recostada en su sillón,
se mece tierna y dormitando.
Su cabello recogido,
rubio, suave y natural.
Su rostro es toda dulzura
y, entre luz, pensando está.
Faltan días, tal vez horasy pronto él llegará.
Sus manos sobre la panza
y la mirada en ella,
recorriendo un futuro
difícil de no imaginar.
Las lunas ya se cumplieron,
la fecha llega, ya está...
Hermosa mujer, madre,
tú eres la felicidad.
Entre suaves algodones,
siempre te he de valorar,
pues no hay nada
más sublime en la vida
que tú y la maternidad.








