En tus labios,
se fue la tarde de septiembre,
mis dedos jugaron tus cabellos
al enredo del sol en retirada.
Nos abrazamos ya casi de madrugada,
y al despertar de aquella novela
que juntos vivimos crujiendo
fantasmas de un lejano pasado
envolvente en la memoria.
Nos prometimos el amor
para toda la vida, lagrimeaste,
sonreí, me miraste.
Y hoy, pasado los años,
el recuerdo sonríe en tus labios,
y mis dedos enredados en tu
lacio y largo cabello, sonríen
al compás de mis labios
sobre los tuyos en caricias de sol.
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