entre ramas de viejos plátanos,
el barrio acuna la siesta sobre
la hojarasca de cobres veredasapaisadas al sol de un domingo mas,
la campana de la iglesia repiquetea
sin sonido rodeada de palomas,
y al lo lejos el sonido del tren
espacia las horas casi puntualmente
como acunando almohadas,
en dormitorios solitarios
a la espera de duendes otoñales,
el barrio duerme, la calesita espera,
y una vez mas pasa el domingo
con el ultimo grito de gol que
de lejos trae el viento acariciando
gorriones en fuga que huyendo
con la tarde, buscan el reparo del día
a minutos de la próxima escondida de sol









