Las gaseosas y la mesa de madera de la heladería ALPINA de
la ruta 197 fueron una simple excusa para volvernos a encontrar, la vereda y la
reja que nos separaba de la calle, mientras la llena luna nos fue acompañando
escondiéndose tras el pino y luego, sobre la ya no tan, transitada ruta, fueron
testigos de una linda conversación, de un nuevo encuentro donde todo se trasformó
en maravilloso entre ambos, mientras el calor de la noche no dejaba de castigar
nuestros cuerpos, que sentados, relajados y disfrutando de la amena
conversación, hicieron que un jueves se transformara en sábado y que los
minutos se convirtieran horas, mientras nuestras manos simplemente enlazadas
seguían conversando entre ellas, como nosotros dos lo hicimos anoche.
viernes, 17 de enero de 2014
domingo, 20 de octubre de 2013
EN EL VIEJO MOLINO
El viejo Molino de Rivadavia y Callao, me detuve en la
puerta y contemple su magnífica pero deteriorada arquitectura, cuántos
recuerdos lindos pasaron por mi mente en los minutos que te esperé, allí en sus
sótanos mi abuelo hacia uno por unos los ricos caramelos o los moños o
escarapelas celestes y blancas también de caramelo o para pascuas guardaba
celosamente joyas que después a pedido serían regaladas dentro del huevo para
alguna pascua, luego con la llegada de la democracia fue el punto de reunión de
más de un día por la mañana o por la tarde, parecía la cocina del congreso o de
otras reparticiones públicas cercanas todo se tejía ahí, en esas mesas se
firmaron más de un pacto para sacar un proyecto adelante o para frenar uno que
otro mientras los cafés iban y venían durante todo el día.
Y llegaste vos, espléndida para compartir la tarde, dónde
aun no sabíamos, pero pronto estamos sentados compartiendo el café cerca del
lujoso cementerio de Buenos Aires capital, el más paquete, el aristocrático que
ignoramos pero ahí estaba.
Pasaron los primeros pocillos y la conversación se hizo
minutos tras minuto cada vez más interesante volvieron a pasar otros dos
pocillos y nos olvidamos del tiempo involucrados en un charla sincera pausada y
amena pero llego la hora de la cena y sin movernos de esa mesa y de esa vereda
cenamos dejando el mundo que pasaba a nuestro alrededor casi sin verlo sin
notarlo, sin darnos cuenta de nada de lo ocurrido. cuando después de cinco hora
decidimos partir recién ahí nos dimos cuenta de las horas pasadas compartidas.
Eso sucede muy pocas veces, pero sucedió y ambos
contentos por la tarde ya trascurrida nos despedimos; hasta muy pronto, nos volveremos
a encontrar seguramente teniendo como cimiento fundamental de nuestro encuentro
y sobre todas las cosas el dialogo, base fundamental de toda buena relación de
gente civilizada que enfrente la vida tal cual es.
miércoles, 11 de septiembre de 2013
CUARENTA Y SEIS
Entró alegremente al auto, después de un caluroso saludo
me quitó el reloj, quedé asombrado, me acompaña siempre, todos los días del año… desde hace tanto tiempo que ni recuerdo. Pero
no pude decir que no, ella lo planteó rápidamente, desde ahora no hay tiempo,
sólo el nuestro, y compartí , llegáramos cuando llegáramos y hacer todo sin
mirar la infernal máquina que nos sigue en la muñeca. La idea era dormir sin
horario desayunar, almorzar, merendar y cenar a la hora que fuera y andar de
aquí para allá cuando lo decidiéramos y así fue, viaje nuevo, vida nueva. Ella
intentaba borrar el pasado, yo intentaba lo mismo, pero ninguno de los dos nos
dijimos el motivo.
El viaje fue increíble, la conversación amena, hicimos tres
viajes al mismo tiempo, juntos fuimos a ver el mar, lo
contemplamos, lo escuchamos y en
silencio le hablamos. Yo comencé a olvidar
mi pasado, preocupado en verla viajar con su mirada perdida detrás de esos ojos
negros que discutían en su interior a cada momento, en una lucha intensa por saber dónde y cómo y
qué hacer.
Con ella rompí el pasado, ella rompió el silencio y
quebró en llanto. La conversación fue
ÚNICA, creo no volver a conversar algo así nunca más, el silencio cual cómplice de aquella
madrugada, selló un hermoso pacto de
honor entre ella y yo. Quedó grabado dentro de las lágrimas que mojaban
nuestras mejillas mientras nos mirábamos firmemente, locossssssssss si locos,
pero juntos. El resto no nos importó, no
nos importa ni nos importará. Ella levantó la banderita de taxi libre, yo me
puse medio melón en la cabeza y nos dimos la mano, su palabra y la mía valen
más entre nosotros que todas las opiniones recibidas. Veintidós nos gritaban
los gorriones, veintidós nos gritó la luna y nosotros carcajada tras carcajada,
encuentro tras encuentro nos reímos de todos disfrutando de un mundo que juntos
creamos, sólo para nosotros dos.
viernes, 27 de julio de 2012
SIN DESPEDIDA. (2012)
Hace siete años, un día como hoy, mi viejo cumplió 80 años. Un día como hoy la heladera llena de bebidas, estaba coronada con una gran torta con los colores marrón y blanco, la bandera calamar. Sí, un día como hoy, pero justo ese día, mi viejo se quedó dormido para siempre. Ese día, donde todos lo esperábamos para saludar, para festejar su cumple número 80, mi viejo no se levantó, siguió su sueño eterno. Nosotros lloramos su ausencia, pero él se fue sin sufrir, creo que fue el mejor regalo que la vida le pudo dar. Después de su ejemplar paso por ella. Hoy lo recuerdo como todos los días, tal vez un poco más y solo me resta decirlo una vez más: gracias viejo, por todo, y chau. Hasta pronto.
jueves, 30 de septiembre de 2010
BAR CERRADO.
“Bar cerrado, a partir de hoy debido a la inseguridad creciente en nuestro
barrio sumado a la dura situación económica, desde el día de la fecha, la casa
cerrará sus puertas desde la 1 a las 6 de la mañana” , un cartel con
leyenda similar me encontré anoche en nuestro querido bar donde sábado tras
sábado nos juntábamos a esperar el día para desayunar, rápidamente y gracias a
la telefonía móvil nos reencontramos y la mesa se formó como siempre en el
viejo bar de la calle Cabildo y Ugarte, donde allá lejos , hace muchos años
comenzamos noche a noche a juntarnos después de caminar unas 30 cuadras para
llegar.
Hoy pasados más de 30 años volvimos, EL Savoy, nos volvió a
recibir como siempre y rodeando la mesa nos encontramos pasadas las 4 de la
madrugada, como cada sábado por la noche o domingo de madrugada de acuerdo a la
óptica de cada uno y allí estaremos como lo estuvimos hoy sábado tras sábado
intentándolo todo, la política como eje principal, luego el fútbol y la vida,
reuniéndonos como lo que fuimos, lo que somos y seremos, amigos simplemente
amigos, con todo lo que incluye esa simple palabra con tanto contenido.
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