COLGADO.

Me colgué en la magia

de tus palabras, en el sonido alegre

de tu voz, detrás del vínculo perfecto
entre la línea del horizonte
y el estallido de frutas secas que 

sobre tu tierno y suave cuerpo desnudo, 

sobre la amplia mesa dibuje en la partida.
Nada fue en vano, nada se hace sin retorno,
la llegada al abismo la jugamos juntos,
partiste sin despedida y el monte blanco habla por vos,
entre cañas busqué el perfume y estabas oculta,
escondida de mis abrazos, muda y desnuda de alma
intentando partir desde el horizonte, donde nadie
sabrás de la triste despedida, antes que,
la campana de su último sonido
quedará vibrando sin salida,
dentro de mi pecho cuando amanezca
entre rosas blancas, que te nombran

al paso de mi bote en despedida,

por las turbias aguas del Carapachay

subiendo hacia el Paraná una tarde

antes de la última puesta de sol.

ESCAPANDO.

Me escapé a pensar en vos,

en esa loca aventura de vivir los sueños

sobre la almohada de la realidad,

todo giro en palabras mágicas,

el aliento de la respiración voló

y en escasas palabras comprendí tu vida,

desde la cicatriz más bella 

hasta él perfumé más suave de tu cuerpo

cuando, frente a la plaza del pueblo

te abracé por primera vez.

De ahi en más el camino se hizo una fiesta

en el juego de nuestras manos

y a velocidad de crucero, hubiese llegado

al fin del continente conteniéndote,

pero la noche se convirtió en neblina,

las luces comenzaron a destellar

y el caprichoso invierno, sacudió las estrellas

que cayeron justo, cuando al girar sobre tu cuerpo

en un profundo abrazo nos besamos en la despedida.

GRIS.

Como la tarde de espesa niebla

parecido a la madrugada de hoy,

similar a camino en noches

en pleno y frio invierno,

turbio como el horizonte

cunado el camino se llena de humo,

así de gris indefinido donde lo mire,

indefinido como lo cuente,

blanco con gotas de negro

o negro con más o menos 

gotas de blanco como tu cuerpo,

cuando desnudo entre mis brazos

bailas el momento sublime de dejarte 

acariciar lentamente, donde ya no importa el color

de la ropa, si no el perfume de tú
piel en mi boca.

CARLOS.

Hoy pensé en vos

en las ganas de contarte lo sucedido,

en esas interminables conversaciones

donde siempre, el otro era quien importaba,

en aquellos llamados telefónicos

discando cientos de veces

para saber, el cómo, el cuándo y donde

y en las largas veladas de mate

discutiendo el compromiso.

Nos fuimos comprometiendo

con todo y con todos minuto a minuto.

Nada de todo aquello parece haber quedado.

Hoy te recuerdo por aquí 

a pesar de todo el avance tecnológico

ya no tengo cómo hablar con vos,

ya no puedo escucharte cómo lo hice siempre

mientras jugabas con el terrón de azúcar

sobre el pocillo de café, esperando que 

caigan adentro para endulzar la noche

mientras el vapor lo iba abriendo lentamente.

Se extrañan tus pocas palabras, pero certeras,

rascarte la cabeza en silencios eternos,

esperando tu contestación, 

hoy me hablaron de vos,

de tu honestidad y algo de lo mucho que aprendí 

compartiendo largas horas los fines de semana

estudiando tantas cosas, pero sabes que

repitieron la misma pavada,

inteligentes pero boludos,

evidentemente pasaron los años,

ni vos ni yo cambiamos,

pero aquella sociedad 

que alguna vez soñamos juntos,

retrocedió, hoy está igual o peor que 

en aquellas noches cuando soñamos cambiarla

y disculpame, pero debo decirte,

nosotros en algún momento nos equivocamos,

soñamos algo que nunca pensamos

que llegaría a estar como esta,

me gustaría, preguntarte, a vos y a Gustavo,

somos un poco culpables?

 

AMANECIENDO.

Musgo suave inteligentemente en v,

debajo el clímax, acariciado

lentamente con toda ternura,

debajo cicatrices de vida

recordando turbios momentos,

y una sonrisa siempre en tus labios

coronando la cita nocturna

sin despedida, café con leche

y la espuma que estalla en tu paladar,

allá donde el espacio reducido

cobija las noches a escasos minutos del río,

donde alguna vez, nos cruzamos los dedos

mano a mano, al silbido de la luna

a metros de las nubes,

a la lenta y amena llegada 

del primer reflejo de sol.

LUNA EN RETIRADA

Tu rostro dibujó la noche

fría del mes en curso,

la alegría juvenil de un pulóver

que escondía tu inmenso corazón.

Tu juventud dibujó el abrigo

de tus bellas piernas

cubiertas por esos cuidados

colores en la calza que te desdibujaba.

Tu bello rostro, coronando tus rubios y sutiles

cabellos, acaricie lentamente como diamante

en bruto y sobre todo tu voz,

bella mujer vecina del lucero

enamorada de la libertad,

tus manos saben de mi, tus hermosas uñas

saben de vos, y junto al abrazo

de la iluminada plaza, tus labios

se apoyaron en los míos

y juntos partimos a la deriva

del sueño posible, sobre la ruta

recta, horas antes del lento amanecer,

resguardándonos en el vehículo

que nos llevó al disfrute de la anoche,

donde la neblina se adueñó de nuestros sueños

a metros de luna en retirada,

MUJER

El perfume acaramelado
de tu suave piel, el rubio

lacio de tu hermoso cabello,

el andar el camino de la vida

y tu sonrisa perfecta 

hicieron de una larga noche

el paseo inesperado.

El sol se escondió con tu presencia

y la luna nos acompañó

por el inesperado camino,

tu mano, tus preciosas uñas

y vos, un encuentro del reencuentro, 

un abrazo inolvidable

y una elegancia que entre comillas

podría llegar a describir

con una solo dos palabras

bella mujer.
  

HONESTIDAD.

 Como un soplo

de una noche fresca

que pacta sensatez y la normalidad

creció desde la palabra

para un fin merecido

en brazos de la luna

fue concedido

con diálogo y pasión

ante la gracia de sus dones

que son certeza en plenitud.

Y será más allá del tiempo

que esperará su floración

cuando todo se confirme

en la sublime delicia

que engendra el fruto

del eterno color de la honestidad.

PASEO.

Los instantes son bonanza
cuando los sueños ofrecidos
despiertan con toda alegría

las palabras sinceras.
Con la dicha de palpar
el campo fecundo,
donde la lluvia riega
y el ave de paso
sacia su sed de ella.
Hermosa domas tu agitación
prolongando el  camino

para hacerlo dueño
de un consagrado amanecer,

donde las manos se entrelazan

al ritmo lento de una larga

amena y dulce conversación,

los minutos pasan, las palabras corren

y el diálogo fluye como la ruta,

al final de la misma el encuentro

de los cuerpos son, simplemente

la entrega total, el alma ya penetro

donde y como debía.

.

VICIO.

 Adosado a la curvatura de su vértebra
engrandezco mi ser
para reinar en sus entrañas,
como mar iracundo que golpea y estalla
siendo torrente diseminado
en la fricción de los cuerpos
diluidos hasta él sin aliento,
así perturbo su calma
como un vicio que da placer
y al mismo tiempo me ata
a ella  día tras día, la vida.

DO SOSTENIDO.

 

Alguna vez se lo comenté

en momentos muy intensos,

cuando parecía quedarme sin respiración,

sos mi tóxica adicción, hermosa.

Ella sonrió, sus ojos brillaron como pidiendo

a silenciosos gritos, más y más,

en ese juego placentero que juntos

descubrimos por las noches enredados

entre sabanas cortas y música de jazz,

llegando a puntos antes ocultos, 

que de a poco vamos descubriendo

donde nunca habíamos llegado.

Así, entregue y entrego todo, 

lo alguna vez imaginado se convirtió

en realidad, desde la tarde perdiéndose

entre sombras que desdibujan su cuerpo,

hasta el amanecer donde el sol penetro

por las rendijas de la ventana

para abrazarnos a un descanso profundo

en la intimidad, donde solo la luna 

escucha el gemido de nuestras almas

en do sostenido una y otra vez 

en cada encuentro, donde solo ella

decide cuando donde o se arrepiente.