funden en la penumbra,

una danza de pasión y amor desatada,

donde los deseos se despiertan y alumbran.

Tus labios, fuego que en los míos se posa,

tu piel, un lienzo donde escribo mi pasión,

cada caricia, una melodía hermosa,

en esta sinfonía de éxtasis y unión.

Desnudamos los secretos más profundos,

en la intimidad de este rincón secreto,

cuerpos entrelazados, sentimientos fecundos,

viviendo un romance que nunca será incompleto.

Las estrellas son testigos de nuestro ardor,

en esta noche de pasión y romance,

unidos en el éxtasis, sin temor,

descubrimos el amor en su máxima fragancia.

DESTINO.

Bajo el manto estrellado, en la noche serena,

tus ojos, dos luceros, reflejan la luna llena.

Tu voz, melodía suave, acaricia mi oído,

y el viento en tu cabello parece haberse perdido.

En el jardín del tiempo, florece la pasión,

y en el lienzo de tus labios, encuentro redención.

El roce de tus manos, un verso que se escribe,

en el libro de nuestras almas, amor que no se inhibe.

Cada instante a tu lado, un regalo del destino,

navegando en el océano de tu amor divino.

Como hojas de un poema, danzamos en el viento,

tejiendo sueños eternos, amor puro y sincero.

En el eco de tus risas, hallé mi melodía,

en la profundidad de tus ojos, mi eterna poesía.

Eres el faro en mi noche, mi refugio y abrazo,

en el rincón de tu alma, hallé mi único espacio.

Así, en esta historia de dos almas entrelazadas,

encontré el más dulce amor, en tus miradas.

En cada amanecer y en cada anochecer,

mi corazón late por ti, mi eterno querer.

SIN SALIDA.

Buscando la utopía del camino

mas sensato del laberinto,

aquella noche te descubrí,

como descubro los puntos

de intercesión de ciertas líneas

que recorro en la  ruta de la vida,

todo tenía sentido, pero sin base,

todo era perfectamente ideal

pero sin sustento,

todo fue cronológicamente

ideal, para ser como fue, 

nadie se interpuso en la aventura,

me perdí en tu sonrisa, en tus ojos.

A partir de ese momento

descubrir tu alma,

fue realmente maravilloso;

hoy escribo sin saber de vos

pues aquella noche, las rectas se cruzaron,

las diagonales se interceptaron

y me perdí en el tablero de la vida

sin encontrar la salida.

TARDE DE FERIADO.

En el embrujo de su belleza celestial,

esconde el misterio de su mirada profunda,

detrás de los lentes que enmarcan su rostro, 

una obra maestra en la noche moribunda.

La melodía de su voz, un susurro enloquecido,

como la sinfonía más sensual de un feriado ardiente,

y en la frescura del día, su cuerpo 

se convierte en el deseo más vehemente.

Mientras el tren agita las ventanas en su partida,

contorneando la última luz del sol, atrevido y certero,

su mente vuela, imaginando ese encuentro sin medida,

y el amor se desborda, etéreo, eterno, verdadero.

Entre los vinilos ordenados,

encuentro la canción que me lleva a lo sublime,

y escribo palabras de pasión sincera,

dedicadas a esa musa, a ese amor.

Mientras la primavera besa suavemente octubre,

el deseo crece, como una llama en el pecho,

en un baile de pasiones sin horario,

en la sinfonía del amor ensobrado.

JUNTOS.

En la oscuridad de la noche, despierto en tu lecho,

el amor más ardiente se enciende en tu piel,

cada lunar es un secreto que descubro con deseo,

y tu cabello se enreda en mis dedos como la seda de la pasión.

El amor reside en cada pliegue de tu ser,

en la tibia suavidad de tus pechos que anhelo,

tu cintura es el sendero que exploramos con lujuria,

mis manos recorren cada contorno, cada promesa.

Después de la noche más sensual, encastrados en el deleite,

nos encontramos al amanecer, exhaustos pero ansiosos de más,

nuestros susurros y gemidos llenan el aire,

el eco de una pasión que no conoce límites ni medida.

Así, mi amor, eres la llama y la tormenta en mi canción,

la pasión que arde en mis venas y me arrastra sin control,

cada instante contigo es una eternidad de éxtasis,

el amor más intenso, la lujuria que nunca se apaga.

OJOS DEL ALMA.

La tarde se desvanece en fragmentos de sueños rotos,

tu fragancia se entrelaza con mis versos,

y a pesar de la vasta distancia que nos separa,

sigues siendo la musa de mis letras,

descubriéndome de nuevo día tras día,

solitario como un eco de tu voz en el viento.

Recuerdo en silencio aquel café compartido,

y esa esquina única donde,

mi mano encontró refugio en tu hombro derecho.

Desde aquella noche que quedó suspendida en el tiempo,

tus ojos fueron los más hermosos de la ciudad,

albergando secretos y misterios sin fin,

y en tu profunda mirada encontré el mundo entero.

Eres la mujer más bella y una historia sin fin 

en un rincón del universo, un capítulo inmortal 

escrito por el destino,el amor y el deseo.

ENTRE SUS MANOS.

 Entre sus manos, 

él depositó sus días, sus vivencias, 

como delicados pétalos envueltos en papel celofán, 

esperando ser desvelados. 

Sus historias, recogidas en poesías, 

en libros aún por escribir, 

yacen expectantes ante el toque 

de sus dedos, anhelando ser exploradas.

En sus manos, él se encuentra ahora,

 sumergido en un océano de deseo 

y pasión compartidos. 

Juntos exploran los senderos del tiempo, 

siguiendo las rutas caprichosas del destino, 

que los conduce a las noches sensuales 

y a los amaneceres apasionados.

Cada luna compartida les pertenece, 

un lienzo en blanco sobre el cual plasman

 sus deseos y anhelos, tejiendo una historia

 sensual con cada caricia, 

cada susurro y cada beso. 

En sus manos, el pasado y el futuro se entrelazan, 

y en cada encuentro, descubre el regalo 

de tenerla a su lado, experimentando 

el éxtasis de sus cuerpos fusionándose 

en una danza ardiente y eterna.

CONOCIENDONOS.

La luna, traviesa, escapó aquella noche,

y al compás de las campanadas del reloj,

las horas pasaron sin prisas.

Fue un encuentro al estilo Sabina,

donde el deseo nos llevó por caminos

que solo conocíamos en sueños.

Bajo la luz tenue de la vela,

nos exploramos con manos temblorosas.

El cigarrillo, entre susurros y risas,

nos iluminó como un testigo silencioso.

Las campanadas del reloj, incansables,

marcaban el tiempo en que nos perdimos,

en la pasión que ardía en cada mirada.

Así, nos amamos a distancia,

en un encuentro furtivo y apasionado,

donde el reloj de pared no importaba,

solo tú y yo, y la luna cómplice,

fuimos testigos de esa noche desenfrenada,

donde nos conocimos y nos entregamos.

ALBA.

La noche se esconde

entre cientos de palabras

que se cruzan atravesando

estrellas, las nubes

acarician las  mismas

mientras el minutero gira  

una y otra vez, atravesando 

horas una tras otra.

Tus letras se hacen voz

acompañando la luna

y al esconderse tu silueta 

con ella, la madrugada palpita 

la llegada del alba.