mece sobre el placard,
aquella hermosa maleta,
que llena de ilusiones
trajiste de tu mano.
Violeta, impecable como túy todas tus actitudes,
hermosa como todas las pequeñas
compartidas ilusiones.
Duerme, la miras
y recuerdas, la recuerdo
y. . .
te veo llegar,
como ese día,
que no pasó en vano,
como único e irrepetible
y que recordaré siempre,
como tú lo sabes.









