EL PRIMER CAFÉ. *

El día se escapa en rincones
grises de angustia y nostalgia,
Buenos Aires se queja detrás
de miles de ventanas, cerrando
la amargura de un tango sin melodía,
Corrientes lagrimea añorando
el paso a paso de los porteños
que ya se fueron de viaje,
la noche duerme entre sobresaltos
de trasnochados bohemios,
al compás del último verso
de poetas sin memoria, y a lo lejos
tu nombre suena, en la distancia
de cada madrugada, donde esperas
que el mundo despierte de la pesadilla,
sentada en la  cama con encaje y la taza
del primer café del día, para seguir sobreviviendo
en el vacío de las sabanas frías, esperando
el abrazo que llegara  de lejos
cuando el mundo despierte
y el sol te guiñé un ojo robándote
la primera sonrisa del día.