CAMINO.

Bajo la luna, nuestra complicidad secreta,

en la penumbra de la noche silente,

tus labios de fresa, mi alma inquieta,

el deseo arde, intensamente ardiente.

Nuestros cuerpos, dos mundos que se entrelazan,

como ríos que confluyen en el mar,

cada beso, caricia y mirada, nos abrazan,

mientras la pasión nos hace suspirar.

En este rincón de placer y lujuria,

exploramos cada centímetro de deseo,

cada gemido es una nota de ternura,

una melodía que en el aire dejamos.

Tus manos dibujan mapas en mi piel,

mis dedos siguen la senda de tu espalda,

la pasión que arde como un fuego cruel,

nos envuelve en esta noche que no acaba.

Somos dos amantes en esta danza ardiente,

una historia de deseo que nunca termina,

nuestros cuerpos, pasión, amor permanente,

en esta noche estrellada que nos ilumina.

Y cuando llega el alba, aún seguimos juntos,

cansados, pero felices, extasiados,

nuestra complicidad se vuelve un mundo,

donde el amor y el deseo son aliados.