*SIN BRÚJULA

Perdí la brújula
con la noción del tiempo,
en lo profundo
de tus ojos pardos,
paseando con mi brazo

en tu cintura, bailando
con tus dedos en mis manos,
hablando de la vida
y sus bemoles,
de cicatrices, heridas,
lagrimas sostenidas,
estrellas fugaces
y desvelos compartidos.
Encontré lo imaginado,
tal vez lo nunca antes pensado.
Eres tú,
bella dama del poniente,
la mujer más hermosa de mis días,
aunque lejos
te encuentres de mi vida,
jamás será una despedida
sino el canto
de esperarte... cada día,
en la estrella
que elegimos compartir
hilando sueltas letras disonantes,
en la prosa,
de sabernos distantes.

*AMANECIENDO

Encontré en plenilunio
tus ojos salvajes,
rodando la noche
sobre mi soledad,
sabiéndote...

recordé tu voz
en el horizonte
de la fría sábana,
de la colcha oscura
del cordón de los zapatos
entre luz de persiana
y te nombré,
sabiéndote púrpura
de pechos dorados,
salvajes y azucarados
sobre la humedad
de mis labios
sobre tu cuerpo
abrazando la soledad
del nuevo día
mientras...
te acariciaba.

*MUJER

Con azul esperanza
dibujé tu rostro
con barro sediento
de toda tu piel,
y sobre tus pechos
de fiel mariposa,
puse en tus pezones
con sabor a miel,
la imagen fecunda
de mujer sagrada,
madre, hermana, hija,
compañera fiel
de tantas andadas
por las madrugadas
que un viejo tango
que olvidó Gardel.
Te puse el podio
de lo inmaculado
como lo más bello
que con conocer,
no hay pantalones
que puedan mancharte,
solo agradecimiento
y maduración
de saberte bella
cual gaviota errante,
volando la noche,
que te vio nacer.

*AMANECER

Se fue la noche oscura
sobre el tejado
del cielo detrás del sol,
con ella
tu rostro, tu voz,
tu cuerpo desnudo
gritando un "adiós".
Te fuiste
dejando el vacío
que nadie llenará.
Hoy escucho, lejana,
la suave caricia
de tu tierna voz,
y grito mi soledad
en tu nombre
sobre las calles
de mi loco Buenos Aires
cuando llega el sol.

*SIN DISTANCIA

Te robé la noche más linda,
entre estrellas en medio del campo.
Suspiré bajo el cielo nublado,
acompañando música,
de estallidos relámpagos.
La ruta siguió nuestro espacio
compartiendo historias,
esperando la lluvia,
disfrutando el momento
tras la ruta
cruzando la vida.
Y en estrofas de cielos cruzados,
repetí la frase
que sabes hasta en mi mirada,
pues conoces mis gestos
a distancia,
como tus ojos vidriosos
conozco sin mirarte.
Por eso cuentas conmigo,
como yo contigo
ya, sin distancia.

*ENVIDIÁNDOTE

En la soledad de las noches de otoño
tu palabra acompaña mi andar,
pues tú sabes de mí,
yo intuyo en ti,
y en medio del surco
donde las flores
platican perfume,
bailan las palabras,
danzan los consejos,
se abrazan
las pequeñas discusiones
y juntos recreamos
sueños compartidos
a orillas del río,
que nos vio caminar,
la mañana más linda
del verano aquel,
entre hortensias
y rosas amarillas...
envidiándote.

*UN DÍA MÁS

Se quiebra la noche
en la soledad de mis libros,
de mis vinillos...
y tú sobre ellos.
Vuelvo al teclado,
la hoja en blanco
frente a mí
y tu rostro,
dibujado en palabras,
me persigue
en la madrugada.
Ocultarte la verdad pesa,
pero volverte a ver
es el oxígeno diario
para seguir adelante
un día más,
hasta... la charla final.

*LO SUPE.

No sé cómo
ni por qué lo supe,
maldita distancia.
A punto de acostarme
sentí tu suave voz
en medio del insomnio
de la madrugada,
intenté dormir
pero algo me llevó
a encontrarte desvelada.
Hablamos,
nos acariciamos el alma
antes de la salida del sol,
y después de la despedida
de los abrazos
y los consejos de siempre,
sobre el cielo raso
comenzó el día.
Quedé dormido,
pensé que ya lo estabas.
Intenté abrazarte,
acortando distancias y penas,
cuando dormías...
a lo lejos, sin distancia.

*VINILOS.

El viejo y conocido sonido
del silencio nocturno
me acompaña,
como cada noche,
sobre el loco Buenos Aires,
de flores agotadas,
de pedir perfume.
Tú... duermes,
aún no sé dónde,
pero te encontraré
entre viejas letras
o escondida en alguna canción
de mis viejos vinilos.
Y, al tomarnos de la mano,
caminaremos juntos
mucho tiempo.
Espera, te espero.

*EN EL PARQUE

En el crudo invierno
donde la noche
empuja la mañana perezosa
hacia el tibio y cansado sol,
abrazo tus palabras
en la tarde, caminando
junto al parque
que nos vio crecer:
las mismas hamacas,
los mismos viejos eucaliptos...
y vos,
como jugando la loca escondida
de la simple vida
escapando de la realidad
te escondes, una y otra vez...
tras los recuerdos.

*AHÍ ESTÁ.

Ahí está ella,
con su hermosa sonrisa,
envuelta en sus finas curvas.
A distancia,
hicimos el amor
con ritmo de saxo,
tras el erotismo
de los silencios compartidos,
entre pijamas,
tostadas y leche caliente.
Tocamos el cielo
sin movernos
y prometimos encontrarnos,
una y otra vez,
sobre el arco iris
de sueños compartidos
cada madrugada,
en la hermosa soledad
de acompañar lo inexplicable
desde la razón,
del mundo que nos inventamos
con solo mirarnos una vez.

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