Buscando la utopía del camino
mas sensato del laberinto,
aquella noche te descubrí,
como descubro los puntos
que recorro en la ruta de la vida,
todo tenía sentido, pero sin base,
todo era perfectamente ideal
pero sin sustento,
todo fue cronológicamente
ideal, para ser como fue,
nadie se interpuso en la aventura,
me perdí en tu sonrisa, en tus ojos.
A partir de ese momento
descubrir tu alma,
fue realmente maravilloso;
hoy escribo sin saber de vos
pues aquella noche, las rectas se cruzaron,
las diagonales se interceptaron
y me perdí en el tablero de la vida
sin encontrar la salida.