sábado, 10 de febrero de 2024

LLEGA. . .

Llega a toda prisa,
como la resaca del mar,
quiere entrar en su vida
como un huracán darle fuerza
para seguir adelante.
Su abrazo de aire corta su piel,
como un intruso que quiere conquistar
sus rincones más secretos.
Lo siente y lo reconoce.
Cierra los ojos, deja que se meta
en su corazón, tan adentro,
que se vuelve pétrea, entonces se calma,
por fin puede respirar.
El viento azota su rostro,
la luz de la razón la deslumbra
como si le revelara
qué juntos podrán vencer a la oscuridad.
Porque es inevitable torcer el destino,
y el mismo los reunió
en un aquelarre de letras.
Allá donde el barrio se sostiene del viento
para no caerse de la avenida de circunvalación.




domingo, 4 de febrero de 2024

SIENTE.

 Siente mi aliento acercándose,
como la brisa cálida de una noche de verano. 
Mis manos, exploradoras, deslizándose 
lentamente por la geografía de tu piel, 
trazando caminos desconocidos 
que solo el deseo revela. 
En la penumbra, nuestros cuerpos bailan 
al compás de una melodía secreta,
una sinfonía de gemidos y susurros 
que solo nosotros entendemos.
El roce de mis labios en tu cuello 
es como una caricia de seda, 
mientras mis dedos juegan 
con el encaje de tus pensamientos más íntimos. 
La pasión se eleva como una llama 
que danza en la oscuridad, 
iluminando cada rincón de este encuentro furtivo.
Desnúdate ante mí, no solo de ropa, 
si no de inhibiciones y miedos.
Permíteme descubrir los secretos que guardas 
en lo más profundo de tu ser, 
mientras nos sumergimos en la danza ardiente 
de los deseos compartidos. 
En este juego de piel contra piel, 
nos perdemos y nos encontramos una y otra vez, 
enredados en la sensualidad que únicamente 
dos almas apasionadas pueden crear.

jueves, 25 de enero de 2024

DESVANECER.

Mantengo la compostura hasta llegar a casa, 
donde desvisto mis ganas al verte. 
Beso a beso, te incito a fabricar verbos pecaminosos, 
palmo a palmo provoco tu deseo desenfrenado. 
Echo de menos tus manos y tus dedos a rabiar. 
Me corro casi sin pensar. 
Me gusta mirar, verte dormitar aún dentro de mí. 
Soñar despierta, húmeda y satisfecha. 
Eres primavera en este rudo invierno.
El cuarto se llena de suspiros 
y el silencio es cómplice de nuestras travesuras. 
Desnudos de inhibiciones, nos entregamos 
a la danza sensual de la piel contra piel, 
explorando cada rincón con la curiosidad
de dos almas perdidas que se encuentran en el éxtasis.
 Las sábanas se convierten en testigos mudos d
de nuestras confesiones y secretos compartidos en la penumbra.
Cada caricia es un poema recitado con los dedos, 
y cada beso es una promesa que sellamos con pasión. 
Nos perdemos en el laberinto de nuestras emociones, 
donde el deseo es el faro que ilumina nuestro camino. 
El tiempo se desvanece, y solo existimos tú y yo, 
envueltos en la magia efímera de este encuentro clandestino.
Después de la tormenta de emociones, nos sumergimos
en el silencio reparador, acurrucados el uno contra el otro. 
La complicidad se instala en el espacio entre nosotros, 
y las palabras se convierten en susurros que se desvanecen en la atmósfera. 
Así, entre sábanas revueltas y corazones latiendo al unísono, 
nos sumergimos en el sueño, aguardando el amanecer 
que nos despertará de este fugaz éxtasis.

lunes, 15 de enero de 2024

OCULTANDOSE.

 Bajo el atardecer de terciopelo, 
la tarde se despidió en compañía de nubes danzantes. 
El viento, como un cómplice silencioso, 
llevaba consigo la esencia de la soledad, 
un halo de recuerdos meticulosamente 
ordenados en el rincón del pensamiento.
En medio de historias compartidas por una voz invisible, 
se entreveía una sonrisa oculta tras la pantalla. 
La imaginación, prisionera del encierro, 
se rebelaba con susurros de amigos ausentes 
y paisajes que solo existían en el recuerdo.
Un viaje, la promesa de una playa, un paseo; 
sin embargo, el temor se alzaba como una sombra omnipresente. 
El miedo, disfrazado con cientos de palabras, 
encerraba en su núcleo la esencia misma de la vida. 
Siempre acechante, impregnaba las acciones
 con prejuicios y limitaba el accionar, 
convirtiendo la realidad en una cárcel de temores.
Entre las líneas, se vislumbraba la lucha 
entre la seguridad virtual y la valentía de ser protagonista en la vida real. 
Una dualidad que se manifestaba en cada palabra, 
recordándonos que, a veces, la pantalla 
es solo un velo tras el cual se esconde
 el desafío de vivir plenamente el hoy.

sábado, 13 de enero de 2024

VIVÍ.

 Aquella noche de viento a orillas de río, comprendí que no comprendías la realidad, que los años pasan y ciertas cosas de la vida cotidiana comenzaban a molestarle, los hijos crecen, como vamos creciendo todos, pero ellos tienen otros gustos, miran la TV


en plataformas que nosotros desconocíamos hasta hace poco tiempo, escuchan música muy diferente a la que escuchábamos y bailábamos nosotros y elevan el volumen igual o más, que lo hacíamos de jóvenes en el living de casa cuando nuestros padres querían descansar.

Comprenderlos es parte de la vida, del correr imparable, de los días, pero. . . no todos pueden y algunos optan por salir de la casa para no compartir los momentos esenciales de la vida, un almuerzo, una cena, un mate o un café, ese momento irrepetibles con quienes sin saberlo llegaron al mundo por nuestra decisión.

El mundo cambia, como cambia hora a hora las expectativas de este hermoso país que intenta minuto a minuto renacer de las cenizas a pesar de los baldazos de agua que muchos le tiran para dejarlo en coma.

Se terminó la fiesta, pero algunos no comprenden que la cena que antes se hacía en el restaurante, hoy se comparte en la mesa de casa y la mesa de la recoleta, en la calle Corrientes o el Ferroviario, o el recuerdo de los mejores frutos del mar sobre la vieja avenida, son el recuerdo de un tiempo que ya fue y que quizás por un tiempo no volverá.

Te molesta la guitarra eléctrica de tu hijo, como practica la batería del chiquilín o la música de tu hija que quizás no comprendes, compártelo un rato, agarra el termo y el mate y salí al parque, las noches son hermosas y disfruta de ese ritual, que es fascinante y si estás bien acompañado mejor, de estar solo, llámame y lo compartimos.

Olvídate por un tiempo de lo que hiciste y deja de quejarte recordándolo a cada rato, disfruta de tu casa, tu música, tus libros, tu música y tu serie favorita y aprovecha esa vez al mes donde te encuentras con amigos de toda la vida y se reúnen para verse, conversar o festejar un cumpleaños, quejándote no se consigue ni la libertad. ni el bien estar, todo eso está dentro tuyo y si lo compartís paseando por una plaza, agradece el momento, seguramente vendrán tiempos mejores, pero la felicidad está en vos y en tu casa, no afuera, dale tiempo a todo y el tiempo te hará feliz, pero no te duermas, es probable que un día, no te despiertes y sería una pena, más aún, si te enojas por no hacer lo que alguna vez hiciste, hoy es hoy, vivilo como tal, sonreí, camina pasea canta y sé feliz, vos y la buena voluntad harán el resto sin sufrimiento


ELLa.

Ella, musa de sus propios versos,
navega entre las aguas de la creatividad,
canta al viento sus emociones
y deja que el batidor sea testigo
de sus más íntimos pensamientos.
En su estudio, la luz tenue ilumina
cada trazo y cada palabra,
creando un santuario donde la expresión
es libre y desborda sin restricciones.
La paleta de sus emociones
se mezcla en un arcoíris de sentimientos,
donde los tonos oscuros de la tristeza
se encuentran con los vibrantes
colores del amor y la esperanza.
Ella, artista de su propia vida,
pinta cada día con la intensidad
de quien sabe que el lienzo del tiempo
es efímero y valioso a la vez.
Así, entre lienzos y letras, desnuda
teje la historia de su existencia,
dejando una huella imborrable
en el corazón del arte y la vida.





BAJO EL CIELO PORTEÑO.

     En el rincón de la memoria,
donde las sombras bailan
al compás de antiguas melodías,
te encuentro, musa de los versos
que brotan en el crepúsculo.
Pestañas de cristal que guardan
historias no contadas,
labios de sirena que susurran
secretos al viento nocturno.
Tus pupilas, diamantes que reflejan
la luz de la luna en cada parpadeo,
alma de arcángel que camina
entre los recuerdos del ayer.
En este laberinto de sensaciones,
te busqué en la noche mágica
donde el tango nació,
en los callejones de Buenos Aires
bajo el último suspiro de la primavera.
Vos sos la esencia
que perfuma mis pensamientos,
un cuento encantado en la calle sin brisa,
donde la noche sin luna
y el día sin sol cobran vida.
Solo vos encontrás
en el viejo laberinto de mis sueños,
donde el dos por cuatro marcas
el ritmo de nuestro encuentro
bajo el cielo porteño.

ENTRE SABANAS


Bajo la luz tenue de una vela,
tu cuerpo se convierte en poesía,
una sinfonía de formas y sombras
que danzan en la penumbra.
Desnuda en la penumbra suave,

tu piel refleja destellos dorados,
como si fueras la luna misma
tejiendo su hechizo en la noche.
Mis manos exploran cada rincón,
cada curva de tu anatomía,
como un navegante intrépido
navegando en los mares de tu piel.
Tus suspiros son versos susurrados,
palabras íntimas en el silencio,
y en este rincón de éxtasis compartido,
nos sumergimos en la sinfonía del deseo.
El tiempo se ralentiza,
cada caricia es una nota prolongada,
y en este momento eterno,
nos perdemos en la danza apasionada.
Bajo el manto de la noche,
somos cómplices de un secreto ancestral,
una conexión profunda que trasciende,
un encuentro de almas en el éxtasis sensual.

viernes, 12 de enero de 2024

NUMEN CUATRO.

 


 NUMEN 4

 

 PERMANECER.

     

                                                                        Osvaldo Luis Hermida

 

 A Daniela y Diego

 

Los comentarios que llegan de varios países lejanos no son muy alentadores, en poco tiempo, el calentamiento global comenzará a ocasionar serios inconvenientes en nuestro planeta, sumado a esto, que es de nuestra responsabilidad como habitantes del mismo cuidarlo y no lo estamos haciendo como corresponde, ciertas alarmas se vienen escuchando de un peligroso virus que por propagación en el aire, contagia a su paso.

 

En poco tiempo, el virus es probable que invada gran parte de nuestra bendita tierra, las autoridades nacionales, toman este comentario que llega por voceros que trabajan o han trabajado en China como lo hace el último embajador en ese país con mucha información peligrosa, pero real, a su vez el ministro de salud, dice, que no debemos preocuparnos, ya que estando tan lejos del foco infeccioso, es fácil controlar la situación, mientras, por otro lado, algunos países ya comenzaron a prevenir el posible contagio masivo, sumado a eso, los investigadores siguen a diario el comportamiento del virus para encontrar rápidamente el antídoto, e inocularlo lo más rápido posible.

 

Comienzo de marzo, el virus avanza cobrándose víctimas en todo el mundo, aquí según los expertos en salud del gobierno, dicen con mucha celeridad que no llegará, hacernos problema por algo que sucedió en China y pasó a Europa, es impensable que llegue a países tan bien protegidos como este, con un buen té caliente, el posible virus se irá de nuestro cuerpo, si debemos cuidarnos del Dengue que, en algunos casos, puede llegar a ser mortal.

 

Países limítrofes ya comenzaron a comprar las vacunas que, a modo de prueba, pero con un alto porcentaje de efectividad, se ofrecen al mercado mundial, nosotros seguimos esperando solo la de nuestro socio estratégico, en este caso la que está en fabricación con éxito en Rusia. País con el cual nos une la misma ideología, o por lo menos eso dice la señora, máxima autoridad de nuestro país, aunque no posea el cargo, pero todos sus seguidores la mencionan como la jefa.

 

Sin ningún tipo de medida de control, seguimos en boca de las autoridades sanitarias que estando lejos de esos focos comentando que el problema, está controlado, que nos quedemos tranquilos y una vez más le vuelven a echar la culpa a los periodistas, que son los únicos que nos alertan, con la agravante de dos canales de noticias que a diario cuando un canal dice blanco, automáticamente el otro dice negro produciendo un nuevo debate en la población, que lamentablemente está instalado como grieta y nos perjudica a todos, lo de un lado u otro.

 

Algunos epidemiólogos que viajan o viajaron, reciben información, alertan sobre el masivo contagio, sin embargo, como de costumbre a los intereses gubernamentales, los mismos son tratados de golpistas o terroristas informáticos, mucho más si los periodistas que lo comentan no pertenecen al grupo informativo gubernamental, propiedad de la vicepresidente en ejercicio de todas las decisiones, como siempre. 

 

De repente todo lo que era imposible se traduce en realidad, en menos de lo previsto, el virus ingresa pasando las fronteras a nuestro país y hace más de un mes que estamos encerrados en nuestras casas sin poder salir, solamente lo hacemos a comprar alimentos y medicamentos a locales de cercanía, desde que se tomó la medida de cuarentena por quince días, para evitar todo posible contagio, medida que siguió extendiéndose, ya que a diario, la cantidad de infectados y fallecidos, crece día tras día.

 

Los hospitales y sanatorios se fueron llenando de pacientes, las camas de los mismos se fueron ocupando en su totalidad, llegando a la falta de las mismas en algunos lugares de nuestro país, como también la escasez de respiradores, el caos sanitario nos comenzó a golpear. Los medios de comunicación se abocaron a desarrollar el tema durante las 24 horas del día.

                       

La nueva etapa de la cuarentena se está tornando insoportable, las deudas de impuestos comenzaron a acumularse, el clima todavía no desciende su temperatura, intentar dormir se hace cada día más difícil y el virus sigue atacando.

 

El sonido de los juegos del niño en la habitación contigua se hace cada vez más molesto, pero se entiende que es la única distracción que lo mantiene un poco entretenido en este encierro a menores y muchos mayores, motivo por el cual, más de uno, comenzó a tener problemas no solo por el virus, sino psiquiátricos y psicológicos, sin poder ser atendidos como corresponde, ya que lo único y primordial es atacar y protegerse de este maldito virus.

 

El virus ataca, el virus vuela, el virus está, esto recién comienza, tras el informe del presidente, por catorce días más permaneceremos encerrados para cuidarnos, en casa, adentro y únicamente salir para las compras imprescindibles, siempre con un barbijo o tapa boca, para no contagiarnos de algo que aún no conocemos, no obstante debemos cuidarnos, con estricto control de lavado de manos, alcohol en gel y dejando la ropa fuera del alcance del prójimo, lavando y desinfectando todo continuamente, todo lo que entra a la casa, limpiarlo minuciosamente, o sea (sanear) cómo debemos hacer con nuestro cuerpo, nuestra ropa y todo lo que toquemos.

 

Ella intenta descansar, su cuerpo desgastado de tanta incertidumbre deambula constantemente por la casa como separado de su mente que gira a muchas revoluciones, sin encontrar una salida a esta nueva realidad que estamos viviendo, sin saber el alcance de la misma, bajo una incertidumbre inédita. Sobre la mesada de la cocina quedó el atado de cigarrillos, volvió sobre él, lo miró nuevamente, recordó con hastío en su rostro, que estaba vacío, apretó con fuerza el papel del envoltorio, lo arrojó con bronca en el recipiente de la basura que está bajo la mesada.

 

Recorrió la casa nuevamente buscando un cigarrillo, casi con desesperación, pero sin resultado, se ató el cabello con el fino alambre forrado en plástico que traen algunos paquetes de panes cortados en rebanadas, su rostro comenzó a llenarse de pequeños hilos de lágrimas mezcladas con angustia, la copa que todavía quedaba sobre la mesa de la cocina contenía apenas un pequeño sorbo de vino tinto, abrió la heladera, sacó un cubo de hielo, lo agrego, lo dejó unos minutos reduciéndose y lo bebió de un sorbo.

 

Estuvo a punto de gritar que bajara el volumen del televisor, pero se calló la boca, pensando en el último mensaje presidencial. Catorce días más adentro, catorce días más sin que entre un peso a la casa, catorce días más donde se comenzó a juntar todo para pagar, catorce días más donde ya no sabe cómo hacer para solucionar los problemas que parecen llover a baldes, cuando no se tapa la cañería de la cloaca, se rompe el televisor, o se cortan las sogas de tender de la ropa, sumado a eso, las clases del hijo comenzaron, pero virtualmente, a distancia y tuvo como lo hicimos todos, de una u otra manera manejarse vía zoom con la señorita maestra, o vía correo, ya que no se sabe cuándo los niños volverán a clase, como todo padre o madre debe ser el asistente del niño en el hogar, tarea de la que muchos están capacitados, pero una gran mayoría no lo están, por lo tanto, la desigualdad también comienza a formar parte en la educación de una forma brutalmente dolorosa, entre muchos que no tienen la menor idea de cómo hacerlo y otros, una gran parte de la población, no tienen recursos para conseguir un celular o una computadora para estar conectados, la famosa conectividad global deja de lado a un grupo numeroso de la población, ya que se instaló para quedarse como una herramienta útil y necesaria, pero no todos tienen acceso, algunos para comprar el aparato para conectarse y otros que quizás cuenten con ese dinero, viven en zonas donde todavía la señal no ha llegado.

Nuestro país es tan diverso en su extensión que la conectividad depende de la distancia a las ciudades más importantes, de lo contrario todo es más difícil, sumado a eso, estar conectado no es gratuito y algunos, como ella, disponen de señal, pero no del dinero mensual para pagar dicho servicio.

En días debe pagar nuevamente el alquiler, todo eso gira y gira en su cabeza sin descanso. La una de la madrugada, el niño está más despierto que nunca, las ganas de fumar la pone de peor humor, sale al patio y mira el auto, sin pensarlo dos veces busca la llave, le dice a su hijo que irá de compras, saldrá un rato, que no le habrá a nadie, el niño acostumbrado a quedarse solo más de una vez, le dice no hay problema, que no vaya lejos, cierra la puerta de la casa con llave, el hijo, le advierte que no tiene permiso de circulación y le pide un alfajor o algo dulce, ella parece no oírlo y parte enfurecida, en musculosa blanca y jean azul apretado como media de nylon a su pierna, pone el auto en marcha, se coloca perfectamente el barbijo y sale lentamente en la calurosa noche que no quiere despedirse del verano, ya en otoño.

 

A cuadras, en la única estación de servicio del barrio abierta, ya que las mismas son uno de los rubros esenciales que cuentan con esa autorización, pero los minimercados que poseen, tienen servicio restringido de horario, no la venta de combustible; estaciona y consigue dos atados de cigarrillos de diferente marca, uno común y otro mentolado, con la cuarentena las fábricas de cigarrillos dejaron de producir (ya que el personal debe quedarse en su casa, por lo tanto, poco se fabrica) lo último que queda es lo que se vende, con gustos totalmente sofisticados y a un precio exageradamente fuera de lo habitual, el contrabando de países limítrofes, comentan que ya comenzó, pero está muy oculto, como siempre políticamente es un negocio de pocos, que pagamos todos.

Paga esos dos atados, como si comprara sin exagerar un cartón, pues la demanda sigue siendo la misma o mayor, pero la entrega para reponer ya no existe, o está circulado un mercado negro, donde aparecen marcas de cigarrillos de procedencia dudosa, por eso el valor que paga es aproximadamente cinco veces el valor usual del mercado hasta hace días, la típica avivada de siempre, cuando más solidarios deberíamos ser, algunos lucran con la necesidad ajena.

 

Ante la fija mirada del vendedor parte enojada por el dinero gastado, al girar sobre sí misma se engancha con la ojota en un macetero, trastabilla rompiéndose una uña del pie izquierdo, pero sigue sin detenerse hacia el auto, se sienta en la butaca, intenta arreglar la ojota, sin embargo, era imposible, se enoja quitándose las dos y las arroja en el cesto de la basura de la columna de iluminación más cercana, descalza, se toma la cabeza en un llanto entrecortado que dura segundos, respira bajando el cristal de la ventanilla, enciende el auto y arranca bordeando el costado del Hípico, el barbijo comienza a molestarle bien colocado y lo baja  dejándolo colgado solo de una oreja, como para respirar mejor, siente en su pecho un ahogo que no puede controlar.

 

A casi dos meses de comenzado este (quédate en casa) promovido por todos, para el bien de todos, las especulaciones en precios de todo tipo de mercadería son realmente alarmante, durante el día las filas de vecino en los comercios que pueden abrir como esenciales, llegan a veces a producir discusiones por la larga espera, sumado al distanciamiento y la viveza de más de uno que no cumple con las reglas de cuidado, ni respeto.

A unas cuadras detiene el auto sobre la calle, bien estacionado sobre un costado de la plaza del barrio bien iluminada, enciende un cigarrillo y llama a su hijo. 

¿En casa todo está en orden? 

_ Sí, mamá, estoy mirando una película, recién comienza, estoy bien, no te olvides del alfajor. 

 

Se despiden prometiéndole llegar pronto y disfruta el tan buscado cigarrillo, pero no de la marca que ella acostumbra, por su cabeza corren ideas a gran velocidad, se toma la cabeza con ambas manos y vuelve a lagrimear una vez más, recuerda casi en voz alta; al joven que la atendió en la estación de servicio, la miró muy fijamente, pensó en descontento, se secó los ojos con las palmas de sus manos pensando en detalle de lo sucedido, cuando se paró en la ventanilla de venta nocturna y pidió sus atados, pero algo en su mirada quedó pendiente, el vuelto me lo dio mal, el alfajor quedó detrás de la ventanilla sin que lo retirara y clavó sus ojos en mí, volvió a reflexionar.

 

Luego en unos segundos se dio cuenta de lo sucedido, desde que comenzó la cuarentena dejó de usar el sostén, el joven puso su fija mirada en eso, levanto su mano, se tocó y se dio cuenta, la vergüenza hizo sonrojar su rostro inmediatamente, ella tan cuidadosa de cada detalle salió tras el impulso como si nada sucediera y ahora el pudor la hacía sentir incómoda, arranco el auto en una marcha ligera camino a su casa.

 

Desvió el rumbo dos cuadras más adelante y al girar, encaró hacia el río, mientras el viento cálido entraba por la ventanilla, encendía otro cigarrillo entre risa y llanto confuso mezclado, buscando algo abierto para conseguir ese alfajor, pero sabiendo que a esa hora ya sería imposible, por lo tanto, entre lágrimas y carcajadas de dolor siguió viaje solitariamente por la avenida

. 

Comenzó a dirigirse camino a la costa del río, al cruzar las vías, en la soledad de las calles totalmente vacías, encontró un leve alivio, vio una entrada de ripio y pasto con bancos y juegos infantiles para momentos de recreación y mirando el río estacionó, observando esa luna, única, llena como nunca, perdiendo su vista en el horizonte se quedó pensativa, clavando la mirada en el infinito.

 

Minutos más tarde recordó al joven que la había mirado de esa forma tan particular, con sus ojos perdidos en la línea del agua, comenzó a levantarse la húmeda musculosa, al acariciarse lentamente sus pechos, en segundo los mismos respondieron al estímulo como hacía tiempo no le sucedía, los problemas diarios con esta pandemia, habían hecho un olvido de su cuerpo y su sexualidad, su última experiencia la dejó con un gusto amargo que intenta no recordar. 

 

A la luz de la luna subió el cristal de la ventanilla, se quitó la blanca musculosa pegada al cuerpo de sudor, con la misma arrastró el barbijo al pasar por su cabeza, sus pezones estallaban, se los acarició lentamente, el fuego comenzó a salir de su cuerpo, el polarizado del auto hacía que nadie viera lo que sucedía en el interior, trabó las puertas, se bajó con prudencia el ajustado pantalón y sus manos hicieron el resto, hasta el desahogo final,  después de un largo rato de auto placer, donde con los ojos cerrados vio correr su vida en algunos largos y placenteros minutos. Se acomodó la ropa, humedecida, se colocó la musculosa, bajo el vidrio de la ventanilla, abrió la puerta colocándose el barbijo y debajo del auto, se sentó en el piso a fumar el último cigarrillo antes de la partida, subiendo y bajando el tapaboca en cada pitada. 

 

A metros, recostado sobre un árbol, mirando el mismo espectáculo, estaba él, que encendió un cigarrillo y se dispuso a incorporarse, ella se asustó, pero decidió quedarse quieta, él se acercó y le dijo:

  _ linda luna, buenas noches, parece que ambos violamos la cuarentena, se sentó a varios metros de distancia, pidiéndole que no se asustara, le dijo que el auto ahí estaba mal estacionado, si pasaba la policía podría tener problemas, porque en esa columna, la que señalo con su dedo, hay una cámara del municipio.

 

Ella se incorporó, él siguió hablando y le aconsejo tener el permiso a mano y no cometer ningún tipo de infracciones, ya que era una zona llena de cámaras de seguridad municipales, ella le comentó que no tenía permiso. La miro sonriendo y expreso:

 _ Cruza las vías y estaciona detrás del auto blanco, es él mío, yo ya voy caminando para allá, allí vivo, estaciona y te cuento cómo sacar el permiso, así podrás circular sin inconvenientes.

 Temerosa le hizo caso, se puso en marcha y retrocedió, busco el paso a nivel y pegó la vuelta, cuando llegó al auto blanco, él estaba ahí.

 Se presentaron dándose los nombres, él se ofreció a gestionarle el permiso, conversaron algunos minutos, le contó que debía irse, que su hijo la esperaba, la conversación la hizo siempre con los brazos cruzados, tapándose con mucha vergüenza y manteniendo una distancia bajo la sombra de un árbol. Intercambiaron los números de teléfono, te iré pidiendo datos y te imprimo el permiso de circulación. comentó él y se despidieron.

                    

 Se puso el barbijo como corresponde, ella hizo lo mismo y se retiró lentamente a su casa. De regreso encontró un quiosco que atendía por la ventana de una casa, se colocó una cómoda campera de lluvia que tenía en el baúl (que recordó tarde) y puedo comprar dos alfajores y el último atado de cigarrillos que quedaba. La mujer que atendía le comento que ya cerraba, que atendía a vecinos, que la policía sabía, pero la dejaba, de algo hay que vivir, acotó, deseándole buen descanso, le aconsejo que se cuide, era tarde para andar sola por la calle, ese atado lo pago a precio normal y siguió viaje.

 

Al llegar, la casa estaba en orden, el ruido del televisor se escuchaba desde la calle, solamente dijo: _ Aquí estoy, baja un poco el volumen, es muy tarde. 

 

Se acercó a su hijo, le dejo un alfajor, le cerró la puerta del dormitorio, se quitó la ropa mientras habría las canillas de la ducha y se quedó debajo del agua un largo rato, relajándose del día cansador, su cabeza seguía girando a muchas revoluciones y buscaba la forma de conseguir un descanso, envolvió su cabello en una toalla, su cuerpo en otra y se quedó sentada en el comedor diario a oscuras, fumando e intentando dormir. Minutos después sonó el celular, era él preguntado cómo había llegado, ella sonrió muy vagamente, le contesto y luego de algunos minutos de intercambio de mensajes, buscó su documento e hizo la lista de datos que él pedía para llenar el formulario del permiso, mando el mensaje y apago el celular. 

 

Se acomodó en la silla, apoyó su cabeza sobre los brazos cruzados en la mesa y se quedó profundamente dormida mientras las toallas lentamente fueron cayendo al piso. Cuando el reloj llegaba a las 4:30 de la madrugada, de lejos se perdía el sonido del televisor mezclado al camión de recolección de residuos que pasaba por la calle y se detuvo en la puerta de su casa, a compactar. 

 

Transitar la cuarentena se torna día a día cada vez más complicado, los especialistas dicen que esto recién comienza y ella desespera, el lugar donde trabajaba cerró sus puertas, ayuda no tiene de ningún otro lado, sumado al encierro, fuma casi sin comer o comiendo lo mínimo indispensable para no gastar y pueda comer su hijo, su cabeza gira y gira buscando salida dentro de un intrincado laberinto del que nadie conoce la salida, su cuerpo comenzó a transformarse, al comer poco y ser un manojo de nervios constantes, como dijo su amigo en el mensaje, que se cuiden porque esto recién comienza.

Los más especializados en el tema, dan pasos en un desconcierto buscando una salida a gran velocidad, pero el tiempo corre y la epidemia avanza con muertes contabilizadas a diario, las noticias que llegan de Asia o Europa repiten una sola solución, que es el tiempo, pero es lo único que ella no tiene, precisamente, su vida es vivir a diario con el esfuerzo de su trabajo, el tiempo hoy le juega en contra hora tras hora. 

 

Las once de la mañana su cuerpo dolorido despierta desnuda con los rayos del sol que pasan sutilmente por entre las hendijas de la persiana, de la ventana que da a la calle, se incorpora, se acuesta en la cama del hijo y se tapa con la sábana recostándose sobre la cabecera de la cama, pero… escucha un leve murmullo que le molesta, se incorpora camino a su dormitorio, el niño duerme desparramado en la cama de dos plazas a sus anchas, lo tapa un poco, gesto de toda madre y desperezándose, camina hacia la cocina vistiéndose, pensó que ya era tarde para seguir durmiendo.

Enciende la hornalla y comienza el ritual del mate, entre bostezos y bronca que le produce mirar lo tarde que se hizo, luego con un gesto de hombros murmura, total ya no tiene  importancia el tiempo,  no hay  horario para casi nada, dispone del termo y el mate, se sienta en el sillón, enciende el televisor del living para ver las noticias, se acomoda el solero y mientras toma mate se cepilla el cabello que quedo todo enredado después de la ducha, pero se molesta al ver las raíces del mismo comenzar a crecer blancas sobre la raya del cuero cabelludo que va descubriendo mientras se peina.

 

Mira el celular, lo enciende mientras mira de reojo la muda pantalla del televisor, apenas lo enciende comienzan a llegar algunos mensajes. Era él y ella sonrió, en tres mensajes le mostraba el permiso ya concedido, luego le comentaba que lo tenía también impreso, que si ella quería se lo llevaba, en el último texto del mensaje le preguntaba cómo estaba.

Dejó el celular sobre la mesa y continuó con el mate, mirando fijamente el cielo raso como perdida en el tiempo sin tiempo, como navegando a la deriva después de un naufragio en medio del océano de incertidumbres.

Cerca de las veintidós horas sintió el estacionar de un auto en la puerta de su casa, un auto blanco, parecido al que había visto la noche anterior, al detener la marcha escucho, un abrir y cerrar de puerta, se fijó por la mirilla y él caminaba con papeles en la mano, golpeó la puerta y ella corrió a agarrarse un abrigo, eso de andar sin sostén, ya la noche anterior le había quedado como un mal recuerdo, no sabe si él se dio cuenta o no, pero dejo de pensarlo.

Se tapó con un saco de hilo sin abotonar, abrió la puerta y salió cruzándose de brazos, para mantener su intimidad, él le entregó el permiso impreso, le preguntó cómo andaba y durante unos largos minutos se contaron parte de su vida, en realidad de los problemas, las deudas que ella iba sumando, la falta de trabajos y alimentos, que van llegando con cuentagotas gracias a la ayuda de algunos amigos, él se comprometió a ayudarla como pudiera, se lo agradeció y se saludaron a distancia despidiéndose, quedando en seguir comunicados.

 

Verse y comunicarse con barbijos pasó a ser algo molesto, pero normal, ella solo a punto con delicadeza a decirle que, así como lo llevaba puesto era incorrecta, él corrigió y se tapó la nariz como corresponde y se retiró.

Se subió al auto y se fue muy lentamente, pensando en esa mujer y sus necesidades, sin embargo, algo más intentó descubrir en su triste mirada, en ella está reflejada la mayoría de la sociedad, en historias unitarias que esconden millones de problemas de diferente índole que muchos no prestan atención.

A cuadras de partir recibió un mensaje, ella agradeciéndole el permiso gestionado, contestó muy rápidamente el mensaje en un semáforo y siguió, descubriéndose reflexionando nuevamente en una mujer como lo había hecho alguna vez allá lejos y hace tiempo.

Paró en una estación de servicio justo cuando estaba por cerrar sus puertas, pero consiguió que le vendieran dos atados de cigarrillos, galletitas y un alfajor, retomo el camino nuevamente hacia ella, le golpeó suavemente la puerta y se lo dio, cigarrillos y galletitas para vos, el alfajor para el niño.

Ella sonrió, acotó que deseaba fumar, no obstante, no tenía ganas de salir tan tarde, le hacía falta algo de urgencia, fósforos o un encendedor para encender las hornallas de la cocina, hacía rato que estaba renegando con un encendedor que ya no tenía más gas, comentó, él le dejo el que traía en el auto y se volvieron a despedir.

 

Partió lentamente, pensando como ir acercándose para poder ayudar a esos ojos tristes a recobrar la alegría, no era fácil, lo supo apenas la conoció, sin embargo, en momentos tan difíciles, encontrar una persona de esta manera no es nada casual, el mundo está viviendo una experiencia única, las grandes potencias son afectadas igual o peor que los países más pobres como el nuestro, el virus no solo anda dando vueltas para encontrarnos, sino que la naturaleza está volviendo a ocupar el lugar que nosotros le quitamos, como el clima y todos los que nos rodea, se está acomodando como nunca antes comentan especialistas, como debería ser opino yo, porque somos los únicos culpables como habitantes de ser responsables de su cuidado y normalmente hacemos casi automáticamente lo contrario, desde que nos levantamos hasta acostarnos, quizás inconscientemente, pero somos nosotros, aquí y en todo el mundo los responsables de nuestro hábitat.

 

Este virus, tal vez, vino para ponernos a todos en nuestro sitio, cosas que a veces dudo, pues la soberbia de muchos quizás lo impide, estoy convencido de que todo esto producirá un cambio del que no olvidaremos sus consecuencias nunca más. Por otro lado, difícil de comentar, pienso que las verdaderas consecuencias, todavía no las comprendemos, esta pandemia es simplemente el comienzo de un cambio global que no solo nos muestra un virus con su pandemia, sino que, es el primer paso de un cambio que todavía no imaginamos, que no pasa solo por la salud, sino que trae aparejados cambios muchos más grandes e importantes en todo nuestro sistema de vida.

Esa noche ella no durmió como deseaba, dio vueltas en su cama con el televisor encendido de a ratos y terminó fumado más de lo habitual, su cuerpo no descansa, su cabeza menos, camina de aquí para allá, pasa horas reflexionando cómo solucionar sus problemas, después de su separación su vida ha sido un desencuentro continuo de problemas.

El temor acecha a cada rato en su mente, el pago del alquiler, sumado a los servicios, más la alimentación, se hacen insostenibles en esta etapa de encierro obligatorio. Por la mañana el primer mensaje fue el de él, con un buen día cómo están, comenzó una serie de llamados diarios donde ella fue contando su historia.

Él día tras día, la fue acompañando, pero la preocupación de ella en un punto empezó a ser la suya, comenzó acercándole alimentos, de a poco se fue haciendo cargo de efectuar algunos pagos vía virtual, utilizando los nuevos métodos, ya que todo se encuentra cerrado, dejando en descubierto  la estupidez de algunos pocos, pero muy evidente a la hora de violar las normas implementadas desde el gobierno nacional en cada mensaje presidencial que por suerte es acatada y apoyada por los gobiernos provinciales y municipales.

 

La pena es que cada vez que el señor presidente da un anuncio junto al jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, cuando este joven toma la palabra  luego debemos escuchar un discurso político, cosa que molesta e irrita, sus gritos son la expresión mal vocalizada del gobernador de la provincia más grande de nuestro país, estoy seguro de que hace mucho tiempo que no tenemos un funcionario con tanta falta de dialecto, sumado a que, al no hablar, sino gritar y gesticular en cada intento de frases, se supera a diario convirtiéndose en ridículo, motivo por lo cual,  muchos están más pendientes de sus equivocaciones en el lenguaje, que en el contenido del mensaje.

 

Él se conecta con algunas fundaciones para recibir algo de mercadería y alcanzarlas a sus manos, el gobierno promete, pero todo queda en promesas que nunca se cumplen.

Cada noche cruza las vías que corren frente a su casa y se dirige junto al río, donde hasta no hace mucho tiempo encontraba el lugar ideal para la meditación, luego de la cual, se quedaba contemplando las aguas que vienen y van, como buen observador amante del río, el Delta y todo lo referente a lo que significa el clima y sus vientos, contemplar las aguas, le trae mucho material de inspiración para luego plasmarlo en poesías referentes a todo los que significa el agua, el río, su gente y todo lo que implica, vivir en la isla, navegar sus ríos y observar su flora y fauna de acuerdo a cada época del año, donde los colores cambian, como el temperamento de la gente de isla y de los navegantes, tanto desde una simple canoa hasta del yate más lujoso. 

Durante este periodo de cuarentena  pasan cosas muy insólitas para muchos, aquí y en el resto del mundo, los ríos fueron tomando un color más claro en sus aguas, los peces se los ve en muchos lugares a simple vista, se han encontrado animales que normalmente están escondidos del hombre en bosques o reservas, hoy circulando por calles como si todo el planeta fuera de ellos, ocupando sitios de los cuales, las grandes urbanizaciones los fue retirando, seguido a ello, al no haber existencia de gente por las calles, mares y ríos, ellos volvieron a ocupar sitios de los cuales nunca se los debió alejar, pero el egoísmo de nosotros, los hombres, fue capaz y seguramente lo seguirá siendo con la naturaleza, madre de la cual todos dependemos sin ningún tipo de cuidado y respeto, sin tener en cuenta que la misma a la corta o a la larga se cobra sus deudas y estamos transitando el camino donde todo comienza a pagarse, aunque muchos no lo quieran creer. 

 

Lo más dramático es el problema económico, que no solo la afecta a ella, sino a todos, un porcentaje muy elevado por no decir la amplia mayoría, no puede continuar con su trabajo habitual, por lo tanto y por lo cual, al permanecer en sus casas los gastos en alimentación fueron creciendo sin ningún tipo de ingreso, sumado a eso la especulación de muchos comerciantes en un país sin control como este. Aquí la ayuda es muy escasa por parte del estado hasta la fecha, el ingreso que dictaminó el gobierno es la entrega a una mínima parte de la población que recién comienza a pagarse en cuenta gotas con una suma de dinero que solamente alcanza para unos días.

 

Los que si ya han cobrado son los habitantes de países limítrofes que tienen doble documentación, son los que le hacen ganar las elecciones a caudillos que hace muchos años gobiernan las provincias del norte de nuestro país, ellos sí cobraron                                        con el solo hecho de cruzar la frontera, en puestos especiales se les va abonando a diario la misma suma, más que a los nativos del lugar, el caos económico mundial genera este tipo de situaciones que aquí, por el estado de caos del que ya venimos, es más grave día tras día. Mientras los gobernantes siguen con la cuarentena por miedo al famoso virus, los habitantes mueren de hambre y se contagian más rápido debido al combo que produce la mala alimentación, la falta de agua, el hacinamiento y la pobreza extrema, que se tapa con noticias únicamente con el nuevo virus que invade al mundo en una guerra sin precedentes de las grandes potencias mundiales. 

 

Corren los días, ella espera algún tipo de ayuda y él comienza a visitarla cuando puede para acercarla con ayuda. Ella es una de las desfavorecidas, aquí los que trabajan normalmente no reciben ningún tipo de ayuda, los que pagan puntualmente sus servicios tampoco, pero si reciben ayuda aquellos que viven y vivieron siempre de planes del estado, típica política populista que no conduce a nada. Los días pasan lentamente, el dinero se termina y la especulación de precios comienza a generar un caos inflacionario, sumado al contagio creciente de dicho virus que a diario crece por motivos varios, los permisos de circulación vencen y él busca la forma de sacar uno nuevo y así poder acercarse a ella y ayudarla, en cada contacto observaba su rostro cada vez más avejentado, le acerca como puede el dinero que consigue, paga con mucha ayuda las boletas que mensualmente siguen llegando como si todo funcionara normalmente. Por las mañanas, las tardes o noches la comunicación comienza a fluir a diario, pero él no se conforma con solo saber cómo están en simples mensajes, entonces va y viene, produciendo un inédito enamoramiento que comienza a quitarle el sueño.

 

Es típico, según dicen especialistas que, en momentos como este de aislamiento obligatorio, se produzcan lazos virtuales donde el amor comienza a jugar un rol importante, ya que por esa vía uno se comienza a relacionar de diferente manera a la que lo venía haciendo. Los despidos en los trabajos, especialmente de las pequeñas empresas, se multiplican con el cierre de largos días en locales y pymes de todo tipo, muchas descarrilan, en su mayoría terminan quebrando, despidiendo, no pudiendo pagar los salarios y el país entra en un descontrol económico financiero inédito.

 

Pasó el invierno más duro de los últimos años, no solamente por la baja de la temperatura, sino, que muchos como ella, para no consumir gas, no encendieron los calefactores, solamente se abrigaron con muchas mantas sobre la cama, quedándose más tiempo dentro de ella para no entrar en una hipotermia inédita. La tecnología comenzó a tener un rol fundamental con ella y gracias a la telefonía y las computadoras, la comunicación más la imagen fueron el vínculo de contacto con los familiares y amigos, los padres se comunicaban por video llamada con sus hijos, los abuelos veían nacer y crecer a sus nietos y hasta parejas se comenzaron a formar creando un vínculo muy fuerte en esta compañía que en el encierro era la única salvación de muchos.

 

La primavera fue pasando, las especulaciones políticas sobre cómo, cuándo y dónde llegara la vacuna para controlar este virus son ya un capítulo aparte, con el correr de los meses fuimos descubriendo la miseria de muchos, la ayuda de aquellos que nunca pensaríamos se hizo presente y la de quienes esperábamos desapareció por completo, nos comenzamos a sentir útiles para muchos, indispensables para otros y totalmente ignorados en algunos casos, prolijamente cada quince días nos daban el informe de cómo seguir, el presidente asesorado por según dicen el mejor equipo de epidemiólogos del mundo, nos cuenta cómo comportarnos los próximos quince días, a muchos los ayuda con cuotas bimestrales de muy pocos pesos, como así también a empresarios con la ayuda de porcentaje del sueldo de sus empleados.

 

El encierro fue el motivo para dejar de ver los familiares más queridos, los padres con sus hijos, los abuelos que quedaron a la deriva en muchos casos sin ningún tipo de atención y las reuniones pasaron a ser algo totalmente prohibido como las actividades al aire libre.

Por TV miramos como un remero olímpico fue perseguido por lanchas de prefectura y helicóptero por intentar salir a entrenarse en medio del rio, padres con hijos alejados con una enfermedad mortal no pudieron despedirse de los mismos por no poder cruzar de una provincia a otra  y el encierro fue realmente brutal para muchos que sufrieron síntomas psicológicos graves entre otra cosas, salvo para el presidente de la nación que festejaba el cumpleaños de su compañera con amigos en la quinta de olivos donde se entraba y salía sin ningún tipo de restricción y todo privilegio.

 

Él corre de aquí para allá, en el gran dibujo de sus cuentas, la ayuda como puede económicamente de diferentes formas, ya al límite de los más profundo, en la quiebra total de su economía, pero sigue adelante, en este encierro apareció la oportunidad, matizando los relatos con poesías donde a diario describe casi a la perfección su admiración por ella, produciendo así un enamoramiento paulatino que dibujado en letras asombraría  a muchos ya que en cada palabra está esa mujer que tanto le preocupa, describiéndola en detalle poesía tras poesía, desde el color de su cabello hasta el de sus ojos, su tono de voz, expresiones y vestimenta, mezclando su lenguaje y modismos que va descubriendo a diario.

 

Ella comenzó a contarle parte de su vida y  así fue descubriendo en cada conversación, cómo una inteligente mujer, pasó de empresaria exitosa, a simple empleada, de propietaria a inquilina, el poder de algunos hombres relacionados políticamente con los feudos provinciales, como todos sabemos, son capaces de lo inimaginable, esto le ha sucedido durante años, al decidir separarse y dividir los bienes, motivo por el cual comenzó una guerra no solo en lo judicial, sino en lo psicológico, sumado a eso el poder económico que no solamente compra bienes materiales, sino, las voluntades de muchos seres humanos que tienen precio para resolver decisiones.

Este señor en cuestión, tiene la habilidad de encontrarle el precio, no exclusivamente a su abogado, sino también al que ella contrató y más arriba, a jueces y fiscales que hicieron y siguen haciendo en muchas provincias, hasta en la nación, justicia, solo para los que más dinero tienen a la hora de fallar. 

 

Las fiestas de Nochebuena y fin de año serían muy extrañas, muy diferentes, el aislamiento necesario hará que no se reunieron las familias como lo venían haciendo históricamente. Él la llamó para desearle felicidades y aprovecho para preguntarle dónde y cómo la pasaría, ella comentó que serían un día más, con un tono de tristeza que percibió a la distancia y seguidamente le pregunto el por qué, con la habitual celeridad que tiene ella para mandar mensajes, le contó que su hijo pasaría las mismas con el padre, que todas estas fechas, o especialmente estas dos, la ponen de malhumor y desearía pasen lo más rápido posible, que esperaría hasta las doce de la noche y luego se iría a dormir.

Dormir después de mucho tiempo sin descanso, ahora que la parte judicial se comenzó a acomodar, intentare descansar como hace tiempo no lo hago, comentó finalizando.

 

El virus comenzó a perder la potencia que tenía meses atrás, la llegada del clima veraniego ayudo a poder volver a cierta normalidad y algunas actividades volvieron a realizarse siempre con sumo cuidado, aunque muchos como pasa de costumbre, no respetan nada ni a nadie.  

Él le dijo que esperara hasta las doce, así se saludaban, ella entre sonrisas le dijo que aceptaría ese saludo, repitiendo casi al unísono, dijeron, hablamos luego y se despidieron como siempre, él le manda un beso como hace con todos sus amigos y ella un abrazo como siempre marcando distancia.

 

Aquella tarde del 24 de diciembre, él compró una curiosa botella de champaña que menciona en su etiqueta 2020 LPQTP, simplemente refleja con un tono de broma y cinismo lo que todos pensamos del año, la colocó en la heladera para llevarla bien fría y junto a budín que el mismo cocino, se dispuso a sorprenderla cerca de la media noche para brindar con ella, busco dos lindas copas de brindis la lavo, las dejó sobre la mesada de su casa y se dispuso a descansar un rato del intenso calor de diciembre.

 

Veinticuatro de diciembre, veintitrés horas, a metros de la casa, le mandó un mensaje para que fuera saliendo a la puerta, al llegar ella estaba ahí, sentada en la cochera, él bajó con el budín, las copas y la botella, ella lo saludó sonriente y fue hacia adentro a buscar una silla, se sentaron con el portón abierto esperando un poco de brisa que tal vez comenzará a correr por la vereda y entre comentarios fueron corriendo los minutos, la botella la guardaron en la heladera mientras comieron algo, ella no había cenado, su rostro a pesar de algunas sonrisas que él le sacaba, era triste y minutos antes de las doce entró, sacó la botella que él abrió tres minutos antes de la doce.

 

Los estruendos comenzaron a sonar a la cero, comenzaba la Navidad, las dos copas estaban servidas y por primera vez después de muchos meses se dieron un fuerte abrazo deseándose felicidades, solos en medio de la calurosa noche pasaron una Nochebuena diferente, entre relatos y recuerdos de ambos, se hicieron las dos de la madrugada, donde durante dos horas se contaron cosas increíbles que ambos reconocieron que jamás pensaron que iban a contar.

La botella quedó vacía, entre cigarrillos, lágrimas y sonrisas se fueron hasta el río, donde mucha gente, conservando la distancia y contemplando el agua, disfrutaban de esa noche de mucho calor, como ellos, que, entre una anécdota y otra, se quedaron a ver el amanecer a orillas del río como conocidos de toda la vida, luego la llevó a su casa y con un caluroso abrazo se despidieron.

 

A las doce del mediodía ella lo llamó para ver cómo estaba, esa misma tarde volvieron a encontrarse, algo comenzaba a dar vueltas entre ambos, pero ninguno de los dos se animaba a decir ni insinuar nada, pero esa noche de Navidad, cenaron juntos por primera vez, en el Tigre, donde no pudieron quitarse los ojos de encima ninguno de los dos, él miraba sus labios y sus ojos constantemente y ella hacía lo mismo, no obstante, con más disimulo, el barbijo ayuda a tapar y disimular, pero comiendo en la costa al aire libre en una mesa distanciada como dicen las normas, se miraron más de una vez, luego volvieron a ponerse el barbijo al retirarse. 

Terminada la cena se fueron a caminar por la costa, la noche era ideal, el calor no cedía y caminando buscando el fresco ya de la media noche, ella le tomó la mano para seguir andando a su lado, él tomó eso con total naturalidad, apretó suavemente su mano y en el silencio que se produjo siguieron como si fuera lo más normal, mientras la luna los acompañaba, hasta que él, comentó:

_ Como me gustaría tomar unos mates ahora. 

_ Es una excelente idea, vamos para casa que lo preparo.

 

El camino fue muy amable y distendido, ella, ya con más confianza puso, encendió la radio y busco su música favorita y comenzó a cantar, su rostro comenzó a transformarse para bien, de sus ojos comenzó a brillar la vida que tenía detenida hacía tiempo, los mismos se llenaron de lágrimas, pero esta vez creo que fueron de alegría, estaba cómoda, pasando un lindo momento, él lo observó en el silencio de ella; sin embargo, no manifestó nada.

Aquella noche, él entró por primera vez en su casa, ella preparó el mate mientras se calentaba el agua dentro de la pava, juntos salieron al garaje, donde ya corría una suave brisa, se sentaron en el piso apoyado la espalda sobre la pared, por primera vez compartieron el mate, ese ritual tan bello que por culpa de esta epidemia dejamos de compartir y solo lo hacen quienes viven en la misma casa, esa noche madrugada ellos sin consultar ni no objetar nada, comenzaron a matear como si nada hubiera sucedido, producto de la confianza mutua que está loca pandemia hizo que tuvieran el uno del otro y sabiendo ya sin decirlo, que ambos se tienen entre sí tanta confianza, que hay muchas cosas que ya lo dan por entendido sin conversar previamente.

 

Conversaron mucho, el mate se terminó, el calor seguía agobiando Buenos Aires, ya la noche comenzaba a retirarse lentamente, ella invitó con una sidra que se encontraba casi congelada en su heladera, él que no quería dejar de estar a su lado, aceptó entre risas y viejas anécdotas, la sidra fue terminándose, él de a ratos jugó con su mano, pero al comenzar a aclarar el día y después de una larga noche de Champán, mate y sidra, con un abrazo, se despidieron.

 

La última semana del año fue con demasiadas ocupaciones para ella, un poco de tranquilidad económica le vino muy bien, poner en orden muchas cuentas pendientes, la mantuvo muy ocupada, todo había que hacerlo esos días, donde todos parecen querer hacer en 3 o 4 días lo que no hicieron en un año, sumado a eso el cuidado que demanda la epidemia que para muchos parece haber terminado.

 

Los especialistas en el tema dicen todo lo contrario y los números día tras día lo van confirmando, mucha gente parece haberse relajado, todo indica lo contrario, para que todos estemos vacunados pasarán meses, sumado a esto el calor que día tras día sigue subiendo más y más.

Semana importante con la llegada desde Rusia de las primeras vacunas, las cuales dieron un poco de alivio a la población, aunque el número de la misma es mínimo, esta vacuna consta de dos dosis, la primera dosis cuando nos indiquen por turno y la segunda pasados los veintidós o veintiocho días de la primera aplicación.

Las primeras que llegaron serán aplicadas a los médicos terapistas y personal hospitalario, ya que los mismos son los que en este momento están en la zona de más riesgo trabajando sin descanso, con un esfuerzo realmente excelente.

La polémica sobre las vacunas es un capítulo aparte, como siempre la política se metió, entre anuncios de fechas no cumplidas y de acuerdo al origen de cada vacuna. Mientras en países vecinos ya están vacunando la población, aquí seguimos discutiendo si vienen de un país que a la presidencia le cae simpático o la política de origen de la vacuna, todo se cuestiona, desde su país de origen hasta el nombre de la misma, por las calles o canales de información todo parece ser un gran debate, como de costumbre cuando juega la selección de fútbol, en cada esquina se forma un equipo diferente, con esto pasa algo similar mientras las discusiones se suceden, la vida de muchos se va, pero ya no parece ser prioritario. 

 

Según algunos especialistas la mejor vacuna es la que el gobierno se niega a comprar, argumentando que el laboratorio que la fábrica, pide a cambio zonas fundamentales en el reservorio de agua de nuestro país, como ser glaciares ,cataratas y  no sé cuántos requisitos más, mientras que el laboratorio lo niega y la vacuna se instala en países limítrofes sin ningún inconveniente donde algunos compatriotas viajan a aplicarse la dosis sin problema, por aquí, si la jefa no acepta la negociación, todo se paraliza,                                                                                             

Él comenzó a escribirle, a describirla tal cual la ve, desde el color de su lacio cabello, el cual conoció con las hermosas canas que iban creciendo con el correr de los días de encierro, como el brillo de los ojos que iban cambiando de acuerdo al estado de humor que ella fue teniendo durante estos largos meses.

 

Como su ropa que fue variando de acuerdo al clima, o el color del esmalte de sus uñas, tanto de los pies como de las manos que para entretener a su hijo en pintar las mismas lo hacían juntos, juntos convivieron momentos muy tristes, con lo mínimo indispensable, el televisor y las películas fueron para ambos una gran compañía desde la cama donde juntos vieron lentamente pasar el tiempo y las estaciones con sus diversos climas, desde estar muy abrigados, a esta fecha, donde todo parece molestar sobre el cuerpo debido a la intensidad del calor, que año tras año parece ser mayor.

 

Él guardó en su memoria fotográfica cada instante que ella le fue comentando, cada palabra la fue imaginando tanto en la casa como fuera de ella y diariamente con esos recuerdos y todas las conversaciones recrea esos meses en poesías o relatos cortos donde la nombra como una mujer leona; así la admira, así la siente e intenta en palabras descubrir esa gran mujer que esconde mucho más de lo que cuenta, a identificándola  como valiente y capaz de sobrevivir a lo más difícil, como una guerrera con el cuchillo entre los dientes.

Después de muchos escritos y reclamos, abogados, jueces y psicólogos, ella consiguió que, en los últimos papeles firmados, el padre del niño permitiera que viva con ella, ese fue el respiro final, con todas sus fuerzas.

 

Luchó por ello y lo consiguió, en un país donde la justicia está entre uno de los poderes más cuestionados, ya que la misma no tiene los ojos vendados como debería, ni juzga a todos con la misma vara ni la misma celeridad, el niño estuvo a punto de ir a vivir donde no quería, con quienes no quería, a un lugar alejado que no quería y lejos de la madre con quien quería, ningún juez o jueza fue capaz de preguntarle ni una sola vez al niño, que quería?

 

Los políticos se llenan la boca en defensa de los derechos de la mujer, del niño, de los derechos humanos en general, pero a la hora de los papeles, la burocracia puede con todo eso, a diario se cometen cientos de injusticias de las cuales desconocemos los motivos, porque casos como el de ella y su niño, hay miles, pero solamente conocemos los que por algún motivo se viralizan, mientras cientos de expedientes duermen aplastando estantes en cuevas llenas de papeles, a la larga espera de ser resueltos algún día, mientras tanto, madres o padres mueren, o sufren día tras día y niños son arrancados de brazos de amor y nadie hace nada. 

La vida continúa, la epidemia domina el mundo y todos estamos esperanzados en la vacuna, que ya comenzó aquí a aplicarse mientras ellos siguen comunicándose, preguntando a diario cómo están mutuamente y arreglando de alguna manera sus vidas. 

Él está preocupado, ella lo nota, se lo comentó, él solamente dijo, esto puede llegar a ser peor de lo que imaginamos, algún día te contaré, por ahora terminamos el año lo mejor posible y luego hablamos.

_ Está bien, pero lo conversamos el primero de enero, en tus ojos hay preocupación y quiero saber qué te pasa.

 

La noche del último día del año él la invitó a cenar, ella aceptó y quedaron en encontrarse a las 21:30 cuando él la pasará a buscar, esa tarde él cocinó luego de muchos años de soledad para su invitada en último día del año, como sabe que estos últimos meses comió muchas harinas de todo tipo debido a la falta de presupuesto, esa tarde se dedicó a cocinar carne, ese pedazo de costillar suavemente adobado estuvo lentamente en el horno, la fuente con papas cortadas en muy finas rodajas bien condimentadas en un recipiente lleno de crema de leche quedó listo, cuando llegara solamente habría que encender nuevamente el horno y terminar la cocción, compro bebidas y helado, preparó una linda fuente de ensalada de frutas, se bañó cuando todo estaba listo, hasta la mesa preparada con una pequeña picada, a las 20:45 salió a buscarla.

Cuando estaciono en la puerta de la casa, antes de bajar, ella salió, esa noche parecía otra mujer, su cabello brillaba como nunca, cualquiera le hubiera dado quince años menos de los que tiene.

Sonriente se subió al auto con una botella de champán en la mano y los cigarrillos en la otra, una pequeña mochila muy bonita, colgaba de su hombro. Por primera vez, la vio con un hermoso vestido rojo que le quedaba como pintado sobre su cuerpo, los breteles y ese escote que insinuaba sin mostrar, era la primera vez que veía sus piernas fuera de un jean roto adrede por un diseñador. Pasaron una noche inolvidable y a las once de la mañana del primero de enero, cruzaron las vías para sentarse bajo la sombra del sauce, donde se encontraron por primera vez. 

 

Preguntarán que pasó esa noche, solo imaginen, después de muchos abrazos y hasta lágrimas, el encuentro enterró fantasmas que a ambos los persiguieron durante años.

Aquella mañana, brindaron con mate por la noche madrugada feliz que ambos habían pasado, sin ningún reproche, se siguieron contando la vida, que quizás de ahora en más, la compartan o no, pero a los dos les quedará el mejor recuerdo de todo lo vivido en el año que, horas antes, había finalizado.

Ella tenía un quejo de impaciencia constante que él percibía, se lo preguntó, le dijo que no era nada y llegado el mediodía después de caminar por la costa volvieron a la casa, el calor era realmente insoportable, apenas llegaron, encendieron el aire acondicionado, tomaron algo fresco y comenzaron a preparar una picada, con mucha bebida, se pusieron cómodos quitándose la ropa que usaron en el paseo, los pantalones quedaron sobre la cama y las zapatillas de él y las sandalias de ella, en un rincón,  la confianza entre ellos ya era linda de apreciar segundo a segundo,  él insistió, en que le contara qué le pasaba.

 _ Extraño a mi hijo, sus reclamos, sus ruidos, su compañía, no te olvides que durante mucho tiempo fuimos el uno para el otro, ahora no está y lo extraño; extraño su voz, hasta sus gritos y caprichos. 

 

Él la miraba detenidamente, le tomo la mano mientras la escuchaba hablar de su hijo, de los meses que pasaron sin salir a ningún lado, se miraron fijamente por un rato y de sus ojos él vio correr lágrimas que comenzaron a bañar su rostro, la tomó de las dos manos y la hizo levantarse para sentarla en sus piernas, con su mano secó las lágrimas y le dio un vaso con cerveza, cuando ella apoyó el vaso en la mesa la abrazo muy fuerte, entre sus brazos, ella se quebró y durante minutos, lloró como nunca antes, él solo la mantuvo abrazada en silencio, cuando se repuso, la beso, ella lo besó apasionadamente y se levantó para lavarse la cara en la pileta de la cocina, la siguió, vio cómo se mojaba la cara y pasaba sus manos por el brillante cabello como refrescándose, comenzó a sonreír y le pregunto que miraba, él solo dijo a vos; ella tomó agua entre sus manos y se la arrojó mojándolo, él hizo lo mismo y como dos chicos jugaron a mojarse hasta abrazarse y estrecharse en un beso único, donde ambos se besaron, ella sentada sobre la mesada hasta que, al bajarla de la misma, él las tomó entre sus brazos y pasaron al cuarto habitación por largo rato. 

 

Esa tarde decidieron no salir de la casa, se arreglaron con lo que había para la cena y conversaron durante mucho tiempo, las fiestas fueron en días de semana, jueves y viernes, de los cuales aún les quedaban dos días por delante para descansar, deberán decidir si lo hacen juntos o no. Mientras cenaban ella manifestó que le debía algo, él la miró asombrado preguntando qué?

_ Vos seguís preocupado, me dijiste que me contarías después de la noche de fin de año, estoy esperando.

 

No me hagas caso le formuló él rápidamente, son pensamientos con ciertos temas, hacen que me quede pensando mucho tiempo, eso a veces es bueno y otras no tanto, olvídate, no pasa nada. Lo miro no muy convencida, él se dio cuenta, pero ninguno expresó nada más, ella se levantó y comenzó a acomodar las cosas, llevo los platos y las cosas que estaban sobre la mesa y se dedicó a lavarlos en silencio, después de un buen rato cuando terminó de acomodar todo, él la observaba con mucha atención, dijo.

 _ Me cambio y me alcanzas a casa.

Ahí se dio cuenta de que algo no estaba funcionando y le preguntó qué le pasaba. 

Ella fue muy clara, y en pocas palabras le manifestó:

_ Hace casi 9 meses que venimos conociéndonos, contándonos cosas, apoyándonos, hemos pasado días horribles, estos maravillosos, hace días que algo te preocupa, me dejas al margen, yo no sé qué pensar, si te pasa algo a vos, si es conmigo, no sé, pensé mil cosas, no quiero sufrir más, me visto y me voy, o conversamos todo y luego vemos. 

 

Él la tomó de las manos y la llevó a la habitación, la abrazo muy fuerte, ella dejó que lo hiciera y lo abrazó más fuerte aún, le pidió que se sentara y comenzó a contar con todo detalle su preocupación, que no solo estaba basada en el virus que estaba dando vuelta, sino en las mutaciones del mismo, que según le habían casi asegurado, iba no solo a seguir contagiando a gran velocidad, sino que, el clima en todo el mundo iba a crear desastres naturales jamás advertidos, era momento en que la tierra se comience a tomar revancha de todo lo malo que nosotros, los humanos, le venimos haciendo con un daño constante, le dijo tener un poco de miedo.

 

También le comentó que quería protegerla de todo y no sabía cómo explicarle, para que no fuera un cuento de ficción lo que está contando,  sino que ella asuma que todo lo que le está transmitiendo es verdad y estamos muy cerca de que suceda, como ejemplo le dijo que solamente sintiera el calor de los últimos días, el alza constante de la temperatura global, la tomó de la mano y le dijo que lo siguiera, fueron al estudio y encendió la computadora, le hizo leer algunos informes de investigadores amigos, algunos muy conocidos, ella leyó únicamente algo del primero y algunas líneas del segundo y cerró el correo, él le pido que leyera todo, que no quería ocultarle nada, ella puso su dedo índice en los labios como callándolo y  mencionó:

 

 _ No me hace falta leer nada más, entiendo tu preocupación, solo explícame qué hacemos. 

Se abrazaron muy fuerte durante minutos, comenzaron a besarse en un silencio absoluto a la luz del sol que pasaba por alguna hendija mal cerrada de la persiana, mientras se besaban fueron lentamente caminando dejando caer la única prenda que tenían colocadas, en el baño debajo de la ducha entre llantos y luego sonrisas se dejaron llevar por un largo rato, hasta terminar sentados en la bañera, abrazados bajo una lluvia de agua tibia que caía como borrando los malos momentos, el lacio cabello de ella se dejaba enredar entre los dedos de él,  jugando con los cuerpos se fueron incorporando hasta terminar sentados en el piso de la cocina.

En instantes sus cuerpos se secaron, el calor era intenso, decidieron seguir en el living donde estaba encendido el aire acondicionado, ella estaba incómoda de estar de esa manera, él lo noto y se lo dijo, ella sonrió y dijo.

 _ Ya veo cómo me conoces hasta cuando no hablo.

 

Él solo la miró y le alcanzó su camisa que había quedado desde el día anterior en el respaldo de una silla.

Ella volvió a sonreír, mi historia no es fácil, comentó.

Se levantó, se colocó la camisa y se sentó arriba de sus piernas de frente a él, de esta manera siguieron conversando, el calor igual se sentía, pero era más el de los cuerpos y la necesidad de los mismos que tan juntos irradiaban fuego, pero ninguno de los dos hacía nada por separarse, las sugerencias de qué hacer no fueron muchas, decidió ella, viernes a la noche pasear juntos, le gustaría mucho.

_ Porque no vamos por la ruta hasta algún lugar no muy lejos, salgamos de los lugares llenos de gente.

 

Él aceptó y después de una buena ducha y comer algo liviano se fueron, ella quiso pasar por su casa unos minutos, se lo comento mientras él terminaba de cambiarse, el calor era insoportable y algo liviano de ropa venía ideal para esa noche, salieron directo a la primera parada, que sería la casa de ella. 

Al estacionar en la puerta y parar el auto le dijo que espere, que no baje, que se fumara un cigarrillo que se cambiaba y venía pronto, en menos de lo esperado salió, con su mochilita al hombro, ahora muy deportiva, se había puesto un short, zapatillas y una musculosa, al subir le dijo que pasarán a cargar combustible y de paso compraría algo que necesitaba.

 

Mientras se llenaba el tanque del auto con gnc, compraron cigarrillos y una gaseosa, ella anduvo dando vueltas y compro unos apósitos, al subir al auto apenas partieron le declaró que disculpara, pero le daba vergüenza hacer ese tipo de compras juntos, él la miró y le expresó que decía? Vergüenza de que, ¿a qué?

Bueno contestó ella, es la primera vez que compro esto con un hombre nada más.

 

Estuve meses preguntándome si precisabas y nunca me animé a preguntarle.

Menos mal que no me lo preguntaste, me hubiese puesto roja, precisar precise más de una vez, no tuve algunos días, jamás te lo hubiese mencionado, hoy creo que sí.

 

 

A velocidad de paseo, fueron hablando mucho sobre el tema del pudor, la vergüenza de esconder ciertas cosas que son naturales, sin embargo, según ella, muchos hombres no comprenden, los jóvenes de hoy lo conversan todo más naturalmente, con el tiempo fueron cambiando las cosas para bien, el rol de la mujer fue encontrando su lugar, hoy todo es muy diferente a cuando éramos chicos.

Conversando y paseando llegaron a la ciudad de Campana, recorrieron un poco la avenida céntrica y fueron a estacionar a la costa, se sentaron a mirar el río, sitio que a él le apasiona, pero ella no conocía; sin embargo, le agrado apenas pararon, ahí se quedaron un largo rato, en un no muy cómodo banco contemplaron el Paraná, contando muchas cosas, ella se acostó en el banco y acomodo su cabeza sobre las piernas de él, durante mucho tiempo mientras se quedó callada como pensativa, él acarició su cabello, suavemente comenzó a masajear su cabeza con lindas caricias y hasta llegó a pensar que se había quedado dormida, hasta que suspiró y le dijo, que esto… es real, no lo estoy soñando, él le comentó que había pensado lo mismo, pero era todo real, ella se incorporó y lo beso, se abrazaron y se quedaron un largo tiempo en un profundo silencio, la gente que estaba de paseo, comenzaba a retirarse, en poco menos de media hora, quedaron casi solos, ella tuvo temor y pidió subir al auto, él se dio cuenta de lo sucedido, se subieron al auto. 

 

Vamos yendo, le dijo cuando quieras, pero ella después de un largo silencio dijo no, quedémonos, abrázame o dame la mano.

Le puso la mano cariñosamente sobre el hombro, ella recostó su cabeza sobre él y comenzó a llorar, dejo que lo hiciera, esos desahogos después de tantos problemas, tanta presión le viene haciendo bien, la fue acariciando lentamente y de a poco ella dejó de llorar, en silencio lo beso diciéndole gracias, se abrazaron fuerte y lentamente comenzaron el regreso.

Volver al tema de la pandemia parecía ser casi obligatorio, cómo en casi todos, sin embargo, él le declaró, que por esa noche lo podían dejar de lado, como el problema legal que la tuvo en jaque durante tanto tiempo, ella aceptó, entonces comenzaron a conversar de viejas anécdotas, él fue al grano directo y le preguntó, por qué le manifestó una vez, que no quería saber de ninguna nueva relación, ni de ningún hombre nunca más, si le contaba el por qué.

Ella sonrió un largo rato, se tomó la cabeza con ambas manos, ya estaba pasando Escobar y le pidió, si podía estacionar en algún lugar, a menos de un kilómetro había una subida a un puente, estaciono correctamente, ella desprendió el cinturón de seguridad y lo beso, lo beso muy intensamente, luego lo abrazo muy fuerte y le dijo, ahora vámonos de aquí me da un poco de miedo este lugar.

Él siguió el camino, ella comenzó a hablar.

_ La relación con mi marido ya sabes cómo fue y cómo terminó, casi un año atrás tuve una casi relación que también terminó mal, por eso después de esas experiencias expresé bueno basta, me dedico a mi hijo y a mí, pero bueno estos últimos días todo fue tan distinto que acá estoy, ¿o no te diste cuenta todavía?

Él comenzó a sonreír y metros más adelante salió de la ruta bajando en una salida, hizo unos metros estaciono y la beso abrazándola muy fuerte sin manifestarle una sola palabra, pero insinuado sexualmente, acariciando parte de su cuerpo, en silencio volvió a subir para seguir viaje, mientras manejaba, comenzó a acariciarla en los puntos más débiles que enseguida comenzaron a reaccionar a las caricias estimuladoras.

Ella solo dijo: _ A sí?

Comenzó a hacer lo mismo con él, realmente parecían dos adolescentes inconscientes,  entre ellos había una atracción más allá de la palabra, al acercarse el uno al otro las reacciones eran mutuas, ese viaje quedó en la memoria, él le pido que esperara y dejó de acariciarla, aumento un poco la velocidad de paseo y en minutos estaban estacionando frente a la puerta de su casa, al abrir la puerta el calor de la misma era sofocante, cerraron la puerta abrieron las ventanas, ya en la cocina antes de abrir la heladera para tomar algo fresco, dejaron arrinconadas las zapatillas, el short, la remera y únicamente entre besos y gaseosa helada, que se sirvieron, los sorbos en los vasos          fueron confundidos con besos, los besos con caricias, las caricias, con más besos y cuando ya el sol comenzó a entrar por la ventana del baño iluminando el hall de las habitaciones, entraron abrazados bajo la ducha, para luego descansar de la larga noche.

 Sábado, él escuchó ruidos desde la cocina, ella se había levantado y minutos más tardes se acercó con algo fresco, realmente el calor era intenso, a ella solo le preocupaba el gato, que había quedado solo en su casa, pero después de conversar mientras almorzaban, decidieron que él la llevaría a su casa y volvería por la noche, así fue, bajo un sol que parecía incendiar el pavimento, la llevo para luego de unas horas encontrarse en la cena, ella volvería con su auto, y el famoso gato Sócrates.

 

Él volvió a su casa, ordenó la misma, (es demasiado maniático con el orden), Cuando todo estaba más o menos listo y antes de ducharse, la llamó para ver cómo estaba. 

_ Hola, estaba por llamarte, llegó cerca de las 21:30, estoy terminando unas pizzas, me cambio y salgo para allá. 

_ Estoy haciendo matambre a la pizza. 

_ Qué bueno, hice pizza porque sé que te gustan, te las prometí alguna vez, pero no importa comeremos todo entre hoy y mañana si te parece, cuando llegó vemos, ¿llevó algo más, falta algo? 

_ Si faltas vos, te espero. 

_ Me cambio y voy, besos.                                                                                                                        

Él se vistió, todo estaba listo, cuando llegara verían que cenaban, el calor no cedía y se fue a la puerta de su casa, como lo hace a diario a ver si saludaba algún vecino. A las 21.30 clavadas, como dijo, llegó, cuando estaciono le pidió ayuda para bajar las cosas, botellas, pizzas, paquetes, la mochila y la jaula con el gato, él quedó totalmente asombrado, ella se dio cuenta, le preguntó si le pasaba algo, le dijo nada, ¿colócate el barbijo cuando salís que haces sin él en la calle?, agarraron todas las cosas y entraron. Ella soltó el gato y llevó las pizzas sobre la mesada, se bajó el barbijo y lo abrazó besándolo.

 

Esa cena fue muy interesante porque fueron conversando qué y cómo a partir del lunes ella comenzara a poner todas sus cosas en orden, pagos, arreglo del auto, deudas pendientes y quedo dando vuelta el mudarse o no. El domingo no salieron de la casa en todo el día, programaron las cosas que ella comenzara a hacer en la semana, por la noche se iría a su casa, pero terminaron acostados juntos, mirando una película antes de dormir y a primera hora, o cuando se despertarán, después de unos mates compartidos, partió, quedando en hablar en cualquier momento.

En los dos quedó un dejo de nostalgia, habían compartido días muy lindos, el año comenzaba, en ambos, se mezcló cierta confusión de cómo seguiría todo, dos solitarios que de casualidad, por motivo de una pandemia, se encontraron sin antes saber nada, el uno del otro, juntos ya venían compartiendo y acompañándose día a día como si se conocieran de muchos años. 

 

Él, después de acomodar la casa y poner cada cosa en su lugar como lo hace casi sistemáticamente, preparó el termo con el agua para el mate y se fue a encerrar a su escritorio, necesitaba dejar plasmado de alguna manera cada momento vivido, describir detalladamente, sensaciones que experimentaba a su lado día tras día, con la incertidumbre de no saber cómo esto podría seguir, solo tenía en claro que nunca volvería a convivir, solo podría mantener una relación como la que venía iniciando pero nada más.

Esa tarde la paso en el estudio, escribió mucho, no obstante comenzó a inquietarse con correos de amigos que le iban contando, como la curva de contagios seguía subiendo, luego por Zoom tuvieron entre varios (cinco) una interconsulta donde investigadores y especialistas en el tema contaban entre ellos, que se debería hacer con cierta premura, él escuchó, solamente opinó cuando le consultaban algo puntual, lo bueno de ese grupo, es que cada uno con su especialidad comparte y acepta el debate, cosa que debería ser normal cuando sé debate un argumento sólido para algunos, pero están todos tan disconformes de cómo nos tratan algunos del partido gobernante que a veces da miedo emitir opinión, por suerte no pasa en este grupo donde hay un militante de este gobierno, muy respetuoso, ya que es la única manera donde todos aprenden, luego al finalizar se despidieron con algunas bromas como de costumbre. 

 

Ella, ese día, fue y vino de banco a cajeros en más de una oportunidad, quería sacar dinero, pagar cuentas y hacer un montón de cosas que no había podido aún. La restricción de entrar a los bancos, como a muchos otros lugares, desde hace meses, cambió completamente, los empleados, algunos, no muchos, asisten al lugar de trabajo, sin embargo, la gran mayoría trabaja remotamente por internet, para entrar a un banco no solo hay que sacar previamente un turno, sino que muchas operaciones por no llegar a decir todas, se hacen virtualmente y no todos tienen la posibilidad de hacerlo o saber cómo.

 

Ella estaba en medio de todo ese tipo de trámites, ya con dinero depositado solamente podía sacar parte del mismo de a mínimas sumas por el cajero automático, ese día se olvidó de él, su cuerpo comenzó a aflojarse después de mucho tiempo de suma tensión, no exclusivamente por la pandemia, sino años, donde todo fue muy complejo, desde las cosas más importantes hasta los mínimos detalles hogareños.

Él sabía todo eso, la extraño, pero no quiso molestar, ella pensó en mandarle algún mensaje, aun así, llegó a su casa, se quitó la ropa y se tiró en la cama quedando profundamente dormida, como hacía meses no podía.

Él se fue a Tigre, esta vez, dejó el auto después de la curva al comienzo del Paseo Victorica, caminó pegado a la costa hasta sentarse en un banco a contemplar el río. Carlos, un amigo, le había mandado un correo con la diferencia de horario en la cota del río en los últimos días, la velocidad con la que el agua se retiraba o entraba hacia los ríos que conforman el Delta, el horario del cambio de rumbo y la velocidad, también adjunto un estudio de temperatura del agua y velocidad de viento en superficie, bajamar, pleamar, horarios y temperaturas, datos de ríos, del mar en la costa atlántica, mucha información, todo volcado en planillas muy prolijamente, con fechas y horarios datos que vienen estudiando hace más de dos años con un grupo de amigos previendo causas posibles en el planeta a raíz del cambio climático, lo vienen siguiendo con mucha preocupación y durante unos minutos lo hablo con su amigo Carlos antes de regresar a su casa a descansar.

 

En los últimos meses, se observaron variaciones importantes debido a la parálisis empresarial mundial, que, por supuesto afecta lo económico, pero, no es solo eso lo que pasa, hay detalles climatológicos alarmantes debido a enfocarnos solo en la pandemia y la vacuna, muchos olvidan, pero suceden, de la Antártida llegan datos alarmantes. Al otro día, el sonido del timbre a las 8 de la mañana lo despertó, cuando se asomó Horacio estaba parado sobre la vereda, le dijo que esperara unos minutos, se cambió y abrió la puerta, su amigo entró y mientras él preparaba el mate, el Dr. en física se sentó en la cocina y ambos comenzaron a tomar mate, él siempre tiene unos mates descartables con bombillas descartables por si sucede algo imprevisto como esa mañana. Horacio comentó que iba a la isla, si lo acompañaba, le respondió que no, pero primero quería que leyera unos correos, trajo la notebook sobre la mesa de la cocina y el Dr. se puso a leer con mucha atención, en silencio, no esbozó ni una palabra hasta terminar de leer todo, después le preguntó qué había averiguado anoche, le mostró todas las anotaciones que tenía mientras las fue pasando en una planilla Excel que ya tenía varias hojas completas en diferentes zonas del Delta. 

Horacio dijo:

 _ Las diferencias que veníamos teniendo en los últimos tiempos, con el correr de los meses, me fueron cambiando una idea, cuando en secreto me comentaron, me opuse totalmente, parecía una locura tuya y del grupo que se juntan a debatir esto casi obsesionados, no obstante, hoy, viendo los cambios en directo, como me pasa cada vez que voy a mi casa en la isla, estudiando la rigurosidad de los datos, hoy tengo miedo, vine a decirte que me acompañes para que veas lo que está pasando río arriba.

 _ Tengo cosas que hacer, sin embargo, me interesa, ¿en cuánto vamos y venimos? 

_ La lancha quedó en el club, vamos hasta Toro y volvemos, al mediodía estamos de regreso. 

_ Me cambio y vamos, espera. 

_ Trae la cámara, te va a convenir tomar imágenes para que las compares. 

Pasadas las doce del mediodía estaban de regreso, después de almorzar, se puso a hacer comparaciones, a escribir sobre la peligrosidad del daño que había advertido en el Delta. Llegó un correo (de Mingo) alerta sobre el alto nivel de temperatura de esa última semana tanto en los ríos como en la costa atlántica, que a pesar del distanciamiento obligatorio explotaba de gente, las conclusiones que sacaba su amigo parecían sacadas de un cuento de Ray Bradbury, pero no era ciencia ficción, todo indicaba el comportamiento del planeta que está cambiando apresuradamente, nada ni nadie hablaba del tema, Horacio, antes de retirarse, dijo:

 _ Yo les creo; sin embargo, ustedes parecen los locos de la azotea, no con la radio, sino con el clima, sigan quizás con el tiempo alguien les dará la razón. Espero que no sea tarde.

El sol de enero parece penetrar paredes y cocinar veredas, las temperaturas de estos días sigue subiendo con el correr de la semana, pero con pronóstico de lluvia cercano, después de almorzar decidió descansar un poco, saldría después de una buena siesta en el dormitorio, con aire, se acostó pasadas las quince horas, se quedó profundamente dormido. Una hora más tarde, mate en mano encendió el televisor, las noticias que miraba de reojo, no eran alentadoras, en las próximas horas la temperatura marcaría un nuevo récord en su alza, luego la tormenta que según los radares está llegando pasada la medianoche será muy severa, por lo cual ya están la alerta anunciada, los mensajes de la fuerte tormenta lo alertaban en correos de amigos especialmente del Delta. Consultó el servicio meteorológico, la tormenta llegaría pasadas las 22 horas, salió al jardín, noto una brisa caliente que llegaba del norte, nubes que corrían expresándose, cargándose de un gris plomo que anunciaban todo, pensó en ella y sin más vueltas le mandó un mensaje. 

Segundos después, ella llamó, le comento que estaba agotada de todo lo que había hecho, que le extrañaba que no la llamara, él solo dijo que la estaba esperando, que viniera antes de que comience la tormenta.

Ella comentó que no soportaba más el calor que había andado todo el día, que estaba muy cansada, él insistió, y ella dijo. 

_ Juntó algunas cosas y voy para allá, porque si paro un poco, no salgo más. 

_ Dale te espero con algo fresco 

_ Prepara unos mates mejor, querrás comer pizza, quedaron de las que hice, si estás de acuerdo compro algo y las cocino. 

_ Dale si, bebidas tengo. 

_ Besos en una hora a más tardar estoy por ahí. 

 

Él entró el auto, dejó lugar para acomodar adentro el de ella, acomodó bien la casa y la espero. La suave brisa se convirtió en un viento algo molesto,  las luminarias comenzaron a encenderse,  nubes negras y espesas  avanzaban desde el norte, el viento subía su intensidad rápidamente, algunas gotas muy grandes de lluvia comenzaban a caer evaporándose en el piso rápidamente, pero en minutos,  se hizo de noche, las gotas en una fuerte cortina de agua con pequeño granizo, justo en ese instante llegó ella, entró el auto, cerró el portón mientras él le gritaba que lo dejara, la esperaba en la entrada bajo el alero, con la puerta abierta, corrió, lo abrazó muy fuerte, y le dijo:

_ Entremos, tengo miedo. 

Entraron, dejó todo sobre la mesa de la cocina, el calor dentro se notaba muy fuerte, casi irrespirable, pero la tormenta debería traer algo de fresco, los truenos y relámpagos no cesaban, ella se sobresaltaba a cada estallido del cielo, se quitó las zapatillas, el short y la remera, estaba empapada, él le alcanzó una toalla y pronto mejoró su actitud, en la habitación busco una remera y se sentó a tranquilizarse un poco.

 

Comenzó a contar lo que le costó llegar por el viento, la gente corriendo por las calles, algunas ramas que comenzaban a caer entre los relámpagos, los truenos, pero ahí se sentía más segura, con algunos mates se fue aflojando, mientras relataba todo lo que había hecho, el viento era cada vez más intenso, la temperatura había comenzado a bajar, no lo esperado, la lluvia no dejaba de castigar constantemente, los árboles que se encuentran cruzando la vía a metros del río se sacudían fuertemente, el paso del Tren de la Costa fue muy lento, como a paso de hombre, como si hubiese sucedido algo, pero bajo la lluvia parecía el paso de un tren fantasma.

Abrazados miraban por la ventana la furia de la tormenta, hasta que decidieron bajar la cortina barrio que era la única que seguía elevada, el viento castigaba la casa y llovía cada vez más, la calle ya comenzaba a inundarse cuando se cortó la corriente.  

La única luz de emergencia se encendió en la cocina, en pocos minutos acostumbraron la vista, ella decidió comenzar a preparar la pizza casi en silencio, minutos más tarde encendió el horno, mientras él preparaba la mesa y sacaba la bebida de la heladera, después busco velas, en la noche de tormenta decidieron hacer una cena romántica, ya un poco más distendidos, donde conversaron mucho y hasta rieron olvidándose por un buen rato de la tormenta y la corriente que faltaba.

Dedicados solo a ellos, brindando por el encuentro, que como dijo él acariciando sus suaves piernas apoyadas sobre la mesa después de cenar, esta podría ser una noche inolvidable, ella miró el celular, que hacía rato no observaba, recién ahí se dieron cuenta de que tampoco había señal de telefonía, pero estaban ellos dos, con eso alcanzaba sugirió. Bajo sus piernas se incorporó al lado de él y se sentó sobre sus piernas enfrentándolo.

 

Golpeaban fuertemente la puerta, salió preguntando qué pasaba, quién era. 

Su vecino lo llamaba casi desesperado, el agua ya había pasado el nivel de la vereda, el viento seguía arrastrando el río sobre la ciudad, rápidamente tendrían el agua dentro de la casa, su vecino solo venía a ayudarlo, ofrecerle arena embolsada que le habían traído esa tarde del corralón, ya que su casa está en plena refracción. Sin dudarlo se metió bajo la lluvia, en unos viajes puedo hacer una contención en la puerta de entrada, otra en la de la cocina, las dos puertas que daban al exterior por si subía el nivel, por lo menos creerían que al agua no pasaría. Ella, recorrió la casa levantando lo que podía mojarse si el agua entraba, enrollar alfombras, subió todo lo que se encuentra en el piso, encendió velas y a la par dejaron todo más o menos resguardado, ya la calle y la vereda no se veían, el temor era que se fueran el auto de ella, la cochera es techada, pero no cerrada, él subió al altillo con la linterna, sacó la soga náutica que usa en la isla, ató la soga donde se engancha la cuarta de arrastre en su auto, de ahí la giro en el árbol de su jardín pegado a la cochera y ató el otro extremo en el auto de ella por el soporte delantero, la lluvia no cesaba, el viento parecía querer llevarse todo, ella solo gritaba:

 _ Cuidado, cuidado¡!

 

Pero acostumbrado a la isla él pudo asegurar todo, empapados los dos, cerraron la puerta, él se fue directo bajo la ducha, hacía calor; aun así, necesitan una buena ducha y aflojarse, ella lo siguió y se encontraron bajo la misma buscando aflojar la tensión de esos largos minutos. 

Las velas estaban estratégicamente ubicadas por ella, él cuando terminó se sentó sobre una toalla a descansar en el living, las velas fueron consumiéndose, algunas las apagaron, otras se apagaron solas, se acostaron cansados de luchar contra la tormenta y el intenso calor, se durmieron profundamente agotados, la lluvia no cesaba y el viento enfurecía la noche, en un lugar de San Isidro a metros de la costa del río. 

 

Diez de la mañana, ella se despertó completamente transpirada, dejó la cama, la lluvia

seguía intensa, levantó la cortina, miró hacia la calle, el río parecía llegar hasta la puerta

de la casa, se fue directo debajo de la ducha, se quedó bajo el agua tibia un largo rato, sus rubios cabellos parecían dibujar una mañana lánguida y triste, sin corriente, en la soledad, como le cuenta él, en muchos comentarios de la isla. De la ducha a la cocina sin escalas a poner la pava sobre el fuego llena de agua, la poca visibilidad le hizo dudar de donde estaba la yerba, pero rápidamente encontró el mate, la bombilla, preparó la infusión y probó el primero, tanto calor agobiaba, encendió el móvil para ver si había señal, fue en vano, su cuerpo esbelto se paseó por el living buscando levantar un poco las cortinas para que, entre un poco luz natural, se fue a la habitación a despertarlo con el mate.

 

La sábana estaba empapada del sudor de ambos, se sentó en el piso a su lado, acariciando su cabello mojado de transpiración, lo fue despertando lentamente, él la miró, sonrió y se desperezó antes de agarrar el primer mate que luego degusto en silencio mirándola con desconcierto, incorporándose lentamente. Decidió ponerse un bóxer y una remera liviana, ella hizo lo mismo con algo que había traído, abrieron las ventanas, dejaron pasar un poco de aire, revisaron toda la casa, ella sacó las sábanas muy mojadas y ordenó todo, como sabe que le agrada, la incertidumbre estaba quitándole paciencia, él solo le dijo que se fijara que podían comer, ella con una vela en la cocina estuvo un buen rato, preparando algo de almuerzo, luego hizo la cama con sábanas limpias dejando todo en orden mientras él miraba por la ventana impacientemente si el nivel de agua bajaba. La lluvia fue disminuyendo, el viento era menor que el de la noche anterior, lo más extraño era la alta temperatura, por la calle no pasaba nadie, pasó una camioneta de defensa civil lentamente con el agua al límite de entrar al interior del vehículo, al verla ambos dijeron que muy lejos no llegaría, parecía salir flotando en cualquier momento. 

 

Él buscó por algunos cajones una vieja radio portátil que uso durante muchos años, después de pegar muchas vueltas y abrir y cerrar varias puertas y cajones la encontró, esta amiga me acompañó durante muchos años debajo de la almohada cada noche, la abrió, limpio los contactos de las dos pilas, parecían estar sulfatados, la armo y funcionaba, pero con muy bajo volumen, solamente comento si consiguiera una pila buena, esta funcionara bien y escucharemos qué sucede, si no estamos como en una isla, ella se fue a la cocina bajo el reloj de pared y le trajo una pila; aun así, le sugirió salir y contemplar si podía consultarle algo al vecino que estaba solo con su señora embarazada al lado de su casa. Sin dudarlo, dejó la radio para que ella siguiera, se colocó unas zapatillas para no lastimarse, dejó la remera y salió a ver cómo estaba su vecino, al que había olvidado.

 

Pasaron unos largos minutos, ella armó la radio y comenzó a escuchar el desastre que estaba dejando la tormenta, la impaciencia pudo más y decidió salir a advertir qué pasaba, él estaba hablando con su vecino que le había entrado mucha agua, con la agravante, que amaneció su auto que estaba en el garaje con dos ruedas menos, cosas que pasan a menudo, pero jamás pensamos que robaron en plena tormenta.

 

Al acercarse ella, la presentó y regresaron, lo sorprendente era la temperatura que no bajaba, las noticias no eran nada alentadoras, toda la zona norte del país están bajo un caos energético, mucho más las localidades cercanas a los ríos, la preocupación crecía, ella se secó un poco con una toalla, él no quiso y se instaló en la cocina a escuchar radio, el silencio entre ellos era absoluto, comenzaron a tomar mate mientras ella preparaba el almuerzo lentamente en penumbras, pero él observa ciertos suspiros, cuando se acercó en sus ojos llenos de lágrimas supo que  estaba pasando algo más.

 

Hacía dos días que no sabía nada de su hijo, el panorama era cada vez más incierto, se abrazaron muy fuerte y ella soltó toda su angustia llorando por un largo rato. La lluvia comenzó a cesar, juntos se dieron cuenta de que ya el viento cambiaba su dirección mirando los árboles que en la costa giraron su movimiento, ella se fue a la cocina a terminar el almuerzo, él abrió las ventanas, el calor era realmente insoportable, las noticias anunciaban la llegada en unas horas de una leve mejoría de tiempo en el gran Buenos Aires y la capital, si todo sigue como se pronosticaba, quizás por la tarde noche llegará la energía y podrán ir hasta su casa a ver cómo está todo, traer   algo de ropa, se lo comento, decidieron esperar para poder hacerlo antes de que volviera a llover, almorzaron tranquilamente, una leve brisa pasaba por las ventanas que todas ya estaban abiertas.

 

La brisa comenzó a transformarse en un viento suave, pero fresco, las nubes comenzaron a correrse lentamente, como el agua a retirarse rápidamente, una hora más tarde comenzaron a circular algunos autos y un tenue reflejo de sol bañaba las copas de los árboles, todo parecía comenzar a volver a la normalidad, el pronóstico anuncia todo lo contrario.

Antes de las cinco de la tarde llegó la corriente, el lavarropa comenzó a funcionar, ella se encargó de casi todo eso, él ordenó la casa, luego descansaron un poco en el living y decidieron ir a la casa de ella y ver cómo estaba todo por afuera, se cambiaron y salieron, desataron los autos, ella bajo el suyo, él su auto y guardo el de ella y partieron despacio, los celulares no tenían señal todavía, según las noticias algunas antenas quedaron fuera de servicio momentáneamente por el intenso temporal, próximamente volverán a la normalidad. 

 

Costo llegar, las calles cortadas por ramas y árboles caídos eran muchas, cables, columnas y autos fueron desparramados y volteados por la tormenta, el cielo que parecía estar limpiándose, amenazaba de lejos con nubes muy cargadas, hicieron algunas compras, ella le pidió quedarse juntos hasta que esto se normalice, él le dijo que no pensaba dejarla sola, su casa estaba en orden.

Al escuchar el auto se asomó la vecina a saludar y según comento, esta una zona alta, apenas pasó el cordón de la vereda el nivel del agua, ramas caídas sí, había muchas, sin embargo, al abrir, todo estaba normal, por la ventana que deja medio abierta  estaba el piso algo húmedo, ella tomó la valija, guardó varias cosas, más la cama y la comida del gato, saco cosas de la heladera, que dejo abierta, y cortó la luz antes de salir, avisando a la vecina que cualquier problema le avisara, la vecina de la planta alta únicamente mencionó que se quedara tranquila, que de ahí no se movería, pero advirtió que en Zárate ya llovía nuevamente. 

 

Después de escuchar eso decidieron comprar más alimentos, pararon en un super chino y mucha gente estaba haciendo lo mismo, él llegó a tomar unos últimos paquetes de velas, ella compró fruta, fiambre y varias cosas más, los locales de venta de alimentos estaban llenos, la gente se llevaba todo lo que podía, pararon en dos quioscos, compraron más velas y cigarrillos, esto parecía que recién comenzaba.

 

En la estación de servicio cargo combustible, mientras esperaba en la cola ser atendido, ella compró en el autoservicio, cuando ya comenzaba a oscurecer llegaron a la casa, bajaron rápidamente todo y volvieron a atar los autos, deseando que no se cortará la corriente nuevamente, por suerte ya estaban bajo techo, con mucho calor, sin embargo, juntos acompañándose una vez más en momentos difíciles. El lavarropa había terminado el lavado, ella lo descargo y antes de colgar la ropa adentro, lo cargó otra vez para que nada quedara sucio o con mal olor, con tanta humedad, él improvisó en el quincho trasero unas sogas para colgar lo lavado, con el calor más la brisa que corría pronto se secaría. 

 

Minutos más tarde ella preparó una pizza de las que trajo, encendió el horno, con un poco de mozzarella y anchoa, en poco tiempo estaba lista la cena, era temprano, pero el apetito rondaba, él seguía aprovechando la corriente para leer los correos recibidos, no sabían si se cortaría nuevamente o que pasaría, entre porciones y cerveza no muy fría, conversando, agotados del clima, preocupados por todo lo que sucedía, Sócrates comió y se enroscó a dormir debajo de un sillón, creo que el calor también lo sofocaba bastante, pero no salió, ella apuntó, si este no sale, la tormenta está cerca, se da cuenta y se esconde o duerme, ya lo observé más de una vez, míralo, pronto se larga otra vez seguro. 

Sobre la mesa del living comenzó a sonar el celular de ella, rápidamente atendió, era su hijo, mientras le preguntaba cómo estaba, qué comía, qué hacía, por su rostro corrían lágrimas y con su mano desocupada se enredaba el cabello, como un gesto nervioso y alegre, su impronta cambio al despedirse, su humor volvió a sonreír, todo estaba bien por suerte y esa comunicación se tradujo en una sonrisa que la llevó a destapar una cerveza ya un poco más fría, lo tomó de la mano, se fueron a sentar afuera, intentó hacerlo en el pasto, pero seguía húmedo a pesar del calor, sin pensarlo dos veces se sentaron en el umbral de la casa, disfrutando de la noche calurosa con un viento leve, que ya anunciaba la próxima tormenta muy cerca, mientras sobre el río los primeros relámpagos dibujaban una noche más de incertidumbre, con las primeras gotas que nuevamente comenzaban a caer.   

 

La lluvia continuó toda la noche, ellos se quedaron dormidos de cansancio, el agotador calor los terminó venciendo, al despertar empapado de sudor, se metió en la ducha previamente verificar cómo se encontraba todo, al salir del baño ella estaba en la cocina, no muy despierta.

La temperatura seguía elevándose, al encender la radio el caos era generalizado no exclusivamente aquí, sino en el mundo, el virus seguido de fuertes tormentas ya castigaba varias provincias, en Europa las nevadas eran día tras día más intensas, el aislamiento ya se estaba produciendo en pueblos y ciudades, no solamente por el virus sino por las inclemencias terribles del clima a nivel mundial. 

 

En silencio se abrazaron en la cocina, mientras la lluvia volvía a caer torrencialmente, el día se hacía noche en segundos, la tormenta continuaba desplegando lluvia como si recién comenzara a caer del cielo, un cuento de amor sin palabras se estaba haciendo realidad en el silencio, a metros de las inundadas vías del ferrocarril de la costa, el clima amenaza con más y más tormenta, por radio la información cada vez era más alarmante desde el norte por el río Paraná baja desde Brasil una masa de agua arrastrando con todo lo más cercano a la costa comenzando a inundar ciudades ribereñas, el Delta empieza a tener niveles de agua nunca antes registrado, siguen sin corriente, con la esperanza de que según voceros de la empresa se pueda normalizar el suministro antes de que llegue la noche.

 

El celular seguía llenándose de mensajes, consultas de amigos, recomendaciones y muchas preguntas que decidió no contestar, el club de Tigre estaba totalmente bajo el agua, solo quedaba esperar que parara y diera el tiempo un respiro a la normalidad, en el centro de la capital un grupo de vecinos se manifestaba bajo el horrible clima, la noticia de que un grupo de políticos, expolíticos, familiares y amigos se habían vacunado violando todo tipo de reglamento enfureció parte de la población, la línea que divide a los habitantes de nuestro país, entre los que aman a la señora presidenta y los que no quieren saber nada con ella, es tan delgada que cualquier información irrita a media población de un lado o del otro de la ideología.

 

Después de horas muy intensas comenzó a parar, el agua se retiró un poco de la vereda, minutos más tarde la corriente parecía normalizarse, las noticias no eran muy buenas, el sinfín de medios que maneja el gobierno habla de calma y satisfacción en la población, los medios que no comparten el pensamiento de la señora opinan todo lo contrario historia que se viene repitiendo desde que el matrimonio del sur llegó a la presidencia.

La telefonía celular funciona intermitentemente y en un momento comenzó a sonar el celular de ella, corrió pensando en su hijo y así fue, la llamaba, por lo que ella decía parecía estar un poco asustado, enseguida le paso la comunicación al padre, que muy rápido dijo que venían camino a su casa, el caos era general y estaba intentando dejarle el hijo a ella, él intentaría volver a salvar el ganado del campo, pero ya todo está muy complicado. 

Ella, mientras lo contaba, comenzó a vestirse y juntar sus cosas, tan apresuradamente que el pantalón parecía no ser de ella, mientras hablaba buscaba el sostén y una zapatilla, todo muy nerviosamente, él intentó calmarla, fue imposible, solo le formuló que en esas condiciones de esta manera no se iba, que él la llevaría, verían por donde pasar, ya que no sería nada fácil, sin más palabras él se vistió, salió a poner el auto en marcha, cuando ella salió cerró la puerta, se negaba a subir en el auto, entre gritos la terminó convenciendo de que otra alternativa no quedaba, después resolverán qué hacer o donde alojarse con el niño, ella solo dijo que la dejara en su casa y desapareciera.

 

Llegar a destino no fue nada fácil, el recorrido normal fue imposible, el paisaje de una zona devastada por la tormenta fue calamitoso, esquivando ramas, árboles y hasta circulando por la vereda, en algunos trayectos llegó una hora y media más tarde, en un recorrido que usualmente hacía en diez o quince minutos, ella desesperaba porque el niño estaría en la puerta de la casa, pero no fue así, cuando llegaron ella bajo apurada, abrió la puerta de su casa bajo el gato, él entró tras de ella, apoyo todo lo de la mascota sobre el piso, la abrazo muy fuerte, en un silencio que venían manteniendo hacía largos minutos, se despidió con un beso, pidiéndole se comunicará cuando supiera algo y se fue, como ella le pedía, diciéndole que se cuidara.

 

Él se fue con mucha tristeza, con impotencia partió de la puerta de la casa sin poder ayudarla, sin embargo, respeto su decisión, pensando que no era la más correcta, pero como pensó siempre, su vida está llena de decisiones equivocadas, su temperamento es muy impulsivo, cuando se da cuenta del error es tarde, ojalá esta vez, piense antes de decidir y tome la mejor decisión para ella y su hijo.                                       

El regreso fue muy complicado, la lluvia comenzó a tornarse cada vez más densa, la visibilidad se reducía y un fuerte viento que al estar dentro del auto parecía ser castigado constantemente por ráfagas que producían una mala estabilidad para conducirlo. Después de muchas vueltas, logró cruzar la avenida, donde una larga fila de autos esperaba ser atendida en una de las pocas estaciones de servicio que se encontraba abierta, decidió detenerse para llenar el tanque con GNC, de paso, descansaba un poco del manejo complicado de dar tantas vueltas para llegar a su casa, que se encontraba cerca, pero era imposible llegar por el camino más directo.

La lluvia y el viento lentamente fueron deteniendo su intensidad, con paciencia espero llegar al surtidor de GNC, después de más de una hora de cola, le conectaron la manguera y quedó esperando, solo se acepta efectivo, no había otra forma de comprar nada, la poca internet hacía que todo fuera en efectivo; aun así, al tener efectivo en el bolsillo pudo pagar la carga sin problema.

Estacionó, fue al minimercado a beber algo fresco, a pesar de la lluvia la temperatura seguía muy alta, los vidrios del auto estaban muy empañados, parar un poco era una decisión acertada en esas condiciones.

 

 

En el interior del local de la estación de servicio, una señora discutía con la señorita que se encontraba en la caja, ya había abierto una gaseosa y quería pagarla con su tarjeta de débito, pero era imposible, no tenía suficiente efectivo para lo que llevaba y ya había abierto comenzando a beber, el monto no era elevado, él abonó esa gaseosa para terminar una discusión que comenzaba a enredarse en un tono no muy amable. Pagó la suya y la de la señora, se sentó a disfrutarla.

La señora se acercó ya más tranquila a agradecerle, así comenzó una conversación, a ambos les comenzaba a pasar lo mismo que a mucha gente, al no aceptar las tarjetas, comenzaban a quedar sin efectivo, él tenía de casualidad algo de efectivo, la señora ya había gastado todo, no tenía realmente nada. 

El calor no aflojaba, ahí adentro estaba fresco, manteniendo la distancia, ya estaban todas las mesas ocupadas con la distancia correspondiente, todos con su tapa boca, en cada mesa había alcohol en gel, conversaron un rato del clima, él la invitó a tomar algo más, ella aceptó sentarse a compartir la mesa, más relajada le contó que venía de la isla, su casa la tiene en Paranacito, cuando el agua comenzó a subir, escucho las noticias, cargo todo en la lancha de un vecino que iba a tierra (como dicen ellos), lleno su auto que siempre está estacionado en el pueblo en una cochera  a metros de la calle que sale a la ruta y se vino camino al sur.

Quiso sacar dinero en Zárate, pero no había corriente, siguió pensando que encontraría algún cajero, ya había intentado en Escobar; sin embargo, le fue imposible y siguió, ahí paro porque vio GNC, compró esa gaseosa como lo hace naturalmente, pagó el combustible y ya no sabía qué hacer, cuando agarro la gaseosa comenzó a tomar por sed sin pensar en el dinero, luego no supo cómo seguir, su destino era el sur donde la posibilidad del desastre, según decía, será menor y el contagio también, aunque aquí veo que nadie le da la importancia que merece, en este país, todo es joda.

 

Después del primer intercambio de palabras, comenzaron a observarse ambos con cierta familiaridad y después de algunas preguntas puntuales, resultaron conocidos de algún tiempo atrás donde ambos militaban por una causa común aunque con diferente ideóloga.

Ella se paró y lo abrazo con mucha ternura y el la miraba con asombro, solo acoto que recién ahora y mirándola detenidamente se ubicaba en el tiempo, ya que a pesar del tiempo que había transcurrido ella seguía fiel a su particular vestimenta.

La conversación se extendió, preguntándole a donde iba con ese día y en esas condiciones climáticas. Ella contó que tiene una pequeña casa cerca de Las Toninas, que compartía con su hermana hasta hacía meses, pero había fallecido por el virus y le quedó a ella, ya que sus sobrinos están en Europa, ella le compró la parte, solamente faltaba firmar algunos papeles, no había problemas en la familia, solo falta girar dinero cuando esto se normalice, comentó.

 

La señorita de la caja les aviso a todos que cerraran en quince minutos, del norte el cielo venía mucho más oscuro, comenzaba nuevamente los relámpagos, en la TV anunciaban una nueva fuerte tormenta con viento huracanado. Se puso muy tensa, él le ofreció ir a su casa, intentar ver por la computadora como seguir, ver, leer o escuchar qué hacer, le contó que pensaba del clima, sus ideas, de lo que pasaría, ella dijo:

 _ Estoy en manos del clima, casi sin rumbo consciente de lo que sucede y sucederá mientras el resto no, no puedo decir lo que pienso, me tratan de loca, vos pareces qué opinas parecido o sabes un poco sobre el tema.

 

Vamos, buscaremos un cajero, te quedas hasta que puedas seguir, no puedo dejarte en banda, acá.

Contó que estaba acompañada y que no dejará a su compañero por nada del mundo. Él insistió en que fueran los dos que lo siguieran.

Al salir ya llovía nuevamente, el calor era sofocante, mojarse no les hizo mal, en la calle había poca gente, él se subió al auto, lo puso en marcha rápidamente mientras ella bajó el vidrio de la ventanilla, lo llamo y le presentó a Tito.

Tito es un perro que estaba sentado en el poco espacio que quedaba en el asiento del acompañante, el resto de la rural está lleno de bolsas y bolsones, él jugueteó con el hocico, Tito movía la cola saludándolo, y partieron.

Dieron muchas vueltas, ella lo siguió siempre, en algunas calles pudieron ponerse a la par, él le explicaba que era cerca, pero era imposible pasar… que lo siguiera.

 

Una hora más tarde, bajo una intensa cortina de agua, estaban en la casa, para su sorpresa el auto de su amiga ya no estaba.

Entró y le hizo señas que lo siguiera, que subiera el auto detrás del suyo, cerró el auto y abrió la casa, entre las bolsas de arena y la puerta cayó un sobre dentro de una bolsa de nylon. 

La hizo entrar a ella y al perro que traía en sus brazos, dejó el sobre arriba de la mesa, levantó la llave térmica, corriente había y un tremendo calor, abrió las ventanas, se quitó la camisa, el pantalón lo dejó sobre la silla, le dijo que lo siguiera así le enseñaba la casa, le contestó que esperara, volvió al auto, abrió y cerró, sacó un pequeño bolso de mano y entró nuevamente, la cortina de agua que caía no dejaba ver más allá de la vereda, el nivel del agua comenzaba a subir rápidamente.

Él salió nuevamente con la soga como lo venía haciendo, volvió a atar los autos entre sí y ellos al árbol, era lo único que quedaba pendiente, empapado, entró a la casa, pero con el calor que hacía mojarse era lo de menos, ella ponía cosas que sacaba del bolso sobre la mesa revisando que no estuvieran mojadas, una notebook, más el celular que tenía en el bolsillo todo estaba mojado, él revisó la casa, todo estaba en orden solo guardo algunas cosas que daban vueltas sobre la mesada, le dijo que tomaría algo fresco y le alcanzó una toalla. le mostró la habitación y le dijo que dejara todo ahí.

_ Ayúdame a quitar estas botas de lluvia que ya no las aguanto más, están llenas de agua, hace horas que quiero quitármelas, creo tener después de este remojón, hasta la bombacha mojada.

 

Se sentó y él con un poco de fuerza y maña le quitó las botas, que sí estaban con agua adentro, ella se quitó el largo y mojado vestido de jean y comenzó a revolver el bolso de manos que había entrado, hasta encontrar una bombacha seca y cambiársela.

Pedía permiso a cada rato, hasta que él le dijo que no lo hiciera más, se sentó en el living, leyó atentamente la carta que estaba adentro de la bolsa, ella y su hijo había decidido irse al campo con el padre del niño.

Pensó que esa no era la mejor solución, pero estar juntos en este momento difícil quizás estaba bien, sabían que llegar les costaría mucho; sin embargo, ya lo decidió, pidió perdón por las molestias ocasionadas, la ayuda de todo este tiempo, quizás pensando que no lo entendería, sin embargo, ya está decidido y seguramente cuando lea estas líneas ya estaría lejos; aun así, le dejaba un abrazo y agradecimiento.

Se tomó la frente preocupado y recordó en segundos todo lo mal que ella la había pasado al lado de ese hombre, no entendió la decisión, supuso que todo era una nueva artimaña del tipo para estar con ella, una más de tantas, dejó el pensamiento de lado para compartir la conversación, el agua ya cubría todo el  alrededor de la casa, se veía agua hacia ambos lados, ya estaba por entrar en los autos si seguía subiendo, de ser así  alcanzaría niveles nunca vistos en esa zona, pero día tras día los milímetros de agua caída, seguían superándose, como nuevo récord.

 

Encendidas las computadoras, el televisor y la radio, los mensajes llegaban muy alarmantes de amigos de ambos, las imágenes de la TV eran muy preocupantes y el pronóstico anunciaba más y más agua, por lo menos en las próximas horas.

Katia con i latina como dijo llamarse, estaba muy preocupada en que no se mojara toda su ropa, el agua ya estaba por entrar al auto, había muchas bolsas con ropa sobre el piso interior del mismo, abrió la puerta de la casa, pasó por sobre las bolsas, en cuatro o cinco viajes le alcanzó esas bolsas que la preocupan tanto, entró empapada como si saliera del río, cosa que no le preocupo en lo mínimo, solo tomo la toalla, se secó la cara y envolvió su cabello en la misma y siguió tomado un poco más de cerveza.

 

Él quería comer, se lo comento camino a la cocina, sacó unas empanadas, mientras encendía el horno, ella dijo que sacaría esa ropa a ver si encontraba algo para ponerse, cuando estuvo la cena, la llevaron al living y cenaron conversando para conocerse un poco, no muchas horas atrás ninguno recordaba nada de la existencia del otro, únicamente hablaron del tiempo y sus circunstancias, leyeron correos, mensajes que algunos compartieron, pero siempre haciendo eje en la tormenta. Ya en la mesa, él le preguntó por su vida y ella comenzó a contarle sin ningún problema. 

 

Desde el 2000 vivo en la isla, comencé viviendo sobre el río Carapachay, luego tuve que separar bienes y me fui a Paranacito, sobre el río del mismo nombre, a un kilómetro de la ruta 12 aproximadamente, mi trabajo siempre fue en el Delta para la agencia experimental agropecuaria del INTA. Ahí armé mi casa, desde donde recorrí todas las islas que lo conforman, elevando todo tipo de informes, ayudando a los isleños con nuevas tecnologías, al llegar internet me costó mucho tener acceso en casa, sin embargo, lo conseguí con mucho esfuerzo, trabajando día a día, sin feriados ni descanso, comencé a estudiar el clima, el calentamiento global y las nuevas posibilidades, dedique muchos años a estudiar y compartir proyectos, algunos los pude llevar a cabo, otros quedan en carpetas, que están en el auto, todo esto era previsible, pero pocos me escucharon, allá encontré mi lugar, a pesar de saber que esto sucedería tarde en salir, esto del covic freno mi partida en marzo.

Hace unos años, monté en un terreno salvaje un paraje de meditación, yoga  con alimentación más natural que yo mismo cosecho y elaboró, con algunos amigos hicimos un lindo proyecto, hoy está todo bajo el agua, creo que seguirá así por un largo tiempo, había comenzado a edificar con botellas descartables llenas de tierra unas pequeñas habitaciones para que los que venían a pasar el día en el río, o a tomar sol pudieran quedarse, ya no creo que quede nada de eso, aquí estoy camino al sur, y vos, me acompañas o te quedaras acá viendo cómo el agua te llega al cuello. 

Él la observó detenidamente y en un momento, cuando ella no paraba de hablar como queriendo contarle su vida en un segundo.

 

_ Supongo que no recordás, tu cabello en algún momento tuvo un tono rojizo y un hermoso largo enrulado, vos usabas un pañuelo atado en la cabeza, una bandana y recuerdo una fuerte discusión con vos en algún momento que viniste a verme.  Si mal no recuerdo, vos tenías un proyecto de energía alternativa a través de recursos naturales muy interesantes, otro sobre la igualdad de género, cosa que en aquellos años era un término que desconocíamos.

Vos tenías una pollera muy particular, collares como artesanales, unas sandalias del mismo estilo, como descalza, es más, cuando te vi en aquel momento pensé que habías entrado descalza, muy raro todo, no muy común para estar en aquellos momentos recorriendo organismos oficiales, llamaban mucho la atención, solo por eso, algo inusual para aquella época, es más pienso que mostrabas tu cuerpo sin problema, era más fuerte tu discurso que tu aspecto, era muy evidente tu conocimiento, repito no común como lo es hoy,  bueno no importa no me hagas caso, pero si no te acordas no importa, pasaran tantos años .

Ella preparó el mate, lleno el termo con agua, se sirvió el primero camino al living y pensativa comenzó a mirar por la ventana cómo seguía lloviendo, en un profundo silencio, la luz de la única vela del living hacía de la noche una penumbra,  sumado a las casualidades de la vida formaban una novela que no sabían cómo seguiría, mientras él en silencio siguió observándola, ella perdía su vista hacia afuera, en la nada, el silencio solo se cortaba con el fuerte viento, la espesa lluvia que no dejaba de caer, ella seguía pensando y haciendo mate, que los tomaba de un solo sorbo, soltó su cabello envuelto en la toalla  y seguía como pérdida en el tiempo. 

_ Me acuerdo ¡pasaron casi 40 años, vos parecías un muñeco de torta con traje y corbata y me dijiste que no, yo te mande a la mierda y pegue un portazo, esa tarde me acordé de vos y toda tu familia, no comprendí por qué estando tan de acuerdo con mi proyecto, me decías que no.

Mira, mejor que no recuerde ese día porque me voy, aunque pasaron tantos años que ya no tiene sentido, es más, hoy recuerdo aquellos años, reconozco que no era la forma de presentarme, hoy hubiera sido muy diferente, hoy logramos un lugar, en aquel momento no existía, es más discutimos si salía o no la ley del divorcio y andar como andaba yo, era más de puta que de una mujer  con un proyecto inteligente, pero por suerte todo cambio tanto, que  pude hacer lo que quería y vos que decías que los autos iban a andar a gas , y muchos decían que era una locura, todo se dio, quizás nos adelantamos en el tiempo no te parece.

Él se levantó, la abrazó, ella se dejó abrazar, así en la oscuridad quedaron unos segundos, volvieron a conversar comentando la vida, llegó el amanecer, horas de contarse cosas, pasaron como una película sobre aquella mesa, donde entre palabras y sonrisas revivieron momentos únicos en la vida de cada uno.

Ya el sueño los vencía asombrados pensaban cosas hasta iguales en su manera y color, se habían cruzado treinta cinco años atrás, haciendo memoria y recordando ambos, se habían fijado en el otro, al margen de la discusión, él la describió en detalle y ella a él, es más, le dijo de qué color era el traje, que forma de barba tenía, la última vez que se cruzaron porque sin saberlo se atrajeron mutuamente, el tiempo los volvió a cruzar, en una situación muy particular donde las casualidades y las causalidades a veces suelen darse cuando menos uno las espera, pero suelen suceder. 

 

El día comenzaba, la poca claridad entraba por la ventana, la lluvia continuaba y ella se durmió profundamente en el sillón al lado del perro, él se fue a la cama, ambos quedaron profundamente dormidos después de un largo día.

Cerca del mediodía, Tito comenzó a tocarla como para salir a hacer sus necesidades, se levantó, al mirar por la ventana vio que el nivel de agua era menor, lo paso alzado del otro lado de las bolsas, cuando abrió la puerta, el perro acostumbrado al agua anduvo dando vueltas hasta que volvió y de un salto entró, ella controló si había corriente, pero seguían sin ella, el celular estaba descargado, no hay noticias ni indicios de que llegara alguna novedad, lo único que se mantenía en igual condiciones era el excesivo calor, paso por el dormitorio vio que él dormía profundamente, siguió camino al baño y se metió bajo la ducha a refrescarse un poco. 

El agua de la ducha refrescaba el cuerpo momentáneamente, después de un rato salió y se preparó mate, comenzó a disfrutarlo en el living, la incertidumbre era total, sobre la mesa había quedado debajo de la notebook la carta de despedida, la leyó y la volvió a dejar como la encontró, siguió mirando hacia afuera, el agua parecía ir bajando, ya que el viento iba con dirección al río, le pareció que podría seguir su camino al sur, su cuerpo ya estaba seco, solo  se cambió la bombacha y la camiseta que estaban mojadas de transpiración minutos más tarde vio por la ventana que se encendía la luz de entrada de la casa de un vecino, decidió levantar la llave general de la casa, la corriente había llegado, pero no sabía por cuánto tiempo, sirvió un mate y se dirigió a despertarlo, al entrar a la habitación él dormía profundamente, su cuerpo estaba empapado, ella buscó el control del aire acondicionado y lo encendió, dejándolo que descansara.

En la computadora del living se puso a leer las últimas noticias, encendió también el televisor y comenzó recabar información para saber cómo seguía. Según los informes, la temperatura vuelve a superar los límites, encendió su computadora y los correos eran cada vez más alarmantes, todo se tornaba muy confuso, el agua en Córdoba bajaba por los ríos llevándose muchísimas viviendas a su paso, los incendios en varias provincias por temperatura estaban devorando todo, la situación era muy caótica y alarmante.

Cuando él se levantó lo puso al tanto de toda la situación y conversaron que hacer durante un largo rato.

 _ Almorzando decidimos, algo debemos hacer pronto, pero fíjate si te permite entrar al banco, o si funcionan algún cajero.

 _ Escúchame bien, te sonará muy raro, no dejes nada de dinero en ninguna cuenta, después de almorzar nos vamos a recorrer bancos ok, parece una locura; sin embargo, hay que sacar todo lo antes posible. 

 

Él buscó noticias sobre los cajeros, donde hay energía, están funcionando normalmente, pero ella fue muy directa, comentando que seguiría camino al sur, que esperara que él decidiera seguirla o mejor dicho ir juntos, solo deberían estar de acuerdo y preparar todo, la ropa, el dinero y dejar lo que quede en esa casa lo más seguro posible, ahora lo importante es no perder el dinero, si esto colapsa no se recupera más, es posible que por falta de energía los bancos queden cerrados muchos días y esto termine en un caos inimaginable. 

 

Después de almorzar cerca de las tres de la tarde salieron, la temperatura que marcaba el auto en el exterior era de 52 grados, lentamente por la avenida del Libertador se fueron acercando hacia Vicente López, los cajeros no funcionan, continuaron y en una esquina, había dos bancos y en ambos, gente esperando, decidieron quedarse ahí y esperar, una hora más tarde los dos habían sacado el máximo de su dinero disponible, ella no quedó conforme y aprovechando que el celular funcionaba y tenía señal de internet en esa zona, pidió turno en su banco y luego, hizo lo mismo con los datos de él, dentro del auto con aire,  consiguió el primer turno y el segundo lo saco  unas horas más tarde, quizás podrían retirar más dinero.

De regreso al cruzar la calle Paraná, la vista hacia el río era realmente horrible, el cielo se veía nuevamente muy oscuro, casi negro, algunos relámpagos volvían a dibujar la tarde, ella quiso parar en un supermercado chino, lo hicieron, era necesario, bebidas y alimentos, verduras carne, fiambre, cigarrillos,  más adelante ya en una estación de servicio bajaron a comprar cigarrillos nuevamente, todo esto lo pudieron hacer con la tarjeta normalmente, él se compró una gaseosa y compro una para ella, se retiraron camino a la casa.

 

La tormenta la tenían sobre ellos y las primeras gotas caían sobre el parabrisas, cuando llegaron, ella dijo olvidamos velas, seguí, justo cuando estaba por entrar a la casa, pero él siguió hasta la avenida, ella bajó corriendo a comprar velas en un minimercado dejando las sandalias, descalza como si nada, la lluvia en segundo se hizo torrencial; sin embargo, no le preocupo, volvió caminando al auto como si nada ocurriera, se sentó, dijo vamos, él la miró  asombrado, no dijo nada, estoy acostumbrada a andar así en patas o bajo la lluvia, cambia esa cara de asombro, la vida pasa, por otro lado. 

La cortina de agua que caía sobre el auto ya dejaba muy poca visibilidad delante de ellos, estaban a pocas cuadras, cuando subió el auto a su casa ella lo volvió a atar como estaba antes de salir, mientras él lo cerraba y abría la puerta de la casa y entraba con algunas bolsas, ella fue hasta el auto y bajo lo restante, cerró el auto, entró empapada, levantó algunas bolsas de mercadería y se fue hacia la cocina, apoyó sobre la mesada la compra, se quitó el vestido empapado pegado al cuerpo y volvió a buscar el resto de las bolsas, puso la pava con agua sobre el fuego de una hornalla y comenzó a guardar la mercadería.

Cuando se acercó, ella lo abrazo muy fuerte, le pidió que no se separaran que juntos podrían sobrevivir, o no, pero esta incertidumbre la pasarían juntos, él le dijo que si, ella preguntó en medio de la charla que había pasado con una mujer y esa carta que había dejado en la mesa, él le contó en detalle desde el día que se conocieron hasta el día que encontró la carta, como  se despidieron minutos antes de encontrarse con ella cuando la encontró en la estación de servicio y continuo comentando,  que suponía no estaría bien, porque donde fue, las cosas están  peor que aquí, pero cada uno toma las decisiones en su vida que más le convienen y eso fue lo que pasó. 

 _ Vos pensás que ella se equivocó.  

Si estoy seguro,  se equivocó doblemente, no solo por el lugar donde supongo que fue, sino con quien se fue, de última es lo de menos, a esta altura somos todos responsables de nuestros actos y decisiones, ojalá este bien ella y el hijo, son muy buenas personas y merecen lo mejor, como vos o como yo, el tema es vivir sin joder a los demás y eso lo hacemos, si algo a alguien no le gusta no será culpa nuestra, con reconocer si nos equivocamos, pediremos disculpas que es la mejor forma de vivir.

 

Ella lo escuchó detenidamente, comenzó a decirle que creía que ya deberían planear irse, todos los indicadores dicen eso.

Aquella tarde  planearon todo, la lluvia comenzó a ser cada vez más débil y la visibilidad se fue recuperando con la retirada del agua sobre la calle y las vías, despejando el cielo apareció una noche espectacular donde todo parecía normalizarse, mientras ella cocinaba, él seguía recibiendo información y por cuarenta y ocho horas con suerte no llovería, se lo comento  y decidieron salir temprano al banco de Zárate a retirar dinero,  pero irían preparando las cosas para partir hacia el sur, eso deberían terminar de conversar en la cena, mencionó ella, él solo le pidió acercarse al río antes de acostarse y ella estuvo de acuerdo.

 _ Debemos separar ropa, vos podrías de a poco juntar tus cosas para hacer la valija o las valijas, yo haré lo mismo y debemos hacer un análisis, con qué auto nos conviene más viajar y el otro asegurarlo en la casa.

Abrió un Excel, se lo mostró y comentó, lo iremos llenando con lo que separemos de ambos, así tenemos control de llevar todo sin repetir. 

 

Minutos más tarde cenaron, luego él se calzó y se vistió en la habitación mientras ella ya estaba afuera, que se calzara le dijo como ordenándole, pero fue en vano, caminaron hasta el paso a nivel para no cruzar sobre las vías, se sentaron a metros del río, la noche era espectacular, la luna llena, el río solo un poco más crecido de lo normal, igual que el calor de esa noche que no cedía. 

En la calle no había nadie, ni pasaba nadie, él había agarrado los dos barbijos para cuidarse si había más gente, cerca de la media noche, ellos y el río estaban en ese lugar, contándose hermosas historias sobre el Delta y sus costumbres, viejas anécdotas de famosos isleños que conocían, por una lancha almacén, un recreo o simplemente haber compartido algún asado en esas interminables reuniones que guarda en secreto las islas y sus habitantes. 

Las latas de cerveza se vaciaron, los cigarrillos se fueron fumando lentamente, realmente la imagen de la luna iluminando sentados en el piso era para una pintura, ella se quedó en silencio observando mientras él le hablaba de la magia del río, apoyó su cabeza en su pierna, lo acarició lentamente, él acarició su cuerpo por debajo del solero ya embarrado y mojado, en segundos ella se levantó, subió su vestido y se sentó sobre él moviéndose lentamente mientras dejaba caer los finos breteles, encendió un cigarrillo, el último que quedaba en ese paquete, se quedaron unidos mientras fumaban  lentamente.

Luego se quitó el vestido y entro al agua llamándolo, él con mucho temor sé desnudo y la siguió, durante algunos minutos se abrazaron en el río, los relámpagos dibujaban la noche y los truenos golpeaban la luna a esconderse, la tormenta estaba cerca, lentamente caminaron hacia la casa.

Quedémonos afuera, miremos los relámpagos y escuchemos los truenos, comentó Katia, la tormenta llega, pero aquí estaremos más frescos que adentro.                                           Si, pero mañana debemos salir temprano, intentemos descansar un poco, corriente hay, usemos el aire, dormiremos, mañana temprano vamos a Zárate.

Cinco y media de la madrugada, la tormenta era muy intensa nuevamente, decidieron salir lo antes posible de la casa, la posibilidad de salir más tarde era peligrosa, en unos treinta minutos, con el agua cubriendo parte de la calle partieron lentamente buscando calles no anegadas para llegar a la panamericana, con paciencia lo consiguieron, la ruta estaba transitable, a las 8 de la mañana pasadas estaban desayunando en Zárate, a la espera de que abriera el banco, en el cajero  automático ambos sacaron dinero, todo funciona aparentemente bien, solo molesta la lluvia, el viento era moderado y el calor seguía siendo sofocante. 

A las diez se acercaron a la puerta del banco, media hora antes del turno programado, pero en diez minutos la hicieron pasar, él la esperó en el auto a metros de la puerta. 

Una hora más tarde comenzó a impacientarse, en minutos, la vio salir caminando muy tranquila bajo la lluvia en dirección al auto con su mochila abrazada en su pecho, al subir se soltó el cabello y tiró la mochila tras el asiento, listo, me dieron todo, costo, pero lo conseguí. 

_ Deberías guardar eso mejor, no te parece. 

_ Sí, pará en la estación de servicio, no en esta, en otra y lo pongo en otro lado, de paso tomamos algo y quiero comer algo, con un café con leche y unas medias lunas me conformo, mañana hacemos lo mismo con tu cuenta. 

_ No estás muy tranquila? 

_ Tranquilo, ya pasará como algo y me pongo bien. 

Vengo comiendo poco y mal comento, él solo le dijo que debería prestar más atención y comer bien, tenían un largo camino, ella comentó que lo haría cuando esté segura de que todo esto pasaría, en la ruta 25, la salida de Escobar, la estación de servicio tenía bastante público, comieron, tomaron, no dejó la mochila ni un solo segundo, después de un rato, con la mochila, fue al baño, cuando salió el dinero ya lo tenía bien acomodado, gran parte en su cintura dentro de un cinturón de tela especial y algo más en la mochila, abonaron en efectivo y se fueron sin inconvenientes camino a la casa, llovía menos, pero la temperatura era excesivamente elevada. 

El camino de regreso fue más ágil de lo que pensaban, pasadas las dos de la tarde ya estaban cerca de la casa con un calor increíblemente inusual, dentro del auto y con aire se soportaba, el reflejo del sol empuja nubes haciendo de la tarde una insostenible situación, donde nadie circulaba por las calles.

 

Ella acotó que faltaba mañana resolver el tema del banco de él y luego partirán, él quería llegar, que hubiera corriente como parecía, ya que todos los semáforos estaban funcionando, esa tarde descansar un poco y ya preparar la partida.

Siete de la tarde, ella se despertó, no llovía, el ambiente estaba lindo, encendió la computadora, los mensajes que llegaban eran muy terribles, después de los incendios en Córdoba, ahora los ríos desbordan con su tremendo caudal llevándose todo por delante, en el sur los bosques comenzaron a incendiarse, miles de hectáreas estaban bajo fuego, el Paraná crece más de lo histórico, el Delta se comienza a hundir, pensó en sus amigos vecinos y se largó a llorar de impotencia diciendo:

_ Sabía que esto tarde o temprano sucedería.

 

Salió y cruzó hasta la orilla del río, caminando a tientas por la calle semi inundada, descalza como siempre, se sentó en una vieja piedra, tomó la temperatura del agua, se quedó contemplando un rato el lugar, volvió a tomar la temperatura y regresó.                                                      

Entró directo a la computadora, escribió un correo y volvió a salir de la casa envuelta en una impotencia que arrullaba en lágrimas, en dos o tres viajes dejó su auto vacío de todas sus pertenencias que acomodo en el living, dispuesta a seguir viaje al sur lo antes posible, abrió bolsas de ropa acomodando todo para elegir cuando él esté listo, faltaba decidir en qué auto partían, Tito el perro la seguía a todos lados, cuando entraba se acostaba en el piso debajo de un sillón, evidentemente era el sitio más fresco. Murmurando dijo:

_ Si no venís, me voy sola.

 

La pequeña brisa corría por la puerta abierta, desde el río ya se acercaba de la zona norte una nueva tormenta, su decisión ya estaba tomada, fue a la cocina a beber algo fresco, luego puso la pava de agua sobre el fuego, murmurando comentó:

_ Falta solamente, mañana pasar por el banco.

 

Mientras bebía el mate se dedicó a revisar la alacena para saber qué alimentos podría llevar, pero primero busco algo para ponerse, ya lo tenía junado a él, les gusta más verme con una prenda, que desnuda totalmente, comenzó a acomodar los alimentos dejándolos en la punta de la mesada, mucho no había, como en toda casa de hombre solo, pero se asombró de lo acomodado que tenía todo, como está seleccionado, (es peor que una mina) dijo, cuando él salía del dormitorio la escucho, se sonrieron ambos.

_ Las cosas se ponen cada día más complicadas, vos mañana vas al banco, yo espero hasta pasada la madrugada tu decisión, si no me voy, solo acomodaré lo que preciso y si venís hacemos lo mismo con tus cosas. 

 

Él la tomó de la mano y dijo:

Nos vamos socia, cuando esté todo listo, ayúdame a separar la ropa y lo más imprescindible. Solamente queda saber con qué auto nos vamos manifestó ella, eso deberíamos analizarlo, después de un debate sobre cuál de los dos está en mejores condiciones de acuerdo al modelo, kilometraje, ruedas y espacio.

Decidieron ir con el auto de ella, estaba menos andado, los kilómetros eran menos, las ruedas eran nuevas, al ser rural hasta podrían rebatir el asiento y tener más espacio, además el tubo de GNC está colocado debajo, no adentro del baúl, hasta podrían dormir dentro del auto en algún momento, sobre el techo venía de fábrica las barras de sostén de un portaequipaje, faltaba unas varillas para completarlo, están junto a las balizas comentó ella, así que pusieron manos a la obra en el preparado del equipaje, luego harían una lista de alimentos a comprar por la mañana, partirían en la próxima madrugada, o sea pasado mañana, como dijo ella, si mañana en el banco no hay problema.

La lluvia llego nuevamente muy intensa al igual que el calor, ella transpiraba moviendo bolsas y acomodando ropa sin descanso, él la seguía, sin embargo, se sentó a ver noticias en la computadora, ella abrió la puerta, salió a refrescarse bajo el agua en el jardín ya semi inundado, él solo le dijo que sería mejor si lo hacía con una remera, ella estuvo de acuerdo.                                                                                                     

Sentado junto al perro en el sillón, la observaba, era todo muy particular su accionar, esos arranques, no lo convencían mucho.

Ella disfruta de ciertas cosas con total libertad, sin ningún tipo de pudor, reconociendo que él sí los tiene, posiblemente a su lado los iría perdiendo, en un momento pensó en sus vecinos, que opinarán si la advierten, minutos más tarde se dio cuenta de que ya nada importaba, se quedó mirándola bajo el agua de lluvia, se perdió mirando a lo lejos la copa de los árboles que durante años lo acompañaron a contemplar ese río que ama tanto, ahora está buscando cauces inéditos invadiendo ciudades, pueblos calles, como quizás lo estuvo alguna vez y el hombre, con sus edificaciones, lo fue corriendo inconscientemente para que hoy, busque él nuevamente su lugar en esta bendita tierra contaminada por nuestra diaria desidia.

 

Cuando ella entró se secó su cuerpo un poco con una toalla, se sentó frente a la computadora (todo lo hacía tan naturalmente que ya nada llamaba la atención), abrió la planilla y siguió anotando las cosas que deberían llevar, armó una larga lista de alimento que luego fue tildando con lo que ya tenían, pero organizó otra con lo que les faltaba, cuando estaba por terminar, la claridad del día dejaba de iluminar un poco el living se cortó la energía nuevamente. 

Él pidió calma, a ella no le gusto y durante algunos minutos mantuvieron una discusión debido a la tensión de esos momentos en la oscuridad, mezclados a la incertidumbre del viaje que en pocas horas comenzaría, sumado a lo que paso con la remera se completó el combo para el estallido.

Ella pidió disculpas enseguida, está acostumbrada a hacer decidir, emprender las cosas solas, esto de comenzar a compartirlas debería acostumbrarse, volvió a disculparse abrazándolo.

Decidieron comer algo, se pusieron a cocinar, él comentó que era la primera vez que cocinaba con alguien a su lado de esa manera, ella con solamente el delantal de cocina sobre su cuerpo desnudo y húmedo, a él le asombraba y hasta lo veía extraño, pero prometió no decir más nada.

Cerca de las 21 con la puerta abierta disfrutaron de una pequeña brisa mientras cenaban a la luz de una vela, ella le contaba que camino harían, donde pararían a cargar gas, como es la casa que en la costa los esperaba, esperando poder llegar, planearon el viaje minuciosamente para la madrugada del día posterior, si no llovía muy intensamente, dejarían la casa acomodada, las llaves se las entregarán a su vecino sin decirle que seguramente no regresaría, para no alarmarlo más de lo que estaba.

 

Seis de la mañana él despertó por el ruido en la cocina, ella estaba preparando el desayuno, la saludo y mirando hacia afuera insulto, la lluvia moderadamente continuaba, ella le restó importancia pidiéndole paciencia para desayunar en paz.                                                         

Él encendió un cigarrillo, abrió la puerta esperando un poco de fresco, pero afuera no se movía ni una hoja, solo le llamó la atención como el río se había retirado, la calle estaba totalmente transitable como las vías del ferrocarril, si la vista no lo engañaba se veía hasta playa en la entrada al río, lo comentó, ella salió a ver, era tal cual, cosa que ella dijo que en horas llegará el efecto contrario y tendrían el agua nuevamente en el jardín, pero no podía asegurarlo, ya que todo estaba cambiando muy rápido, al no tener contacto con el satélite, ni mensajes de la computadora, estaban desorientados, lo mejor sería salir de la casa lo antes posible para llegar al banco, después del desayuno partieron hacia la avenida a esperar abriera la sucursal de Martínez. 

Llegaron a la avenida Santa Fé, mientras esperan en una confitería tomaron un café con la debida distancia de los pocos clientes que estaban en la misma, a las diez justas estaban en la puerta del banco, en una hora ya tenían el dinero, fueron al supermercado con la lista, compraron todo lo que necesitaban ya estaban faltando algunas cosas en las góndolas, por la tormenta no habían llegado algunos pedidos, comentó la chica de la caja.       

Aquella tarde no dejó de llover en ningún momento, el pronóstico cambiaba rápidamente, desorientó a todos quienes lo consultaban constantemente, ella solo manifestó:

 _ Mañana saldremos con un cielo limpio, estrellado, dejamos todo listo y nos vamos bien temprano. 

 

Ella se fue a la cocina, durante un largo tiempo mientras él descansó un poco en el sillón, se dedicó a cocinar, la cocina era un sauna, entre el terrible calor, sumado al del horno y las hornallas, pero ella insistió en que era necesario hacerlo mientras bebía mucha agua y gaseosa, su cuerpo transpiraba como si estuviera bajo la ducha, unas horas más tarde las empanadas más dos tartas y dos budines estaban listos arriba de la mesada para ser cargados luego en la rural, ya está todo casi listo, hasta la pizza que solo faltaba hornearla para la cena.

En horas partirían, debajo del colchón, en un compartimiento guardaron parte del dinero, el otro dentro de una caja, algo en la guantera y sus bolsillos, ella puso toda la documentación de ambos en una porta documentos, en la guantera para tenerlos a mano siempre, separo la ropa para ponerse en el viaje, todo quedó listo antes de comer la pizza que metió en el horno cuando comenzó a oscurecer.

Minutos antes dejó de llover, pero el cielo seguía muy pesado en nubes, ella esperaba un poco de viento según su pronóstico; aun así, no se movía ni una hoja, aunque el río se había retirado bastante, después de cenar él quiso ir hasta la orilla, ella le dijo que lo acompañaría un rato, llevaría el termo y el mate, sabiendo que a él eso era lo que más le gustaba en ese lugar y por la noche, se cambió y cruzaron, ya todo en la casa estaba en orden, pero sin corriente.

Noticias de que volviera la corriente no había ninguna, la radio brindaba ya muy poca información o ninguna, solo pasaba música constantemente, una vez por hora daban el estado del tiempo y repetían que nos quedemos en casa mientras se preguntaban donde se encontraba la presidenta y qué medidas tomaría ante semejante crisis, la duda era reiterada, que le dirá a Alberto en esta situación, mientras Alberto seguía sin hacer declaraciones supuestamente en Olivos.  

La presidenta se rajó al sur, dijo ella con un tono de bronca, seguro tiene un sitio preparado para una emergencia como está y acá lo deja a él que se haga cargo de lo que pasa, ella siempre actúa así, nunca se hizo ni se hará responsable de nada, únicamente le importa el dinero, mientras no esta presa como debería, seguirá juntando billetes. 

Él murmuró algo en voz baja y tomándole la mano cruzaron las vías con mucho cuidado por el paso nivel, al entrar por la cortada al río, con idea de sentarse en la piedra que lo hacía cada noche, para su asombro el mismo se había retirado nuevamente, pero esta vez era mucho más que la anterior, calcularon unos cien metros por lo menos y comenzaron a caminar por la arena sobre la amplia playa, atentos a no encontrar nada que los pudiera lastimar, ya que los primeros metros estaban llenos de basura, que el agua fue acumulando.

 

Él fue abriendo camino hasta llegar a una arena bastante limpia, la brisa que corría era bastante caliente, el río se presentaba planchado como nunca, cosa que los asombró, se sentaron un rato a matear divisando todo, pero ella comenzó a notar un cambio de viento, a medir si estaba creciendo con marcas que hacía en la arena, después de un rato, convencidos de que era como decía, que pronto subiría repentinamente la cota, decidieron volver al lugar donde siempre se sentaban.

Así fue, minutos más tarde, mientras terminaban el mate, vieron cómo el agua comenzaba a subir rápidamente, el viento cambió su dirección, el poco tiempo de tranquilidad que tuvieron sentados contemplando el río, se convirtió nuevamente en una fuerte tormenta cuando ellos ya estaban en la casa, decidiendo descansar un poco antes de partir. 

Cuatro de la mañana, ella se despertó y fue directo a la ducha, luego encendió una hornalla y puso agua a calentar, todo está listo, pensó, se sentó en living mirando la nada, esperando que se levantara, la oscuridad era absoluta, solo un pequeño reflejo llegaba de la luz de la vela de la cocina.

Su cuerpo se fue secando del agua de ducha rápidamente, comenzó a tomar mate no muy caliente, puso sobre el respaldo un carpintero beige y una bombacha junto a un par de alpargatas, ordenó lo poco que quedaba para cerrar la casa antes de partir, supuso que ese día comenzaba una nueva etapa, donde todo sería hora a hora diferente, pero no quería abandonar su lucha en esta bendita tierra, se iría adaptando a los cambios   descubriendo a diario lo nuevo e intrigantemente peligroso, quizás o no, aun así, ojalá fuera con él, justo cuando él la abrazaba en la oscuridad empapado de sudor, solo le dijo que se duchara y salían.

Cinco y cuarto de la mañana, el auto se puso en marcha, ella cerró la puerta de la casa y así fue como arrancaron con la rural cargados caminos al sur, esquivando aún calles anegadas, bajo una leve llovizna que paso a paso, se convirtió en lluvia, cuando cruzaban la av. Corrientes por Nueve de Julio para empalmar la autopista y seguir camino al sur por la autopista Buenos Aires La Plata, el día empujaba nubes, el agua lo impedía entre una espesa cortina de lluvia.

Con el gas que tenían en el auto, pensaban llegar a pasar la rotonda Gutiérrez, volver a cargar, si había corriente, cruzaron todo el centro de Buenos Aires sin luz en las calles ni en los semáforos, todo era posible, parte de la autopista tenía luminarias encendidas, la rotonda estaba iluminada, pronto pararon con lo último del gas, por suerte todo funcionaba, cargaron gas y fueron a desayunar, el calor seguía, pero un café y cargar agua para el mate vendrían bien.

El lugar estaba desierto como la ruta, la misma persona que cargo el gas, los atendió para servirle un café contándoles que pronto cerraría y se iría a su casa, la radio decía que nadie podría salir y ahí tenía miedo de ser robado en medio de tanta soledad, tomaron el café y comieron los dos alfajores que ella había pedido, mientras él le reprochaba su vestimenta.     

_ Si te molesta como estoy me lo hubieses mencionado el día que me encontraste, no ahora, que te molesta. 

_ Creo que no estamos en casa para que andes así. 

_ Siempre anduve de esta manera, no pienso cambiar.

Él no comentó nada más, su forma de vestir no era adecuada, andar descalza por todos lados tampoco le pareció muy correcto y peligroso, se lo mencionó, ella aceptó eso, le dijo que era verdad, esos pisos no eran lo suficientemente confiables, antes de entrar al auto fue a lavarse, pero con respecto a su sostén dijo que no haría nada por colocárselo, el carpintero tapaba bien sus pechos.

 

En la ruta realmente no había nadie, solamente mucha agua, lo que hizo que fuera despacio, los campos ya se veían algo inundados, ver el ganado en medio del agua era muy triste, kilómetro a kilómetro el cielo se fue despejando, volvieron a cargar gas, con uno solo tanque no se llega, aprovecharon a ir al sanitario y siguieron viaje, el único auto en la estación de servicio, nadie en las calles del pueblo, nadie en la ruta.

Las tres de la tarde, con un sol radiante, estaban en una desierta playa con muy pocas viviendas, bastante alejadas la una de la otra, en un nuevo balneario que está iniciándose cerca de las Toninas.

Donde llegó la corriente cuando hicieron el loteo, con mi hermana compramos comentó, hermoso sitio, con escasa vegetación, los árboles plantados hace poco tiempo dan poca sombra, los médanos, como dicen, viajan con el viento, la pequeña casa es muy simpática, con la arena tan floja, fue difícil llegar hasta ella, ya que no hay calles asfaltadas, solo pasa una topadora de vez en cuando.

Cuando abrieron la casa, dieron energía, había que conectar la garrafa, pero lo harían luego de visitar el mar, allí fueron, la arena realmente quemaba mucho, fueron a los saltos, la temperatura a esa hora era brutal; sin embargo, no pudo convencerla de esperar un rato, al bajar a la costa por una pequeña pendiente de un médano, ella se quitó la ropa y en segundos estuvo en el agua.

Él pensó seguirla, pero no desnudarse, la espero, aunque ella insistió, solamente mojó sus pies, extrañados de la temperatura del mar, sentados en la orilla, se detuvieron a comentarlo, era muy raro, hace años que vengo al mar, comentó ella, nunca sentí el agua como ahora, esto es parte de lo mismo, ya nada  es normal, el perro los siguió a todos lados y acostumbrado a la isla no le costó nada meterse a jugar en el agua como ella, evidentemente el calor de la arena molestaba en sus pequeñas patas al pisarla, se fue corriendo hasta la casa y los espero. 

Después de descansar un poco, limpiaron toda la arena que había entrado en la casa durante el tiempo que estuvo deshabitada, descargaron lo que traían en el auto, restaba ir de compras al balneario vecino, especialmente cremas y protectores del sol, la vegetación ahí era muy escasa, estaban expuestos fuera de la casa al sol siempre, las plantas de los pies no resisten tanta temperatura de la arena, sus cuerpos muy colorados del intenso sol.

Descansaron un poco, el único ventilador del dormitorio parecía no estar a su máxima velocidad, solo giraba aire caliente, se durmieron un buen rato, luego ya con el tanque lleno de agua de pozo bastante fresca, poder ducharse y partir de compras, ese fue el plan y salieron a cumplirlo.

Muy pocos caminaban por el centro comercial, consiguieron lo que buscaban, el servicio de cable e internet que se anuncian en una casa sobre la calle principal estaba abierto, consultaron, el señor que los atendió les ofreció el servicio, pudiendo ir a instalar su pantalla al otro día, quedaron en encontrarse al día siguiente, después de las 18 horas cuando el sol no pegara tan fuerte o no lloviera, acotó el instalador, que tenía una gran antena en su casa desde donde ofrece el servicio, de lo que ellos tanto precisan para estar comunicados. Pero todo quedó supeditado a cómo se vayan dando los acontecimientos climáticos.

 

Caminaron un poco y compraron lo necesario en un super chino, sin olvidarse de comprar más alcohol y barbijos, seguramente volverían ahí seguido.

Lentamente, fueron buscando huellas para llegar sin hundirse en las calles de arena, en ese paraje completamente salvaje, donde la naturaleza brillaba, pero él protestaba por miedo a quedar atascado en la soledad de esas calles, el cielo comenzó a nublarse muy rápidamente, cuando llegaron a la puerta de la casa bajaron las compras, fueron caminando hasta la orilla, el espectáculo de rayos sobre el mar, era maravilloso.

La tormenta se acercaba nuevamente, el perro salió corriendo a la casa con los truenos tan fuertes, las primeras gotas comenzaron a caer, ellos comenzaron el regreso a la casa sin ningún apuro, tomados de la mano.

Las reposeras, ella las colocó debajo del alero de la entrada, ahí sentados conversaron mirando cómo llegaba la tormenta hasta que comenzaron a mojarse, ella comentó que sería pasajera, pero no podía asegurarlo, solo esperarían, él mientras tanto comenzó a preparar algo de cenar, si cambiaba el tiempo volverían a la playa después de cenar, cerca de la medianoche.

Esa noche durmieron profundamente, llegado el mediodía se levantaron empapados por el fuerte calor que hacía dentro de esa habitación, la hora del almuerzo pasó rápidamente con unos mates, el tremendo calor agobiaba, solamente querían refrescarse un poco, después de pasarse el protector por todo el cuerpo, se fueron a la playa, al lado del agua y dentro de ella, era el único lugar donde se podía estar un poco cómodos.

La arena no se podía pisar del intenso calor, ahí se quedaron, solitarios en medio de la nada, hasta recordar que pasaría el señor que colocaría la antena, sin saber con exactitud la hora, regresaron a cambiarse y esperar, sentados en la reposera bajo el alero de la puerta de entrada. 

Pasadas las 19 horas llegó el técnico, en una hora dejó instalado el modem que les daba la señal de internet a la computadora y a la vez podían ver con un decodificador algo de televisión, ya contentos con eso, pero sabiendo que por distancia algunos problemas podrían tenerse dedicaron a conectarse con las dos computadoras para saber que correos tenían y que pasaría con el clima.

Una gran discusión se desparramaba por todos los medios de comunicación, según cuenta el canal local de noticias, en el partido de la costa la cantidad de turistas se detuvo totalmente, los que más los sufren en esta zona son los comerciantes que durante un año esperan estos meses para poder incrementar su venta, como dijo el técnico que paso por la casa, el año pasado en esta playa no solo estaban los que tienen su casa de veraneo aquí, sino que venían de lugares más alejados a buscar esta paz y este año, por ahora somos los únicos del lugar, aunque el técnico dijo que vive una pareja a unas diez cuadras, pero trabajan todo el día en un local en Santa Teresita, él supone que se van temprano y vuelven tarde por eso no lo vieron. 

Aquella tarde noche después de cenar volvieron a sentarse en la playa, la suave brisa que corría era confortable, la luna llena hacía del sitio realmente una postal inigualable, cerca de medianoche, ella, siempre acompañada de su perro, volvió a la casa, a buscar el termo y el mate, ya que solamente habían llevado las reposeras, en su cabeza giraba una idea y no sabía si era momento de comentarlo, mientras volvía decidió hacerlo, se acomodó en la reposera y le preguntó qué pensaba cómo seguirán, si se quedaban ahí, si seguían juntos, que opinaba?  

 

Él fue claro, le dijo que le gustaría quedarse ahí, si ella lo acompaña, aunque: siguió, hay cosas que climatológicamente no me cierran, ni los informes que mandan, ni lo que percibo estando aquí, lo único que sí estoy seguro es en seguir juntos comentó, luego le pregunto a ella que opinaba. 

Ella lo miró, le dio un beso inclinando la reposera y dijo que creía nunca separarse de él, estén donde estén, que tenía idea de hacer algo ahí, quería forestar como él, quería un terreno frente al mar, pero construir una nueva casa, ecológica cultural en lo posible,  dadas las consecuencias de lo que viene pasando no se atreve a proyectar nada hasta que el clima se estabilice, si es que lo hace y después de un tiempo, si comenzara a proyectar hoy es imposible, estamos sobreviviendo a un desastre aunque suene loco lo que digo. 

Él comentó que siempre pensó que seguirán juntos, que nada era imposible; sin embargo, lo primero sería esperar a ver cómo sigue todo, cuidándonos lo mejor posible, después de esperar que pase por lo menos el pico de la pandemia, si nos quedamos este año aquí, vemos cómo la pasamos especialmente en el invierno, ella estuvo de acuerdo, después de un largo rato de una intensa charla, se fueron al mar a refrescarse un poco.

Él seguía repitiendo que algo muy extraño pasaba con en el agua, porque tiene esta temperatura, sentado como si fueran las tres de la tarde, siendo las tres de la mañana, no era normal, ella coincidía, pero solo restaba esperar, dijo, continuaron a orillas del mar, sobre arena firme, acostados de espalda, mirando las estrellas en soledad.  

Amaneció nublado, el cielo plomizo se confundía con el mar desde la puerta de la casa, ella se levantó, él siguió dormido, no por mucho tiempo.                                                                    

Al escucharla jugar con el perro afuera, se despertó pegado a la sabana de transpiración, la temperatura no bajaba, salió al jardín a poner las reposeras y esperar que ella se acercará, así fue, apenas lo vio, se vino a saludarlo y tomar mate a su lado, ella le comentó que en esos momentos la temperatura llegaba a los 40 grados, según había mirado en televisión apenas se levantó.

El pronóstico anunciaba tormenta, pero no le dieron importancia, después de los mates se fueron lentamente de la mano al mar, la escena de verlos caminando por el medio de la calle, era muy romántica, como el romance que ellos recrean a diario, metros antes de llegar, el perro comenzó a ladrar y mirarlos como si pasara alguien o algo, ellos aceleraron el paso, pero no había nadie, solo que la playa estaba cubierta de una espesa espuma blanca, nunca él había visto algo igual, no sabía si seguir adelante, ella decidida entró como si nada y se metió en la espuma a jugar llamándolo, la siguió y ya sentado en el agua le contó:

 _ Vení esto es espuma marina, evidentemente hubo una corriente de viento mar adentro que la generó trayendo, se produce por la agitación del agua del mar, así de simple, esto pasa al margen del viento que la trae, por una alta concentración de materia orgánica disuelta,  esto se produce en alta mar, el viento lo trae como una distribución de floraciones de algas y yodo, pero tranquilo no pasa nada, métete en ella, juga con ella, luego nos enjuagamos, esto  en las playas a la mañana bien temprano se ve; sin embargo, son solo centímetros. Así nunca lo he visto.

Él seguía asombrado buscando más explicaciones, ella fue a buscar la máquina de fotos, durante un buen rato sacó varias fotos, fue una experiencia única, pero a él no dejaba de preocuparse, luego lo consultó con amigos y le repitieron lo mismo, alguno sugiere quitarse bien el yodo del cuerpo, otros decían lo contrario; sin embargo, duró dos días y se lo llevó el mar, o se fue disolviendo como decía ella, controlaban que pasaba, mañana, tarde y noche iban a la playa, durante el tiempo que la espuma estuvo como diluyéndose, la temperatura se mantuvo muy elevada.

Cuando culmino su retiro, el cielo plomizo de ese día se convirtió en un techo amarronado y pesado, lleno de relámpagos sobre el mar, hasta que comenzaron a caer unas grandes gotas como principio de una gran tormenta de lluvia y viento. 

 

Después de tres días de fuerte lluvia, una mañana comenzó a despejar, ellos necesitaban hacer algunas compras, pasado el mediodía fueron hasta el centro comercial, mucha gente estaba en la misma situación, pero muchos más ya habían comenzado a retirarse del balneario.

Por otro lado, los comentarios de que el presidente ya no estaba en el país recorren portales de noticias, la puja de los sindicatos docente por no dar inicio este año a las clases era muy fuerte (como casi siempre) tema que ya no es novedad en nuestro país a esta fecha, pero esta vez el gobierno de la provincia y los sindicatos pertenecen a la misma agrupación.

_ Seguramente las clases no comiencen como de costumbre y seguiremos tenido más ignorantes año a año, a este gobierno le conviene eso, vos con hacerte problema no ganas nada, te lo digo a dario, acá hace falta un cambio total, pero el votante esta cómodo así, no trabajan, no estudian y encima el gobierno le paga, esto hasta que no cambie, cada año será peor, con hacerte mala sangre e insultar no se gana nada.

 

La escucho sin contestarle, sabe que en el fondo tiene razón pero el cambio que necesitamos hace veinte años que lo espera y siempre seguimos con el mismo gobierno, prefirió no seguir con el tema.  

Esa tarde el sol terminó saliendo en todo su esplendor, la temperatura comenzó a elevarse rápidamente, a la hora de cenar cuando ya tenían todas las compras acomodadas, por televisión marcan el récord del verano a las 22 horas con 49 grados, algo realmente insoportable, muy preocupante, que culminó con más preocupación y un gran corte de energía.     

                    

Cerca de la medianoche ella decidió ir al mar y allá fueron, caminando comentó que no le gustaba nada cómo venía dándose las cosas con el clima, no sabía qué pensar, especialmente que hacer con el dinero, la incertidumbre de manejar algunas informaciones a veces no sé si es mejor o peor, comentó, esa gente que está de vacaciones jugando en la playa de Las Toninas como vimos, seguro está mucho más tranquila que nosotros, mientras él la escuchaba y pensaba.

 

Esa noche el mar estaba más alto que de costumbre, la playa era muy poca y se sentaron a conversar mientras el perro corría y traía una pelota de tenis que él le arrojaba de un lado al otro, intentando cansarlo, se cansó él primero, el perro se dio cuenta, se acostó a su lado con las cuatro patas hacia arriba, muy simpático quedaba, ellos seguían debatiendo que hacer, el calor seguía sin aflojar, pero…  un rato más tarde comenzó una brisa que se transformó en viento, venía del mar y comenzó a molestar, la arena que volaba castigaba sus cuerpos, minuto a minuto la velocidad del viento comenzó a ser más fuerte, decidieron volver pronto a la casa, se incorporaron y llegaron impulsados por las ráfagas casi cayéndose a meterse dentro de la casa, de leve a fuerte el viento pasó rápidamente, tuvieron que cerrar la puerta y las ventanas, ya se había transformado la visión en una nube de arena que no dejaba ver nada hacia afuera, tomaron algo fresco de lo poco que quedaba en la heladera, se acostaron cansados, preocupados por la tormenta de viento y el silbido del mismo, los venció el cansancio y se durmieron.

                

Cuando despertaron no llovía tanto, pero el viento era ensordecedor,  sin corriente, el panorama era deplorable, salir con ese día era muy peligroso, durante el mismo pudieron cocinar, alimentos tenían para unos días y cada  tanto volvía la tormenta acelerando el viento y con mucha caída de agua nuevamente, con ese clima y en esas condiciones estuvieron duran dos días sin salir, por lo menos no hacía tanto calor, miraron correr esas horas por la ventana, conversando sobre un futuro del que ninguno de los dos tenía buenas expectativas pero se guardaban el temor.

 

Cuando  aflojo la tormenta ya de madrugada, amaneció el cielo limpio en su totalidad, ni una nube se divisaba,  el sonido del mar se escuchaba cerca y poderoso ,lo primero que quisieron hacer fue ir a visitar el pueblo comprar más provisiones y saber que novedad encontraban del corte de corriente, ya habían pasado demasiadas horas y el encierro sumando a la falta de energía los ponía realmente muy mal, la puta costumbre de la nueva tecnología ya era un síntoma de enloquecimiento, celular no, televisión no, computadoras no, radio tampoco, menos mal que somos más grandes y en el cajón mesada en la cocina estaba guardado el cubilete, los dados, el mazo de cartas y el dominó, con eso se entretuvieron unas largas horas.

 

Decidieron salir camino al pueblo, cerca de las nueve de la mañana empezaron el camino después de tomar no sé cuántas veces mate.

Era muy cerca, pero llegar parecía imposible, el camino de arena estaba totalmente borrado, solo profundas huellas quedaban en el mismo, y de a poco lo fueron transitando bajo  un sol que parecía rajar la tierra , más fuerte que lo conocido,  comenzar a transitar era extraño y algunos vehículos estaban atascados y abandonados ,de a poco llegaron la ruta  pero la capa asfáltica comenzaba a derretirse a su paso , el asfalto comenzó a pegarse en las cubiertas y mantener la rural resultaba un trabajo complicado de estabilidad hasta que llegaron como pudieron a lo que ellos conocían como centro comercial, del cual ya quedaba poco en pie, lo primero locales estaban abiertos con los vidrios rotos y aparentemente vandalizados y nadie circulaba por las calles.

 

Caminaron buscando alguien para preguntar, pero fue imposible, después de caminar unas cuadras se dieron cuenta que estaban solos, el ataque de desesperación que le agarro a ella fue terrible y entre los gritos y llanto, comenzó a nublarse nuevamente, el cielo se puso totalmente oscuro y comenzó a granizo de una manera muy poco usual, el tamaño del granizo era excesivamente grande.

Lo primero que intentaron hacer fue refugiarse, justo pasaban por lo que fue la avenida principal y se metieron en un hotel, desde el hall vidriado comenzaron a ver la tormenta como una película de catástrofe, pero la estaban viviendo en vivo y directo.

 

Recorrieron el sitio y en las heladeras todavía se mantenía algo de frío, bebieron unas gaseosas e intentamos salir pero era imposible, la calle y hasta la vereda estaba inundada, después de un rato entraron a una habitación que estaba impecable, se acostaron con temor y con el paso del tiempo se quedaron profundamente dormidos, ella despertó sobresaltada, se asustó y lo llamó rápidamente, estaban dormidos en un lugar que no les correspondía y no sabían cómo seguiría todo, la lluvia continuaba, buscaron algo para comer y esperar,  horas más tarde el agua se retiró rápidamente y caminaron hasta el auto, había quedado abierto con la llave puesta y las ventanillas bajas, solo agarraron algunos paquetes de cigarrillos de lo que quedaba de un quiosco.

Él se seguía preguntando qué había pasado con la gente del sitio, era imposible, que fueran los únicos en este bonito balneario, una vez puesto el auto en marcha a pocas cuadras de intentar salir de Las Toninas encontraron otra pareja que estaba cargando su auto, paró a consultarlos, el vecino no muy amable le dijo:

_ Desde anoche después del saqueo nadie quedo, nosotros nos quedamos a cuidar nuestra casa, pero ya es imposible, en horas no quedará nada aquí, váyase, por donde puedan, ruta queda poca me comentaron los últimos que tuve comunicación, iremos hacia el norte, al sur dicen que ya era imposible.

Ella encendió un cigarrillo, comenzó a insultar, gritaba:

_ Esto era previsible, lo vengo repitiendo a diario, somos nosotros como humanidad los únicos culpables.

 

Él siguió avanzando, pero no muchos metros más adelante se detuvo y retrocedió, a la vista está todo desolado; sin embargo, quizás podría encontrar un vehículo mejor para seguir viaje y comenzó a buscarlo lentamente por las arruinadas calles, ella opinaba lo contrario, diciéndole que si tenía alguien un vehículo como él buscaba, seguro se hubiese ido; sin embargo, él insistió y siguió su búsqueda, dieron muchas vueltas por donde el pavimento todavía se encontraba transitable o las calles de arena estaban en condiciones de pasar después de la tormenta.

 

El sol salió más fuerte que nunca nuevamente, pero con el paso de las horas comenzó a bajar su intensidad, llegaron al bosque, caminar dentro de él fue un alivio, la frondosa vegetación hacía en el interior un clima fresco que ya tenían olvidado y  aprovecharon para un corto descanso y caminar un poco, así fue como llegaron a lo que había sido hasta hace horas el camping del balneario, la soledad era absoluta, pero algunas carpas quedaban en pie, como pocos vehículos; aun así, por la magia del bosque como dijo ella, debajo de algunas ramas como escondida estaba una casa rodante construida sobre un pickup, él fue directamente hacia ella, esta es nuestra solución, dijo en un grito.

 

Era todo muy extraño, la casa rodante montada sobre esa camioneta, estaba intacta, sobre el césped quedaban dos reposeras, donde estaban los ocupantes?, pero no había nadie a quien preguntarle, solo huellas de más de un auto marcadas hacia la salida y aun el piso muy embarrado debajo de los árboles, el mar que según recordaron estaba a no menos de cien metros, ahora se encontraba muy cerca, un brusco corte de tierra dejaba a la vista todo lo que las aguas se habían llevado horas atrás. 

Revisaron bien todo y la decisión estaba tomada, se irían en esa camioneta, en su lugar dejaron la rural que ellos venían usando, que era propiedad de ella, y dentro de la misma, ella dejó una nota por si el dueño los quería ubicar.

Esa camioneta casa rodante era muy cómoda, pero a la vez mucho más pesada, insistía ella, no sé cómo llegaremos a la casa, repitió más de una vez, él insistió y una vez en marcha comenzó a buscar el camino, la idea era llegar antes de que la noche los agarre en medio de los médanos sin saber por dónde seguir.

Llegar a la casa fue más complicado de lo previsto, pero con una noche cerrada y plena desolación e incertidumbre llegaron a destino después de dar muchas vueltas y sacudidas, los brazos de él quedaron agotados, sumado a eso, el constante murmullo de queja de ella, reprochando todo, desde el haber salido a buscar algo y abandonar la casa, hasta estar usando algo que no les pertenecía, él en un momento dijo basta,  ella calló hasta parar en la puerta de la casa que no fue fácil encontrar, pero ya estaban ahí.

 

Los dos estaban realmente agotados, el único que seguía dando vueltas era Tito, que apenas bajó de la cabina se fue camino al mar, la oscuridad era total, luego de un rato y encender velas en el living y la cocina se fueron acostumbrando a ver en medio de esa semi oscuridad, de lejos el sonido del mar parecía llamarlos, agotados del cansador día, lentamente fueron hacia él, que cada vez estaba más cerca, pero al llegar para su sorpresa, esa noche entre el agua y la tierra socavada por las olas, había una pequeña playa, allí bajaron con mucho cuidado y sin mediar ninguna palabra se dejaron envolver por la suavidad de las olas que a pesar de su temperatura no habitual, fueron el refresco que necesitaban después de un día tan agotador, sentados en la orilla en una mezcla de tierra arena y piedras se abrazaron muy fuerte, ella le reprocho con un tono de broma que últimamente la tenía abandonada, pero él solo sonrió en silencio, su cuerpo estaba cansado, agotado y disfrutaba del agua como un bálsamo, ella insistió y al comenzar a pasar sus dedos por su espalda suavemente hasta poner uno entre sus labios, él entendió sin más explicaciones como continuar el juego, cuando ella se sentó sobre sus piernas y besándolo suavemente comenzaron a ponerse al día de algo que por todo lo que venía sucediendo en las largas últimas horas, tenían olvidado.

 

El cielo desde el horizonte comenzó a limpiarse, en pocos minutos amanecía y lentamente los tres caminaron hacia la casa, dentro de ella, donde pensaban descansar, era totalmente imposible, pero ella revisó y acomodo la casa rodante, él la puso en marcha un rato y con aire de la misma después de detenerla se quedaron profundamente dormidos unas cuantas horas. Ya pasada la hora del mediodía ella despertó, el calor se sentía muy fuerte; sin embargo, decidió ir a la casa a ver cómo se encontraba todo, sin novedad encontró todo igual, ni corriente, ni agua, el pánico entró en su cuerpo y lo despertó apurada, no había mucho que esperar, de ahí deberían partir lo más rápido posible.

 

Él despertó empapado y de mal humor, la dejo a ella acomodando cosas en el vehículo y se fue al mar, después de refrescarse un poco y terminar de despertarse volvió, ya estaba todo listo, hasta el mate y el tablero de ajedrez armado, ella al verlo entrar lo convido con uno, sin decirle una sola palabra, él se sentó al volante y lentamente partieron a la deriva, no sabían a dónde, ni cómo, solo dependían del combustible y las condiciones de la ruta, por suerte sobre el techo de la casa rodante, sobre toda su superficie estaba construido el tanque de agua que estaba lleno y combustible tenían casi tres cuartos de tanque, la mini heladera al poner en marcha a la camioneta comenzó a funcionar, todo estaba listo para seguir adelante.  

 

A las cuatro de la tarde con casi cuarenta y cinco grados partieron rumbo a sur, llegar a la ruta once fue fácil, pero al encontrarla la misma estaba con su carpeta asfáltica derretida, ya vuelta a consolidar, así que esquivando pozos y encontrando largos trayectos en muy mal estado comenzaron el arduo camino, en mucho silencio fueron adelantando kilómetros muy lentamente, él recordó la vieja ruta once que debería estar mejor por no tener ninguna carpeta de ese material que, por los rayos del sol y el intenso calor se derretía y le hacía tan difícil el manejo, en un atajo giro a la izquierda ya en un camino de tierra y decidió ir a buscarla, si todo salía bien llegarían a Mar de Ajo, sin tantos inconvenientes como por la Ruta Once o inter balnearia que venían circulando.

Todo el esfuerzo realizado para seguir en la ruta fue en vano, la ruta se cortaba en un arroyo, él dice no recordar en ese camino, cruzarlo era imposible y en pocos minutos, mientras miraban de lejos el corte de la ruta,  la tierra se abrió más de veinte metros, dando paso un torbellino de agua salada mezclado con agua dulce que los aisló del sur, la idea de seguir camino, la única opción ya era retroceder y después de un descanso antes de que oscurezca emprendieron el regreso, según ella un camino rural que cortaba la ruta los llevaría nuevamente hacia la once en diagonal y sin discusiones giraron , al ser de tierra la camioneta se afirmó bien ,el calor era insoportable y la tierra que levantaban a su paso dejaba una nueve muy grande de polvo que se les pegaba en su cuerpo totalmente sudado, por lo tanto decidieron cerrar y  poner el aire acondicionado,  una hora más tarde, sin saber dónde hasta ese instante ,se encontraron con la ruta muy cerca de la entrada a Mar de Ajo. 

 

Sentados en la cabina después de pegar una vuelta sin encontrar a nadie por las calles, se abrazaron muy fuerte, sobre una avenida que terminaba en el mar, hasta que ella en un momento se separó y dijo bueno basta, pensemos que hacer, él se recostó sobre la ventanilla abriendo la puerta y encendió un cigarrillo, ella bajo y  se sentó en el cordón de una vereda y quedo pensando, en voz alta dijo que le extrañaba saber que nadie estaba en las calles, se incorporó y caminó a golpear la puerta de una casa, luego lo hizo en otra y más adelante camino hasta otra y nadie salió la calle, los autos estacionados eran solo dos, volvió a la camioneta y le pidió que tocara la bocina, que la mantuviera presionada, más tiempo gritó cuando el paro ¡¡¡, ella se subió y puso su mano manteniendo el sórdido ruido por minutos, la bocina comenzó a perder sonido y dejó, nadie salió, nadie estaba cerca!.

 

Le pidió recorrer el lugar hasta donde se pudiera y lentamente lo hicieron, hasta que  decidieron entrar en una casa y quedarse ahí, después de un largo debate llegaron a la conclusión que por el momento sería la mejor opción, mañana verían que pasaba más adelante, sin tener en cuenta que ese arroyo ya no los dejaría pasar para el sur pero pensando que el cambio en el suelo era constante y en días podría cambiar el panorama, el desconcierto los abrumaba, pero juntos seguirán adelante en esta nueva vida que a diario decidieron transitar juntos.

 

Pararon con la camioneta sobre lo que era hasta hace días la avenida principal y decidieron entrar a una casa, ya estaba casi comprobado que estaban solos en esa ciudad balnearia, bajar y entrar a esa casa fue realmente muy triste, la misma estaba abierta, un grupo de juguetes y una mochila escolar les mostraba una presencia de niños, las camas prolijamente tendidas, en el comedor diario un desayuno a medias quedó sobre la mesa.

Evidentemente, se fueron de repente o algo paso, el movimiento de tierra los alejó de la casa dejándola toda abierta, solo arena cubría todo como diciendo que el viento entró recorriéndola sin que nadie la ocupara. Sin corriente, pero con agua emprendieron un nuevo desafío, ya era tarde y estaban muy cansados para seguir investigado, por suerte pudieron ducharse y se acostaron por la mañana, decidirían como seguir y en minutos se quedaron ambos profundamente dormidos.

 

Con el primer reflejo del día ella preparo mate y comenzó acomodar la casa, barrio todo tendió una cama buscando ropa limpia para la misma, él lavó todo lo que encontró a su paso de vajilla y cerro las ventanas, ya que el viento comenzó a ser constante y seguía trayendo arena desde afuera, luego decidió ir a dar una vuelta a ver si conseguía algo de alimentos, ella no estaba de acuerdo, le dijo que habría tiempo, siguiendo con la limpieza, él no le hizo caso y se fue dejándola sola.

La intriga de cómo había quedado el centro podía más que él, muy lentamente lo recorrió hasta llegar al camping en la zona norte del balneario donde el automóvil club tenía su predio, nadie en la calle daba la menor sospecha de encontrarse, muchos locales permanecían abiertos como saqueado, otros cerrados, pero con muchos vidrios rotos, luego de un tiempo decidió volver a la casa sabiendo que ella seguramente lo estaba esperando, no muy convencida de su salida dejándola sola.

Al regresar la cara de ella manifestaba todo, el mal humor estaba en sus contestaciones, seguía ordenando la casa, así paso todo el día hasta que comenzó a oscureces y comenzó a poner velas en lugares estratégicos, únicamente mencionó que quería cenar y dormir.

 

Calentar agua era fácil, no había revisado la cantidad de gas que tenían en la casa, salió y reviso el nicho donde dos tubos estaban colocados, uno por su peso al moverse tenía bastante y el otro por suerte estaba completo, entonces puso la pava sobre el fuego sin mucha preocupación, cuidando lo que tenían, ella salió mojada a secarse, él aprovechó y se duchó rápidamente, en el porche de la casa tomaron mate casi en silencio, hasta que le pidió disculpas por su escapada, se prometieron ir juntos a todos lados hasta saber cómo se ubicaría.

Una hora más tarde cenaron mirando la oscuridad del pueblo, a la luz de una vela, observando una vez más,  fuertes y pesadas nubes que entre relámpagos sé acercaban, con las primeras gotas decidieron entrar, el día había sido demasiado agotador, los cuerpos ya pedían descanso, en la habitación principal de la casa los esperaba una mullida cama con un cómodo colchón, para que sus cuerpos se acuesten en él y el sueño los despegue por unas horas de la ardua tarea del día, al despertar, decidirán cómo seguir.

Amanecieron descansados, no es lo mismo dormir en la camioneta que en una buena cama, juntos mientras tomaron mate decidieron recorrer lo que quedaba del pueblo, él tenía una obsesión con algunas herramientas y en lo posible un grupo electrógeno, pero las ganas de encontrar alguna persona más superaban todo, por adentro, llegaron a lo que sería el norte de Mar de Ajo.

 

Recorriendo calle a calle, la cuadrícula, sin novedad, con el total asombro de cómo el mar se había llevado la primera manzana costera, sus locales y viviendas mejor ubicadas, el pueblo ya no era el mismo, bajo ningún aspecto, daba una tristeza indescriptible, de a poco fueron reconociendo algunos lugares, los cuales habían sido saqueados o violentados supuestamente antes del exilio total de sus habitantes.

El mar se llevó gran parte de las viviendas, dejando en total destrozo muchos elementos en lo que en ese momento era la costa, ya sin delimitar por ninguna calle ni línea de frente o parquizada cómo lo era antiguamente, un pueblo fantasma estaba delante de su vista, paso a paso, metro a metro continuaron el recorrido con la camioneta, el silencio entre ambos era absoluto, por sus mentes corrían ideas de miles de formas y maneras diferentes, el fin de todo estaba delante de sus ojos, o el comienzo de algo nuevo, como supo decir ella en más de una oportunidad, de ahora en más, solo queda planificar una vida nueva, o no, solo el tiempo y ellos decidirán el cómo y el cuándo de cada paso a seguir de ahora en más.

Él se acercó a lo que quedaba de una ferretería, cargo herramientas y hasta consiguió el tan buscado equipo electrógeno, que estaba en el local como recién utilizado, lo cargó como pudo en la camioneta, ella una cuadra más adelante quiso entrar en un famoso supermercado que estaba como saqueado, en el mismo pasaron un buen rato, dando vueltas por las góndolas del mismo encontraron muchos comestibles que le serían de gran utilidad, lácteos y hasta carne en una cámara frigorífica que todavía mantenía en su interior algo de frío, al tener la puerta asombrosamente cerrada, también agarró lo que pudo, cuando quisieron acordarse, la casa rodante estaba llena de productos.

 

Antes de retirarse sobre un escritorio se encontraban doblados dos periódicos, ella los tomó pensando que el papel de diario para algo servirá, pero al llegar a la casa se dio cuenta de que fueron los últimos ejemplares que habían llegado al lugar por las noticias que titulaba la tapa, los dejó sobre la mesa del comedor para leerlos detenidamente, la culpa de agarrar lo que no era de ellos los perseguía constantemente, pero ese periódico le serviría para saber la fecha.

Los diarios quedaron poco tiempo sin ser abiertos, al terminar de bajar todo lo que habían traído a la casa, los dos se sentaron tomando el diario entre sus manos para ser revisados minuciosamente, en principio supieron cuántos días hacía que no llegan diarios y de ahí en más sacaron la cuenta de cuando comenzó el desastre que estaban viviendo, los títulos ya eran muy alarmantes en la última edición que tenían en las manos, el país como estaba previsto, en una escala mayor y en un tiempo demasiado rápido, el fuego hizo estragos en la provincia de Córdoba y en gran parte del sur argentino cerca de la cordillera y luego de varios días donde las llamas arrastraron con todo a su paso, intensas lluvias acaudalaron los ríos produciendo inundaciones como nunca antes dejando pueblos debajo del agua donde los pobladores perdiendo todo que fue  arrastrado por el agua.

En la Antártida la pequeña grieta que divide el territorio congelado terminó por separarse del mismo, según investigadores en la masa de hielo que se separó con ella se fue buena parte de la población animal que ocupaba esa zona y si sigue el calentamiento su curso descontrolado corre un riesgo muy grande toda la zona.

En nuestro país a nivel político paso más o menos lo mismo, ya que lo más importante en todo era la problemática global, donde todo parecía anunciar el fin de una era y el comienzo de opinólogos que nunca se ponen de acuerdo.

 

Políticamente, la historia se repetía, pero día tras día, en mayor escala, los partidos tradicionales que vienen ejerciendo la política desde hace muchos años se encuentran todos enfrentados a la agrupación gobernante, su líder hasta ese día presidente, el hijo de la señora expresidenta tomo un avión con destino desconocido.

El malestar crece, sumado a todo esto la última noticia donde por orden de quien manejaba todo en nuestro país, fue montado un vacunatorio vip, donde se vacunaron sus amigos, a los jóvenes que apoyan sin cuestionar ninguna de sus decisiones, el escándalo ya pasó las fronteras, siendo noticia en todo el mundo, pero aquí lo solucionaron sacando de su puesto al ministro de salud, dejando en su lugar a una doctora que al igual que el ministro, por ser su segunda en orden jerárquico estaba al tanto de todo este manejo organizado desde el instituto donde se maneja el país, y no desde la casa de gobierno donde estuvo a cargo de nuestro destino durante los últimos meses un simple cadete de la abogada exitosa.

 

Por lo que comentan los diarios en sus editoriales, el malestar es generalizado, en muchos ámbitos, especialmente en la provincia de Formosa, donde el dueño de la misma, como se hace conocer por todos, sigue maltratando a sus habitantes, esa hermosa provincia parece no permanecer a nuestro territorio, ya que las normas de convivencia y democracia en la cual se vive distan mucho de la del resto del país.

Sobre la mesa quedó el diario que maneja la agrupación que gobierna el país junto a su mentor ideológico, al abrirlo, las noticias cuentan la historia de un país de maravillas donde todo funciona fenómeno y nos presentamos al mundo como los líderes de América Latina junto a los hermanos venezolanos, quienes en este momento están cruzando las fronteras de su país para buscar nuevos horizontes, escapando de la dictadura ahí reinante, cosa, por otro lado, que lamentablemente también dé a poco se escucha en nuestro país que está sucediendo, por lo menos hasta antes de que comenzara este desastre ecológico.

Aquí todo, como de costumbre se cuestiona, nadie puede opinar diferente a la agrupación gobernante, de hacerlo, los cuestionamientos llegan de una manera brutalmente agresiva, para ellos, si la prueba de lo que se dice no está documentada, no tiene valor, la palabra ha quedado devaluada a lugares jamás pensados.

La grieta que se proclama a diario está cargada de una agresividad nunca vista antes, eso produce distanciamiento entre amigos, ruptura de vínculos familiares y otros tipos de alejamientos que nunca se han visto tan marcados en la sociedad como en estos momentos.

 

Los incendios en el sur del país, o en las provincias del centro, sumados a las inundaciones o desbordes de río, más el problema en el polo donde gran parte de la masa de hielo continental para el ministro del área son simples problemas temporales, lo primordial es llegar a las elecciones y ganarlas.

Ella sigue con el discurso político como siempre, él la mira asistiendo en todo lo que dice, tomándose la cara con ambas manos y mirándola seriamente, hasta que después de un rato y viendo la demencia que llega hasta las lágrimas, le toma las manos y le dice _ Basta, amor todo lo que decís es verdad, pero quedó en el pasado, hoy la realidad es otra y aquí estamos solos en medio de la nada sin saber qué pasara  mañana, pasaron muchos días, esas noticias ya son muy viejas, hoy la realidad es otra, todo cambio, no solo aquí sino en el mundo, la tierra comenzó a gritar ,solo debemos escucharla y seguir adelante.

Segundos más tarde lloraban los dos abrazados muy fuertes sentados en el sillón del gran living de la casa, sin saber quién vivía antes ahí, ni qué había pasado con sus dueños.

El cansancio y el llanto los agotó de tal manera que durante un rato abrazados dormitaron como relajándose del día y sus circunstancias antes del almuerzo merienda que comenzaron en silencio después de las cuatro de la tarde, contentos por todo lo conseguido, pero culposos y angustiados por no saber cómo seguiría su futuro.

 

Antes de bajar el sol, decidieron ir caminando hacia el mar, reconociendo ese lugar ya como propio, esa distancia hacia el agua que parecía acortarse cada vez que se acercaban a lo que fue la orilla, para su asombro nuevamente el mar se había retirado como nunca antes, en esa playa interminable caminaron mirando el balneario desde otra perspectiva, descubriendo un nuevo lugar, caminando por donde alguna vez estuvieron, quizás nadando de adolescentes, momento que aprovecharon para ir abrazados esperando la llegada de la noche, donde se quedaron a la luz de la luna un largo rato, después de caminar varios metros, varias cuadras y buscando como referencia cierta edificación que los fuera guiando.

Ella decidió meterse en el agua como acostumbra siempre, él terminó acompañándola, como dos adolescentes jugaron distendiendo el día en la soledad de un sitio que iban descubriendo paso a paso hasta que el cansancio los venció y se acostaron en la playa a descansar, un poco antes del regreso a plena luz de una hermosa luna, que poco a poco se fue cubriendo de nubes hasta desaparecer entre ellas, tomaron la decisión de regresar orientándose en la oscuridad, que los hacía sobresaltar de a ratos con los primeros truenos y relámpagos de una tormenta que comenzaba a dar sus primeras gotas cuando ya estaban a metros de la entrada a la casa. 

 

La oscuridad era total, buscar las velas costó más de lo previsto, pero lo consiguieron, ya están acostumbrados a andar a tientas en más de una oportunidad, los relámpagos y truenos estallan en la madrugada, una espesa cortina de agua bañaba el sitio como si  fuera la última noche, las ráfagas de viento y agua sacudían el árbol de la puerta como arrancándolo de la tierra y la poca visibilidad era realmente angustiosa, por un largo rato los detuvo sin saber cómo seguir, él solo mencionó que al otro día ya tendría instalado el grupo electrógeno, se secaron un poco, el silencio era total, sentados mirando la tormenta en silencio se quedaron dormidos en la soledad.

 

Durante cinco días, el viento y la lluvia fue casi constante, él se las arregló para colocar el grupo electrógeno en el fondo de la casa dentro de lo que era un pequeño galpón de herramientas y poder conectarlo a la línea sin que el ruido del mismo los molestara. La temperatura bajó unos cuantos grados, el otoño se acercaba, pero a diferencia de otros años no bajo como lo hacía de costumbre, se podía andar durante el día y la noche con una simple remera, el sol por unos cuantos días no apareció, comenzó a llover más seguido de lo habitual y en cada vez  la cantidad de agua caída  no era habitual,  realmente ver inundadas las calles de la zona balnearia fue una sorpresa, él las recorrió lentamente, casi a diario, en bicicleta hacia un extenso recorrido siempre a la búsqueda de alguien, pero era en vano.

El problema más cercano era el consumo de combustible del generador, intentaron buscar la manera de solucionarlo al igual que conseguir para el vehículo, estaciones de servicio en lo que quedaba del pueblo había tres, el problema era cómo sacar de los tanques enterrados el fluido correspondiente, después de dar unas cuantas vueltas encontraron la forma, teniendo en cuenta que tenían el pueblo a su disposición, no les fue difícil encontrar una bomba para elevar el combustible usando el generador que ya tenían, por lo tanto, por un tiempo el problema lo tendrán solucionado, pero la inquietud de saber qué pasaba más allá de ese lugar los inquietaba constantemente.

Días más tarde se mudaron de casa, se alejaron un poco del mar por mayor seguridad, equipando la casa con todos los electrodomésticos necesarios y una gran comodidad. Ella se ocupaba de mantener la casa en condiciones a diario, los placares se llenaron de ropa para cada temporada, la cantidad de alimentos por un tiempo estaba asegurada, aunque él ya pensaba en un terreno para comenzar a sembrar, previendo siempre lo peor, ya que pasaba los días y nadie aparecía por el lugar.

Ella un día se cansó y soltó en llanto su angustia que él comprendió, después de conversar por un largo rato decidieron salir a buscar como, o quienes había más allá, recorriendo varios kilómetros para ver que encontraban. Antes de comenzar el recorrido fueron caminando hasta el mar, el asombro los dejo a ambos sin palabras, se miraron sin decir nada del estupor que invadía su mente, nada de lo que habían observado en la orilla por última vez se encontraba como en aquel momento, el mar se había retirado llevándose todo y una inmensa playa estaba delante de sus ojos, a metros cortado como con una máquina terminaba el pavimento donde antiguamente comenzaba la segunda manzana de la edificación costera.

 

Caminaron mucho, el sol los fue aclimatando y con el correr de los metros se fueron quitando la ropa, el calor ya se sentía con el sol que fue subiendo lentamente mientras ellos iban descubriendo un paisaje nuevo, cuadra a cuadra, ya que iban mirando camino al norte donde se encontraban para poderse ubicar, recordaban que había en cada lugar por donde pasaban. Del muelle que tantos recuerdos les traía de niñez ya no quedaban rastros, pero él se dio cuenta del lugar por unas bases que quedaban aún sobre la arena de lo que fue el final de aquel largo espigón donde de niño venía con sus padres a pescar más de una vez y comentó varios recuerdos mientras seguía caminando a la par de su inigualable compañera que ya quería sentarse a descansar un poco, ella comentó que habían caminado demasiado.

Se sentaron sobre unas grandes piedras durante un buen rato, hasta se acostaron a tomar sol como se hacían, cuando de jóvenes vacacionaban por esa zona y hoy solo la tristeza los acompaña, pero ella agradece a cada instante su compañía mientras él miraba con asombro su alrededor, el desastre ocasionado a cada paso por el mar era realmente impresionante.

 

Luego de un rato de descanso, ella comenzó a protestar por el intenso calor que a pleno rayo del sol sentía en todo su cuerpo y sin pensarlo le dijo que ya iría en busca de esas hermosas olas que la estaban llamando para refrescarla y en menos de lo pensado se quitó la ropa y se zambulló entre ellas como una niña llamándolo desde el agua, él no dudo y en segundos, juntos jugaban y nadaban entre las olas como hacía tiempo no ocurría debido a lo cambiante del clima. Si los vieran parecían dos adolescentes en medio de un universo desconocido, como dos náufragos en un mundo nuevo, de los cuales solo quedaban recuerdos de lo que fue, lo que hicieron, lo que soñaron y un día, todo quedó como mencionó ella, trunco por la soberbia de nosotros mismos, convencida que la tierra volverá paso a paso a su estado natural cobrándose con nuestras vidas todo el mal que le hicimos.

En ese instante de reflexión él la abrazó y salieron lentamente del agua, abrazados y llenos de lágrimas que caían sobre su cuerpo mojado de agua salada, a una temperatura más elevada que la del clima exterior, él se lo volvió a comentar entre susurros de llanto y ella siguió repitiendo, todo volverá a la normalidad algún día, nosotros no lo veremos, pero volverá como debe ser, no de cualquier manera o a cualquier costo como lo hicimos hasta hace meses, acostados en la playa dejaron secar sus cuerpos y luego de un largo rato con abrazos y algunos mimos siguieron lentamente el camino hacia delante.

 

Él quiso recorrer un poco más, advertir cómo había quedado lo que era en su momento la zona sur del balneario vecino, siguieron al rayo del sol caminando como únicos habitantes de toda esa vasta zona, unos quinientos metros más y para su sorpresa (una más) la playa se cortaba abruptamente, el mar se internaba como un río sobre la tierra dividiendo el terreno donde alguna vez se unían los pueblos sin ningún tipo de problema. A simple vista el corte era profundo y bastante ancho, el agua se mezclaba con remolinos de arena con fuerza, socavando cada vez más dicho estrecho, como un castigo más de la naturaleza, cortando el territorio y dejando en el aire casas que, alguna vez, no hace mucho, se levantaron con la soberbia del hombre sobre terrenos que nunca deberían haber sido tocados, ya que los mismos pertenecieron a los médanos que el hombre decidió lotear para agrandar el negocio de carpas sombrillas y la construcción de casas con una hermosa vista donde no debía.

Al acercarse lentamente a investigar la nueva entrada del mar que dividía el territorio, a él le pareció escuchar gritos, pero no le dio importancia, pensó que era solo su idea, sin embargo, ella reconoció gritos, voces como pidiendo auxilio y se lo gritó a él que seguía caminado unos metros más atrás, deteniéndose a cada rato.

_ Escuchaste alguien, está pidiendo auxilio.

 

Rápidamente, comenzaron a observar de donde provenían, del otro lado de la nueva ría vieron tres personas haciendo señas desesperadamente a las que contestaron con un poco de alegría y mucho asombro, al instante comenzaron las señas de que cruzaran, cosa que no era nada fácil debido a la profundidad, a simple vista parecían ser dos mujeres y un hombre, los tres aparentemente jóvenes, él como pudo fue bajando con la ayuda de ella para intentar cruzar, o por lo menos acercarse a ver quiénes eran, de que se trataba, como estaban, donde iban o de dónde venían.

 

El mar ya había socavado arena a gran profundidad, intentó hacer pie en el agua, pero era imposible y volvió a subir, ella le gritaba que subiera, así ella lo intentaba, él subió y ella comenzó a caminar varios metros y se metió despacio en agua porque no conocían su profundidad, una vez en el agua, con solo la corriente se dejó llevar en una larga diagonal y la misma corriente la cruzo.

  

Al subir se sentó cansada en la arena ante dos jóvenes mujeres y un muchacho que entre lágrimas y muchas palabras juntas, le hacían cientos de preguntas al mismo tiempo, los tres tenían su cuerpo lastimado por el sol, sus llagas se notaban a simple vista, como su deterioro físico, después de algunos minutos donde solo les pedía calma le contaron su odisea para llegar a encontrarse ese día en ese lugar después de haber salido del puerto de Mar del Plata en un pequeño velero, minutos antes de ver  desde mar abierto cómo el mismo se comía la rambla de la ciudad,  en la misma muchos focos de incendio se divisaba de lejos, mientras la epidemia hacía que muchos habitantes se arrojaran al agua salada, otros caían en la calle por falta de oxígeno, en medio de una fuerte tormenta.

 

El velero los llevó mar adentro sin rumbo, después de mucho esfuerzo y navegación de días a la deriva, con la calma del clima y con medio velero roto, decidieron acercarse a la costa con un pequeño bote inflable que terminó rompiéndose, por lo que los últimos largos metros lo hicieron a nado, en ese momento se encontraban solamente con lo puesto casi desnudo y sin ningún comestible, con hambre y sed, por lo que querían saber algo de ellos.

Las que en las playas que vinieron recorriendo, desde el mar, fueron viendo un desastre tras otro, sin poder acercarse a la costa por el clima y la distancia, por lo cual terminaron a no más de un kilómetro de ahí rumbo al norte, pero como las últimas noticias que habían tenido era irse al sur, habían decidido caminar hacia ese lado en busca de comida, abrigo y alguien más que hubiera escapado de tan terrible situación como ellos, así que al verlos los gritos fueron nuestro primer salvavidas para encontrarnos con usted.

Ella se incorporó, presentándose como Benni y ellos hicieron lo mismo, luego les pidió disculpas por su desnudes y ellos dijeron que jamás pensaron que era importante, solo estaban alegres de encontrarla, les contó que estaba con su compañero, que se quedaran tranquilos, comida, casa y ropa ya estaban aseguradas en principio.

 

Después de un breve descanso comenzaron a observar cómo cruzar, mientras del otro lado, él gritaba que regresará, ella le hizo señas de calma y comenzó a advertir la opción de cruzar un poco más alejado del mar, donde la ría se hacía más angosta, hacia donde fueron caminando lentamente entre arena y tierra mezclada, con algo de escombros, unos cien metros más adelante, observando que ya no podían caminar mucho más.

Bajó y por suerte el agua ya no tenía la fuerza ni la profundidad que ejercía tanta resistencia como en la playa, desde ahí decidió el cruce, él comprendió la maniobra y desde la otra orilla, bajo a recibirlos, en menos de lo previsto entre los dos cruzaron a las jóvenes de un lado al otro, toda la maniobra del cruce la festejaron con éxito estando ya los cinco sobre la misma orilla dispuestos al camino a casa para lo cual deberían realizar un último esfuerzo.

 

El regreso fue lento, estaban agotados, sus fuerzas se había perdido, caminar por la playa no fue nada fácil, pero descansando cada tanto llegaron, lo lograron, al ver la casa los tres se asombraron, pronto tomaron un baño y Katia les busco ropa para que se vistieran mientras les cocinaba algo rápido y abundante para que se alimenten lo antes posible, él, previa consulta con Katia, les preparo las camas en el piso superior para que fueran a descansar cuando quisieran, en dos habitaciones todo estaba listo cuando ya la comida los esperaba sobre el amplio comedor diario.

Ese primer almuerzo sirvió para ponerse al tanto de quienes eran, Benni les contó quien era de dónde venía cómo se habían conocido y de qué manera y porque llegaron hasta ahí, luego ellos de los cuales Ceniza la mayor, les contó que tenía 29 años y había terminado su carrera de medicina en la universidad de Mar del Plata y se encontraba trabajando en el hospital municipal de esa ciudad, José de  22 años era estudiante de ingeniería electrónica, pero aún no había terminado su carrera y la tercera era Clavel,   con sus 24 años se había recibido de arquitecta recientemente en la U.B.A. en la capital y había regresado a Mar del Plata, los tres eran amigos de un club de su ciudad de residencia actual y compartían deportes náuticos con mucha frecuencia.

Después de una larga conversación se fueron a descansar, Benni mientras lavaba los platos, le fue comentando a él que esperaba que se pusieran bien, que ellos decidan qué hacer, si quedarse, seguir camino, o buscar seguir viviendo con ellos, o cerca de ellos, lo primero será que se recuperen, luego ellos mismos decidirán cómo seguir, cosa que él aprobó mientras la escuchaba, ella quería ir a una casa vecina a buscar algo de ropa, pero él le dijo que no, que esperara y que lo hiciera con ellos, ropa en las casas es lo que sobra para que ellos elijan, como deberán decidir que querer hacer, dejémoslo descansar un poco y vamos viendo; comentó.

 

 

Días más tarde:

Ceniza, José e Clavel ya estaban instalados, después de algunas reuniones donde no costó mucho ponerse de acuerdo, eligieron quedarse, junto a ellos, instalados en la casa vecina, juntos colocaron un grupo electrógeno, buscaron ropa, comida y cómodamente comenzaron una convivencia casi familiar, más de una vez desayunaban juntos, almorzaban y hasta cenaban teniendo largas charlas de cómo continuar allí y mejorarían las comodidades.

Convencer a Benni de controlar la intimidad no fue fácil, pero de a poco lo fue logrando.

Cuidaban mucho el combustible, en días comenzaron a recorrer el pueblo en busca de lo que precisaban, José resultó ser un buen cocinero, según él, la cocina tenía como un hobby que le gustaba mucho, Ceniza una gran repostera, con lo cual el problema alimenticio lo tenían resuelto por un tiempo, Benni agrandaba su huerta con ayuda de todos, José andaba mucho en bicicleta, si no estaba en la huerta o la cocina desaparecía por horas por las calles recorriendo rincones y trayendo siempre algo de suma utilidad, Ceniza los primeros días recorrió unas farmacias para curar sus quemaduras como las de Clavel y su amigo, era una suerte tener una médica entre nosotros, comentaban siempre.

Las cenas y sobremesas eran siempre reuniones donde se planteaban como continuaría su vida, la duda  si seguirán buscando algún sobreviviente o si estarían ellos aislados del resto, pero los días iban pasando, ellos seguían recorriendo lugares o visitando la playa con bastante frecuencia, en ningún lado había rastros de otra persona.

La primavera fue llegando de a poco, con mayor temperatura que de costumbre, el calentamiento del planeta es evidente día tras día, el sol penetra la tierra con mucha fuerza, por lo cual comenzaron a cuidarse en determinadas horas con mayor rigurosidad, la playa seguía siendo el sitio de esparcimiento, donde corrían para mantenerse en estado, aunque con el trabajo diario siempre había algo para y por hacer.

José después de muchas vueltas consiguió traer a ambas casas, los paneles que fue colocando en los techos para tener la corriente que precisaban sin depender de los generadores ni gastos de combustible, el cual solo guardaban para el auto o camioneta con los que se movían por el pueblo cuando precisaban algo, con el correr de los días ya habían revisado todas las casa, por lo tanto, ya nada les faltaba para seguir viviendo ahí, comenzaron a marcar casas que ya habían recorrido, sobre un plano fueron recorriendo y anotando todo lo que había.

En más de una conversación salió el tema de la tecnología a la cual estaban tan acostumbrados, las computadoras, internet, radio, televisión y telefonía, ya todo eso quedó en el olvido, lo único que escuchaban recordando viejas épocas y disfrutando de lindos momentos, fue la instalación de un lindo equipo de audio antiguo y muchos longplay del viejo vinilo que fueron encontrando, como de casetes y cd de todo tipo de música,  Benni comenzó a  armar una hermosa biblioteca donde pasaba largos ratos leyendo y escribiendo un diario con lo que iban haciendo y lo que fue llegar a ese lugar como una gran aventura, no solo de ellos dos, sino de los jóvenes vecinos.

Por las mañanas las chicas se iban a correr a la playa muy temprano, la temperatura comenzaba a subir cerca de las diez a niveles poco acostumbrados para esta época del año según comentaban, camino al sur unos doce kilómetros ya encontraba otra ría cortando el territorio, pero mucho más ancha que la que conocían, y de mayor profundidad, Algún día dijeron, la costearían a ver qué rumbo toma, ya que podría suceder que como  comentan, se vaya desviando o quizás los rodee formando una isla, pero como son únicamente suposiciones que deberían corroborar.

El 21 de septiembre para ser exacto, Ceniza salió sola, pasadas las seis de la mañana, la noche anterior había mencionado que salía a correr temprano, después nadaría un poco, eso la hacía sentir muy bien luego durante el día.

José terminó el desayuno y se fue caminando a seguir revisando casas, la posibilidad de algún día quedarnos sin alimento era probable, por lo tanto, decidió nuevamente revisar todo, de a poco iba trayendo lo que encontraba de utilidad tanto en alimentación, medicamentos y hasta algo de ropa, así también fue ayudando a formar tanto la discoteca como la biblioteca que usaban todos, después de recorrer algunas casas decidió ir camino a la playa.

Ceniza, regresando de su entrenamiento, vio algo de color flotando en el mar cerca de la orilla que le llamo la atención, comenzó a acercarse acelerando su marcha y en un pequeño bote naranja, dos cuerpos parecían estar reclinados dentro del mismo, como pudo se internó en el agua a ver si podía acercarse para saber que era, no fue fácil llegar, pero lo logro, al poder sostenerse del semirrígido, dos tripulantes inconscientes se encontraban en él, ya casi sin vida se dejaban llevar a metros de la costa sin control, como pudo lo fue llevando hasta la costa, su fuerza no era suficiente, por suerte o casualidad, José venía caminando por la costa, intentando encontrarla en su paso para acompañarla, al escuchar su grito, se quitó la ropa y en segundos estaba a su lado para ayudarla, entre ambos en poco tiempo se encontraron en la costa sobre la arena firme y ahí con maniobras de reanimación, Ceniza pudo recuperarlos de la pérdida de conocimiento y traerlas nuevamente a la realidad, acostándolas sobre la arena caliente a pleno sol, ya que su cuerpo estaba totalmente helado, mientras le pedía a gritos a José que vaya en busca rápida de ayuda.

En minutos, con la ayuda de Ceniza, las dos recuperaron la conciencia, pero estaban muy deshidratadas, con poco oxígeno, sumado a las terribles quemaduras de su cuerpo producidas por el sol y el agua, los reviso rápidamente la Dra.

Por más que ya estaban a pleno sol, tenían una gran hipotermia, en ese lugar no tenía con qué abrigarlas, esos minutos que tardó José en ir a buscar ayuda y regresar fueron cruciales y eternos.

La rapidez de José en poner en marcha el cuatriciclo que tenía preparado para alguna emergencia fue el móvil fundamental para llegar rápido con mantas y el maletín (caja de pesca) que Ceniza había armado para emergencias y subir con él a Benni, mientras los demás lo hacían corriendo al enterarse, la rapidez fue fundamental en esos momentos, donde las dos vidas estaban en peligro, pero por suerte lo consiguieron con mucho esfuerzo entre todos, con las indicaciones de Ceniza.  

Una pareja de cerca de 60 años o más ya estaban entre ellos y dependiendo de su ayuda en ese relevante momento que resolvieron con rapidez, llevándolas a la casa sin dudarlo, Ceniza puso su casa al servicio de lo que precisarán y cuando pudieron recuperarse, tarea que no fue tan rápido como deseaban, contaron cómo llegaron a la costa y de donde, mientras Ceniza no se movía de su lado controlándolos constantemente en una de las habitaciones.

La pareja fue contando su odisea, pero en determinado momento Benni que no dejaba de visitarlos contantemente comenzó a reconocer a la Lambda, en el momento que le pregunto sobre el delta y le conto quien era ambas se abrazaron disculpándose por no haberse reconocido antes, lo que luego fueron justificando con el deterioro de ambas después de haber llegado a esa situación pasando momento muy difíciles pero la alegría de las dos era inmensa, esto sucedería y al presentarse ante Benni comenzaron a hablar de cosas y temas que tanto lambda con Betta sabía que venía estudiando hacía mucho tiempo.

Con el correr de los días, se fueron poniendo en buen estado de salud, siempre controladas por la doctora del grupo, hasta que una tarde resolvió Benni hacer una reunión en su casa para determinar cómo seguir y tratar de formar entre todos una organización de trabajo y comenzar comunitariamente a vivir en armonía. 

No fue tan fácil como pensaban, pero después de un largo debate lograron ponerse de acuerdo, Benni quedó encargada de hacer un escrito con normativas que fueron discutiendo y ella fue tomando nota, quedó como prioridad la independencia de pensamiento y la libre expresión en los sucesivos debates, fue primordial la distribución de tareas que todos debían cumplir.

Lambda y Betta con el correr de los días se fueron poniendo en buen estado, él solo protestaba por la falta de su computadora, pero después de mucho andar y dar vuelta consiguió una, y por intermedio de los paneles solares ponerla en funcionamiento con la ayuda de José y tener por lo menos un procesador para escribir y a partir de ese momento logro su estabilidad emocional, siempre  junto a Lambda comenzó a recorrer el lugar cada mañana ,  por las tardes se encerraba a escribir horas y horas, contar lo que se hacía a diario, en esta nueva vida que comenzaban en comunidad y escribir cada detalle, hablando con cada uno para que le contara como llego hasta ahí era un tema que lo apasionaba para llegar a preguntar el mínimo detalle para poderlo plasmar en su historia sin dejar de lado el clima , tema que conversaba mucho con Benni y sacaban conclusiones a diario de acuerdo a lo que observan del clima de cada día.

Lambda los observaba contestemente y decía que daba realmente envidia verlos tan unidos y enamorados compartir las cosas, la vida continuaba y a diario se preguntaba qué pasaría más allá.

Con el correr de las semanas la organización comenzó a funcionar, en menos de cien metros de lo que fue en algún momento fue la avenida principal de acceso al balneario, en tres casas, estaban todos instalados, con un montón de dudas de cómo seguir, pero conformes de no estar solos.

ÉL afianzó día a día su vínculo con Benni, después del comentario que había escuchado comenzó a prestarle más atención,  juntos veía en esa aventura la posibilidad de comenzar a hacer todo de nuevo y bien, como ella quiso siempre, sus ratos a solas fueron cada vez más placenteros, sabiendo que cerca ya tenían vecinos, el grupo que se iba formando conociéndose de a poco, daba lindos momentos de mucho diálogo cuando se juntaban a matear o cenar en más de una oportunidad, pero la intriga de saber si alguien más estaría corriendo peligro, hambre o sed en las cercanías; era una pregunta habitual, la cual José no terminaba de digerir y más de una vez lo comentaba con preocupación. 

Como daba vuelta en cada conversación, la existencia de alimentos que a diario iban consumiendo sin saber cómo sería su futuro, las casas de casi todo el vecindario ya habían sido revisadas todas.

Lambda puso en práctica la producción de alimentos sembrados comenzaba lentamente a dar sus frutos, junto a Clavel la huerta estaba organizada.

Clavel junto a José comenzaron a recorrer la zona buscando perimetral desde el mar, por un lado, más los dos arroyos que la cercaban tanto al norte como al sur, desconociendo hasta donde llegaba el territorio campo adentro. La idea de recorrer la ría y saber que pasaba más allá daba vueltas a diario y después de mucho debate se decidió el viaje.

Después de una reunión y muchos consejos de que se cuiden, a  las cinco de la mañana de aquel primer domingo de octubre comenzó la travesía de Clavel y José, con el cuatriciclo y un pequeño remolque de dos ruedas que llevaban enganchado en su parte posterior con alimentos agua y combustible, el sol comenzaba a asomarse cuando a pocos metros de la ría norte emprendieron lentamente el camino, nada fácil, ya que no había ningún surco o sendero que los guiará, solo manteniendo la marcha sin alejarse de la costa de la ría que según Clavel era totalmente nueva, puesto que había pasado por esa zona, aseguraba que en ningún registro figura ese tipo de grieta donde las aguas de mar se internan dentro del campo tanta distancia, pero estaba convencida de que iría disminuyendo al ir alejándose del mar como ellos venían haciéndolo.

El terreno por donde circulaban era bastante incómodo para mantener un ritmo constante, los pozos y la vegetación que encontraban los hacía zigzaguear constantemente acercándose o retirándose de la ría, nada le impedía seguir lentamente hacia delante, hasta que en un momento y debajo de un frondoso árbol que encontraron en medio de la nada, pararon a la sombra para un corto descanso a no más de diez metros de la orilla, después de sentarse un poco y beber un poco de agua, Clavel se incorporó para caminar y ver en qué condiciones se encontraba la ría, su ancho y su profundidad era el síntoma que ella venía averiguando intentando estudiar que pasaba, su teoría de que estaban en una isla sonaba muy disparatada.

En más de una oportunidad hacía cuentas mentalmente y comentaba cuál debería ser la profundidad, sostenía que en algún momento se comenzaría a mezclar el agua de mar con alguna vertiente del terreno y estaba convencida de que no sería muy lejos, José observaba con detenimiento cada comentario. 

Centímetros antes de que la tierra se cortara para dar paso al agua se sentó, el calor de la pesada media mañana penetraba en la tierra y en sus cuerpos bañados de transpiración, a no más de dos metros hacia abajo, el agua parecía llamarla para refrescar, pero la profundidad, la hacía dudar en meterse, lo llamó a José y le comento que lo intentaría, que solo acercará la soga que traían en el vehículo por seguridad, que estaba convencida de bajar.

José dudó, ella no le permitió esa duda, casi le ordenó hacerlo mientras se quitaba parte de la ropa, José acercó el cuatriciclo, trabó una linga alrededor del árbol, ató la soga en el eje de las ruedas mientras ella agarrando la soga fue bajando lentamente hasta llegar al agua.

Apenas sus pies llegaron al fondo, soltó la soga, el nivel del agua no pasaba más de su cintura, no sabía cómo sería la profundidad si decidiera cruzar, volvió a agarrar la soga y lentamente lo intentó sin ningún problema, el agua seguía teniendo la misma altura centímetros más o menos, la frescura de la misma la hizo sentir muy bien, despacio fue cruzando hasta soltar la soga y dedicarse a flotar refrescándose en la cristalina agua que a esa altura se movía lentamente camino al mar, José no estaba muy convencido de verla largar la soga y se lo decía, pero ella no le hizo caso, trato de tranquilizarlo invitándolo a que bajara.

José antes de bajar se aseguró que todo lo que había prevenido en seguridad estuviera en condiciones y luego descendió sin problemas, el agua estaba a unos dos metros del nivel de la orilla, para él fue fácil llegar en dos tramos a sumergirse sin problemas ese refresco le vino muy bien a ambos, pero la incertidumbre seguía, la rareza del color del agua les llamó la atención, sumada a eso, el gusto, que no era ni el salado del mar, ni dulce como la de río, cosa que estuvieron deliberando mientras descansaban sumergidos  a pleno rayo del sol, sin alejarse mucho de la soga, que por su color amarillo la tenían siempre a la vista.

Hacían pie, cosa que los tranquilizó, por otro lado, la pregunta era porque esa profundidad, evidentemente en algún momento por ahí pasó mucha agua para llegar a esa profundidad de más de tres metros, o como decía Clavel en algún momento eso comenzaría a subir siguiendo el ritmo del mar, lo más seguro será seguir su rumbo a observar hasta dónde llega, si realmente se comunica con un río o simplemente como pensaban, gira haciendo de ese lugar donde ellos se encontraban habitando, una isla, que antes no existía, pero no la encontraban salda como la de mar, Clavel dijo que quizás por las vueltas que pego fue perdiendo salinidad, pero no los convencía esa explicación a ninguno de los dos. 

Después de un buen rato de refrescarse decidieron subir, comer algo y seguir viaje, a Clavel le costó subir un poco más de lo previsto, pero José lo hizo fácilmente y recogió la cuerda, previamente de refugiarse debajo del árbol para alimentarse y volverse a vestir para seguir camino.

José no podía sacarle los ojos de encima a Clavel, ella lo observo en más de una oportunidad, por lo que decidió insinuarse, ya que la atracción aparentemente era mutua, no se animaba a mencionarlo directamente, entonces comenzó a seducirlo esperando su reacción, se quitó la remera que tenía mojada pegada al cuerpo y la puso al sol para que se secará rápidamente, le cometo a él porque no hacia lo mismo, José observaba su bikini bicolor  con mucha atención y ella lo sabía,  pero le gustaba  ser mirada, desde que se conocieron, comenzada la tragedia y escaparon de Mar del plata siempre le había gustado.

Luego de un rato de descanso, emprendieron la marcha nuevamente, costear el río por el campo abierto no era nada difícil, el sol aún molestaba, la idea era acampar en algún lugar algo protegido, llegada la noche y por supuesto encontrar algo que los sacara de la incertidumbre, los saltos que daba el cuatriciclo por los desniveles del campo molestaban bastante y hacía que la recorrida fuera incómoda, pero las ganas de investigar los supera, así que siguieron camino por un buen rato hasta que sus cuerpos no aguantan más el calor, sumado al escape del motor y recargar combustible  deberían parar, volcar un nuevo bidón de nafta dentro del tanque, por lo tanto, decidieron aprovechando la sombra de unos álamos para descansar un poco y beber algo sin contar el dolor de cintura que tenían por los saltos del cuatriciclo en medio de un terreno totalmente salvaje.

Sus cuerpos estaban empapados de transpiración y luego de un breve descanso Clavel se fue a la orilla del río, para su sorpresa el mismo estaba mucho más elevado que anteriormente a simple vista, ya que, a no más de un metro de la superficie se encontraba el agua, su color ya era amarronado, por lo tanto, estarían cerca de  una bifurcación o laguna pensó, llamó a José para que se acercara y comenzó a bajar lentamente para verificar la profundidad y sus sedimentos, José le gritó que esperara, pero ella sin hacerle caso bajo rápidamente y se metió en el agua que ya tenía más profundidad, no hacía pie y comenzó a nadar intentando el nuevo refresco, mientras José protestaba a lo lejos.

Como un pez en el agua se sumergió para advertir su profundidad y anduvo de una orilla a la otra un buen rato, José más cauteloso, se metió solo para refrescarse un poco, un abrazo sorpresivo de ella que venía a su espalda lo hundió en el agua en un juego de seducción peligroso, del cual se dieron cuenta minutos más tarde cuando no encontraban la forma de salir, ya que esta vez no había ninguna soga que los ayudara y sin tener en cuenta que dé a poco la corriente los iba alejando del punto donde habían bajado.

Clavel entró en una crisis de desesperación intentando llegar con sus manos a elevarse para poder salir, pero todo era en vano, sus esfuerzos no eran suficientes y su cuerpo se dañaba con rasguños provocados en cada intento, José que se había alejado buscando una nueva salida, le gritaba que esperara, pero resultaba inútil, intento tras intento hasta que llegó a su lado y la abrazo muy fuerte mientras ella se largó en llanto decepcionada por no poder salir, solo dijo; estamos perdidos y por algunos instantes perdió el conocimiento, desvaneciéndose, muy pálida en los brazos de José, que seguía manteniendo la calma, buscando una salida con el agua al cuello y en mayor profundidad, la distancia a la tierra firme era superior a la que había donde bajaron.

José intentó despertarla para que volviera en sí, lo logró rápidamente y una vez abrazada de a poco llegó la calma, le sugirió subirla, que se posara en sus hombros e intentara salir, costó convencerla, no quería dejarlo, sin embargo, lo consiguió y después de varios intentos consiguió pararse en los hombros y salir con la ayuda de José que la levantó desde la planta de los pies hasta que logró apoyar una rodilla e incorporarse con mucho esfuerzo en una zona que parecía más baja que el resto.

Una vez arriba, fue en busca de la soga y el cuatriciclo, mientras José intentaba acercarse cada vez más a una zona elevada para intentar salir sin ayuda y tranquilizarla, varios metros más adelante lo consiguió con mucho esfuerzo, pero al subir se encontraba perdido, sin ver a Clavel en la cercanía. De lejos escucho los gritos de ella llamándolo, el cuatriciclo no arrancaba, Clavel con señas intentaba hacerle entender la dificultad, cansado, se sentó un poco y la espero, ella ya había comenzado a caminar lentamente, al llegar lo abrazó y le preguntó cómo estaba, si se había dado cuenta de lo que sucedía con el río, él dijo que le parecía que habían perdido el rumbo, ella le comento que no, simplemente el mismo comenzaba a girar como lo tenía previsto, simplemente eso estaba sucediendo, como le había comentado, si seguían su rumbo llegarían nuevamente al mar, lo único extraño era el cambio de agua, lo más probable sugirió, es que todo sea agua de mar, pero el movimiento fue tan brusco que el color se ensució con tierra en la gran tormenta, si no me equivoco vamos camino al mar nuevamente.

Después de un breve descanso, fueron caminando a buscar el vehículo para seguir viaje, no quedaba mucho tiempo de sol, deberían encontrar dónde pasar la noche en medio del campo sin nada ni nadie a su alrededor, minutos más tarde ya sobre ruedas continuaron el viaje costeando el río, hasta que cansados de andar decidieron parar un rato, a lo lejos divisaron una casa, parecía a simple vista una casa de estancia, o de un puestero como decía Clavel, demasiado para puestero comentaba José, pero todavía estaban lejos, decidieron seguir para investigar de qué se trataba, ya más cerca se encontraron con una dificultad, la casa no estaba tan lejos, simplemente estaba  del otro lado del río. Intercambiaron algunas dudas de cómo, o que hacer y decidieron cruzar e intentar saber de qué se trataba, el agua parecía mantener el nivel bajo, no obstante estaba muy debajo de donde se encontraban, bajar no les costaría mucho, el problema era cómo subir nuevamente en la orilla contraria, José no quería arriesgarse a cometer un error peligroso, Clavel insistió tanto que lo hicieron, con la condición de que si no podían subir regresarían donde dejarían la soga, minutos más tarde ella bajaba lentamente y al tocar el fondo el agua no pasaba de su cintura cruzo lentamente y fue buscando por dónde subir, todo parecía imposible a sus pasos, pero metros más adelante por obra y gracias de la naturaleza encontró un hueco que trepándolo como si fuera un desagüe, la llevo a la superficie sin mucho esfuerzo, solo algunos rasguños en brazos y en las piernas, se sentó arriba, llamándolo a José para que cruzara y se animó, minutos más tarde los dos se abrazaban contentos de poder cruzar.

Se sentaron y decidieron investigar que había en la casa que venían observando, a simple vista parecía no estar habitada, pero en poco tiempo dos perros se acercaron, primero ladrándoles, enseguida se dejaron acariciar, creo que los cuatro sentían la misma sensación de encontrarse con alguien más, rápidamente los cuatro fueron camino a la casa con los perros como guías, los dos machos, uno bastante deteriorado y el segundo parecida un cachorro juguetón que no dejo de dar saltos de alegría moviendo su cola.

De lejos la casa parecía abandonada, pero no era así, estaba abierta, con todas las cosas en su lugar, parecía la casa de un puestero, probablemente, no había nada a la vista que mostrara algún habitante en la cercanía, sino que los mismos, como había pasado en otros lados, abandonaron el lugar, Clavel reviso las alacenas, había algo de comestible, así que decidieron comer y descansar esa noche para luego seguir viaje.  

José controló si había agua en la casa y para su asombro, se encontró con el tanque australiano lleno, al igual que el tanque superior de la casa, por lo tanto, aprovecharon la ducha.

José se mostraba aún un poco tímido en ciertas reacciones, cosa que Clavel venía advirtiendo desde que lo conoció y cada vez que lo miraba no encontraba el motivo de su comportamiento, no obstante en aquella mullida cama en la casa de campo le   tapo la boca con sus labios al terminar de desnudarse por completo se encargó de  un encuentro único del cual con el correr del tiempo nunca se olvidarán, aquella noche la casa fue protagonista de un largo recorrido donde los besos y la unión de cuerpos fueron el momento más buscado por ambos, donde solo el goce y el disfrute estallaron en la soledad.

Clavel ante el apuro de José que debido a la excitación estaba a punto de perder el control, metió la mano en la mochila, en segundos mordió el envase del preservativo, lentamente dejó que la besara, luego él escuchando sus dulces palabras hizo lo mismo, minutos más tarde en una forma de comunicación inigualable sin control se unieron en una poesía bella y pura hasta que ella en un grito dejó todo su cuerpo y alma al descubierto gritándole que no se olvidara de ese momento.

Él siguió besándola mientras la llevaba hacia el tanque australiano con ella colgada de su cuello hasta desplomarse juntos dentro del agua para terminar abrazados en un beso interminable donde todo comenzó nuevamente, como un bello juego sin final, donde los dos disfrutaban sin prisa recorriéndose cuerpo a cuerpo en un laberinto de sensaciones que los llevó a un juego de seducción interminable, donde la ternura de a ratos se convertía en agresión y las palabras y las caricias pasaban a la brutal obscenidad sin límites, hasta que el cansancio los fue venciendo, abrazados ya en la cama, se quedaron dormidos, siendo solo uno en la inmensa habitación de campo.

Olvidándose de todo y de todos, especialmente de quienes los esperaban a distancia, pero el sueño pudo más, recién después de un largo rato tomaron conciencia que deberían seguir viaje lo antes posible, cosa que decidieron hacer al amanecer, apenas comenzará a despuntar la claridad para intentar llegar ese mismo día a reunirse con sus amigos.

Esa noche de caricias y abrazos a la luz de la noche que entraba por la ventana fue inolvidable,  entre abrazos y mimos sin dormir mucho, apenas una pequeña línea de claridad entro desde el exterior, ella preparó el mate alimentando el fuego que había quedado en brasas para compartir unos mates previos seguir viaje, en la cocina recordó con mucha felicidad el encuentro con José, su rostro sonrió de alegría, comenzó a cebar el mate camino a la habitación para despertarlo, deseándole un buen día.

Día de largo camino a casa, aún desconocido, José se incorporó y la abrazo muy tiernamente como acunándola sobre sus brazos le dijo que se había detenido en ella desde que el primer momento que se encontraron.

Minutos más tarde giraron abrazados nuevamente sobre la cama, dejando de lado el mate que cayó al suelo, al igual que la pava derramándose sobre el piso en un encuentro único y mucho más sensual que el de horas atrás, el sol comenzó a entrar por la ventana y entre besos decidieron retomar el viaje.  Cruzaron en busca del cuatriciclo, seguidos por los dos perros comenzaron el viaje de regreso.

El sol comenzó a pegar cada vez más fuerte con el correr de la mañana, el río se ensanchaba y se angostaba a su paso, luego de algunas horas de camino decidieron parar, los perros estaban sedientos, igual que ellos y cansados de tanto calor, aunque venían los dos sentados en el pequeño remolque del cuatriciclo, al parar, ella no dudo en intentar meterse en el agua, con mucho cuidado, ya con la soga como guía bajó lentamente, para su asombro se dio cuenta de que ya no hacía pie como lo venía haciendo anteriormente y mirando hacia adelante, comprendió todo, un pequeño arroyo llegaba de la dirección perpendicular al mar , camino hasta el mismo y ahí encontró el agua dulce que llegaba ,vaya a saber desde que distancia, tiempo de recorrerlo  no había, pero así comprendieron la mezcla de las aguas, se refrescaron y ella continuo con la teoría que venía sosteniendo, que se había formado una isla y si seguían camino llegarían al mar como estaba previsto, José la escuchaba sentado en la orilla mientras ella les contaba casi a los gritos su teoría, su cuerpo jugaba con el agua y con gran habilidad danzaba desplazándose mientras lo invitaba a bajar contándole lo hermoso que estaba el agua.

El sol casi perpendicular reflejaba su cuerpo con mucho brillo, la abrazó, apenas la tuvo a su lado, ella lo besó hundiéndolo para juntos jugar un poco, disfrutando de su conexión que iba creciendo minuto a minuto entre ellos como una mágica novela de amor que jamás hubieran pensado vivir días atrás.

Los perros los miraban desde la orilla, ladraban como queriendo jugar con ellos, José intento que bajaran, pero fue sin éxito, posteriormente de un lindo rato ambos subieron y decidieron seguir camino mientras sus cuerpos se secaban al sol, ellos en medio del campo no tenían nada como para protegerse, buscaban una arboleda, nada había a la vista como para poder descansar debajo ella, y sentados al lado de la pequeña sombra que daba el cuatriciclo descansaron un poco de tanto calor y siguieron viaje costeando la ría hasta que la tarde comenzó a caer y una pequeña brisa los comenzó a acompañar.

El sol comenzaba a escaparse entre las nubes, pero el calor no cesaba, la brisa caliente se tornaba insoportable, ella le sugirió refrescarse, y bajaron despacio al agua a descansar un poco, para intentar luego seguir viaje después de un buen chapuzón en las frescas aguas amarronadas pero saladas como de mar, ya que a esa altura solo agua salada circulaba, eso les advirtió que no muy lejos encontraría la costa del mar.

El cuatriciclo metros más adelante de seguir camino se quedó sin combustible, la única opción fue seguir caminando, luego de muchos insultos y bronca acumulada, comenzaron con lo mínimo indispensable la caminata sin apartarse de la orilla, metro a metro, el camino se fue haciendo cada vez más pesado. La noche se acercaba lentamente, pero ya no había marcha atrás, a lo lejos y sobre la margen de la ría, un conjunto de árboles los esperaba, entre pasos y una que otra palabra fueron decidiendo quedarse en ese lugar a pasar la noche, la comida que tenían ya se había terminado y solo la esperanza de encontrarse cerca del mar los mantenía con fuerzas para seguir adelante. 

Sus cuerpos estaban dañados por algunos golpes de subir y bajar del río sumado a eso la piel quemada por el intenso sol, más el calor de esos días, fue el límite para un descanso al llegar a los dos árboles pararon, cosa que no dudaron en hacer apenas se sentaron a su amparo, la noche llegaba rápidamente acompañada de mucha nubosidad y de lejos los relámpagos anuncian pronto una nueva tormenta que en principio les daría un alivio si pasaba rápido, como para luego al amanecer seguir camino a casa.

 

 

 

Benni tomando un poco de fresco en la puerta de la casa, anunciaba una fuerte tormenta por cómo se precipitaba cada vez más seguidos y de qué forma los rayos con

ligera continuidad de los mismos, él le dio la razón acotando que no le gustaba nada la forma que la tormenta iba acercando, creyeron correcto avisarles a sus vecinos antes de que fuera más tarde, pero la preocupación más grande era dónde y cómo estarían José y Clavel, la preocupación se extendió entre todos, nada podían hacer, decidieron ir cada uno dentro de su casa, cuando las primeras gotas comenzaron a mojar las calientes calles que conservaban el calor del día con alta temperatura.

Los rayos dibujaban el cielo constantemente seguido de truenos que asustaban, la preocupación crecía en ambos grupos. José y Clavel se escondían debajo del único reparo en medios de la nada, un pequeño conjunto de árboles en plena soledad, acostados en el piso bajo la arboleda cuando las primeras gotas comenzaban a caer en la solitaria noche, el temor rondaba, sin embargo, el abrazo era el único alivio en medio de la oscura noche.

Las horas fueron interminables hasta el primer resplandor del día, la lluvia no dejó de castigar en ningún momento, ya empapados por las ráfagas de viento que sacudían la copa de los árboles, con un brusco cambio de temperatura decidieron seguir camino suponiendo que no estaban muy lejos del grupo que los esperaba con gran preocupación.

Con el correr de los minutos de la mañana, el día abrió, el cielo se terminó presentado limpio, ninguna nube se divisaba a la vista, pero el clima era otro, el fresco de la brisa se sentía en los cuerpos notablemente, el frío había llegado de un día para el otro sin previo aviso, ambos estaban totalmente desabrigados, sentían ese frío en todo su cuerpo, les costaba seguir adelante, pero con esfuerzo lentamente buscaban ya sin ninguna carga la salida hacia delante, ni agua ni provisiones, caminar como podían buscando el regreso.

Después de una loma que costó mucho subir, al llegar a su punto máximo para comenzar el descenso, ante su vista se encontraron con la inmensidad del mar y una extensa playa, se abrazaron, acelerando el paso en minutos tocaron la arena, se mojaron los pies con mucha alegría, girando a su derecha seguro encontrarán los amigos y su casa, los perros al verlos tan felices le comenzaron a ladrar y ellos los acariciaban muy felices, e calor de esos dos peros fue los que los mantuvo mejor durante esa larga noche.

 

No tenían mucha idea de a qué distancia se encontraban, se sentaron un rato en la arena, pero el frío era superior a lo esperado y una suave brisa los comenzó a acompañar al caminar, Clavel decidió sentarse ya no podía caminar más, fue muy categórica al decirlo, le pedía a él que siguiera, una vez que encontrará a los amigos vendrían por ella.

 

Él descansó unos minutos y comenzó a caminar, no sabía a cuanto estaba de distancia, solo que debería caminar hasta encontrar sus amigos, con ella se quedaron los dos perros dándole calor.

 

Una hora más tarde, agotado de caminar, decidió sentarse un poco, el frío le molestaba minuto a minuto cada vez más y el cansancio era mayor. En el pueblo las cosas seguían casi normalmente, pero la preocupación crecía y cada mañana y tarde Ceniza salía a correr por la playa hacia un lado, por la mañana al opuesto, por la tarde, en busca de algún indicio que los llevará hacia ellos, ese día la magia del destino quiso que sucediera y minutos después de que José se sentara a descansar un poco, los gritos de Ceniza hicieron que se pare de alegría, en menos de lo pensado, Ceniza lo abrazaba y él se desplomó, su cuerpo ya no daba más, pero estaba bien, ella lo alentó, lo abrigó con la campera que traía y lo masajeó para que entrara en calor, le pedía que le contara qué había pasado, sus labios quemados como parte de su cuerpo decían todo, solo decía salven a Clavel, en minutos se despejó el cielo milagrosamente y el sol los iluminó salvándose en el momento más duro. Ceniza no descartó nada de lo comentado, le dijo que siguiera siempre al sol, que ella volvería lo más rápido posible y salió corriendo rápidamente.

 

La distancia que separaba a José del pueblo, Ceniza, la hizo sin problemas a una gran velocidad, buscando a Benni y en lo posible más ayuda.

Clavel quedó con los perros a la espera, de a poco se incorporó y comenzó a caminar aprovechando el sol, camino, pero no aflojo, tenía confianza en el pronto regreso de José.

 

En un momento le pareció escuchar que la llamaban, contenta miro a ver quién llegaba, pero nadie veía acercarse del norte, desde donde deberían llegar, segundos más tardes escucho otro llamado y miró nuevamente hacia todos lados, esta vez en el mar, a no muchos metros de la costa dos personas sobre un semirrígido llamaban, hacían señas con desesperación, les hizo señas y sin pensar en su cansancio saco fuerzas nuevamente y  nadó a su encuentro, fue difícil detener el semirrígido, el mismo ya estaba semidestruido, flotaba de casualidad, adentro y sin fuerzas se encontraba una pareja a la búsqueda de ser rescatada, como pudo con lo último la fuerza que le quedaba, los trajo a la orilla, hasta que consiguieron bajar, con la ayuda de ella acostarse en la playa dejando el bote a la deriva.

 

Mientras del lado Norte ya se acercaba Benni y Ceniza que fueron las primeras que encontró, Benni agarro la camioneta, Ceniza el maletín de primeros auxilios, mantas y frazadas por el frío, Lambda montó rápidamente el cuatriciclo y salió minutos más tarde detrás de ellas. Apenas llegaron donde estaba José, lo abrigaron rápidamente y siguieron camino, en menos de lo pensado llegaron al lado de Clavel y la abrazaron fuertemente, con la sorpresa de sos personas más que estaban en peores condiciones y los perros que ladraban y daban vueltas de alegría como comprendiendo todo,

Ese día de otoño fue muy complejo, desde la llegada de Clavel y José con quienes queríamos hablar mucho, pero primero conseguir que estuvieran bien físicamente, hasta el encuentro con dos personas más que trasladaron a su casa sin saber quiénes eran ni cómo se llamaban, ni cómo ni de donde habían llegado.

 

Unos días después, reunidos en casa de Ceniza, mientras tomaban unos mates, todos reunidos en el fondo de la misma, donde un hermoso quincho hacía últimamente como sala de reuniones, se presentaron todos formalmente con los nuevos integrantes, un día totalmente horrible, donde el viento no dejaba de castigarlos y con una temperatura muy baja, que los mantenía muy abrigados a todos, reunidos alrededor de un hermoso fuego, Roberto era un profesor de gimnasia que en su ciudad natal Miramar, trabajaba como guarda vida, fuera de temporada era empleado en un gimnasio de la nombrada ciudad, le gustaban mucho los deportes náuticos, cuando la ciudad comenzó a incendiarse decidió retirase al mar buscando salvarse del horrible clima.

La inundación comenzó destruyendo la avenida costanera, como pudo cargo alimentos, algo de agua y se largó con un bote a la deriva con mucho temor, quedando alejado de la ciudad a la suerte de las corrientes que lo fueron llevando, con sus primeros 30 años y solo, pensó que estaba viviendo sus últimas horas, cuando vio sobrevolar sobre él un parapente a motor que poco a poco perdía altura, el parapente venía ya sin combustible e intentando seguir camino con el viento hasta que no pudo más y se lanzó al mar.

 

Viviana, una joven de la zona de Chapadmalal que solo estaba haciendo deportes cuando la tormenta la introdujo mar adentro, del cual intento salir girando, pero el viento más el motor no la dejaron, anduvo un tiempo sobre la costa hasta que se lanzó al agua a metros de Roberto.

Viviana tiene 35 años, trabajaba como camarera en el complejo turístico de Chapadmalal, en sus horas libres se entrenaba deportivamente, vivía con sus padres a dos cuadras de la estación, a trabajar iba y venía en bicicleta contó, no sabe cuánto tiempo anduvieron a la deriva, únicamente contaron que hicieron tierra unos días en Mar Chiquita lugar que ambos conocían, llenaron de provisiones el semirrígido y decidieron seguir al norte buscando algún lugar seguro, pero las últimas tormentas terminaron con sus ilusiones y todo lo que llevaban, más el motor y la vela que habían conseguido la última vez que pararon en un lugar donde las llamas no dejaron nada.

Ellos creen que estaban cerca de Gesell porque les pareció ver los restos de un faro recostado sobre la arena, Roberto asegura que era el Querandí. Después de una larga charla donde le contaron cada uno su experiencia y como se fueron reuniendo, decidieron dónde vivir, cada uno tenía esa opción, siempre, según el reglamento que se había redactado, era poco el tiempo de conocimiento entre ellos, pero ya alguna afinidad había entre los miembros.

 

Él y Benni ya tenían su casa con el número uno, así las denominan, Lambda y Betta vivían en la numero dos, José y Clavel al regreso del viaje decidieron ocupar una casa, la tres, al lado de Ceniza que decidió vivir solo en la cuarta casa, y en la quinta, Roberto y Viviana.

José y Clavel, una noche, pasados varios días, invitaron a todos a su casa para contarles en detalle lo que habían visto en el viaje, y en qué situación se encontraban, ella preparó unos dibujos para explicar cómo esa porción de tierra, se había convertido en una isla.

 

Si todo se daba como suponía, con el tiempo se separaría cada vez más, debido a la erosión que el agua venía generando en cada pleamar, ya que la distancia de orilla a orilla se estaba acrecentando con rapidez dada las condiciones del suelo arenoso, si todos estaban de acuerdo, ella seguiría controlando el ancho de la ría para ver si se movía ese pedazo de tierra donde ellos se encontraban, que podía haber dos posibilidades, separarse del resto del continente, mucho más, o mantenerse, cosa que dudaba.

 

Actualmente, estaban rodeados por agua de mar y una pequeña vertiente de agua dulce, lo que suponía podía suceder o no, pero de moverse quedarían aislados del resto del continente, por lo cual deberían organizarse especialmente en la parte que corresponde a los alimentos, mostró un mapa con el recorrido, en el cual solo encontraron los dos perros que trajeron, los cuales terminaron cruzando alzándolos como dos bebés, ya que no se animaban a hacerlo solos.

 

Cerca de la ruta once encontraron plantación de soja y trigo como para tener en cuenta, pero rastros de otras personas no encontraron ninguno. José comentó que la indicación de vivir cerca y sobre la misma vereda en lo posible, no era un capricho, como le había sugerido Benni, sino que, previendo la falta de energía, él pensaba hacer una zona de paneles más grandes, buscando más por la ciudad o lo que queda de la misma, así estar todas las casas con energía, que deberían cuidar y tenía en vista cómo calentar agua en tanques solares, solo necesitaba ayuda de todos para bajarlos y volver a instalarlos.

 

Los días comenzaron a pasar con total normalidad, las reuniones se hacían una vez a la semana, el trabajo comunitario comenzó a funcionar de a poco cada día mejor, pero el clima no daba tregua, primero fue el terrible calor que no les daba respiro y ahora el frío sumado al viento era realmente insoportable. El frio parecía no ceder,  cada día más intenso los fue alejando de todo tipo de tareas al aire libre, la convivencia costo, poco a poco se logró, no así la incertidumbre de qué pasaría, especulaciones de si eran los únicos o cerca había más gente era un comentario que rondaba constantemente, pero salir a buscar respuesta era imposible, los días pasaban, las semanas y hasta los meses, la preocupación al desabastecimiento por más cuidado que tuvieran con el paso de los días crecía.                                                            

                                             

Tres meses terribles de frío, viento, lluvia y hasta nieve, cosa que nunca se había visto, para algunos fueron casi insostenibles, superar la ausencia de tecnología, costo muchísimo, durante mucho tiempo más de uno anduvo con un celular en la mano, ni siquiera propio y hasta descargado, la falta de computadoras, teléfonos y por ende redes sociales produjo cierta bronca acumulada que llevo su tiempo acostumbrarse a la nueva vida.

 

Para comunicarse tenían que caminar de una casa a la otra y decirlo personalmente, las únicas distracciones audiovisuales que teníamos fueron los casetes que encontró José, aparentemente de un coleccionista de VHF donde se juntaban en más de oportunidad a ver viejas películas que muchos recordaban, pero los jóvenes no tenían la menos idea de su existencia, lo importante de cada reunión fue el debate que luego se realizaba donde contaban cosas que muchos no conocían.

 

La lectura volvió a ocupar lugar en las páginas de papel, lugar que había perdido. Betta comenzó a escribir una historia de relatos donde incluían su paso por el delta  y en otras provincias, contando como[OH1]  era cada rincón de este país, con la idea de que nuevas generaciones supieran el día que los no estuvieron más, que fue de nuestro país y como llegaron aquí, la complicidad de ambos con Benni que conocía muy bien el delta y era colega de Lambda los hizo estar mucho tiempo juntos, el problema climático que ellos venían denunciando hace años hoy lo estaban viviendo y el pensar en cómo solucionar los problemas más básicos para una mejor calidad de vida lo conversaban a diario.

Roberto y José discutían mucho el tema de las energías renovables y estaban dispuestos a que se utilizaran para que todo sea diferente desde el comienzo, el tratamiento de los residuos fue un tema del cual Viviana se encargó de que cada casa hiciera todo de una manera quizás diferente a lo que había sido su costumbre anterior pero conversando y concientizando de a poco lo fue consiguiendo.

 

El frío era muy intenso, ya no había más ropa para ponerse sobre el cuerpo, las mantas sobre las camas ya no alcanzaban, la bolsas de agua caliente para muchos olvidadas  se buscaron, se encontraron y se usaron, pero de a poco, lentamente, todo fue calmando, como a su vez, los fue llevando a saber cómo y qué debían hacer si seguían, sabiendo que el clima ya era diferente, pasaron de un calor extremo a un frío nunca antes sentido de esa manera en esa zona, sin previa temporada de otoño o primavera.

José, en más de una oportunidad fue en busca de leña, la poda de árboles los salvó en más de una noche, pero no era la solución, la discusión por destruir la naturaleza se había convertido en una rivalidad con amplias discusiones, enfrentándose en dos grupos, los que estaban a favor y los que defendían la naturaleza extremadamente, subsanar esas diferencias llevo tiempo, pero al ir mejorando el clima quedó solucionado. Un proyecto con energía solar o eólica para el nuevo invierno estaba en estudio, reuniendo todo lo encontrado, era posible realizarlo.

 

En la reunión en casa de José y Clavel, una tarde de mates y torta frita, la noticia de que serían padres alegró a todo el grupo, Clavel tenía un poco de miedo, lo comento, Ceniza se puso rápidamente a su disposición para que todo saliera bien y controlar el embarazo, los recursos eran muy escasos, por lo tanto, el cuidado era primordial.

Ceniza y lambda después de una larga conversación y con el acuerdo de Betta entre las tres después de una gran recorrida en bicicleta revisando casa, terminaron armando un consultorio en la casa de Ceniza bastante equipado para que ella ahí atediara la salud de todos y pudiera realizar el parto que sabían que pronto sucedería.

 

Viviana y Roberto anunciaron su noviazgo, contándoles que la única que lo sabía era Clavel, todo se festejó, aunque la preocupación de la mercadería en depósito de alimentos era una preocupación que debían resolver, como el volver a las rías para ver el comportamiento del mar, si era como Clavel suponía o estaba errada y quizás sucediera lo contrario u otra cosa nueva que no sabían ni podrían imaginar.

El nivel del mar que controlaba a diario Benni, no había sufrido novedades en los últimos tiempos, pero vigilar la costa era necesario, para saber si seguían ellos, o alguien más los buscaba o llegaba.

La vida continuaba, pero la prioridad número uno era alimentaria, por lo tanto, decidieron hacer una salida con todos los riegos estudiados para visitar localidades cercanas, ya que todos conocían muy bien San bernardo, que por lógica cruzando la ría hacia el norte encontraría esa localidad, como resultado Viviana y Roberto se propusieron para dicha tarea, la cual organizaron entre todos, teniendo en cuenta que a los cuatro o cinco días como máximo, debían estar ahí para volver a cruzar, con el compromiso de Ceniza que diariamente, mañana y tarde se acercaría hasta dicho lugar por si regresaban antes.

 

El horario de todo en principio muchos habían olvidado, ya que estaban acostumbrados a mirar la hora en un celular que ya no tenían, volvió a funcionar con los relojes pulseras a cuerda que ya cada uno tenía de revisar las casas del pueblo, así también como la fecha y los días de semana que Benni nunca dejo de anotar, contar y saber.

Contarían con un cuatriciclo para acercarse al sitio más cercano urbanizado, y estudiarían el panorama, volviendo al punto de origen con algún vehículo donde cargaron mercadería si la encontraban. 

 

 

Antes de partir, él preguntó al grupo.

 _ Qué pasa si llegan, el sitio es mejor que este, nos quedamos aquí o nos vamos todo para allá.

Ceniza dijo que estaba pensando lo mismo, pero confiaba en su determinación y de acuerdo a lo que contarán al regreso tomarían en conjunto una decisión.

Según anotaciones de Benni que llevaba junto a la información que a diario traía Ceniza, la hora indicada para cruzar era entre las 5 y las 6 de la mañana.

Después de escucharlos, Ceniza pidió la palabra, habían comentado todos algo y hasta involucrado en el control de la marea, pero, ella se oponía.

Benni le preguntó por qué?

 

Ceniza dijo; San bernardo es una continuidad de dónde nos encontramos,  no hace falta días para recorrer, con encontrar los puntos fundamentales de supermercado y locales de alimentos, basta, con recorrer unas cuadras, pronto sabremos si vive alguien o no, para lo cual eso se hace en auto que seguramente hay más de uno, no es una expedición de días, yo diría que a lo sumo en dos debemos saber qué pasa o que paso y estar de regreso, el cruce lo hacemos nadando, si sabemos a qué hora podemos cruzar hasta casi caminado, vayamos cuatro y en el día quizás estemos de regreso o por lo menos cruce uno y avise que pasa, sinceramente no sé cómo no lo hicimos antes, propongo mañana mismo a las 6 de la mañana ir hasta la ría y cruzar, voy con Viviana y Roberto y si quiere venir alguien mejor.

 

Él apoyó la moción diciendo que también iría, Benni le pidió que se quedara y automáticamente José dijo - Voy yo. Lambda quería ir con ellos pero después de conversarlos con él desistió, el análisis de que ahí estaban bien y que dejara a los más jóvenes esas tareas con riesgo era bastante lógica, ella lo miro preguntándole si la veía o seria vieja y Betta sonrió diciendo que nuestro trabajo es mejor organizar acá y acompáñalos en la logística no en la aventura, eso ya lo hicimos, estamos más que conformes de estar aquí y a salvo, Benni la miro y le dijo que tenía razón.

Aprobada la moción con algún intercambio de opiniones, cada uno se fue a su casa, quedando en encontrarse por la mañana después de las 4 a desayunar y partir con la 4 x 4, él los llevaría.

 

A las 4 de la mañana todos se reunieron a tomar unos mates y comer unas tortas fritas después de una linda charla, la camioneta se puso en marcha y sabiendo ya, bien el recorrido por donde se bajaba mejor a la playa, en menos de media hora estaban en la ría. Cruzar no era tan fácil como conversar, estando al lado de la ría se dieron cuenta, lo único positivo era el clima, al no hacer frío, mojarse no era inconveniente. La ría estaba cada vas más ancha, y la otra orilla, a simple vista se veía bastante lejana.

Roberto había cargado unas bolsas de nylon para llenar con mercadería, abrió una y puso su ropa en ella junto a sus zapatillas y pidió que hicieran lo mismo, los que se animaran a cruzar, las cosas ya se complicaban, debían cruzar nadando en una ría que tenía su propia fuerza, sumado a la bolsa no era fácil. Ceniza, se sumó a la expedición a último momento, dijo que ella cruzaría, metió su ropa dentro de una bolsa, dejó el calzado en la camioneta, su buzo y el pantalón y cruzó nadando, cosa que no le fue nada fácil, en un momento pensé que volvía, pero lo consiguió, así lo fueron haciendo luego el resto, las garras de Ceniza antes la adversidad los motivaba siempre a todos y el tema del cuerpo y la desnudes ya después de tanto conversarlo, quedo olvidado, de nuestra vida pasada.

 

Mientras él los miraba con algo de temor, hasta que los vio caminar por la playa lentamente hacia el norte, hasta perderlo de vista.

Benni se encontraba reunida con Clavel y Lambda planeando el festejo de cumpleaños de Viviana, que en días cumplía 36, comentando que comprendía que para los que habían perdido su familia era muy duro, por lo tanto, festejarlo debería ser emotivo y contenedor, ya que ahora somos todos una gran familia, seguramente se podrá ir agrandando con mucha felicidad, pero es importante la unión de todos y sobre todo, siempre decir lo que cada uno piensa así, nos iremos conociendo día tras día cada vez más.

 

Aquella mañana aprovecharon que él las podía acompañar con la camioneta, lo que tenían conversado, quizás lo podían realizar, Lambda había comentado algo de un vivero que tenía sobres con semillas y querían saber qué había, Benni tenía muy claro el tema de siembra ya que en Paranacito tenía un emprendimiento, después de conversar un rato él recordó dónde estaba ese lugar y sabía de otro, así que allá fueron sin suponerlo más.

No era lejos y en ambos encontraron los sobres que buscaban con una linda variedad de semillas para sembrar, encontraron protección para tener en cuenta luego y cubrir el cultivo y hasta una máquina para trabajar la tierra que cargaron en la camioneta, uno de los viveros contaba también con bibliografía sobre el cultivo, así que todo fue bienvenido sobre la caja del vehículo, solamente faltaba determinar dónde lo harían, para lo cual debían estudiar bien qué, cómo y dónde, sitio les sobraba, pero querían hacerlo para que produzca y rinda para la alimentación de todos.

 

Mientras tanto por la pequeña playa de San Bernardo caminaban lentamente mirando como el mar ya había destruido la primera manzana de ese hermoso balneario, lo que en algún momento fue la avenida principal, hoy  solamente  quedaba reducida a no más de dos cuadras, el resto era escombro y casas derrumbadas sobre arena mezclada con tierra, pero el mar en ese momento se había retirado aguas adentro más de cien metros, todo era muy triste y extraño, igual que en lo que quedo de mar de ajo, lo más raro era el ancho de la ría que seguía alejando esa parte cada vez más y  más.

 

Ceniza y José se fueron en una camioneta camino al norte a juntar todo lo que encontrarán de utilidad, Roberto con Viviana agarraron otra y comenzaron a recorrer la zona desde la costa hacia la ruta en sus primeras cinco o seis manzanas, la soledad era realmente terrible y ver las casas en las condiciones que se encontraban como saqueadas en su totalidad, el estado de ese balneario estaba en peores condiciones que donde ellos se encontraban, la pregunta de qué pasó, qué sucedió, el porqué, se cruzaba a cada cuadra, a cada paso, pero sin respuesta.

 

Las estaciones de servicio tenían combustible en sus tanques, eso fue una de las primeras cosas que revisaron, en los supermercados todavía quedaba comestible que les podía ser de utilidad. Ceniza quiso seguir más al norte, tenía cierto presentimiento y varios kilómetros más adelante lo confirmó, al llegar a lo que era la avenida Sarmiento en Aguas verdes la avenida no existía más y en su lugar entre la costa y la ruta once, ahora  pasaba una ría mucho más ancha de la que cruzaron para llegar a ese lugar y entre ese lugar y el norte de San Bernardo ya no existe playa, sino un acantilado similar al que existía o existe entre Mar del Plata y Miramar, evidentemente toda está cambiando demasiado, el planeta toma un rumbo por ahora desconocido.

 

De regreso fueron juntando todo lo que de utilidad les parecía bien, esperando encontrar a los amigos en la esquina indicada, había transcurrido un largo día y a las cinco de la tarde era la hora fijada para determinar que hacían, por lo pronto ellos habían pensado regresar, ya que más no podían cargar y podrían regresar otro día. Ya la tarde comenzaba a caer y una fresca brisa comenzaba a molestar, no era frío, pero si seguían esperando deberían buscar algún abrigo.

 

Por otro lado, Roberto y Viviana con el auto lleno de cosas habían decidido parar a descansar un poco, en las afueras del centro, donde una mansión de varias habitaciones estaba abierta y de la cual agarraron ropa, encontraron joyas y hasta dinero, el entusiasmo se transformó en un robo sin sentido, donde terminaron usando la casa en todas sus comodidades,  todo comenzó sexualmente por mutua atracción de pareja y terminó en un descontrol de bebidas alcohólicas que encontraron, bebiendo en exageración hasta quedarse totalmente ebrios y dormidos en la habitación principal sin importarles nada más, olvidándose de para qué y porqué estaban ahí.

 

Ceniza y José comenzaron a preocuparse y después de un buen rato decidieron dar una vuelta, pero no tenían la menor idea de por dónde podría encontrarlos, recorrieron varias calles, autos había en varios lados, era una búsqueda sin sentido, comentó Ceniza con cierto enojo y decidieron volver, sabiendo que quizás del otro lado los estuvieran esperando. 

 

El sol comenzaba a retirarse y con la última claridad Benni y él con la camioneta los esperaba a metros de la ría, en los pocos metros de playa que quedaba, era una hora fijada, si no llegaban rápido debían retirarse, el mar cubriría la playa por completo en poco tiempo, y no podrían salir, la ría se pondría muy peligrosa y no podrían cruzar hasta la nueva bajante. Ceniza sabía que podría suceder eso y se apuraron lo más que pudieron en llegar al encuentro, se llegaron a ver, pero ya era tarde, con señas quedaron en encontrarse en la próxima bajante, de ambos lados se retiraron a lugares más seguros, por la mañana se encontrarían para cruzar.

 

Costo regresar a la casa, ya no quedaba casi nada de playa, dos de las ruedas ya circulaban sobre el agua, la noche llegaba rápidamente con mucho viento y algo de fresco nuevamente, pero llegaron bien, minutos más tarde vinieron a ver qué había sucedido, les contaron y cada uno volvió a su hogar antes de que llegara la posible tormenta, el cielo amenazaba y el viento era minuto a minuto más intenso.

Benni preparó la cena mientras él se bañaba para quitarse un poco el frío, luego lo hizo ella y bastante más abrigados de lo normal de esos días, se quedaron escuchando algo de música bebiendo un poco de bebida blanca, para entrar en calor.

 

En los últimos tiempos la pasión que los unía al comienzo se había diluido, la llegada de nuevos habitantes, el compartir de cada día con ellos largas horas había cambiado su rutina por completo, también fue cambiando su vestimenta y costumbres, él se fue adaptando fácilmente como algo normal, pero ella protestaba, se sentía invadida por los demás en su intimidad o juzgada por algún comentario, en más de una oportunidad decidió mantener la boca cerrada para no discutir, pero ya estaba un poco cansada de cierta formalidad que ella no compartía en lo mínimo, después de tantos años haciendo siempre lo que quiso, actualmente se sentía cada vez más incómoda.

Esa noche aprovecho a decirle todo, marcando punto por punto sus diferencias con algunos de ellos, comentando finalmente que, si no cambiaban todo un poco, ella quería mudarse un poco más alejado del resto.

 

Él no supo qué decirle, después de un largo silencio comento que en algunas cosas tenía razón, pero le parecería una locura irse solos, como al comienzo, Benni refuto enseguida que habían estado meses solos, y no habían tenido ningún problema, solo necesitaba privacidad y ahí no la tenían, esa casa parecía la sede del club y eso ya la había cansado, el viento seguía azotando la casa con ráfagas de lluvia muy intensa, decidieron acostarse y descansar, él la abrazo muy fuerte, se quedaron profundamente dormidos.

 

Roberto y Viviana, perdidos en la noche bajo la tormenta, no tuvieron opción, al despertarse, la única salida fue quedarse donde se encontraban esperando que pasara la tormenta, a oscuras y sin conocer bien el lugar donde estaban, nada fue fácil, comieron lo que encontraron y tomaron más alcohol nuevamente, especialmente Viviana que término vomitando descompuesta, después de volver a tener una vez más sexo desenfrenado sin ningún tipo de cuidado.

 

A la mañana siguiente el sol salió, sin ninguna nube que lo molestaba, la temperatura era ideal y una suave brisa corría, Ceniza y José se fueron acercando a la ría para cruzar, pero para su asombro, el mar estaba muy cerca, solo algunos metros, esa mañana había de playa, lentamente se fueron acercando con la idea de llegar a perder todo lo que habían juntado, pero queriendo volver a su lugar.

La ría era mucho más ancha, día a día la separación era mayor, cruzar no sería nada fácil, sobre la pequeña playa y con mucho cuidado lo fueron haciendo, tuvieron que hacer más de un viaje con todo lo que habían llevado, él iba a menudo a ver si los veía y de casualidad paso y los encontró con las bolsas, sentados sobre la arena, agotados del esfuerzo, los dos acostados al sol, tratando de recuperarse. Subieron y preguntaron por Roberto y Viviana, pero ninguno sabía nada, ellos pensando que habían cruzado y él pensado que estaban juntos.

 

No muy lejos estaban Roberto y Viviana, algo confundidos dando vuelta sin saber qué hacer, fueron dos veces a intentar cruzar, pero el clima no les permito el regreso, el frío indispuso a Viviana y sufriendo algunos mareos decidieron encerrarse en la casa más cercana, con algo de leña se pudieron climatizar, ella tenía descomposturas constantes, Roberto busco abrigos en la casa, la abrigo con algunas mantas en la cama y salí a buscar alimentos, ambos suponían que al no volver los vendrían a buscar, él ya no tenía más fuerza para seguir intentado por sus medios el regreso.

 

Después de tres días de tormentas fuertes, el clima mejoro, pero estaba fresco. Ceniza decidió abrigarse lo más que pudo y comenzar a buscarlos, salió de su casa a preguntar, en el pequeño vecindario, pero nadie sabía nada, en el primer momento se dio cuenta de que no importaba mucho lo que probablemente había sucedido, el grupo se había dividido y cada pareja vivía en su propio mundo sin importarles lo demás, cosa que la amargo muchísimo, a Benni se lo dijo sin vueltas, él estaba preparando algo caliente para beber en la cocina y escuchó el reclamo, se acercó al living y comenzó a formar parte de la conversación aclarando que la había escuchado y estaba en total acuerdo con ella.

 

En segundos, lo conversado se tornó en una discusión entre él y Benni que podía llegar a términos o palabras que ninguno de los tres seguramente quería decir, pero inteligentemente Ceniza levanto un poco más la voz y se calmaron, pudieron entre los tres conversar sin discutir en tono normal, Benni volvió a decir que su deseo era alejarse de esa cuadra y conversando e intercambiando ideas terminaron tomando mate en la cocina haciéndole entender que era mejor estar por lo menos por ahora todos cerca, por la mañana irían los tres a ver si encontraban a sus dos vecinos, suponiendo que estarían no muy lejos. La rueda de mate término entre bromas y chismes sin problemas, con una propuesta de Benni que compartieron sin ninguna vuelta, esa noche ella y Ceniza harían unas pizzas para todos y esperando que puedan reunirse en su casa y conversar entre todos y comunicarles que harían al otro día, cosa que a él le agrado muchísimo y dijo que les avisaría a sus vecinos para que ellas no salgan al frío intenso de la calle.

 

Esa noche de pizzas fue muy agradable, concluyo con salir bien temprano a cruzar y encontrarlos, esperando se encuentren por ahí, de lo contrario nada podían hacer, los más aptos físicamente para cruzar eran José y Ceniza a las diez de la mañana cruzaron, Benni y Lambda se quedaron en la camioneta. Les costó, pero después de recorrer alguna cuadra lo vieron a Roberto desperado por la calle, lo siguieron y encontraron a Viviana en la cama muy descompuesta. Todo fue muy complejo, Ceniza la reviso, todo lo que podía darle estaba del otro lado de la ría, el tema era como llevarla, no podían perder tiempo, la abrigaron muy bien e improvisaron una camilla, la cargaron en una camioneta que buscaron con rapidez y se fueron a intentar cruzar.

 

Benni, Lambda y él, enfrentados al norte, miraban por el parabrisas sentado y con algo de frío, apenas vieron algo bajaron, eran ellos, cruzar fue una verdadera odisea, pero lo lograron, rápidamente fueron a la casa de Ceniza a cambiarse, encender el fuego para calentar un poco el ambiente y Ceniza atendió a Viviana hasta que se repuso.

 

Dos meses después, el clima comenzó a ser más considerado al ir subiendo de poco la temperatura, acomodándose los días, con más luz natural, comenzaron lentamente a ser más agradable, Benni llamo a una reunión en su casa, para lo cual visito a todos, la comunidad ya estaba comenzando a organizarse. El embarazo de Clavel venia transcurriendo normalmente y Viviana contó que le parecía que ella también junto a Roberto estaban embarazados, pero le daba miedo todavía asegurarlo, fue una noche de muchas emociones, donde todos se comprometieron a cuidarlas y pronto todos serían algo así como tíos de los futuros bebes.

 

La sociedad comenzaba nuevamente con una estructura que construían a diario, cuidando como nunca antes lo hicieron,  cada recurso que tenían, Benni con su quinta pudo comenzar con la ayuda de Lambda a cultivar mucha variedad de alimentos,  el medio de moverse por la zona ya era en bicicleta donde cada uno tenía la suya, Ceniza seguía corriendo cada mañana por la playa varios kilómetros,  José ambiento una casa con la ayuda de Ceniza y Lambda como un centro de reuniones y distracción, consiguieron mesa de pin pon y algunos juegos de mesa, donde pasaban horas reunidos. Leían mucho, para intentar hacer todo lo que podían con el material que contaban. Ceniza vivía sola a metros de Benni y estudiaban mucho para llevar esta mini sociedad correctamente.

 

Al llegar la primavera todo fue más lindo como siempre, lo único extraño era la temperatura elevada para esa época del año, pero el frío del invierno fue horrible, parecería que el otoño y la primavera hubiesen desaparecido, ahora todo es verano o invierno, era como que estaba pronosticado este cambio y como veníamos diciendo en nuestra locura para algunos a la corta se produjo lo que estimábamos decía él y Benni.

 

Por la tarde nos acercamos a la playa, Ceniza está corriendo y se había metido en el mar, a unos metros, de ellos, cuando los vio se acercó, el agua está tan rara, comento, esa temperatura no es normal, terminamos comentando el mismo tema, ella estaba preocupada por lo mismo que nosotros, ya había notado esa temperatura antes. Lambda se acercó, ella lo venia estudiando a diario y lees comento algo, de cómo todo estaba paulatinamente cambiando, pero hacia uno tiempo que comenzó a estabilizarse, Benni quiso comprobarlo y dejo la ropa y se metió, Ceniza la miro y segundos después, dejo su ropa deportiva y entro a jugar con ella tirándose agua, mientras Lambda las observaba muy contenta.  

 

Estas situaciones hacen mucho ruido, pensó en el momento, no dijo nada más, juntó la ropa y se sentó a la sombra en la escalera de una casa que quedo derrumbada a metros del mar, minutos más tarde pasaron caminando Clavel y José, se quedaron conversando un rato y emprendieron camino a su casa, la arena quemaba mucho en la planta de los pies y ambos venían descalzos. Cuando se cansaron regresaron y fuimos hasta casa juntos, Ceniza dijo que volvería por la noche si la temperatura no bajaba.

Esa tarde descansaron, con el calor trabajar en la huerta era complicado, como comenzaba a anochecer.

 

José tenía varios equipos de aire acondicionado, pero no podía conseguir que la corriente soportara tanto consumo, pero intentaba a diario algo diferente para lograrlo. Después de cenar salieron al jardín, cerca de media noche paso lentamente Ceniza hacia el mar, invitó a seguirla; aun así, el cansancio era superior le contó Benni, y siguió sola.

Se fueron a acostar, dormían profundamente, no sé cuánto tiempo paso que los despertó unos golpes en la puerta, Ceniza pedía ayuda, alguien había llegado a la costa, sin más vueltas, salieron con ella en la camioneta para poder bajar y ver qué pasaba, por lo pronto Ceniza decía que estaba del otro lado de la ría y al verla llegar comenzó a gritarle socorro.

 

En la puerta de José tocaron unos bocinazos y salió rápidamente, le contaron muy rápido todo y se fue a agarrar el cuatriciclo, Lambda escucho el bocinazo la llamo a Betta que seguía escribiendo y agarraron las bicicletas y fueron tras el cuatriciclo que se alejaba rápidamente, de noche se complica mucho todo, ya que no hay luz artificial en ningún lado, por suerte esa noche de luna llena,  ayudó y llegaron muy rápido, en minutos llego José, mucho no sabían qué pasaba, la mujer gritaba ya con su último aliento.

 

Ceniza no dudó más, dejo la ropa en la caja de la camioneta y se tiró a cruzar, realmente era muy peligroso, pero no había opción, José quería hacer lo mismo; sin embargo, le dijeron que cruzara con el cable, estaba muy peligroso a oscuras, lo intento; aun así, tuvieron que traerlo, ya que no estaba pudiendo cruzar, en ese instante llego Lambda con Betta, se sentó a ver la maniobra una y otra vez estaba, cansados de la pedaleada, hasta que se paró Lambda y grito voy yo ¡¡.

En instantes dejo el vestido y se lanzó al agua, el mar la llevaba hacia adentro, después de algunos intentos cruzo. Por suerte llegaron Viviana y Roberto porque habían escuchado movimiento en la calle, Roberto no dudó ni un segundo, se ató la linga del malacate a su cintura y se tiró a intentarlo, el largo de la linga era corto, ya la ría superaba la distancia del cable acerado del malacate, se soltó y con un último esfuerzo llego.

 

Del otro lado había una mujer en peligro, Ceniza y Lambda intentaban ayudarla, pero no tenía más fuerza, después de algunos intentos, la acostaron sobre unas tablas que Ceniza había dejado por si pasaba algo; aun así, cruzarla entre las dos seguía siendo peligroso, Roberto fue el encargado de poner orden e intentar [OH2] cruzar, solo pidió que descansarán unos minutos estaban los tres muy agotaos del esfuerzo en el cruce.  

José se fue corriendo, en unos largos minutos, con un bote inflable, si él cruzaba después con la linga y unos metros de soga volver sería mucho más rápido. De recorrer la zona, José ya tenía casi todo lo que había recuperado como elementos útiles a cada necesidad, siempre intentaba algo más, eso lo tenía ocupado siempre.

 

Comenzaba a amanecer y todo se tornó muy complicado, pero con mucho esfuerzo lograron cruzar acercándolos muy despacio con el cable de acero del malacate, los primeros rayos de sol comenzaban a acompañarlos, el que llego junto a Ceniza fue como siempre Tito, el cual los seguía acompañando a todos y más de una vez los ayudaba en algunas circunstancias como estás. La mujer cruzó con su último aliento, Ceniza la protegía e intentaba reanimarla, Lambda y Ricardo los acompañaban al lado del bote y apenas llegaron partieron rápido en el cuatriciclo, Tito comenzó a correr tras ellos.

 

Llegaron pronto a la casa de Ceniza, ahí la acostaron y la taparon con mantas, esperando que Ceniza se cambie, todos comenzaron a tener algo de frío, pero Benni   sirvió una te caliente, Ceniza comenzó a atender rápidamente a la nueva integrante Lambda fue a vestirse y volvió. Una hora más tarde cada uno se fue a su casa a descansar un poco, Ceniza se acostó cerca de la nueva integrante cuidándola y se quedaron dormidas, Lambda no quería dejarlas solas y se quedó un rato más cerca, por si precisaban algo y Betta continuo en silencio tomando apuntes de todo lo sucedido, cuando despertó Ceniza recién se fueron.

 

Ceniza la llamo a Benni para que la relevara, necesitaba caminar. Pensar. estaba cansada mentalmente del momento de tanto stress. Horas más tarde él se fue a la playa solo a caminar, varios minutos hacia el sur, cerca de la ría se incorporaba Ceniza para comenzar el regreso, se había quedado descansando un rato tomando sol, se sorprendió al verlo y se sentaron cerca de la orilla, le comento que viene corriendo a diario y si puede dos veces, no puede creer que nadie más este por estos lugares, suponiendo, que quizás comunidades como esta hay en muchos lados, eso intriga, nos intriga,  la conversación comenzó a derivarse por el pasado de la vida de cada uno  

comento que constantemente se hace mil preguntas, su cabeza está por estallar, no ve un futuro muy bueno para ninguno y comenzó a mencionarlos uno por uno, hablaba muy enojada y comentaba que su enojo, lo venía observando con más de uno últimamente, estaba impaciente por el clima, por un montón de cosas que la hacían perturbarse sin sentido, pero no estaba conforme con la vida que llevaba, extrañaba mucho su vida anterior, su familia, sus amigos y por supuesto un novio que hacía meses había conocido, comentó que a diario piensa que será de ellos, si viven o no, todo es complejo, sé qué hay que seguir, pero más de una vez me replanteo todo.

 

Se corrió hasta que el agua mojara un poco sus pies y se refrescó la cara, el agua que parecía tibia a esa altura del día, seguidamente se incorporó y se metió en el mar a nadar mar adentro.

ÉL en un momento se asustó al no verla, estaba muy lejos, le hizo señas y volvió, cuando salió le comento que se había asustado y sonreía, bueno por lo menos cambiaste la cara dijo y decidieron comenzar el regreso. Cuando llegó Benni lo esperaba para cenar, le comento hasta donde había caminado y el encuentro casual con Ceniza. Esa noche cenaron planeando ir a para caminar un poco, volvieron a la playa, de un momento a otro, todos estábamos ahí, Roberto con Viviana que ya tenía una linda pancita, José jugaban en el agua con el perro, Clavel que ya está en los últimos días de su embarazo. Benni decidió meterse en el mar, y detrás de ella todos se metieron a refrescarse un poco.

 

Un mes más tarde:

 

José irrumpió en casa de Benni a los gritos pidiendo que lo ayudaran, salieron corriendo detrás de él camino al mar.

Un velero se acercaba, todos con la esperanza de encontrar más gente, después de muchas vueltas, Ceniza y José con mucho esfuerzo nadando llegaron al velero, pero por desgracia no tenían vida los dos ocupantes, el tiempo pasaba, pero nadie más llego a la comunidad, los embarazos se convirtieron en dos gemelos varones para Viviana y una niña para Clavel.

Roberto y José se encontraban muy felices, el resto se mencionaban los tíos, como dicen los padres, esperamos todos ese parto que hizo con todo preparado, Ceniza que salió todo perfecto, era su primera vez en un parto y manejo todo a la perfección, luego anduvo unos días melancólica muy sensible, pero de a poco lo fue superando.

Todo se fue acomodando paulatinamente, comenzamos juntos una nueva vida.  En el salón de reuniones fueron encontrando soluciones, especialmente en lo que era comida, les faltaba carne, por más que muchos eran vegetarianos, algo faltaba.

Una tarde camino a la palaya se cruzó con Ceniza y se sentaron a conversar, ella le planteo la búsqueda de gallinas, vacas ovejas, así como han llegado perros, quizás haciendo una nueva travesía estoy segura que algo conseguiremos comento.                  De regreso se lo comento a Benni y a ambos le parecía una buena idea, pero aclaro que no contaran con ella para esa salida, ya con lo que habían contado José y Clavel le alcanzaba para saber que físicamente no podría. Estaba agotada de trabajar en la huerta que crecía muy bien, era agotador el mantenimiento, con Roberto y las chicas más no podían hacer, que vaya con alguien que pregunte quien lo puede acompañar.

Pregunto en detalle cómo era el camino y que debería llevar, pero nadie se ofreció a acompañarlo hasta que Ceniza dijo voy yo, ellas son madres recientes, déjenlas tranquilas acá. Benni sabia de los problemas que perturbaban a Ceniza, lo conversaron y solo le dijo que aprovechara el viaje para quitarse muchas dudas.

 

A las 5 de la mañana con dos cuatriciclos y un carro detrás de cada uno y con bastante combustible, después de desayunar con lambda, Betta y Benni se fueron, con una sola consigna, si en una semana no volvían, saldrían a buscarlos. José, que se acercó antes de partir les indicando como era mejor andar por esos campos y que lleven abrigo por las dudas, contándole, que a pesar del intenso calor durante el día, por la noche habían pasado frío, controlo las sogas el cuatri y se despidieron.

 

Fueron costeando la ría de la forma inversa a la anterior, el sol estaba muy fuerte, la temperatura se elevaba a su andar y cerca de los diez pararon un poco, les habían pedido que controlaran la altura del agua, él atando la soga al cuatri como les indicaron, el agua era tibia y salada y no pasaba de la cintura, la distancia del suelo al agua no llegaba a los dos metros, estaba genial ahí abajo, le dijo que bajara y menos de lo pensado bajo, a refrescarse, la corriente iba hacia donde ellos iban con un leve ensanche, cuando se fueron alejando era cada vez más ancho, de tierra tipo tosca  y sus costados tupidos pastizales de un hermoso verde, Ceniza se quedó dentro del agua un largo rato, él subió a tomar algo, pensando que lo seguiría, pero no fue así, cuando la vio en el agua le pareció realmente hermosa y quedo sentado observándola, ella se dio cuenta.

 

Le dijo que subiera y lo hizo para tomar algo, intento dejar de mirarla, fue algo imposible, descanso un poco y volvió a bajar, de abajo le tiro su remera, déjala a secar por ahí,  un juego de seducción había comenzado, pero no duro mucho, ella fue muy directa después de tanto tiempo de estar sola, necesitaba jugar de alguna manera, no sabía de qué forma; sin embargo, quería que él lo supiera sutilmente al margen de todos los perjuicios que tuvo en su vida, estaban solos en el medio de la nada, suponiendo que habían sido elegidos en este desastre que ya quedo atrás, cómo para vivir una vida nueva sin todos los perjuicios que cargaban de la anterior.

 

Ya no me importaba nada más, había dejado todos los mandatos y pudores encerrados en el mundo que tenía antes de encontrarse en este, por lo tanto, en este nuevo mundo conversaremos todo esto, a distancia en el agua, aunque a él le seducía más lo que decía y como, que su cuerpo.

 

Es hora de que todos decidamos abiertamente, que, cuando, donde y con quien y no esperar que la personas, que nos gusta, nos diga algo, hicimos mierda el planeta, debemos hacernos cargo que también hicimos mierda una gran  sociedad, cerrada a los cambios, no hablemos de nuestro país, no tengo ganas de llorar, tengo ganas de no cometer los mismos errores que cometieron muchos desde la política y pasando por todos los espectros culturales, yo me tapo los pechos porque es una costumbre retrógrada de sociedades que vienen de la antigüedad, vos andas en cuero como dicen, mostras tus tetilla sin problema ,es de locos taparnos o no, analízalo y me darás la razón, seguro que somos de cultura diferente por la edad, pero para cambiar siempre hay tiempo hasta el último día de nuestras vidas, tenemos que ser libres en todo sentido, no solo a veces, ustedes, los hombres ni hablar, salen con mujeres desde adolescente y se cogen a todas las que les dan bolilla, ahora si yo quiero hacer lo mismo soy puta, o me equivoco. Cuanto más hablaba más le gustaba su discurso, pero no quería que pasara nada, se dio vueltas y subió, ella también subió.

 

En el vecindario, mientras tanto, Lambda y Benni seguían trabajando en la huerta, aquella tarde, después que se fueron los vecinos, ambas siguieron trabajando con un calor imposible, iban a la casa a tomar algo fresco y volvían, Lambda acostumbrada a andar con poca ropa desde que la conocimos, comenzó a provocar a Benni con insinuaciones muy fuertes que para su sorpresa,  reacciono positivamente, cuando paso adrede a su lado acaricio su espalda, no dijo una sola palabra, solo se quitó la remera, esperando una reacción de Benni y lo consiguió, al mirarla, minutos más tarde terminaron lo que estaban haciendo y fueron a la casa, Benni se metió directamente a la ducha y  la siguió.

 

Ceniza seguía adelante con el cuatri, él la seguía y a distancia se veía la casa que José les había indicado, buscaron por dónde pasar, la idea era poder pasar el vehículo, pero no encontraban la forma, pararon y midieron la profundidad, era muy poca, seguramente más adelante se corte y podamos pasar dijo Ceniza y se fue más adelante bastante lejos que la perdió de vista, minutos más tarde estaba del otro lado y le indico donde cruzar, unos doscientos metros adelante, hay muy poca agua con un fondo de mucho barro, camino y encontró como el agua comenzaba a bajar dejó el cuatri y cruzó para su asombro encontró un huellas a metros de salir de la ría, eran huellas de ganado, no encontró ninguna de humano, le decía y con precaución se acercaron a la casa.

 

Cerca del mar, en el baño de la casa de Benni, solo se escuchaba gemidos de felicidad que se terminó aclarando por la noche, ya que ambas se sentían muy felices, con un poco de culpa con sus vecinos, a lo quienes  no tenían que dar ningún tipo de explicación, esa tarde se hizo noche y ambas seguían conversándolo todo dispuestas a vivir juntas, Benni decía que él se pondría muy mal y Lambda opinaba que las entendería y que quizás se esté besando en este mismo momento con Ceniza, cosa que sucedió un poco más tarde, cuando decidieron acostarse en la cama de la casa para seguir adelante con la luz del día, esa noche a la luz de una vela, dos historias se estaban concretando.

 

Benni solo quería ir a controlar como estaba la vecina nueva y saber algo más de ella que era lo que le había encomendado Ceniza y allá fueron. Amalia estaba en casa de Ceniza muy bien de salud, pero con muchísimo temor y angustia, algo Benni le había comentado, pero conversando con ella se dieron cuenta de la angustia que estaba pasando sin comprender nada de lo sucedido después de un violento naufragio que sufrió después de una fuerte tormenta, donde escapa con sus amigos desde Zarate.

_ Pero hace mucho tiempo que escapamos nosotros, ustedes cómo fue que pasaron los últimos días,

 

_ salimos hace ya muchos meses, primero fuimos a la casa de unos amigos en La Plata y ahí estuvimos hasta que la ciudad colapso. Nos escapamos a Punta Lara y seguimos viaje hasta Lavalle, pensando que ahí nos quedábamos, pero fue imposible y salimos al mar, intentado llegar más al sur, en la última tormenta terminamos a la deriva y yo llegue a la playa como pude con solo un salvavidas que coloque en mi cintura, hoy no sé dónde estoy ni donde están mis amigos.

 

Comenzó a llorar desesperadamente, las dos le fueron contando como llegaron y que les paso antes de encontrarse en ese lugar, hasta que fue calmándose, luego fueron a visitar a Clavel y José y se quedó ahí a cenar, con 25 años estará más cómoda con ellos seguramente y hasta que volviera Ceniza le dijeron que se quedara ahí y Lambda y Benni se fueron.

Del viaje regresaron después de cuatro días, con dos vacas y cerca de 20 gallinas, los conejos a cambio de alimentos los siguieron como si fuesen perros, igual que las ovejas, fue complicado llegar a la playa para terminar el recorrido, la parte más complicada fue cruzar en la playa a todos, lidiar con un toro quien los siguió después de mucho tiempo, no fue nada fácil, pero el mismo, cruzo cuando pudo y cuando quiso, pero con la ayuda del vecindario lo lograron poner cada animal en su lugar después de mucho esfuerzo, pero todos terminaron ubicados en el fondo de una casa con inmenso parque, el tema fue turnarse no solo para el cuidado, sino para alimentarlos correctamente, la salvación estuvo en manos de Amalia que tanto lloro por no poder terminar su carrera de veterinaria, fue la encargada de una granja  que no solo nos daría la suerte de contar con leche y huevos sino que debería conseguir que se reproduzcan sanos y debería cuidarlos, ella puso todo lo estudiado en práctica se olvidó de su carrera sin terminar y solo decaía hablando de sus padres  y sus amigos, tema que involucraba a todos pero juntos se sobrellevaba.

 

Aquella noche, hablo con Benni y Lambda mucho tiempo, el acuerdo estaba cerrado, Benni viviría con Lambda, él se fue a su casa, se duchó y se fue a dormir, un pequeño golpe de llamado lo despertó, se levantó y entro Ceniza abrazándolo, todo estaba solucionado, cosa que es difícil de comprender, pero a veces sucede.

Hablar todo, sin gritar y comprendiendo las necesidades del otro es fundamental en esta convivencia nueva, donde todo está por hacer e intentaremos hacerlo como corresponde.

 

Comprender todo lo que conto Benni no fue fácil, pero saber que luego lo escucho y comprendió lo que le pasaba a él con Celeste, fue una manera de comprender el todo, la necesidad de estar con otra persona después de mucho tiempo y que esa otra persona sin importar el sexo de la misma, despierte en el otro el entusiasmo perdido el proyecto anulado o las ganas que se encontraban en el rincón más lejano de un cajón, no tiene precio, a él le paso eso con Ceniza y a ella con Lambda, por eso fue fácil ponerse de acuerdo.

 

Meses más tarde, con una temperatura altísima, una tarde de octubre se encontraron en el mar, en una fiesta de cumpleaños a festejar un año más de Ceniza, quien mostraba ya su hermosa pancista de embarazada, rodeada de las mamis que jugaban con sus bebes, la población comenzaba a agrandarse.

El reglamento de convivencia se fue modificando hasta que todos estuvieron de acuerdo y una vez por mes se reúnen en asamblea para conversar todas las dudas y dificultades, durante varias reuniones se planteó la necesidad de elegir autoridades, lo que genero algunas discusiones.

 

Benni estaba muy enojada y lo hizo saber, todos habían comenzado a conspirar en algunas reuniones, elegir a uno o a otro como se hizo históricamente, cosa que terminaron reconociendo todos, porque fue tema de conversación en más de una casa y con más de uno.

 

Para sorpresa de todos pero como única solución, en ese momento y sin tiempo a consultarlo con nadie, pidió se votara una comisión de tres personas y en el pizarrón con todos presentes, se fueron presentando los postulantes y con la votación de todo se fue eligiendo por cantidad de las adhesiones que se hacían, alzando la mano, después de varias horas quedaron elegidas las autoridades, que fueron tres, terminada esa votación de esa tres quedo una, y así, quedo nombrado el presidente y sus dos asesores,  o como quieran llamarlo, dijo Benni, pero por doce meses, con el derecho a seis más ,ellos guiaran nuestro destino, el que consultan ante cualquiera dudad con todos nosotros.

La prioridad número uno fue el cuidado del medioambiente, la separación de residuos casi a la perfección y el reciclado de todo lo usado.

 

Ceniza con ayuda de Benni comenzaron a preparar un plan de enseñanza para los niños que comenzaba a crecer y educarlos de la mejor manera, para lo cual nos solo habían revisado toda la biblioteca, si no que estaban incorporando nuevos escritos con todo lo que había pasado y el por qué, tema que venían redactando con tiempo y mucha discusión, motivo por el cual habíamos llegado a esta situación, donde todo estaba nuevamente por hacerse sin olvidar lo que había pasado minuciosamente.

Lambda ya tenía el mapa de cómo estaba formado el territorio y Betta se siguió dedicando a escribir a diario, hasta logro con ayuda de José imprimir  su escrito ya que  recorriendo todas las casa y locales buscando cartuchos de impresoras, tinta, tóner y todo lo que le hacía falta para dejar sus escritos a nuevas generaciones para que no cometan el mismo error que nosotros, eso lo repetía contantemente, él en el último tiempo dedicaba sus mañana desde muy temprano, de 5 hasta las diez u once de la mañana a pescar, era nuestro proveedor diario de pescado, con el equipo que se había armado recorriendo el pueblo verlo en la playa junto a su compañera era realmente maravilloso, el mate, por falta de yerba, no lo llevaba encima como de costumbre ,pero Lambda ya estaba sembrando yerba mate, así pronto volveríamos a tomar mate y te, el café  por ahora lo venían dosificando, después de juntar todo lo encontrado en el pueblo, se cuida mucho.

 

Día a día la vida continua, más allá de todo el mal trato, la tierra permaneció y ahora después de algunos años, son consciente y la conversan a diario, por lo tanto, ella como madre nos albergó y nos cuidó siempre, ahora somos nosotros quien cuidaremos de ella.

De lo contrario, ella seguirá transformándose y nosotros perderemos la vida como únicos responsables de la misma, por no hacer las cosas como corresponde y sobre todas las cosas, seguir teniendo dirigente que llegan al poder de nuestra mano sin impórtale para nada nuestras preocupaciones.

 

El sol y la tierra siempre están, nosotros, solo permaneceremos viviendo, si cambiamos el comportamiento, de lo contrario, la vida humana sola se extinguirá.


 [OH1]

 [OH2]

Entre Vos y Yo. +

El brillo de tus ojos, el color de tu cabello y la sensualidad que despliegas en cada palabra de enojo, solo está en vos, en las canas que e...