lunes, 15 de enero de 2024

OCULTANDOSE.

 Bajo el atardecer de terciopelo, 
la tarde se despidió en compañía de nubes danzantes. 
El viento, como un cómplice silencioso, 
llevaba consigo la esencia de la soledad, 
un halo de recuerdos meticulosamente 
ordenados en el rincón del pensamiento.
En medio de historias compartidas por una voz invisible, 
se entreveía una sonrisa oculta tras la pantalla. 
La imaginación, prisionera del encierro, 
se rebelaba con susurros de amigos ausentes 
y paisajes que solo existían en el recuerdo.
Un viaje, la promesa de una playa, un paseo; 
sin embargo, el temor se alzaba como una sombra omnipresente. 
El miedo, disfrazado con cientos de palabras, 
encerraba en su núcleo la esencia misma de la vida. 
Siempre acechante, impregnaba las acciones
 con prejuicios y limitaba el accionar, 
convirtiendo la realidad en una cárcel de temores.
Entre las líneas, se vislumbraba la lucha 
entre la seguridad virtual y la valentía de ser protagonista en la vida real. 
Una dualidad que se manifestaba en cada palabra, 
recordándonos que, a veces, la pantalla 
es solo un velo tras el cual se esconde
 el desafío de vivir plenamente el hoy.

1 comentario:

  1. Siempre nos traes bellas letras, que son un placer leerlas.

    Un abrazo.

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"Gracias por comentar mis letras....espero tu próxima visita....."

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