en medio del desayuno,
extraño,
como a media tarde . . .

hasta que tus párpados
caían de cansancio
recostada a la distancia.
Extraño . . .
las letras que
hiladas en el teclado robado,
llegaban desde el micro,
la habitación del primer piso,
o aquella acogedora pensión,
desde donde los consejos,
los secretos, los retos
y las confesiones
iban y venían diariamente
cuidándonos, protegiéndonos
y acompañando nuestras soledades
sin distancia.
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"Gracias por comentar mis letras....espero tu próxima visita....."