*RULOS.

Suaves rulos bañan tu rostro,
de fina textura, de dulce rocío,

mujer trigueña de las simples
cosas de la vida,
que enmarcas un domingo,
solo con la simpleza
de la verdad,
en la sonrisa pudorosa
de tus labios.

*ASÍ.

Suave, como la brisa
de la tarde de sol
a orillas en la costa.
Tierna como la miga
del pan recién horneado.
Sutil como las palabras
que busco para describirte
entre sueños,
en mis brazos así. . .
te beso mientras descansas,
apoyada en mi pecho
cada noche,
mientras duermes a mi lado
construyendo a diario un mundo
sin límites ni fronteras,
de amor y paz en armonía,
como militantes de vida a diario
entre un mundo sin paredes .

*REENCUENTRO FINAL.

Caminas descalza sobre arena
de finos granos, blancos,
tiernos, acaramelados por ti,
mujer de las cosas simples,
perfectas e indomables.

Tus lágrimas
dejan las huellas celestes;
tus pies,
el aroma del amor,
y firme sigues
el camino de la vida,
donde te espero,
para el reencuentro final.

*PERENNE AROMA.

Encarcelado
en el aroma de tu piel,
desdibujo tu rostro
en telas de nieve,
sobre el mar de las sombras
que me llevan a describirte,
inerte en la soledad
del cuarto abandonaste
con tu cuerpo,
pero en el cual vives,
a diario, junto a mí.

*DULCE MISTERIO.

En el dulce misterio

de juntar palabras,

te busco con ellas

y te encuentro
por las mismas
que me conducen siempre a ti,

en la mañana
despojado del ruido ensordecedor,

y en la noche,
entre suave neblina . . .

tu cuerpo

se suspende de las luces

y tu aura, flota en el cuarto

de las oraciones hiladas por ti,
mujer de medianoche

al compás del último blues,

que escucho antes de despedirte,
desde la estrella
que representas en el cosmos

de la literatura prolija,

que surge de tus manos

a través de toda
tu masa corporal,
increíble musa

de la melodía que, día a día,

me acompaña en soledad.

*VIENEN Y VAN.

Sonó el timbre,
anunciando la llegada
de su estar presente,
cada mañana,
a través del celular.
El 'buen día' tiene ritmo
para un lindo comenzar.
Trae energía, ternura
y un poco de complicidad.
A veces trae tristeza
otras, lágrimas
pero están guardadas
en las palabras que vienen,
llegan y van entre nosotros
a diario, siendo del día esperar,
pues en ella, están en ellas
y toda su cordialidad
regalo de la mañana,
que viene y de aquí ...
van.

*NUBES DE LETRAS.

El suave viento del este
trajo nubes del algodón,
en ellas encontré tu nombre
y en ellas me posé,
a escribirte entre mis sueños
con profundo y gran pudor.
Letras que con un solo motivo
te declaran el amor,
que siento por ti princesa,
cada noche y sin temor,
y el que plasmo en estas hojas,
sin tu nombre . . . para vos.

*TU VOZ.

Escuchar tu voz
endulza la mañana
de suave mermelada,
enriquece el día
y da la fuerza del viento
para seguir adelante,
entre letras y vinilos,
incertidumbre
y recuerdos imborrables,
únicos, como los compartidos
en silencio... a diario.

*ENCARCELADO EN TI.

Encarcelado a tu aroma
mujer de cielo azul,
las mañanas silvestres
cambian el ritmo
al saber de tu presencia,
dispuesto a recorrer
caminos a tu lado.
Brilla la noche de glamour
con la presencia incondicional
de tu ser en mi memoria.
Sin espejos ni fantasmas,
jazmines del aire rosa púrpura
belleza ordenada,
solo tú,
mujer del ritmo de jazz
en la melodía escondida
tras el blues, escrito para ti
en la soledad
de la noche compartida
a media luz.

*VERDAD.

Sobre un gris Buenos Aires
de una noche en penumbra,
tu lejano cuerpo abrazo
y siento el suave calor
de tu presencia incondicional,
esperando mañana
para hacerlo más real,
pues estás, pues existes
y las palabras fluyen
a tu sólo pensar,
Descubriendo
un idioma muy particular,
el que tenemos ambos
y no voy a develar,
pues este es nuestro mundo
y nadie lo impedirá.
El de las cosas simples
de amistad y verdad.

*NUESTRO.

Tu hermoso cabello azabache
entre mis dedos se deslizó,
en la noche del abrazo profundo
y, entre dedos,
jugueteamos las manos
en fiel descanso,
juntos y en silencio
escuchándonos respirar.
Pasaron los minutos
y la madrugada nos acompañó
al ritmo de nuestros pensamiento,
donde solo tú y yo
guardamos el secreto
de algo irrepetible,
nunca conversado pero . . .
solamente nuestro.