NUMEN 4
PERMANECER.
Osvaldo Luis Hermida
Los comentarios que llegan de varios países lejanos
no son muy alentadores, en poco tiempo, el calentamiento global comenzará a
ocasionar serios inconvenientes en nuestro planeta, sumado a esto, que es de
nuestra responsabilidad como habitantes del mismo cuidarlo y no lo estamos
haciendo como corresponde, ciertas alarmas se vienen escuchando de un peligroso
virus que por propagación en el aire, contagia a su paso.
En poco tiempo, el virus es probable que invada
gran parte de nuestra bendita tierra, las autoridades nacionales, toman este
comentario que llega por voceros que trabajan o han trabajado en China como lo
hace el último embajador en ese país con mucha información peligrosa, pero
real, a su vez el ministro de salud, dice, que no debemos preocuparnos, ya que
estando tan lejos del foco infeccioso, es fácil controlar la situación,
mientras, por otro lado, algunos países ya comenzaron a prevenir el posible
contagio masivo, sumado a eso, los investigadores siguen a diario el
comportamiento del virus para encontrar rápidamente el antídoto, e inocularlo
lo más rápido posible.
Comienzo de marzo, el virus avanza cobrándose
víctimas en todo el mundo, aquí según los expertos en salud del gobierno, dicen
con mucha celeridad que no llegará, hacernos problema por algo que sucedió en
China y pasó a Europa, es impensable que llegue a países tan bien protegidos
como este, con un buen té caliente, el posible virus se irá de nuestro cuerpo,
si debemos cuidarnos del Dengue que, en algunos casos, puede llegar a ser
mortal.
Países limítrofes ya comenzaron a comprar las
vacunas que, a modo de prueba, pero con un alto porcentaje de efectividad, se
ofrecen al mercado mundial, nosotros seguimos esperando solo la de nuestro
socio estratégico, en este caso la que está en fabricación con éxito en Rusia.
País con el cual nos une la misma ideología, o por lo menos eso dice la señora,
máxima autoridad de nuestro país, aunque no posea el cargo, pero todos sus
seguidores la mencionan como la jefa.
El virus ataca, el virus vuela, el virus está, esto recién comienza, tras el informe del presidente, por catorce días más permaneceremos encerrados para cuidarnos, en casa, adentro y únicamente salir para las compras imprescindibles, siempre con un barbijo o tapa boca, para no contagiarnos de algo que aún no conocemos, no obstante debemos cuidarnos, con estricto control de lavado de manos, alcohol en gel y dejando la ropa fuera del alcance del prójimo, lavando y desinfectando todo continuamente, todo lo que entra a la casa, limpiarlo minuciosamente, o sea (sanear) cómo debemos hacer con nuestro cuerpo, nuestra ropa y todo lo que toquemos.
Ella intenta descansar, su cuerpo desgastado de
tanta incertidumbre deambula constantemente por la casa como separado de su
mente que gira a muchas revoluciones, sin encontrar una salida a esta nueva
realidad que estamos viviendo, sin saber el alcance de la misma, bajo una
incertidumbre inédita. Sobre la mesada de la cocina quedó el atado de
cigarrillos, volvió sobre él, lo miró nuevamente, recordó con hastío en su
rostro, que estaba vacío, apretó con fuerza el papel del envoltorio, lo arrojó
con bronca en el recipiente de la basura que está bajo la mesada.
Recorrió la casa nuevamente buscando un
cigarrillo, casi con desesperación, pero sin resultado, se ató el cabello con
el fino alambre forrado en plástico que traen algunos paquetes de panes
cortados en rebanadas, su rostro comenzó a llenarse de pequeños hilos de
lágrimas mezcladas con angustia, la copa que todavía quedaba sobre la mesa de
la cocina contenía apenas un pequeño sorbo de vino tinto, abrió la heladera,
sacó un cubo de hielo, lo agrego, lo dejó unos minutos reduciéndose y lo bebió
de un sorbo.
Estuvo a punto de gritar que bajara el volumen
del televisor, pero se calló la boca, pensando en el último mensaje
presidencial. Catorce días más adentro, catorce días más sin que entre un peso
a la casa, catorce días más donde se comenzó a juntar todo para pagar, catorce
días más donde ya no sabe cómo hacer para solucionar los problemas que parecen
llover a baldes, cuando no se tapa la cañería de la cloaca, se rompe el
televisor, o se cortan las sogas de tender de la ropa, sumado a eso, las clases
del hijo comenzaron, pero virtualmente, a distancia y tuvo como lo hicimos
todos, de una u otra manera manejarse vía zoom con la señorita maestra, o vía
correo, ya que no se sabe cuándo los niños volverán a clase, como todo padre o
madre debe ser el asistente del niño en el hogar, tarea de la que muchos están
capacitados, pero una gran mayoría no lo están, por lo tanto, la desigualdad
también comienza a formar parte en la educación de una forma brutalmente
dolorosa, entre muchos que no tienen la menor idea de cómo hacerlo y otros, una
gran parte de la población, no tienen recursos para conseguir un celular o una
computadora para estar conectados, la famosa conectividad global deja de lado a
un grupo numeroso de la población, ya que se instaló para quedarse como una
herramienta útil y necesaria, pero no todos tienen acceso, algunos para comprar
el aparato para conectarse y otros que quizás cuenten con ese dinero, viven en
zonas donde todavía la señal no ha llegado.
Nuestro país es tan diverso en su extensión que
la conectividad depende de la distancia a las ciudades más importantes, de lo
contrario todo es más difícil, sumado a eso, estar conectado no es gratuito y
algunos, como ella, disponen de señal, pero no del dinero mensual para pagar
dicho servicio.
En días debe pagar nuevamente el alquiler, todo
eso gira y gira en su cabeza sin descanso.
A cuadras, en la única estación de servicio del
barrio abierta, ya que las mismas son uno de los rubros esenciales que cuentan
con esa autorización, pero los minimercados que poseen, tienen servicio
restringido de horario, no la venta de combustible; estaciona y consigue
dos atados de cigarrillos de diferente
marca, uno común y otro mentolado, con la cuarentena las fábricas de
cigarrillos dejaron de producir (ya que el personal debe quedarse en su casa,
por lo tanto, poco se fabrica) lo último que queda es lo que se vende, con
gustos totalmente sofisticados y a un precio exageradamente fuera de lo
habitual, el contrabando de países limítrofes, comentan que ya comenzó, pero
está muy oculto, como siempre políticamente es un negocio de pocos, que pagamos
todos.
Paga esos dos atados, como si comprara sin
exagerar un cartón, pues la demanda sigue siendo la misma o mayor, pero la
entrega para reponer ya no existe, o está circulado un mercado negro, donde
aparecen marcas de cigarrillos de procedencia dudosa, por eso el valor que paga
es aproximadamente cinco veces el valor usual del mercado hasta hace días, la
típica avivada de siempre, cuando más solidarios deberíamos ser, algunos lucran
con la necesidad ajena.
Ante la fija mirada del vendedor parte enojada
por el dinero gastado, al girar sobre sí misma se engancha con la ojota en un
macetero, trastabilla rompiéndose una uña del pie izquierdo, pero sigue sin
detenerse hacia el auto, se sienta en la butaca, intenta arreglar la ojota, sin
embargo, era imposible, se enoja quitándose las dos y las arroja en el cesto de
la basura de la columna de iluminación más cercana, descalza, se toma la cabeza
en un llanto entrecortado que dura segundos, respira bajando el cristal de la
ventanilla, enciende el auto y arranca bordeando el costado del Hípico, el
barbijo comienza a molestarle bien colocado y lo baja dejándolo colgado solo de una oreja, como
para respirar mejor, siente en su pecho un ahogo que no puede controlar.
A casi dos meses de comenzado este (quédate en
casa) promovido por todos, para el bien de todos, las especulaciones en precios
de todo tipo de mercadería son realmente alarmante, durante el día las filas de
vecinos en los comercios que pueden abrir como esenciales, llegan a veces a
producir discusiones por la larga espera, sumado al distanciamiento y la viveza
de más de uno que no cumple con las reglas de cuidado, ni respeto.
A unas cuadras detiene el auto sobre la calle,
bien estacionado sobre un costado de la plaza del barrio bien iluminada,
enciende un cigarrillo y llama a su hijo.
¿En casa todo está en orden?
_ Sí, mamá,
estoy mirando una película, recién comienza, estoy bien, no te olvides del
alfajor.
Se despiden prometiéndole llegar pronto y
disfruta el tan buscado cigarrillo, pero no de la marca que ella acostumbra,
por su cabeza corren ideas a gran velocidad, se toma la cabeza con ambas manos
y vuelve a lagrimear una vez más, recuerda casi en voz alta; al joven que la
atendió en la estación de servicio, la miró muy fijamente, pensó en
descontento, se secó los ojos con las palmas de sus manos pensando en detalle
de lo sucedido, cuando se paró en la ventanilla de venta nocturna y pidió sus
atados, pero algo en su mirada quedó pendiente, el vuelto me lo dio mal, el
alfajor quedó detrás de la ventanilla sin que lo retirara y clavó sus ojos en
mí, volvió a reflexionar.
Luego en unos segundos se dio cuenta de lo
sucedido, desde que comenzó la cuarentena dejó de usar el sostén, el joven puso
su fija mirada en eso, levanto su mano, se tocó y se dio cuenta, la vergüenza
hizo sonrojar su rostro inmediatamente, ella tan cuidadosa de cada detalle
salió tras el impulso como si nada sucediera y ahora el pudor la hacía sentir
incómoda, arranco el auto en una marcha ligera camino a su casa.
Desvió el rumbo dos cuadras más adelante y al
girar, encaró hacia el río, mientras el viento cálido entraba por la
ventanilla, encendía otro cigarrillo entre risa y llanto confuso mezclado,
buscando algo abierto para conseguir ese alfajor, pero sabiendo que a esa hora
ya sería imposible, por lo tanto, entre lágrimas y carcajadas de dolor siguió
viaje solitariamente por la avenida.
.
Comenzó a dirigirse camino a la costa del río, al
cruzar las vías, en la soledad de las calles totalmente vacías, encontró un
leve alivio, vio una entrada de ripio y pasto con bancos y juegos infantiles
para momentos de recreación y mirando el río estacionó, observando esa luna,
única, llena como nunca, perdiendo su vista en el horizonte se quedó pensativa,
clavando la mirada en el infinito.
Minutos más tarde recordó al joven que la había
mirado de esa forma tan particular, con sus ojos perdidos en la línea del agua,
comenzó a levantarse la húmeda musculosa, al acariciarse lentamente sus pechos,
en segundo los mismos respondieron al estímulo como hacía tiempo no le sucedía,
los problemas diarios con esta pandemia, habían hecho un olvido de su cuerpo y
su sexualidad, su última experiencia la dejó con un gusto amargo que intenta no
recordar.
A la luz de la luna subió el cristal de la ventanilla, se quitó la blanca musculosa pegada al cuerpo de sudor, con la misma arrastró el barbijo al pasar por su cabeza, sus pezones estallaban, se los acarició lentamente, el fuego comenzó a salir de su cuerpo, el polarizado del auto hacía que nadie viera lo que sucedía en el interior, trabó las puertas, se bajó con prudencia el ajustado pantalón y sus manos hicieron el resto, hasta el desahogo final, después de un largo rato de autoplacer, donde con los ojos cerrados vio correr su vida en algunos largos y placenteros minutos. Se acomodó la ropa, humedecida, se colocó la musculosa, bajo el vidrio de la ventanilla, abrió la puerta colocándose el barbijo y debajo del auto, se sentó en el piso a fumar el último cigarrillo antes de la partida, subiendo y bajando el tapaboca en cada pitada.
A metros, recostado sobre un árbol, mirando el mismo espectáculo, estaba él, que encendió un cigarrillo y se dispuso a incorporarse, ella se asustó, pero decidió quedarse quieta, él se acercó y le dijo:
_ linda luna, buenas noches, parece que ambos violamos la cuarentena, se sentó a varios metros de distancia, pidiéndole que no se asustara, le dijo que el auto ahí estaba mal estacionado, si pasaba la policía podría tener problemas, porque en esa columna, la que señalo con su dedo, hay una cámara del municipio.
Ella se incorporó, él siguió hablando y le
aconsejo tener el permiso a mano y no cometer ningún tipo de infracciones, ya
que era una zona llena de cámaras de seguridad municipales, ella le comentó que
no tenía permiso. La miro sonriendo y expreso:
_ Cruza las vías y estaciona detrás del auto
blanco, es él mío, yo ya voy caminando para allá, allí vivo, estaciona y te
cuento cómo sacar el permiso, así podrás circular sin inconvenientes.
Se puso el
barbijo como corresponde, ella hizo lo mismo y se retiró lentamente a su casa.
De regreso encontró un quiosco que atendía por la ventana de una casa, se
colocó una cómoda campera de lluvia que tenía en el baúl (que recordó tarde) y
puedo comprar dos alfajores y el último atado de cigarrillos que quedaba. La
mujer que atendía le comento que ya cerraba, que atendía a vecinos, que la
policía sabía, pero la dejaba, de algo hay que vivir, acotó, deseándole buen
descanso, le aconsejo que se cuide, era tarde para andar sola por la calle, ese
atado lo pago a precio normal y siguió viaje.
Al llegar, la casa estaba en orden, el ruido del
televisor se escuchaba desde la calle, solamente dijo: _ Aquí estoy, baja un
poco el volumen, es muy tarde.
Se acercó a su hijo, le dejo un alfajor, le cerró
la puerta del dormitorio, se quitó la ropa mientras habría las canillas de la
ducha y se quedó debajo del agua un largo rato, relajándose del día cansador,
su cabeza seguía girando a muchas revoluciones y buscaba la forma de conseguir
un descanso, envolvió su cabello en una toalla, su cuerpo en otra y se quedó
sentada en el comedor diario a oscuras, fumando e intentando dormir. Minutos
después sonó el celular, era él preguntado cómo había llegado, ella sonrió muy
vagamente, le contesto y luego de algunos minutos de intercambio de mensajes,
buscó su documento e hizo la lista de datos que él pedía para llenar el
formulario del permiso, mando el mensaje y apago el celular.
Se acomodó en la silla, apoyó su cabeza sobre los
brazos cruzados en la mesa y se quedó profundamente dormida mientras las
toallas lentamente fueron cayendo al piso. Cuando el reloj llegaba a las 4:30
de la madrugada, de lejos se perdía el sonido del televisor mezclado al camión
de recolección de residuos que pasaba por la calle y se detuvo en la puerta de
su casa, a compactar.
Transitar la cuarentena se torna día a día cada
vez más complicado, los especialistas dicen que esto recién comienza y ella
desespera, el lugar donde trabajaba cerró sus puertas, ayuda no tiene de ningún
otro lado, sumado al encierro, fuma casi sin comer o comiendo lo mínimo
indispensable para no gastar y pueda comer su hijo, su cabeza gira y gira
buscando salida dentro de un intrincado laberinto del que nadie conoce la
salida, su cuerpo comenzó a transformarse, al comer poco y ser un manojo de
nervios constantes, como dijo su amigo en el mensaje, que se cuiden porque esto
recién comienza.
Los más especializados en el tema, dan pasos en
un desconcierto buscando una salida a gran velocidad, pero el tiempo corre y la
epidemia avanza con muertes contabilizadas a diario, las noticias que llegan de
Asia o Europa repiten una sola solución, que es el tiempo, pero es lo único que
ella no tiene, precisamente, su vida es vivir a diario con el esfuerzo de su
trabajo, el tiempo hoy le juega en contra hora tras hora.
Las once de la mañana su cuerpo dolorido
despierta desnuda con los rayos del sol que pasan sutilmente por entre las
hendijas de la persiana, de la ventana que da a la calle, se incorpora, se
acuesta en la cama del hijo y se tapa con la sábana recostándose sobre la
cabecera de la cama, pero… escucha un leve murmullo que le molesta, se
incorpora camino a su dormitorio, el niño duerme desparramado en la cama de dos
plazas a sus anchas, lo tapa un poco, gesto de toda madre y desperezándose,
camina hacia la cocina vistiéndose, pensó que ya era tarde para seguir durmiendo.
Enciende la hornalla y comienza el ritual del
mate, entre bostezos y bronca que le produce mirar lo tarde que se hizo, luego
con un gesto de hombros murmura, total ya no tiene importancia el tiempo, no hay
horario para casi nada, dispone del termo y el mate, se sienta en el
sillón, enciende el televisor del living para ver las noticias, se acomoda el
solero y mientras toma mate se cepilla el cabello que quedo todo enredado
después de la ducha, pero se molesta al ver las raíces del mismo comenzar a
crecer blancas sobre la raya del cuero cabelludo que va descubriendo mientras
se peina.
Mira el celular, lo enciende mientras mira de
reojo la muda pantalla del televisor, apenas lo enciende comienzan a llegar
algunos mensajes. Era él y ella sonrió, en tres mensajes le mostraba el permiso
ya concedido, luego le comentaba que lo tenía también impreso, que si ella
quería se lo llevaba, en el último texto del mensaje le preguntaba cómo estaba.
Dejó el celular sobre la mesa y continuó con el
mate, mirando fijamente el cielo raso como perdida en el tiempo sin tiempo,
como navegando a la deriva después de un naufragio en medio del océano de
incertidumbres.
Cerca de las veintidós horas sintió el estacionar
de un auto en la puerta de su casa, un auto blanco, parecido al que había visto
la noche anterior, al detener la marcha escucho, un abrir y cerrar de puerta,
se fijó por la mirilla y él caminaba con papeles en la mano, golpeó la puerta y
ella corrió a agarrarse un abrigo, eso de andar sin sostén, ya la noche
anterior le había quedado como un mal recuerdo, no sabe si él se dio cuenta o
no, pero dejo de pensarlo.
Se tapó con un saco de hilo sin abotonar, abrió
la puerta y salió cruzándose de brazos, para mantener su intimidad, él le
entregó el permiso impreso, le preguntó cómo andaba y durante unos largos
minutos se contaron parte de su vida, en realidad de los problemas, las deudas
que ella iba sumando, la falta de trabajos y alimentos, que van llegando con
cuentagotas gracias a la ayuda de algunos amigos, él se comprometió a ayudarla
como pudiera, se lo agradeció y se saludaron a distancia despidiéndose,
quedando en seguir comunicados.
Verse y comunicarse con barbijos pasó a ser algo
molesto, pero normal, ella solo a punto con delicadeza a decirle que, así como
lo llevaba puesto era incorrecta, él corrigió y se tapó la nariz como
corresponde y se retiró.
Se subió al auto y se fue muy lentamente,
pensando en esa mujer y sus necesidades, sin embargo, algo más intentó
descubrir en su triste mirada, en ella está reflejada la mayoría de la
sociedad, en historias unitarias que esconden millones de problemas de
diferente índole que muchos no prestan atención.
A cuadras de partir recibió un mensaje, ella
agradeciéndole el permiso gestionado, contestó muy rápidamente el mensaje en un
semáforo y siguió, descubriéndose reflexionando nuevamente en una mujer como lo
había hecho alguna vez allá lejos y hace tiempo.
Paró en una estación de servicio justo cuando
estaba por cerrar sus puertas, pero consiguió que le vendieran dos atados de
cigarrillos, galletitas y un alfajor, retomo el camino nuevamente hacia ella,
le golpeó suavemente la puerta y se lo dio, cigarrillos y galletitas para vos,
el alfajor para el niño.
Ella sonrió, acotó que deseaba fumar, no obstante,
no tenía ganas de salir tan tarde, le hacía falta algo de urgencia, fósforos o
un encendedor para encender las hornallas de la cocina, hacía rato que estaba
renegando con un encendedor que ya no tenía más gas, comentó, él le dejo el que
traía en el auto y se volvieron a despedir.
Partió lentamente, pensando como ir acercándose
para poder ayudar a esos ojos tristes a recobrar la alegría, no era fácil, lo
supo apenas la conoció, sin embargo, en momentos tan difíciles, encontrar una
persona de esta manera no es nada casual, el mundo está viviendo una
experiencia única, las grandes potencias son afectadas igual o peor que los
países más pobres como el nuestro, el virus no solo anda dando vueltas para
encontrarnos, sino que la naturaleza está volviendo a ocupar el lugar que
nosotros le quitamos, como el clima y todos los que nos rodea, se está
acomodando como nunca antes comentan especialistas, como debería ser opino yo,
porque somos los únicos culpables como habitantes de ser responsables de su
cuidado y normalmente hacemos casi automáticamente lo contrario, desde que nos
levantamos hasta acostarnos, quizás inconscientemente, pero somos nosotros,
aquí y en todo el mundo los responsables de nuestro hábitat.
Este virus, tal vez, vino para ponernos a todos
en nuestro sitio, cosas que a veces dudo, pues la soberbia de muchos quizás lo
impide, estoy convencido de que todo esto producirá un cambio del que no
olvidaremos sus consecuencias nunca más. Por otro lado, difícil de comentar,
pienso que las verdaderas consecuencias, todavía no las comprendemos, esta
pandemia es simplemente el comienzo de un cambio global que no solo nos muestra
un virus con su pandemia, sino que, es el primer paso de un cambio que todavía
no imaginamos, que no pasa solo por la salud, sino que trae aparejados cambios
muchos más grandes e importantes en todo nuestro sistema de vida.
Esa noche ella no durmió como deseaba, dio
vueltas en su cama con el televisor encendido de a ratos y terminó fumado más
de lo habitual, su cuerpo no descansa, su cabeza menos, camina de aquí para
allá, pasa horas reflexionando cómo solucionar sus problemas, después de su
separación su vida ha sido un desencuentro continuo de problemas.
El temor acecha a cada rato en su mente, el pago
del alquiler, sumado a los servicios, más la alimentación, se hacen
insostenibles en esta etapa de encierro obligatorio. Por la mañana el primer
mensaje fue el de él, con un buen día cómo están, comenzó una serie de llamados
diarios donde ella fue contando su historia.
Él día tras día, la fue acompañando, pero la
preocupación de ella en un punto empezó a ser la suya, comenzó acercándole
alimentos, de a poco se fue haciendo cargo de efectuar algunos pagos vía
virtual, utilizando los nuevos métodos, ya que todo se encuentra cerrado, dejando
en descubierto la estupidez de algunos
pocos, pero muy evidente a la hora de violar las normas implementadas desde el
gobierno nacional en cada mensaje presidencial que por suerte es acatada y
apoyada por los gobiernos provinciales y municipales.
La pena es que cada vez que el señor presidente
da un anuncio junto al jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y el
gobernador de la provincia de Buenos Aires, cuando este joven toma la
palabra luego debemos escuchar un
discurso político, cosa que molesta e irrita, sus gritos son la expresión mal
vocalizada del gobernador de la provincia más grande de nuestro país, estoy
seguro de que hace mucho tiempo que no tenemos un funcionario con tanta falta
de dialecto, sumado a que, al no hablar, sino gritar y gesticular en cada
intento de frases, se supera a diario convirtiéndose en ridículo, motivo por lo
cual, muchos están más pendientes de sus
equivocaciones en el lenguaje, que en el contenido del mensaje.
Él se conecta con algunas fundaciones para
recibir algo de mercadería y alcanzarlas a sus manos, el gobierno promete, pero
todo queda en promesas que nunca se cumplen.
Cada noche cruza las vías que corren frente a su
casa y se dirige junto al río, donde hasta no hace mucho tiempo encontraba el
lugar ideal para la meditación, luego de la cual, se quedaba contemplando las
aguas que vienen y van, como buen observador amante del río, el Delta y todo lo
referente a lo que significa el clima y sus vientos, contemplar las aguas, le
trae mucho material de inspiración para luego plasmarlo en poesías referentes a
todo los que significa el agua, el río, su gente y todo lo que implica, vivir
en la isla, navegar sus ríos y observar su flora y fauna de acuerdo a cada
época del año, donde los colores cambian, como el temperamento de la gente de
isla y de los navegantes, tanto desde una simple canoa hasta del yate más
lujoso.
Durante este periodo de cuarentena pasan cosas muy insólitas para muchos, aquí y
en el resto del mundo, los ríos fueron tomando un color más claro en sus aguas,
los peces se los ve en muchos lugares a simple vista, se han encontrado
animales que normalmente están escondidos del hombre en bosques o reservas, hoy
circulando por calles como si todo el planeta fuera de ellos, ocupando sitios
de los cuales, las grandes urbanizaciones los fue retirando, seguido a ello, al
no haber existencia de gente por las calles, mares y ríos, ellos volvieron a
ocupar sitios de los cuales nunca se los debió alejar, pero el egoísmo de
nosotros, los hombres, fue capaz y seguramente lo seguirá siendo con la
naturaleza, madre de la cual todos dependemos sin ningún tipo de cuidado y respeto,
sin tener en cuenta que la misma a la corta o a la larga se cobra sus deudas y
estamos transitando el camino donde todo comienza a pagarse, aunque muchos no
lo quieran creer.
Lo más dramático es el problema económico, que no
solo la afecta a ella, sino a todos, un porcentaje muy elevado por no decir la
amplia mayoría, no puede continuar con su trabajo habitual, por lo tanto y por
lo cual, al permanecer en sus casas los gastos en alimentación fueron creciendo
sin ningún tipo de ingreso, sumado a eso la especulación de muchos comerciantes
en un país sin control como este. Aquí la ayuda es muy escasa por parte del estado
hasta la fecha, el ingreso que dictaminó el gobierno es la entrega a una mínima
parte de la población que recién comienza a pagarse en cuenta gotas con una
suma de dinero que solamente alcanza para unos días.
Los que si ya han cobrado son los habitantes de
países limítrofes que tienen doble documentación, son los que le hacen ganar
las elecciones a caudillos que hace muchos años gobiernan las provincias del
norte de nuestro país, ellos sí cobraron con el
solo hecho de cruzar la frontera, en puestos especiales se les va abonando a
diario la misma suma, más que a los nativos del lugar, el caos económico
mundial genera este tipo de situaciones que aquí, por el estado de caos del que
ya venimos, es más grave día tras día. Mientras los gobernantes siguen con la
cuarentena por miedo al famoso virus, los habitantes mueren de hambre y se
contagian más rápido debido al combo que produce la mala alimentación, la falta
de agua, el hacinamiento y la pobreza extrema, que se tapa con noticias
únicamente con el nuevo virus que invade al mundo en una guerra sin precedentes
de las grandes potencias mundiales.
Corren los días, ella espera algún tipo de ayuda
y él comienza a visitarla cuando puede para acercarla con ayuda. Ella es una de
las desfavorecidas, aquí los que trabajan normalmente no reciben ningún tipo de
ayuda, los que pagan puntualmente sus servicios tampoco, pero si reciben ayuda
aquellos que viven y vivieron siempre de planes del estado, típica política
populista que no conduce a nada. Los días pasan lentamente, el dinero se
termina y la especulación de precios comienza a generar un caos inflacionario,
sumado al contagio creciente de dicho virus que a diario crece por motivos
varios, los permisos de circulación vencen y él busca la forma de sacar uno
nuevo y así poder acercarse a ella y ayudarla, en cada contacto observaba su
rostro cada vez más avejentado, le acerca como puede el dinero que consigue,
paga con mucha ayuda las boletas que mensualmente siguen llegando como si todo
funcionara normalmente. Por las mañanas, las tardes o noches la comunicación
comienza a fluir a diario, pero él no se conforma con solo saber cómo están en
simples mensajes, entonces va y viene, produciendo un inédito enamoramiento que
comienza a quitarle el sueño.
Es típico, según dicen especialistas que, en
momentos como este de aislamiento obligatorio, se produzcan lazos virtuales
donde el amor comienza a jugar un rol importante, ya que por esa vía uno se
comienza a relacionar de diferente manera a la que lo venía haciendo. Los
despidos en los trabajos, especialmente de las pequeñas empresas, se
multiplican con el cierre de largos días en locales y pymes de todo tipo,
muchas descarrilan, en su mayoría terminan quebrando, despidiendo, no pudiendo
pagar los salarios y el país entra en un descontrol económico financiero
inédito.
Pasó el invierno más duro de los últimos años, no
solamente por la baja de la temperatura, sino, que muchos como ella, para no
consumir gas, no encendieron los calefactores, solamente se abrigaron con
muchas mantas sobre la cama, quedándose más tiempo dentro de ella para no
entrar en una hipotermia inédita. La tecnología comenzó a tener un rol fundamental
con ella y gracias a la telefonía y las computadoras, la comunicación más la
imagen fueron el vínculo de contacto con los familiares y amigos, los padres se
comunicaban por video llamada con sus hijos, los abuelos veían nacer y crecer a
sus nietos y hasta parejas se comenzaron a formar creando un vínculo muy fuerte
en esta compañía que en el encierro era la única salvación de muchos.
La primavera fue pasando, las especulaciones
políticas sobre cómo, cuándo y dónde llegara la vacuna para controlar este
virus son ya un capítulo aparte, con el correr de los meses fuimos descubriendo
la miseria de muchos, la ayuda de aquellos que nunca pensaríamos se hizo
presente y la de quienes esperábamos desapareció por completo, nos comenzamos a
sentir útiles para muchos, indispensables para otros y totalmente ignorados en
algunos casos, prolijamente cada quince días nos daban el informe de cómo
seguir, el presidente asesorado por según dicen el mejor equipo de
epidemiólogos del mundo, nos cuenta cómo comportarnos los próximos quince días,
a muchos los ayuda con cuotas bimestrales de muy pocos pesos, como así también
a empresarios con la ayuda de porcentaje del sueldo de sus empleados.
El encierro fue el motivo para dejar de ver los
familiares más queridos, los padres con sus hijos, los abuelos que quedaron a
la deriva en muchos casos sin ningún tipo de atención y las reuniones pasaron a
ser algo totalmente prohibido como las actividades al aire libre.
Por TV miramos como un remero olímpico fue
perseguido por lanchas de prefectura y helicóptero por intentar salir a
entrenarse en medio del rio, padres con hijos alejados con una enfermedad
mortal no pudieron despedirse de los mismos por no poder cruzar de una
provincia a otra y el encierro fue
realmente brutal para muchos que sufrieron síntomas psicológicos graves entre
otra cosas, salvo para el presidente de la nación que festejaba el cumpleaños
de su compañera con amigos en la quinta de olivos donde se entraba y salía sin
ningún tipo de restricción y todo privilegio.
Él corre de aquí para allá, en el gran dibujo de
sus cuentas, la ayuda como puede económicamente de diferentes formas, ya al
límite de los más profundo, en la quiebra total de su economía, pero sigue
adelante, en este encierro apareció la oportunidad, matizando los relatos con
poesías donde a diario describe casi a la perfección su admiración por ella,
produciendo así un enamoramiento paulatino que dibujado en letras asombraría a muchos ya que en cada palabra está esa
mujer que tanto le preocupa, describiéndola en detalle poesía tras poesía,
desde el color de su cabello hasta el de sus ojos, su tono de voz, expresiones
y vestimenta, mezclando su lenguaje y modismos que va descubriendo a diario.
Ella comenzó a contarle parte de su vida y así fue descubriendo en cada conversación,
cómo una inteligente mujer, pasó de empresaria exitosa, a simple empleada, de
propietaria a inquilina, el poder de algunos hombres relacionados políticamente
con los feudos provinciales, como todos sabemos, son capaces de lo
inimaginable, esto le ha sucedido durante años, al decidir separarse y dividir
los bienes, motivo por el cual comenzó una guerra no solo en lo judicial, sino
en lo psicológico, sumado a eso el poder económico que no solamente compra
bienes materiales, sino, las voluntades de muchos seres humanos que tienen
precio para resolver decisiones.
Este señor en cuestión, tiene la habilidad de
encontrarle el precio, no exclusivamente a su abogado, sino también al que ella
contrató y más arriba, a jueces y fiscales que hicieron y siguen haciendo en
muchas provincias, hasta en la nación, justicia, solo para los que más dinero
tienen a la hora de fallar.
Las fiestas de Nochebuena y fin de año serían muy
extrañas, muy diferentes, el aislamiento necesario hará que no se reunieron las
familias como lo venían haciendo históricamente. Él la llamó para desearle
felicidades y aprovecho para preguntarle dónde y cómo la pasaría, ella comentó
que serían un día más, con un tono de tristeza que percibió a la distancia y
seguidamente le pregunto el por qué, con la habitual celeridad que tiene ella
para mandar mensajes, le contó que su hijo pasaría las mismas con el padre, que
todas estas fechas, o especialmente estas dos, la ponen de malhumor y desearía
pasen lo más rápido posible, que esperaría hasta las doce de la noche y luego
se iría a dormir.
Dormir después de mucho tiempo sin descanso,
ahora que la parte judicial se comenzó a acomodar, intentare descansar como
hace tiempo no lo hago, comentó finalizando.
El virus comenzó a perder la potencia que tenía
meses atrás, la llegada del clima veraniego ayudo a poder volver a cierta
normalidad y algunas actividades volvieron a realizarse siempre con sumo
cuidado, aunque muchos como pasa de costumbre, no respetan nada ni a nadie.
Él le dijo que esperara hasta las doce, así se
saludaban, ella entre sonrisas le dijo que aceptaría ese saludo, repitiendo
casi al unísono, dijeron, hablamos luego y se despidieron como siempre, él le
manda un beso como hace con todos sus amigos y ella un abrazo como siempre
marcando distancia.
Aquella tarde del 24 de diciembre, él compró una
curiosa botella de champaña que menciona en su etiqueta 2020 LPQTP, simplemente
refleja con un tono de broma y cinismo lo que todos pensamos del año, la colocó
en la heladera para llevarla bien fría y junto a budín que el mismo cocino, se
dispuso a sorprenderla cerca de la media noche para brindar con ella, busco dos
lindas copas de brindis la lavo, las dejó sobre la mesada de su casa y se
dispuso a descansar un rato del intenso calor de diciembre.
Veinticuatro de diciembre, veintitrés horas, a
metros de la casa, le mandó un mensaje para que fuera saliendo a la puerta, al
llegar ella estaba ahí, sentada en la cochera, él bajó con el budín, las copas
y la botella, ella lo saludó sonriente y fue hacia adentro a buscar una silla,
se sentaron con el portón abierto esperando un poco de brisa que tal vez
comenzará a correr por la vereda y entre comentarios fueron corriendo los
minutos, la botella la guardaron en la heladera mientras comieron algo, ella no
había cenado, su rostro a pesar de algunas sonrisas que él le sacaba, era
triste y minutos antes de las doce entró, sacó la botella que él abrió tres
minutos antes de la doce.
Los estruendos comenzaron a sonar a la cero,
comenzaba la Navidad, las dos copas estaban servidas y por primera vez después
de muchos meses se dieron un fuerte abrazo deseándose felicidades, solos en
medio de la calurosa noche pasaron una Nochebuena diferente, entre relatos y
recuerdos de ambos, se hicieron las dos de la madrugada, donde durante dos
horas se contaron cosas increíbles que ambos reconocieron que jamás pensaron
que iban a contar.
La botella quedó vacía, entre cigarrillos,
lágrimas y sonrisas se fueron hasta el río, donde mucha gente, conservando la
distancia y contemplando el agua, disfrutaban de esa noche de mucho calor, como
ellos, que, entre una anécdota y otra, se quedaron a ver el amanecer a orillas
del río como conocidos de toda la vida, luego la llevó a su casa y con un
caluroso abrazo se despidieron.
A las doce del mediodía ella lo llamó para ver
cómo estaba, esa misma tarde volvieron a encontrarse, algo comenzaba a dar
vueltas entre ambos, pero ninguno de los dos se animaba a decir ni insinuar
nada, pero esa noche de Navidad, cenaron juntos por primera vez, en el Tigre, donde
no pudieron quitarse los ojos de encima ninguno de los dos, él miraba sus
labios y sus ojos constantemente y ella hacía lo mismo, no obstante, con más
disimulo, el barbijo ayuda a tapar y disimular, pero comiendo en la costa al
aire libre en una mesa distanciada como dicen las normas, se miraron más de una
vez, luego volvieron a ponerse el barbijo al retirarse.
Terminada la cena se fueron a caminar por la
costa, la noche era ideal, el calor no cedía y caminando buscando el fresco ya
de la media noche, ella le tomó la mano para seguir andando a su lado, él tomó
eso con total naturalidad, apretó suavemente su mano y en el silencio que se
produjo siguieron como si fuera lo más normal, mientras la luna los acompañaba,
hasta que él, comentó:
_ Como me gustaría tomar unos mates ahora.
El camino fue muy amable y distendido, ella, ya
con más confianza puso, encendió la radio y busco su música favorita y comenzó
a cantar, su rostro comenzó a transformarse para bien, de sus ojos comenzó a
brillar la vida que tenía detenida hacía tiempo, los mismos se llenaron de
lágrimas, pero esta vez creo que fueron de alegría, estaba cómoda, pasando un
lindo momento, él lo observó en el silencio de ella; sin embargo, no manifestó
nada.
Aquella noche, él entró por primera vez en su
casa, ella preparó el mate mientras se calentaba el agua dentro de la pava,
juntos salieron al garaje, donde ya corría una suave brisa, se sentaron en el
piso apoyado la espalda sobre la pared, por primera vez compartieron el mate,
ese ritual tan bello que por culpa de esta epidemia dejamos de compartir y solo
lo hacen quienes viven en la misma casa, esa noche madrugada ellos sin
consultar ni no objetar nada, comenzaron a matear como si nada hubiera
sucedido, producto de la confianza mutua que está loca pandemia hizo que
tuvieran el uno del otro y sabiendo ya sin decirlo, que ambos se tienen entre
sí tanta confianza, que hay muchas cosas que ya lo dan por entendido sin
conversar previamente.
Conversaron mucho, el mate se terminó, el calor
seguía agobiando Buenos Aires, ya la noche comenzaba a retirarse lentamente,
ella invitó con una sidra que se encontraba casi congelada en su heladera, él
que no quería dejar de estar a su lado, aceptó entre risas y viejas anécdotas,
la sidra fue terminándose, él de a ratos jugó con su mano, pero al comenzar a
aclarar el día y después de una larga noche de Champán, mate y sidra, con un
abrazo, se despidieron.
La última semana del año fue con demasiadas
ocupaciones para ella, un poco de tranquilidad económica le vino muy bien,
poner en orden muchas cuentas pendientes, la mantuvo muy ocupada, todo había
que hacerlo esos días, donde todos parecen querer hacer en 3 o 4 días lo que no
hicieron en un año, sumado a eso el cuidado que demanda la epidemia que para
muchos parece haber terminado.
Los especialistas en el tema dicen todo lo
contrario y los números día tras día lo van confirmando, mucha gente parece
haberse relajado, todo indica lo contrario, para que todos estemos vacunados
pasarán meses, sumado a esto el calor que día tras día sigue subiendo más y
más.
Semana importante con la llegada desde Rusia de
las primeras vacunas, las cuales dieron un poco de alivio a la población,
aunque el número de la misma es mínimo, esta vacuna consta de dos dosis, la
primera dosis cuando nos indiquen por turno y la segunda pasados los veintidós
o veintiocho días de la primera aplicación.
Las primeras que llegaron serán aplicadas a los
médicos terapistas y personal hospitalario, ya que los mismos son los que en
este momento están en la zona de más riesgo trabajando sin descanso, con un
esfuerzo realmente excelente.
La polémica sobre las vacunas es un capítulo
aparte, como siempre la política se metió, entre anuncios de fechas no cumplidas
y de acuerdo al origen de cada vacuna. Mientras en países vecinos ya están
vacunando la población, aquí seguimos discutiendo si vienen de un país que a la
presidencia le cae simpático o la política de origen de la vacuna, todo se
cuestiona, desde su país de origen hasta el nombre de la misma, por las calles
o canales de información todo parece ser un gran debate, como de costumbre cuando
juega la selección de fútbol, en cada esquina se forma un equipo diferente, con
esto pasa algo similar mientras las discusiones se suceden, la vida de muchos
se va, pero ya no parece ser prioritario.
Según algunos especialistas la mejor vacuna es la
que el gobierno se niega a comprar, argumentando que el laboratorio que la fábrica,
pide a cambio zonas fundamentales en el reservorio de agua de nuestro país,
como ser glaciares ,cataratas y no sé cuántos
requisitos más, mientras que el laboratorio lo niega y la vacuna se instala en
países limítrofes sin ningún inconveniente donde algunos compatriotas viajan a
aplicarse la dosis sin problema, por aquí, si la jefa no acepta la negociación,
todo se paraliza,
Él comenzó a escribirle, a describirla tal cual
la ve, desde el color de su lacio cabello, el cual conoció con las hermosas
canas que iban creciendo con el correr de los días de encierro, como el brillo
de los ojos que iban cambiando de acuerdo al estado de humor que ella fue
teniendo durante estos largos meses.
Como su ropa que fue variando de acuerdo al
clima, o el color del esmalte de sus uñas, tanto de los pies como de las manos
que para entretener a su hijo en pintar las mismas lo hacían juntos, juntos
convivieron momentos muy tristes, con lo mínimo indispensable, el televisor y
las películas fueron para ambos una gran compañía desde la cama donde juntos
vieron lentamente pasar el tiempo y las estaciones con sus diversos climas,
desde estar muy abrigados, a esta fecha, donde todo parece molestar sobre el
cuerpo debido a la intensidad del calor, que año tras año parece ser mayor.
Él guardó en su memoria fotográfica cada instante
que ella le fue comentando, cada palabra la fue imaginando tanto en la casa
como fuera de ella y diariamente con esos recuerdos y todas las conversaciones
recrea esos meses en poesías o relatos cortos donde la nombra como una mujer
leona; así la admira, así la siente e intenta en palabras descubrir esa gran
mujer que esconde mucho más de lo que cuenta, a identificándola como valiente y capaz de sobrevivir a lo más
difícil, como una guerrera con el cuchillo entre los dientes.
Después de muchos escritos y reclamos, abogados,
jueces y psicólogos, ella consiguió que, en los últimos papeles firmados, el
padre del niño permitiera que viva con ella, ese fue el respiro final, con
todas sus fuerzas.
Luchó por ello y lo consiguió, en un país donde
la justicia está entre uno de los poderes más cuestionados, ya que la misma no
tiene los ojos vendados como debería, ni juzga a todos con la misma vara ni la
misma celeridad, el niño estuvo a punto de ir a vivir donde no quería, con
quienes no quería, a un lugar alejado que no quería y lejos de la madre con
quien quería, ningún juez o jueza fue capaz de preguntarle ni una sola vez al
niño, que quería?
Los políticos se llenan la boca en defensa de los
derechos de la mujer, del niño, de los derechos humanos en general, pero a la
hora de los papeles, la burocracia puede con todo eso, a diario se cometen
cientos de injusticias de las cuales desconocemos los motivos, porque casos
como el de ella y su niño, hay miles, pero solamente conocemos los que por
algún motivo se viralizan, mientras cientos de expedientes duermen aplastando
estantes en cuevas llenas de papeles, a la larga espera de ser resueltos algún
día, mientras tanto, madres o padres mueren, o sufren día tras día y niños son
arrancados de brazos de amor y nadie hace nada.
La vida continúa, la epidemia domina el mundo y
todos estamos esperanzados en la vacuna, que ya comenzó aquí a aplicarse
mientras ellos siguen comunicándose, preguntando a diario cómo están mutuamente
y arreglando de alguna manera sus vidas.
Él está preocupado, ella lo nota, se lo comentó,
él solamente dijo, esto puede llegar a ser peor de lo que imaginamos, algún día
te contaré, por ahora terminamos el año lo mejor posible y luego hablamos.
_ Está bien, pero lo
conversamos el primero de enero, en tus ojos hay preocupación y quiero saber
qué te pasa.
La
noche del último día del año él la invitó a cenar, ella aceptó y quedaron en
encontrarse a las 21:30 cuando él la pasará a buscar, esa tarde él cocinó luego
de muchos años de soledad para su invitada en último día del año, como sabe que
estos últimos meses comió muchas harinas de todo tipo debido a la falta de
presupuesto, esa tarde se dedicó a cocinar carne, ese pedazo de costillar
suavemente adobado estuvo lentamente en el horno, la fuente con papas cortadas
en muy finas rodajas bien condimentadas en un recipiente lleno de crema de
leche quedó listo, cuando llegara solamente habría que encender nuevamente el
horno y terminar la cocción, compro bebidas y helado, preparó una linda fuente
de ensalada de frutas, se bañó cuando todo estaba listo, hasta la mesa
preparada con una pequeña picada, a las 20:45 salió a buscarla.
Cuando estaciono en la puerta de la casa, antes
de bajar, ella salió, esa noche parecía otra mujer, su cabello brillaba como nunca,
cualquiera le hubiera dado quince años menos de los que tiene.
Sonriente se subió al auto con una botella de
champán en la mano y los cigarrillos en la otra, una pequeña mochila muy
bonita, colgaba de su hombro. Por primera vez, la vio con un hermoso vestido
rojo que le quedaba como pintado sobre su cuerpo, los breteles y ese escote que
insinuaba sin mostrar, era la primera vez que veía sus piernas fuera de un jean
roto adrede por un diseñador. Pasaron una noche inolvidable y a las once de la
mañana del primero de enero, cruzaron las vías para sentarse bajo la sombra del
sauce, donde se encontraron por primera vez.
Preguntarán que pasó esa noche, solo imaginen,
después de muchos abrazos y hasta lágrimas, el encuentro enterró fantasmas que
a ambos los persiguieron durante años.
Aquella mañana, brindaron con mate por la noche
madrugada feliz que ambos habían pasado, sin ningún reproche, se siguieron
contando la vida, que quizás de ahora en más, la compartan o no, pero a los dos
les quedará el mejor recuerdo de todo lo vivido en el año que, horas antes,
había finalizado.
Ella tenía un quejo de impaciencia constante que
él percibía, se lo preguntó, le dijo que no era nada y llegado el mediodía
después de caminar por la costa volvieron a la casa, el calor era realmente
insoportable, apenas llegaron, encendieron el aire acondicionado, tomaron algo
fresco y comenzaron a preparar una picada, con mucha bebida, se pusieron
cómodos quitándose la ropa que usaron en el paseo, los pantalones quedaron
sobre la cama y las zapatillas de él y las sandalias de ella, en un rincón, la confianza entre ellos ya era linda de
apreciar segundo a segundo, él insistió,
en que le contara qué le pasaba.
_ Extraño a mi
hijo, sus reclamos, sus ruidos, su compañía, no te olvides que durante mucho
tiempo fuimos el uno para el otro, ahora no está y lo extraño; extraño su voz,
hasta sus gritos y caprichos.
Él la miraba detenidamente, le tomo la mano
mientras la escuchaba hablar de su hijo, de los meses que pasaron sin salir a
ningún lado, se miraron fijamente por un rato y de sus ojos él vio correr
lágrimas que comenzaron a bañar su rostro, la tomó de las dos manos y la hizo
levantarse para sentarla en sus piernas, con su mano secó las lágrimas y le dio
un vaso con cerveza, cuando ella apoyó el vaso en la mesa la abrazo muy fuerte,
entre sus brazos, ella se quebró y durante minutos, lloró como nunca antes, él
solo la mantuvo abrazada en silencio, cuando se repuso, la beso, ella lo besó
apasionadamente y se levantó para lavarse la cara en la pileta de la cocina, la
siguió, vio cómo se mojaba la cara y pasaba sus manos por el brillante cabello
como refrescándose, comenzó a sonreír y le pregunto que miraba, él solo dijo a
vos; ella tomó agua entre sus manos y se la arrojó mojándolo, él hizo lo mismo
y como dos chicos jugaron a mojarse hasta abrazarse y estrecharse en un beso
único, donde ambos se besaron, ella sentada sobre la mesada hasta que, al
bajarla de la misma, él las tomó entre sus brazos y pasaron al cuarto
habitación por largo rato.
Esa tarde decidieron no salir de la casa, se
arreglaron con lo que había para la cena y conversaron durante mucho tiempo,
las fiestas fueron en días de semana, jueves y viernes, de los cuales aún les
quedaban dos días por delante para descansar, deberán decidir si lo hacen
juntos o no. Mientras cenaban ella manifestó que le debía algo, él la miró
asombrado preguntando qué?
_ Vos seguís
preocupado, me dijiste que me contarías después de la noche de fin de año,
estoy esperando.
No me hagas caso le formuló él rápidamente, son
pensamientos con ciertos temas, hacen que me quede pensando mucho tiempo, eso a
veces es bueno y otras no tanto, olvídate, no pasa nada. Lo miro no muy
convencida, él se dio cuenta, pero ninguno expresó nada más, ella se levantó y
comenzó a acomodar las cosas, llevo los platos y las cosas que estaban sobre la
mesa y se dedicó a lavarlos en silencio, después de un buen rato cuando terminó
de acomodar todo, él la observaba con mucha atención, dijo.
_ Me cambio y me alcanzas a casa.
Ahí se dio cuenta de que algo no estaba
funcionando y le preguntó qué le pasaba.
Ella fue muy clara, y en pocas palabras le
manifestó:
_ Hace casi 9
meses que venimos conociéndonos, contándonos cosas, apoyándonos, hemos pasado
días horribles, estos maravillosos, hace días que algo te preocupa, me dejas al
margen, yo no sé qué pensar, si te pasa algo a vos, si es conmigo, no sé, pensé
mil cosas, no quiero sufrir más, me visto y me voy, o conversamos todo y luego
vemos.
Él la tomó de las manos y la llevó a la
habitación, la abrazo muy fuerte, ella dejó que lo hiciera y lo abrazó más
fuerte aún, le pidió que se sentara y comenzó a contar con todo detalle su
preocupación, que no solo estaba basada en el virus que estaba dando vuelta,
sino en las mutaciones del mismo, que según le habían casi asegurado, iba no
solo a seguir contagiando a gran velocidad, sino que, el clima en todo el mundo
iba a crear desastres naturales jamás advertidos, era momento en que la tierra
se comience a tomar revancha de todo lo malo que nosotros, los humanos, le
venimos haciendo con un daño constante, le dijo tener un poco de miedo.
También le comentó que quería protegerla de todo
y no sabía cómo explicarle, para que no fuera un cuento de ficción lo que está
contando, sino que ella asuma que todo
lo que le está transmitiendo es verdad y estamos muy cerca de que suceda, como
ejemplo le dijo que solamente sintiera el calor de los últimos días, el alza
constante de la temperatura global, la tomó de la mano y le dijo que lo
siguiera, fueron al estudio y encendió la computadora, le hizo leer algunos
informes de investigadores amigos, algunos muy conocidos, ella leyó únicamente
algo del primero y algunas líneas del segundo y cerró el correo, él le pido que
leyera todo, que no quería ocultarle nada, ella puso su dedo índice en los
labios como callándolo y mencionó:
_ No me hace falta leer nada más, entiendo tu
preocupación, solo explícame qué hacemos.
Se abrazaron muy fuerte durante minutos,
comenzaron a besarse en un silencio absoluto a la luz del sol que pasaba por
alguna hendija mal cerrada de la persiana, mientras se besaban fueron
lentamente caminando dejando caer la única prenda que tenían colocadas, en el
baño debajo de la ducha entre llantos y luego sonrisas se dejaron llevar por un
largo rato, hasta terminar sentados en la bañera, abrazados bajo una lluvia de
agua tibia que caía como borrando los malos momentos, el lacio cabello de ella
se dejaba enredar entre los dedos de él,
jugando con los cuerpos se fueron incorporando hasta terminar sentados
en el piso de la cocina.
En instantes sus cuerpos se secaron, el calor era
intenso, decidieron seguir en el living donde estaba encendido el aire
acondicionado, ella estaba incómoda de estar de esa manera, él lo noto y se lo
dijo, ella sonrió y dijo.
_ Ya veo cómo me conoces hasta cuando no
hablo.
Él solo la miró y le alcanzó su camisa que había
quedado desde el día anterior en el respaldo de una silla.
Ella volvió a sonreír, mi historia no es fácil,
comentó.
Se levantó, se colocó la camisa y se sentó arriba
de sus piernas de frente a él, de esta manera siguieron conversando, el calor
igual se sentía, pero era más el de los cuerpos y la necesidad de los mismos
que tan juntos irradiaban fuego, pero ninguno de los dos hacía nada por
separarse, las sugerencias de qué hacer no fueron muchas, decidió ella, viernes
a la noche pasear juntos, le gustaría mucho.
_ Porque no vamos
por la ruta hasta algún lugar no muy lejos, salgamos de los lugares llenos de
gente.
Él aceptó y después de una buena ducha y comer
algo liviano se fueron, ella quiso pasar por su casa unos minutos, se lo
comento mientras él terminaba de cambiarse, el calor era insoportable y algo
liviano de ropa venía ideal para esa noche, salieron directo a la primera
parada, que sería la casa de ella.
Al estacionar en la puerta y parar el auto le
dijo que espere, que no baje, que se fumara un cigarrillo que se cambiaba y
venía pronto, en menos de lo esperado salió, con su mochilita al hombro, ahora
muy deportiva, se había puesto un short, zapatillas y una musculosa, al subir
le dijo que pasarán a cargar combustible y de paso compraría algo que
necesitaba.
Mientras se llenaba el tanque del auto con gnc,
compraron cigarrillos y una gaseosa, ella anduvo dando vueltas y compro unos
apósitos, al subir al auto apenas partieron le declaró que disculpara, pero le
daba vergüenza hacer ese tipo de compras juntos, él la miró y le expresó que decía?
Vergüenza de que, ¿a qué?
Bueno contestó
ella, es la primera vez que compro esto con un hombre nada más.
Estuve meses preguntándome si precisabas y nunca
me animé a preguntarle.
Menos mal que no
me lo preguntaste, me hubiese puesto roja, precisar precise más de una vez, no
tuve algunos días, jamás te lo hubiese mencionado, hoy creo que sí.
A velocidad de paseo, fueron hablando mucho sobre
el tema del pudor, la vergüenza de esconder ciertas cosas que son naturales,
sin embargo, según ella, muchos hombres no comprenden, los jóvenes de hoy lo
conversan todo más naturalmente, con el tiempo fueron cambiando las cosas para
bien, el rol de la mujer fue encontrando su lugar, hoy todo es muy diferente a
cuando éramos chicos.
Conversando y paseando llegaron a la ciudad de
Campana, recorrieron un poco la avenida céntrica y fueron a estacionar a la
costa, se sentaron a mirar el río, sitio que a él le apasiona, pero ella no
conocía; sin embargo, le agrado apenas pararon, ahí se quedaron un largo rato,
en un no muy cómodo banco contemplaron el Paraná, contando muchas cosas, ella
se acostó en el banco y acomodo su cabeza sobre las piernas de él, durante
mucho tiempo mientras se quedó callada como pensativa, él acarició su cabello,
suavemente comenzó a masajear su cabeza con lindas caricias y hasta llegó a
pensar que se había quedado dormida, hasta que suspiró y le dijo, que esto… es
real, no lo estoy soñando, él le comentó que había pensado lo mismo, pero era
todo real, ella se incorporó y lo beso, se abrazaron y se quedaron un largo
tiempo en un profundo silencio, la gente que estaba de paseo, comenzaba a
retirarse, en poco menos de media hora, quedaron casi solos, ella tuvo temor y
pidió subir al auto, él se dio cuenta de lo sucedido, se subieron al auto.
Vamos yendo, le
dijo cuando quieras, pero ella después de un largo silencio dijo no, quedémonos,
abrázame o dame la mano.
Le puso la mano cariñosamente sobre el hombro,
ella recostó su cabeza sobre él y comenzó a llorar, dejo que lo hiciera, esos
desahogos después de tantos problemas, tanta presión le viene haciendo bien, la
fue acariciando lentamente y de a poco ella dejó de llorar, en silencio lo beso
diciéndole gracias, se abrazaron fuerte y lentamente comenzaron el regreso.
Volver al tema de la pandemia parecía ser casi
obligatorio, cómo en casi todos, sin embargo, él le declaró, que por esa noche
lo podían dejar de lado, como el problema legal que la tuvo en jaque durante
tanto tiempo, ella aceptó, entonces comenzaron a conversar de viejas anécdotas,
él fue al grano directo y le preguntó, por qué le manifestó una vez, que no
quería saber de ninguna nueva relación, ni de ningún hombre nunca más, si le
contaba el por qué.
Ella sonrió un largo rato, se tomó la cabeza con
ambas manos, ya estaba pasando Escobar y le pidió, si podía estacionar en algún
lugar, a menos de un kilómetro había una subida a un puente, estaciono
correctamente, ella desprendió el cinturón de seguridad y lo beso, lo beso muy
intensamente, luego lo abrazo muy fuerte y le dijo, ahora vámonos de aquí me da
un poco de miedo este lugar.
Él siguió el camino, ella comenzó a hablar.
_ La relación con
mi marido ya sabes cómo fue y cómo terminó, casi un año atrás tuve una casi
relación que también terminó mal, por eso después de esas experiencias expresé
bueno basta, me dedico a mi hijo y a mí, pero bueno estos últimos días todo fue
tan distinto que acá estoy, ¿o no te diste cuenta todavía?
Él comenzó a sonreír y metros más adelante salió
de la ruta bajando en una salida, hizo unos metros estaciono y la beso
abrazándola muy fuerte sin manifestarle una sola palabra, pero insinuado
sexualmente, acariciando parte de su cuerpo, en silencio volvió a subir para
seguir viaje, mientras manejaba, comenzó a acariciarla en los puntos más
débiles que enseguida comenzaron a reaccionar a las caricias estimuladoras.
Ella solo dijo: _ A sí?
Comenzó a hacer lo mismo con él, realmente
parecían dos adolescentes inconscientes,
entre ellos había una atracción más allá de la palabra, al acercarse el
uno al otro las reacciones eran mutuas, ese viaje quedó en la memoria, él le
pido que esperara y dejó de acariciarla, aumento un poco la velocidad de paseo
y en minutos estaban estacionando frente a la puerta de su casa, al abrir la
puerta el calor de la misma era sofocante, cerraron la puerta abrieron las
ventanas, ya en la cocina antes de abrir la heladera para tomar algo fresco,
dejaron arrinconadas las zapatillas, el short, la remera y únicamente entre
besos y gaseosa helada, que se sirvieron, los sorbos en los vasos fueron confundidos con besos, los
besos con caricias, las caricias, con más besos y cuando ya el sol comenzó a
entrar por la ventana del baño iluminando el hall de las habitaciones, entraron
abrazados bajo la ducha, para luego descansar de la larga noche.
Sábado, él
escuchó ruidos desde la cocina, ella se había levantado y minutos más tardes se
acercó con algo fresco, realmente el calor era intenso, a ella solo le
preocupaba el gato, que había quedado solo en su casa, pero después de
conversar mientras almorzaban, decidieron que él la llevaría a su casa y
volvería por la noche, así fue, bajo un sol que parecía incendiar el pavimento,
la llevo para luego de unas horas encontrarse en la cena, ella volvería con su
auto, y el famoso gato Sócrates.
Él volvió a su casa, ordenó la misma, (es
demasiado maniático con el orden), Cuando todo estaba más o menos listo y antes
de ducharse, la llamó para ver cómo estaba.
_ Hola, estaba
por llamarte, llegó cerca de las 21:30, estoy terminando unas pizzas, me cambio
y salgo para allá.
_ Estoy haciendo matambre a la pizza.
_ Qué bueno, hice
pizza porque sé que te gustan, te las prometí alguna vez, pero no importa
comeremos todo entre hoy y mañana si te parece, cuando llegó vemos, ¿llevó algo
más, falta algo?
_ Si faltas vos, te espero.
_ Me cambio y
voy, besos.
Él se vistió, todo estaba listo, cuando llegara
verían que cenaban, el calor no cedía y se fue a la puerta de su casa, como lo
hace a diario a ver si saludaba algún vecino. A las 21.30 clavadas, como dijo,
llegó, cuando estaciono le pidió ayuda para bajar las cosas, botellas, pizzas,
paquetes, la mochila y la jaula con el gato, él quedó totalmente asombrado,
ella se dio cuenta, le preguntó si le pasaba algo, le dijo nada, ¿colócate el
barbijo cuando salís que haces sin él en la calle?, agarraron todas las cosas y
entraron. Ella soltó el gato y llevó las pizzas sobre la mesada, se bajó el
barbijo y lo abrazó besándolo.
Esa cena fue muy interesante porque fueron
conversando qué y cómo a partir del lunes ella comenzara a poner todas sus
cosas en orden, pagos, arreglo del auto, deudas pendientes y quedo dando vuelta
el mudarse o no. El domingo no salieron de la casa en todo el día, programaron
las cosas que ella comenzara a hacer en la semana, por la noche se iría a su
casa, pero terminaron acostados juntos, mirando una película antes de dormir y
a primera hora, o cuando se despertarán, después de unos mates compartidos,
partió, quedando en hablar en cualquier momento.
En los dos quedó un dejo de nostalgia, habían
compartido días muy lindos, el año comenzaba, en ambos, se mezcló cierta
confusión de cómo seguiría todo, dos solitarios que de casualidad, por motivo
de una pandemia, se encontraron sin antes saber nada, el uno del otro, juntos
ya venían compartiendo y acompañándose día a día como si se conocieran de
muchos años.
Él, después de acomodar la casa y poner cada cosa
en su lugar como lo hace casi sistemáticamente, preparó el termo con el agua
para el mate y se fue a encerrar a su escritorio, necesitaba dejar plasmado de
alguna manera cada momento vivido, describir detalladamente, sensaciones que
experimentaba a su lado día tras día, con la incertidumbre de no saber cómo
esto podría seguir, solo tenía en claro que nunca volvería a convivir, solo
podría mantener una relación como la que venía iniciando pero nada más.
Esa tarde la paso en el estudio, escribió mucho,
no obstante comenzó a inquietarse con correos de amigos que le iban contando,
como la curva de contagios seguía subiendo, luego por Zoom tuvieron entre
varios (cinco) una interconsulta donde investigadores y especialistas en el
tema contaban entre ellos, que se debería hacer con cierta premura, él escuchó,
solamente opinó cuando le consultaban algo puntual, lo bueno de ese grupo, es
que cada uno con su especialidad comparte y acepta el debate, cosa que debería
ser normal cuando sé debate un argumento sólido para algunos, pero están todos
tan disconformes de cómo nos tratan algunos del partido gobernante que a veces
da miedo emitir opinión, por suerte no pasa en este grupo donde hay un
militante de este gobierno, muy respetuoso, ya que es la única manera donde
todos aprenden, luego al finalizar se despidieron con algunas bromas como de
costumbre.
Ella, ese día, fue y vino de banco a cajeros en
más de una oportunidad, quería sacar dinero, pagar cuentas y hacer un montón de
cosas que no había podido aún. La restricción de entrar a los bancos, como a
muchos otros lugares, desde hace meses, cambió completamente, los empleados,
algunos, no muchos, asisten al lugar de trabajo, sin embargo, la gran mayoría
trabaja remotamente por internet, para entrar a un banco no solo hay que sacar
previamente un turno, sino que muchas operaciones por no llegar a decir todas,
se hacen virtualmente y no todos tienen la posibilidad de hacerlo o saber cómo.
Ella estaba en medio de todo ese tipo de
trámites, ya con dinero depositado solamente podía sacar parte del mismo de a
mínimas sumas por el cajero automático, ese día se olvidó de él, su cuerpo
comenzó a aflojarse después de mucho tiempo de suma tensión, no exclusivamente
por la pandemia, sino años, donde todo fue muy complejo, desde las cosas más
importantes hasta los mínimos detalles hogareños.
Él sabía todo eso, la extraño, pero no quiso
molestar, ella pensó en mandarle algún mensaje, aun así, llegó a su casa, se
quitó la ropa y se tiró en la cama quedando profundamente dormida, como hacía
meses no podía.
Él se fue a Tigre, esta vez, dejó el auto después
de la curva al comienzo del Paseo Victorica, caminó pegado a la costa hasta
sentarse en un banco a contemplar el río. Carlos, un amigo, le había mandado un
correo con la diferencia de horario en la cota del río en los últimos días, la
velocidad con la que el agua se retiraba o entraba hacia los ríos que conforman
el Delta, el horario del cambio de rumbo y la velocidad, también adjunto un
estudio de temperatura del agua y velocidad de viento en superficie, bajamar,
pleamar, horarios y temperaturas, datos de ríos, del mar en la costa atlántica,
mucha información, todo volcado en planillas muy prolijamente, con fechas y
horarios datos que vienen estudiando hace más de dos años con un grupo de
amigos previendo causas posibles en el planeta a raíz del cambio climático, lo
vienen siguiendo con mucha preocupación y durante unos minutos lo hablo con su
amigo Carlos antes de regresar a su casa a descansar.
En los últimos meses, se observaron variaciones
importantes debido a la parálisis empresarial mundial, que, por supuesto afecta
lo económico, pero, no es solo eso lo que pasa, hay detalles climatológicos
alarmantes debido a enfocarnos solo en la pandemia y la vacuna, muchos olvidan,
pero suceden, de la Antártida llegan datos alarmantes. Al otro día, el sonido
del timbre a las 8 de la mañana lo despertó, cuando se asomó Horacio estaba
parado sobre la vereda, le dijo que esperara unos minutos, se cambió y abrió la
puerta, su amigo entró y mientras él preparaba el mate, el Dr. en física se
sentó en la cocina y ambos comenzaron a tomar mate, él siempre tiene unos mates
descartables con bombillas descartables por si sucede algo imprevisto como esa
mañana. Horacio comentó que iba a la isla, si lo acompañaba, le respondió que
no, pero primero quería que leyera unos correos, trajo la notebook sobre la
mesa de la cocina y el Dr. se puso a leer con mucha atención, en silencio, no
esbozó ni una palabra hasta terminar de leer todo, después le preguntó qué
había averiguado anoche, le mostró todas las anotaciones que tenía mientras las
fue pasando en una planilla Excel que ya tenía varias hojas completas en
diferentes zonas del Delta.
Horacio dijo:
_ Las diferencias que veníamos teniendo en los
últimos tiempos, con el correr de los meses, me fueron cambiando una idea,
cuando en secreto me comentaron, me opuse totalmente, parecía una locura tuya y
del grupo que se juntan a debatir esto casi obsesionados, no obstante, hoy,
viendo los cambios en directo, como me pasa cada vez que voy a mi casa en la
isla, estudiando la rigurosidad de los datos, hoy tengo miedo, vine a decirte
que me acompañes para que veas lo que está pasando río arriba.
_ Tengo
cosas que hacer, sin embargo, me interesa, ¿en cuánto vamos y venimos?
_ La lancha quedó
en el club, vamos hasta Toro y volvemos, al mediodía estamos de regreso.
_ Me cambio y vamos, espera.
_ Trae la cámara,
te va a convenir tomar imágenes para que las compares.
Pasadas las doce del mediodía estaban de regreso,
después de almorzar, se puso a hacer comparaciones, a escribir sobre la
peligrosidad del daño que había advertido en el Delta. Llegó un correo (de
Mingo) alerta sobre el alto nivel de temperatura de esa última semana tanto en
los ríos como en la costa atlántica, que a pesar del distanciamiento
obligatorio explotaba de gente, las conclusiones que sacaba su amigo parecían
sacadas de un cuento de Ray Bradbury, pero no era ciencia ficción, todo
indicaba el comportamiento del planeta que está cambiando apresuradamente, nada
ni nadie hablaba del tema, Horacio, antes de retirarse, dijo:
_ Yo les creo; sin embargo, ustedes parecen los
locos de la azotea, no con la radio, sino con el clima, sigan quizás con el
tiempo alguien les dará la razón. Espero que no sea tarde.
El sol de enero parece penetrar paredes y cocinar
veredas, las temperaturas de estos días sigue subiendo con el correr de la
semana, pero con pronóstico de lluvia cercano, después de almorzar decidió
descansar un poco, saldría después de una buena siesta en el dormitorio, con
aire, se acostó pasadas las quince horas, se quedó profundamente dormido. Una
hora más tarde, mate en mano encendió el televisor, las noticias que miraba de
reojo, no eran alentadoras, en las próximas horas la temperatura marcaría un nuevo
récord en su alza, luego la tormenta que según los radares está llegando pasada
la medianoche será muy severa, por lo cual ya están la alerta anunciada, los
mensajes de la fuerte tormenta lo alertaban en correos de amigos especialmente
del Delta. Consultó el servicio meteorológico, la tormenta llegaría pasadas las
22 horas, salió al jardín, noto una brisa caliente que llegaba del norte, nubes
que corrían expresándose, cargándose de un gris plomo que anunciaban todo,
pensó en ella y sin más vueltas le mandó un mensaje.
Segundos después, ella llamó, le comento que
estaba agotada de todo lo que había hecho, que le extrañaba que no la llamara,
él solo dijo que la estaba esperando, que viniera antes de que comience la
tormenta.
Ella comentó que no soportaba más el calor que
había andado todo el día, que estaba muy cansada, él insistió, y ella
dijo.
_ Juntó algunas
cosas y voy para allá, porque si paro un poco, no salgo más.
_ Dale te espero con algo fresco
_ Prepara unos
mates mejor, querrás comer pizza, quedaron de las que hice, si estás de acuerdo
compro algo y las cocino.
_ Dale si, bebidas tengo.
_ Besos en una
hora a más tardar estoy por ahí.
Él entró el auto, dejó lugar para acomodar
adentro el de ella, acomodó bien la casa y la espero. La suave brisa se
convirtió en un viento algo molesto, las
luminarias comenzaron a encenderse,
nubes negras y espesas avanzaban
desde el norte, el viento subía su intensidad rápidamente, algunas gotas muy
grandes de lluvia comenzaban a caer evaporándose en el piso rápidamente, pero
en minutos, se hizo de noche, las gotas
en una fuerte cortina de agua con pequeño granizo, justo en ese instante llegó
ella, entró el auto, cerró el portón mientras él le gritaba que lo dejara, la
esperaba en la entrada bajo el alero, con la puerta abierta, corrió, lo abrazó
muy fuerte, y le dijo:
_ Entremos, tengo
miedo.
Entraron, dejó todo sobre la mesa de la cocina,
el calor dentro se notaba muy fuerte, casi irrespirable, pero la tormenta
debería traer algo de fresco, los truenos y relámpagos no cesaban, ella se
sobresaltaba a cada estallido del cielo, se quitó las zapatillas, el short y la
remera, estaba empapada, él le alcanzó una toalla y pronto mejoró su actitud,
en la habitación busco una remera y se sentó a tranquilizarse un poco.
Comenzó a contar lo que le costó llegar por el
viento, la gente corriendo por las calles, algunas ramas que comenzaban a caer
entre los relámpagos, los truenos, pero ahí se sentía más segura, con algunos
mates se fue aflojando, mientras relataba todo lo que había hecho, el viento
era cada vez más intenso, la temperatura había comenzado a bajar, no lo
esperado, la lluvia no dejaba de castigar constantemente, los árboles que se
encuentran cruzando la vía a metros del río se sacudían fuertemente, el paso del
Tren de la Costa fue muy lento, como a paso de hombre, como si hubiese sucedido
algo, pero bajo la lluvia parecía el paso de un tren fantasma.
Abrazados miraban por la ventana la furia de la
tormenta, hasta que decidieron bajar la cortina barrio que era la única que
seguía elevada, el viento castigaba la casa y llovía cada vez más, la calle ya
comenzaba a inundarse cuando se cortó la corriente.
La única luz de emergencia se encendió en la
cocina, en pocos minutos acostumbraron la vista, ella decidió comenzar a
preparar la pizza casi en silencio, minutos más tarde encendió el horno,
mientras él preparaba la mesa y sacaba la bebida de la heladera, después busco
velas, en la noche de tormenta decidieron hacer una cena romántica, ya un poco
más distendidos, donde conversaron mucho y hasta rieron olvidándose por un buen
rato de la tormenta y la corriente que faltaba.
Dedicados solo a ellos, brindando por el
encuentro, que como dijo él acariciando sus suaves piernas apoyadas sobre la
mesa después de cenar, esta podría ser una noche inolvidable, ella miró el
celular, que hacía rato no observaba, recién ahí se dieron cuenta de que
tampoco había señal de telefonía, pero estaban ellos dos, con eso alcanzaba
sugirió. Bajo sus piernas se incorporó al lado de él y se sentó sobre sus
piernas enfrentándolo.
Golpeaban fuertemente la puerta, salió
preguntando qué pasaba, quién era.
Su vecino lo llamaba casi desesperado, el agua ya
había pasado el nivel de la vereda, el viento seguía arrastrando el río sobre
la ciudad, rápidamente tendrían el agua dentro de la casa, su vecino solo venía
a ayudarlo, ofrecerle arena embolsada que le habían traído esa tarde del
corralón, ya que su casa está en plena refracción. Sin dudarlo se metió bajo la
lluvia, en unos viajes puedo hacer una contención en la puerta de entrada, otra
en la de la cocina, las dos puertas que daban al exterior por si subía el
nivel, por lo menos creerían que al agua no pasaría. Ella, recorrió la casa
levantando lo que podía mojarse si el agua entraba, enrollar alfombras, subió
todo lo que se encuentra en el piso, encendió velas y a la par dejaron todo más
o menos resguardado, ya la calle y la vereda no se veían, el temor era que se
fueran el auto de ella, la cochera es techada, pero no cerrada, él subió al
altillo con la linterna, sacó la soga náutica que usa en la isla, ató la soga
donde se engancha la cuarta de arrastre en su auto, de ahí la giro en el árbol
de su jardín pegado a la cochera y ató el otro extremo en el auto de ella por
el soporte delantero, la lluvia no cesaba, el viento parecía querer llevarse
todo, ella solo gritaba:
_ Cuidado, cuidado¡!
Pero acostumbrado a la isla él pudo asegurar
todo, empapados los dos, cerraron la puerta, él se fue directo bajo la ducha,
hacía calor; aun así, necesitan una buena ducha y aflojarse, ella lo siguió y
se encontraron bajo la misma buscando aflojar la tensión de esos largos
minutos.
Las velas estaban estratégicamente ubicadas por
ella, él cuando terminó se sentó sobre una toalla a descansar en el living, las
velas fueron consumiéndose, algunas las apagaron, otras se apagaron solas, se
acostaron cansados de luchar contra la tormenta y el intenso calor, se
durmieron profundamente agotados, la lluvia no cesaba y el viento enfurecía la
noche, en un lugar de San Isidro a metros de la costa del río.
Diez de la mañana, ella se despertó completamente
transpirada, dejó la cama, la lluvia
seguía intensa, levantó la cortina, miró hacia la
calle, el río parecía llegar hasta la puerta
de la casa, se fue directo debajo de la ducha, se
quedó bajo el agua tibia un largo rato, sus rubios cabellos parecían dibujar
una mañana lánguida y triste, sin corriente, en la soledad, como le cuenta él,
en muchos comentarios de la isla. De la ducha a la cocina sin escalas a poner
la pava sobre el fuego llena de agua, la poca visibilidad le hizo dudar de
donde estaba la yerba, pero rápidamente encontró el mate, la bombilla, preparó
la infusión y probó el primero, tanto calor agobiaba, encendió el móvil para
ver si había señal, fue en vano, su cuerpo esbelto se paseó por el living
buscando levantar un poco las cortinas para que, entre un poco luz natural, se
fue a la habitación a despertarlo con el mate.
La sábana estaba
empapada del sudor de ambos, se sentó en el piso a su lado, acariciando su
cabello mojado de transpiración, lo fue despertando lentamente, él la miró,
sonrió y se desperezó antes de agarrar el primer mate que luego degusto en
silencio mirándola con desconcierto, incorporándose lentamente. Decidió ponerse
un bóxer y una remera liviana, ella hizo lo mismo con algo que había traído,
abrieron las ventanas, dejaron pasar un poco de aire, revisaron toda la casa,
ella sacó las sábanas muy mojadas y ordenó todo, como sabe que le agrada, la
incertidumbre estaba quitándole paciencia, él solo le dijo que se fijara que
podían comer, ella con una vela en la cocina estuvo un buen rato, preparando
algo de almuerzo, luego hizo la cama con sábanas limpias dejando todo en orden
mientras él miraba por la ventana impacientemente si el nivel de agua bajaba.
La lluvia fue disminuyendo, el viento era menor que el de la noche anterior, lo
más extraño era la alta temperatura, por la calle no pasaba nadie, pasó una camioneta
de defensa civil lentamente con el agua al límite de entrar al interior del
vehículo, al verla ambos dijeron que muy lejos no llegaría, parecía salir
flotando en cualquier momento.
Él buscó por algunos cajones una vieja radio
portátil que uso durante muchos años, después de pegar muchas vueltas y abrir y
cerrar varias puertas y cajones la encontró, esta amiga me acompañó durante
muchos años debajo de la almohada cada noche, la abrió, limpio los contactos de
las dos pilas, parecían estar sulfatados, la armo y funcionaba, pero con muy
bajo volumen, solamente comento si consiguiera una pila buena, esta funcionara
bien y escucharemos qué sucede, si no estamos como en una isla, ella se fue a
la cocina bajo el reloj de pared y le trajo una pila; aun así, le sugirió salir
y contemplar si podía consultarle algo al vecino que estaba solo con su señora
embarazada al lado de su casa. Sin dudarlo, dejó la radio para que ella
siguiera, se colocó unas zapatillas para no lastimarse, dejó la remera y salió
a ver cómo estaba su vecino, al que había olvidado.
Pasaron unos largos minutos, ella armó la radio y
comenzó a escuchar el desastre que estaba dejando la tormenta, la impaciencia
pudo más y decidió salir a advertir qué pasaba, él estaba hablando con su
vecino que le había entrado mucha agua, con la agravante, que amaneció su auto
que estaba en el garaje con dos ruedas menos, cosas que pasan a menudo, pero
jamás pensamos que robaron en plena tormenta.
Al acercarse ella, la presentó y regresaron, lo
sorprendente era la temperatura que no bajaba, las noticias no eran nada
alentadoras, toda la zona norte del país están bajo un caos energético, mucho
más las localidades cercanas a los ríos, la preocupación crecía, ella se secó
un poco con una toalla, él no quiso y se instaló en la cocina a escuchar radio,
el silencio entre ellos era absoluto, comenzaron a tomar mate mientras ella
preparaba el almuerzo lentamente en penumbras, pero él observa ciertos suspiros,
cuando se acercó en sus ojos llenos de lágrimas supo que estaba pasando algo más.
Hacía dos días que no sabía nada de su hijo, el
panorama era cada vez más incierto, se abrazaron muy fuerte y ella soltó toda
su angustia llorando por un largo rato. La lluvia comenzó a cesar, juntos se
dieron cuenta de que ya el viento cambiaba su dirección mirando los árboles que
en la costa giraron su movimiento, ella se fue a la cocina a terminar el
almuerzo, él abrió las ventanas, el calor era realmente insoportable, las
noticias anunciaban la llegada en unas horas de una leve mejoría de tiempo en el
gran Buenos Aires y la capital, si todo sigue como se pronosticaba, quizás por
la tarde noche llegará la energía y podrán ir hasta su casa a ver cómo está
todo, traer algo de ropa, se lo
comento, decidieron esperar para poder hacerlo antes de que volviera a llover,
almorzaron tranquilamente, una leve brisa pasaba por las ventanas que todas ya
estaban abiertas.
La brisa comenzó a transformarse en un viento
suave, pero fresco, las nubes comenzaron a correrse lentamente, como el agua a
retirarse rápidamente, una hora más tarde comenzaron a circular algunos autos y
un tenue reflejo de sol bañaba las copas de los árboles, todo parecía comenzar
a volver a la normalidad, el pronóstico anuncia todo lo contrario.
Antes de las cinco de la tarde llegó la
corriente, el lavarropa comenzó a funcionar, ella se encargó de casi todo eso,
él ordenó la casa, luego descansaron un poco en el living y decidieron ir a la
casa de ella y ver cómo estaba todo por afuera, se cambiaron y salieron,
desataron los autos, ella bajo el suyo, él su auto y guardo el de ella y
partieron despacio, los celulares no tenían señal todavía, según las noticias
algunas antenas quedaron fuera de servicio momentáneamente por el intenso
temporal, próximamente volverán a la normalidad.
Costo llegar, las calles cortadas por ramas y
árboles caídos eran muchas, cables, columnas y autos fueron desparramados y
volteados por la tormenta, el cielo que parecía estar limpiándose, amenazaba de
lejos con nubes muy cargadas, hicieron algunas compras, ella le pidió quedarse
juntos hasta que esto se normalice, él le dijo que no pensaba dejarla sola, su
casa estaba en orden.
Al escuchar el auto se asomó la vecina a saludar
y según comento, esta una zona alta, apenas pasó el cordón de la vereda el
nivel del agua, ramas caídas sí, había muchas, sin embargo, al abrir, todo
estaba normal, por la ventana que deja medio abierta estaba el piso algo húmedo, ella tomó la
valija, guardó varias cosas, más la cama y la comida del gato, saco cosas de la
heladera, que dejo abierta, y cortó la luz antes de salir, avisando a la vecina
que cualquier problema le avisara, la vecina de la planta alta únicamente
mencionó que se quedara tranquila, que de ahí no se movería, pero advirtió que en
Zárate ya llovía nuevamente.
Después de escuchar eso decidieron comprar más
alimentos, pararon en un super chino y mucha gente estaba haciendo lo mismo, él
llegó a tomar unos últimos paquetes de velas, ella compró fruta, fiambre y
varias cosas más, los locales de venta de alimentos estaban llenos, la gente se
llevaba todo lo que podía, pararon en dos quioscos, compraron más velas y
cigarrillos, esto parecía que recién comenzaba.
En la estación de servicio cargo combustible,
mientras esperaba en la cola ser atendido, ella compró en el autoservicio,
cuando ya comenzaba a oscurecer llegaron a la casa, bajaron rápidamente todo y
volvieron a atar los autos, deseando que no se cortará la corriente nuevamente,
por suerte ya estaban bajo techo, con mucho calor, sin embargo, juntos
acompañándose una vez más en momentos difíciles. El lavarropa había terminado
el lavado, ella lo descargo y antes de colgar la ropa adentro, lo cargó otra vez
para que nada quedara sucio o con mal olor, con tanta humedad, él improvisó en
el quincho trasero unas sogas para colgar lo lavado, con el calor más la brisa
que corría pronto se secaría.
Minutos más tarde ella preparó una pizza de las
que trajo, encendió el horno, con un poco de mozzarella y anchoa, en poco
tiempo estaba lista la cena, era temprano, pero el apetito rondaba, él seguía
aprovechando la corriente para leer los correos recibidos, no sabían si se
cortaría nuevamente o que pasaría, entre porciones y cerveza no muy fría,
conversando, agotados del clima, preocupados por todo lo que sucedía, Sócrates
comió y se enroscó a dormir debajo de un sillón, creo que el calor también lo
sofocaba bastante, pero no salió, ella apuntó, si este no sale, la tormenta
está cerca, se da cuenta y se esconde o duerme, ya lo observé más de una vez,
míralo, pronto se larga otra vez seguro.
Sobre la mesa del living comenzó a sonar el
celular de ella, rápidamente atendió, era su hijo, mientras le preguntaba cómo
estaba, qué comía, qué hacía, por su rostro corrían lágrimas y con su mano
desocupada se enredaba el cabello, como un gesto nervioso y alegre, su impronta
cambio al despedirse, su humor volvió a sonreír, todo estaba bien por suerte y
esa comunicación se tradujo en una sonrisa que la llevó a destapar una cerveza
ya un poco más fría, lo tomó de la mano, se fueron a sentar afuera, intentó hacerlo
en el pasto, pero seguía húmedo a pesar del calor, sin pensarlo dos veces se
sentaron en el umbral de la casa, disfrutando de la noche calurosa con un
viento leve, que ya anunciaba la próxima tormenta muy cerca, mientras sobre el
río los primeros relámpagos dibujaban una noche más de incertidumbre, con las
primeras gotas que nuevamente comenzaban a caer.
La lluvia continuó toda la noche, ellos se
quedaron dormidos de cansancio, el agotador calor los terminó venciendo, al
despertar empapado de sudor, se metió en la ducha previamente verificar cómo se
encontraba todo, al salir del baño ella estaba en la cocina, no muy despierta.
La temperatura seguía elevándose, al encender la
radio el caos era generalizado no exclusivamente aquí, sino en el mundo, el
virus seguido de fuertes tormentas ya castigaba varias provincias, en Europa
las nevadas eran día tras día más intensas, el aislamiento ya se estaba
produciendo en pueblos y ciudades, no solamente por el virus sino por las
inclemencias terribles del clima a nivel mundial.
En silencio se abrazaron en la cocina, mientras
la lluvia volvía a caer torrencialmente, el día se hacía noche en segundos, la
tormenta continuaba desplegando lluvia como si recién comenzara a caer del
cielo, un cuento de amor sin palabras se estaba haciendo realidad en el
silencio, a metros de las inundadas vías del ferrocarril de la costa, el clima
amenaza con más y más tormenta, por radio la información cada vez era más
alarmante desde el norte por el río Paraná baja desde Brasil una masa de agua
arrastrando con todo lo más cercano a la costa comenzando a inundar ciudades
ribereñas, el Delta empieza a tener niveles de agua nunca antes registrado,
siguen sin corriente, con la esperanza de que según voceros de la empresa se
pueda normalizar el suministro antes de que llegue la noche.
El celular seguía llenándose de mensajes,
consultas de amigos, recomendaciones y muchas preguntas que decidió no
contestar, el club de Tigre estaba totalmente bajo el agua, solo quedaba
esperar que parara y diera el tiempo un respiro a la normalidad, en el centro
de la capital un grupo de vecinos se manifestaba bajo el horrible clima, la
noticia de que un grupo de políticos, expolíticos, familiares y amigos se
habían vacunado violando todo tipo de reglamento enfureció parte de la
población, la línea que divide a los habitantes de nuestro país, entre los que
aman a la señora presidenta y los que no quieren saber nada con ella, es tan
delgada que cualquier información irrita a media población de un lado o del
otro de la ideología.
Después de horas muy intensas comenzó a parar, el
agua se retiró un poco de la vereda, minutos más tarde la corriente parecía
normalizarse, las noticias no eran muy buenas, el sinfín de medios que maneja
el gobierno habla de calma y satisfacción en la población, los medios que no
comparten el pensamiento de la señora opinan todo lo contrario historia que se
viene repitiendo desde que el matrimonio del sur llegó a la presidencia.
La telefonía celular funciona intermitentemente y
en un momento comenzó a sonar el celular de ella, corrió pensando en su hijo y
así fue, la llamaba, por lo que ella decía parecía estar un poco asustado,
enseguida le paso la comunicación al padre, que muy rápido dijo que venían
camino a su casa, el caos era general y estaba intentando dejarle el hijo a
ella, él intentaría volver a salvar el ganado del campo, pero ya todo está muy
complicado.
Ella, mientras lo contaba, comenzó a vestirse y
juntar sus cosas, tan apresuradamente que el pantalón parecía no ser de ella,
mientras hablaba buscaba el sostén y una zapatilla, todo muy nerviosamente, él
intentó calmarla, fue imposible, solo le formuló que en esas condiciones de
esta manera no se iba, que él la llevaría, verían por donde pasar, ya que no
sería nada fácil, sin más palabras él se vistió, salió a poner el auto en
marcha, cuando ella salió cerró la puerta, se negaba a subir en el auto, entre
gritos la terminó convenciendo de que otra alternativa no quedaba, después
resolverán qué hacer o donde alojarse con el niño, ella solo dijo que la dejara
en su casa y desapareciera.
Llegar a destino no fue nada fácil, el recorrido
normal fue imposible, el paisaje de una zona devastada por la tormenta fue
calamitoso, esquivando ramas, árboles y hasta circulando por la vereda, en
algunos trayectos llegó una hora y media más tarde, en un recorrido que
usualmente hacía en diez o quince minutos, ella desesperaba porque el niño
estaría en la puerta de la casa, pero no fue así, cuando llegaron ella bajo
apurada, abrió la puerta de su casa bajo el gato, él entró tras de ella, apoyo
todo lo de la mascota sobre el piso, la abrazo muy fuerte, en un silencio que
venían manteniendo hacía largos minutos, se despidió con un beso, pidiéndole se
comunicará cuando supiera algo y se fue, como ella le pedía, diciéndole que se
cuidara.
Él se fue con mucha tristeza, con impotencia
partió de la puerta de la casa sin poder ayudarla, sin embargo, respeto su
decisión, pensando que no era la más correcta, pero como pensó siempre, su vida
está llena de decisiones equivocadas, su temperamento es muy impulsivo, cuando
se da cuenta del error es tarde, ojalá esta vez, piense antes de decidir y tome
la mejor decisión para ella y su hijo.
El regreso fue muy complicado, la lluvia comenzó
a tornarse cada vez más densa, la visibilidad se reducía y un fuerte viento que
al estar dentro del auto parecía ser castigado constantemente por ráfagas que
producían una mala estabilidad para conducirlo. Después de muchas vueltas,
logró cruzar la avenida, donde una larga fila de autos esperaba ser atendida en
una de las pocas estaciones de servicio que se encontraba abierta, decidió
detenerse para llenar el tanque con GNC, de paso, descansaba un poco del manejo
complicado de dar tantas vueltas para llegar a su casa, que se encontraba cerca,
pero era imposible llegar por el camino más directo.
La lluvia y el viento lentamente fueron deteniendo
su intensidad, con paciencia espero llegar al surtidor de GNC, después de más
de una hora de cola, le conectaron la manguera y quedó esperando, solo se
acepta efectivo, no había otra forma de comprar nada, la poca internet hacía
que todo fuera en efectivo; aun así, al tener efectivo en el bolsillo pudo
pagar la carga sin problema.
Estacionó, fue al minimercado a beber algo
fresco, a pesar de la lluvia la temperatura seguía muy alta, los vidrios del
auto estaban muy empañados, parar un poco era una decisión acertada en esas
condiciones.
En el interior del local de la estación de
servicio, una señora discutía con la señorita que se encontraba en la caja, ya
había abierto una gaseosa y quería pagarla con su tarjeta de débito, pero era
imposible, no tenía suficiente efectivo para lo que llevaba y ya había abierto comenzando
a beber, el monto no era elevado, él abonó esa gaseosa para terminar una
discusión que comenzaba a enredarse en un tono no muy amable. Pagó la suya y la
de la señora, se sentó a disfrutarla.
La señora se acercó ya más tranquila a
agradecerle, así comenzó una conversación, a ambos les comenzaba a pasar lo
mismo que a mucha gente, al no aceptar las tarjetas, comenzaban a quedar sin
efectivo, él tenía de casualidad algo de efectivo, la señora ya había gastado
todo, no tenía realmente nada.
El calor no aflojaba, ahí adentro estaba fresco,
manteniendo la distancia, ya estaban todas las mesas ocupadas con la distancia
correspondiente, todos con su tapa boca, en cada mesa había alcohol en gel,
conversaron un rato del clima, él la invitó a tomar algo más, ella aceptó
sentarse a compartir la mesa, más relajada le contó que venía de la isla, su
casa la tiene en Paranacito, cuando el agua comenzó a subir, escucho las noticias,
cargo todo en la lancha de un vecino que iba a tierra (como dicen ellos), lleno
su auto que siempre está estacionado en el pueblo en una cochera a metros de la calle que sale a la ruta y se
vino camino al sur.
Quiso sacar dinero en Zárate, pero no había
corriente, siguió pensando que encontraría algún cajero, ya había intentado en
Escobar; sin embargo, le fue imposible y siguió, ahí paro porque vio GNC,
compró esa gaseosa como lo hace naturalmente, pagó el combustible y ya no sabía
qué hacer, cuando agarro la gaseosa comenzó a tomar por sed sin pensar en el
dinero, luego no supo cómo seguir, su destino era el sur donde la posibilidad
del desastre, según decía, será menor y el contagio también, aunque aquí veo
que nadie le da la importancia que merece, en este país, todo es joda.
Después del primer intercambio de palabras,
comenzaron a observarse ambos con cierta familiaridad y después de algunas
preguntas puntuales, resultaron conocidos de algún tiempo atrás donde ambos militaban
por una causa común aunque con diferente ideóloga.
Ella se paró y lo abrazo con mucha ternura y el
la miraba con asombro, solo acoto que recién ahora y mirándola detenidamente se
ubicaba en el tiempo, ya que a pesar del tiempo que había transcurrido ella
seguía fiel a su particular vestimenta.
La conversación se extendió, preguntándole a
donde iba con ese día y en esas condiciones climáticas. Ella contó que tiene
una pequeña casa cerca de Las Toninas, que compartía con su hermana hasta hacía
meses, pero había fallecido por el virus y le quedó a ella, ya que sus sobrinos
están en Europa, ella le compró la parte, solamente faltaba firmar algunos
papeles, no había problemas en la familia, solo falta girar dinero cuando esto
se normalice, comentó.
La señorita de la caja les aviso a todos que
cerraran en quince minutos, del norte el cielo venía mucho más oscuro,
comenzaba nuevamente los relámpagos, en la TV anunciaban una nueva fuerte
tormenta con viento huracanado. Se puso muy tensa, él le ofreció ir a su casa,
intentar ver por la computadora como seguir, ver, leer o escuchar qué hacer, le
contó que pensaba del clima, sus ideas, de lo que pasaría, ella dijo:
_ Estoy en manos del clima, casi sin rumbo
consciente de lo que sucede y sucederá mientras el resto no, no puedo decir lo
que pienso, me tratan de loca, vos pareces qué opinas parecido o sabes un poco
sobre el tema.
Vamos, buscaremos un cajero, te quedas hasta que
puedas seguir, no puedo dejarte en banda, acá.
Contó que estaba acompañada y que no dejará a su
compañero por nada del mundo. Él insistió en que fueran los dos que lo
siguieran.
Al salir ya llovía nuevamente, el calor era
sofocante, mojarse no les hizo mal, en la calle había poca gente, él se subió
al auto, lo puso en marcha rápidamente mientras ella bajó el vidrio de la ventanilla,
lo llamo y le presentó a Tito.
Tito es un perro que estaba sentado en el poco
espacio que quedaba en el asiento del acompañante, el resto de la rural está
lleno de bolsas y bolsones, él jugueteó con el hocico, Tito movía la cola
saludándolo, y partieron.
Dieron muchas vueltas, ella lo siguió siempre, en
algunas calles pudieron ponerse a la par, él le explicaba que era cerca, pero
era imposible pasar… que lo siguiera.
Una hora más tarde, bajo una intensa cortina de
agua, estaban en la casa, para su sorpresa el auto de su amiga ya no estaba.
Entró y le hizo señas que lo siguiera, que
subiera el auto detrás del suyo, cerró el auto y abrió la casa, entre las
bolsas de arena y la puerta cayó un sobre dentro de una bolsa de nylon.
La hizo entrar a ella y al perro que traía en sus
brazos, dejó el sobre arriba de la mesa, levantó la llave térmica, corriente
había y un tremendo calor, abrió las ventanas, se quitó la camisa, el pantalón
lo dejó sobre la silla, le dijo que lo siguiera así le enseñaba la casa, le
contestó que esperara, volvió al auto, abrió y cerró, sacó un pequeño bolso de
mano y entró nuevamente, la cortina de agua que caía no dejaba ver más allá de
la vereda, el nivel del agua comenzaba a subir rápidamente.
Él salió nuevamente con la soga como lo venía
haciendo, volvió a atar los autos entre sí y ellos al árbol, era lo único que
quedaba pendiente, empapado, entró a la casa, pero con el calor que hacía
mojarse era lo de menos, ella ponía cosas que sacaba del bolso sobre la mesa
revisando que no estuvieran mojadas, una notebook, más el celular que tenía en
el bolsillo todo estaba mojado, él revisó la casa, todo estaba en orden solo
guardo algunas cosas que daban vueltas sobre la mesada, le dijo que tomaría algo
fresco y le alcanzó una toalla. le mostró la habitación y le dijo que dejara
todo ahí.
_ Ayúdame a
quitar estas botas de lluvia que ya no las aguanto más, están llenas de agua,
hace horas que quiero quitármelas, creo tener después de este remojón, hasta la
bombacha mojada.
Se sentó y él con un poco de fuerza y maña le
quitó las botas, que sí estaban con agua adentro, ella se quitó el largo y
mojado vestido de jean y comenzó a revolver el bolso de manos que había entrado,
hasta encontrar una bombacha seca y cambiársela.
Pedía permiso a cada rato, hasta que él le dijo
que no lo hiciera más, se sentó en el living, leyó atentamente la carta que
estaba adentro de la bolsa, ella y su hijo había decidido irse al campo con el
padre del niño.
Pensó que esa no era la mejor solución, pero
estar juntos en este momento difícil quizás estaba bien, sabían que llegar les
costaría mucho; sin embargo, ya lo decidió, pidió perdón por las molestias
ocasionadas, la ayuda de todo este tiempo, quizás pensando que no lo
entendería, sin embargo, ya está decidido y seguramente cuando lea estas líneas
ya estaría lejos; aun así, le dejaba un abrazo y agradecimiento.
Se tomó la frente preocupado y recordó en
segundos todo lo mal que ella la había pasado al lado de ese hombre, no
entendió la decisión, supuso que todo era una nueva artimaña del tipo para
estar con ella, una más de tantas, dejó el pensamiento de lado para compartir
la conversación, el agua ya cubría todo el
alrededor de la casa, se veía agua hacia ambos lados, ya estaba por
entrar en los autos si seguía subiendo, de ser así alcanzaría niveles nunca vistos en esa zona,
pero día tras día los milímetros de agua caída, seguían superándose, como nuevo
récord.
Encendidas las computadoras, el televisor y la
radio, los mensajes llegaban muy alarmantes de amigos de ambos, las imágenes de
la TV eran muy preocupantes y el pronóstico anunciaba más y más agua, por lo
menos en las próximas horas.
Katia con i latina como dijo llamarse, estaba muy
preocupada en que no se mojara toda su ropa, el agua ya estaba por entrar al
auto, había muchas bolsas con ropa sobre el piso interior del mismo, abrió la
puerta de la casa, pasó por sobre las bolsas, en cuatro o cinco viajes le
alcanzó esas bolsas que la preocupan tanto, entró empapada como si saliera del
río, cosa que no le preocupo en lo mínimo, solo tomo la toalla, se secó la cara
y envolvió su cabello en la misma y siguió tomado un poco más de cerveza.
Él quería comer, se lo comento camino a la
cocina, sacó unas empanadas, mientras encendía el horno, ella dijo que sacaría
esa ropa a ver si encontraba algo para ponerse, cuando estuvo la cena, la
llevaron al living y cenaron conversando para conocerse un poco, no muchas
horas atrás ninguno recordaba nada de la existencia del otro, únicamente
hablaron del tiempo y sus circunstancias, leyeron correos, mensajes que algunos
compartieron, pero siempre haciendo eje en la tormenta. Ya en la mesa, él le
preguntó por su vida y ella comenzó a contarle sin ningún problema.
Desde el 2000
vivo en la isla, comencé viviendo sobre el río Carapachay, luego tuve que
separar bienes y me fui a Paranacito, sobre el río del mismo nombre, a un
kilómetro de la ruta 12 aproximadamente, mi trabajo siempre fue en el Delta
para la agencia experimental agropecuaria del INTA. Ahí armé mi casa, desde
donde recorrí todas las islas que lo conforman, elevando todo tipo de informes,
ayudando a los isleños con nuevas tecnologías, al llegar internet me costó
mucho tener acceso en casa, sin embargo, lo conseguí con mucho esfuerzo,
trabajando día a día, sin feriados ni descanso, comencé a estudiar el clima, el
calentamiento global y las nuevas posibilidades, dedique muchos años a estudiar
y compartir proyectos, algunos los pude llevar a cabo, otros quedan en
carpetas, que están en el auto, todo esto era previsible, pero pocos me
escucharon, allá encontré mi lugar, a pesar de saber que esto sucedería tarde
en salir, esto del covic freno mi partida en marzo.
Hace unos años,
monté en un terreno salvaje un paraje de meditación, yoga con alimentación más natural que yo mismo
cosecho y elaboró, con algunos amigos hicimos un lindo proyecto, hoy está todo
bajo el agua, creo que seguirá así por un largo tiempo, había comenzado a
edificar con botellas descartables llenas de tierra unas pequeñas habitaciones
para que los que venían a pasar el día en el río, o a tomar sol pudieran
quedarse, ya no creo que quede nada de eso, aquí estoy camino al sur, y vos, me
acompañas o te quedaras acá viendo cómo el agua te llega al cuello.
Él la observó detenidamente y en un momento,
cuando ella no paraba de hablar como queriendo contarle su vida en un segundo.
_ Supongo que no recordás, tu cabello en algún
momento tuvo un tono rojizo y un hermoso largo enrulado, vos usabas un pañuelo
atado en la cabeza, una bandana y recuerdo una fuerte discusión con vos en
algún momento que viniste a verme. Si
mal no recuerdo, vos tenías un proyecto de energía alternativa a través de
recursos naturales muy interesantes, otro sobre la igualdad de género, cosa que
en aquellos años era un término que desconocíamos.
Vos tenías una pollera muy particular, collares
como artesanales, unas sandalias del mismo estilo, como descalza, es más,
cuando te vi en aquel momento pensé que habías entrado descalza, muy raro todo,
no muy común para estar en aquellos momentos recorriendo organismos oficiales,
llamaban mucho la atención, solo por eso, algo inusual para aquella época, es
más pienso que mostrabas tu cuerpo sin problema, era más fuerte tu discurso que
tu aspecto, era muy evidente tu conocimiento, repito no común como lo es hoy, bueno no importa no me hagas caso, pero si no
te acordas no importa, pasaran tantos años .
Ella preparó el mate, lleno el termo con agua, se
sirvió el primero camino al living y pensativa comenzó a mirar por la ventana
cómo seguía lloviendo, en un profundo silencio, la luz de la única vela del
living hacía de la noche una penumbra,
sumado a las casualidades de la vida formaban una novela que no sabían
cómo seguiría, mientras él en silencio siguió observándola, ella perdía su
vista hacia afuera, en la nada, el silencio solo se cortaba con el fuerte
viento, la espesa lluvia que no dejaba de caer, ella seguía pensando y haciendo
mate, que los tomaba de un solo sorbo, soltó su cabello envuelto en la
toalla y seguía como pérdida en el
tiempo.
_ Me acuerdo
¡pasaron casi 40 años, vos parecías un muñeco de torta con traje y corbata y me
dijiste que no, yo te mande a la mierda y pegue un portazo, esa tarde me acordé
de vos y toda tu familia, no comprendí por qué estando tan de acuerdo con mi
proyecto, me decías que no.
Mira, mejor que
no recuerde ese día porque me voy, aunque pasaron tantos años que ya no tiene
sentido, es más, hoy recuerdo aquellos años, reconozco que no era la forma de
presentarme, hoy hubiera sido muy diferente, hoy logramos un lugar, en aquel
momento no existía, es más discutimos si salía o no la ley del divorcio y andar
como andaba yo, era más de puta que de una mujer con un proyecto inteligente, pero por suerte
todo cambio tanto, que pude hacer lo que
quería y vos que decías que los autos iban a andar a gas , y muchos decían que
era una locura, todo se dio, quizás nos adelantamos en el tiempo no te parece.
Él se levantó, la abrazó, ella se dejó abrazar,
así en la oscuridad quedaron unos segundos, volvieron a conversar comentando la
vida, llegó el amanecer, horas de contarse cosas, pasaron como una película
sobre aquella mesa, donde entre palabras y sonrisas revivieron momentos únicos
en la vida de cada uno.
Ya el sueño los vencía asombrados pensaban cosas
hasta iguales en su manera y color, se habían cruzado treinta cinco años atrás,
haciendo memoria y recordando ambos, se habían fijado en el otro, al margen de
la discusión, él la describió en detalle y ella a él, es más, le dijo de qué
color era el traje, que forma de barba tenía, la última vez que se cruzaron
porque sin saberlo se atrajeron mutuamente, el tiempo los volvió a cruzar, en
una situación muy particular donde las casualidades y las causalidades a veces
suelen darse cuando menos uno las espera, pero suelen suceder.
El día comenzaba, la poca claridad entraba por la
ventana, la lluvia continuaba y ella se durmió profundamente en el sillón al
lado del perro, él se fue a la cama, ambos quedaron profundamente dormidos
después de un largo día.
Cerca del mediodía, Tito comenzó a tocarla como
para salir a hacer sus necesidades, se levantó, al mirar por la ventana vio que
el nivel de agua era menor, lo paso alzado del otro lado de las bolsas, cuando
abrió la puerta, el perro acostumbrado al agua anduvo dando vueltas hasta que
volvió y de un salto entró, ella controló si había corriente, pero seguían sin
ella, el celular estaba descargado, no hay noticias ni indicios de que llegara
alguna novedad, lo único que se mantenía en igual condiciones era el excesivo
calor, paso por el dormitorio vio que él dormía profundamente, siguió camino al
baño y se metió bajo la ducha a refrescarse un poco.
El agua de la ducha refrescaba el cuerpo
momentáneamente, después de un rato salió y se preparó mate, comenzó a
disfrutarlo en el living, la incertidumbre era total, sobre la mesa había
quedado debajo de la notebook la carta de despedida, la leyó y la volvió a
dejar como la encontró, siguió mirando hacia afuera, el agua parecía ir
bajando, ya que el viento iba con dirección al río, le pareció que podría
seguir su camino al sur, su cuerpo ya estaba seco, solo se cambió la bombacha y la camiseta que
estaban mojadas de transpiración minutos más tarde vio por la ventana que se
encendía la luz de entrada de la casa de un vecino, decidió levantar la llave
general de la casa, la corriente había llegado, pero no sabía por cuánto
tiempo, sirvió un mate y se dirigió a despertarlo, al entrar a la habitación él
dormía profundamente, su cuerpo estaba empapado, ella buscó el control del aire
acondicionado y lo encendió, dejándolo que descansara.
En la computadora del living se puso a leer las
últimas noticias, encendió también el televisor y comenzó recabar información
para saber cómo seguía. Según los informes, la temperatura vuelve a superar los
límites, encendió su computadora y los correos eran cada vez más alarmantes,
todo se tornaba muy confuso, el agua en Córdoba bajaba por los ríos llevándose
muchísimas viviendas a su paso, los incendios en varias provincias por
temperatura estaban devorando todo, la situación era muy caótica y alarmante.
Cuando él se levantó lo puso al tanto de toda la
situación y conversaron que hacer durante un largo rato.
_
Almorzando decidimos, algo debemos hacer pronto, pero fíjate si te permite
entrar al banco, o si funcionan algún cajero.
_ Escúchame bien, te sonará muy raro, no dejes
nada de dinero en ninguna cuenta, después de almorzar nos vamos a recorrer
bancos ok, parece una locura; sin embargo, hay que sacar todo lo antes posible.
Él buscó noticias sobre los cajeros, donde hay
energía, están funcionando normalmente, pero ella fue muy directa, comentando que
seguiría camino al sur, que esperara que él decidiera seguirla o mejor dicho ir
juntos, solo deberían estar de acuerdo y preparar todo, la ropa, el dinero y
dejar lo que quede en esa casa lo más seguro posible, ahora lo importante es no
perder el dinero, si esto colapsa no se recupera más, es posible que por falta
de energía los bancos queden cerrados muchos días y esto termine en un caos
inimaginable.
Después de almorzar cerca de las tres de la tarde
salieron, la temperatura que marcaba el auto en el exterior era de 52 grados,
lentamente por la avenida del Libertador se fueron acercando hacia Vicente
López, los cajeros no funcionan, continuaron y en una esquina, había dos bancos
y en ambos, gente esperando, decidieron quedarse ahí y esperar, una hora más
tarde los dos habían sacado el máximo de su dinero disponible, ella no quedó
conforme y aprovechando que el celular funcionaba y tenía señal de internet en
esa zona, pidió turno en su banco y luego, hizo lo mismo con los datos de él,
dentro del auto con aire, consiguió el
primer turno y el segundo lo saco unas
horas más tarde, quizás podrían retirar más dinero.
De regreso al cruzar la calle Paraná, la vista
hacia el río era realmente horrible, el cielo se veía nuevamente muy oscuro,
casi negro, algunos relámpagos volvían a dibujar la tarde, ella quiso parar en
un supermercado chino, lo hicieron, era necesario, bebidas y alimentos,
verduras carne, fiambre, cigarrillos,
más adelante ya en una estación de servicio bajaron a comprar
cigarrillos nuevamente, todo esto lo pudieron hacer con la tarjeta normalmente,
él se compró una gaseosa y compro una para ella, se retiraron camino a la casa.
La tormenta la tenían sobre ellos y las primeras
gotas caían sobre el parabrisas, cuando llegaron, ella dijo olvidamos velas,
seguí, justo cuando estaba por entrar a la casa, pero él siguió hasta la
avenida, ella bajó corriendo a comprar velas en un minimercado dejando las
sandalias, descalza como si nada, la lluvia en segundo se hizo torrencial; sin
embargo, no le preocupo, volvió caminando al auto como si nada ocurriera, se
sentó, dijo vamos, él la miró asombrado,
no dijo nada, estoy acostumbrada a andar así en patas o bajo la lluvia, cambia
esa cara de asombro, la vida pasa, por otro lado.
La cortina de agua que caía sobre el auto ya
dejaba muy poca visibilidad delante de ellos, estaban a pocas cuadras, cuando
subió el auto a su casa ella lo volvió a atar como estaba antes de salir,
mientras él lo cerraba y abría la puerta de la casa y entraba con algunas
bolsas, ella fue hasta el auto y bajo lo restante, cerró el auto, entró
empapada, levantó algunas bolsas de mercadería y se fue hacia la cocina, apoyó
sobre la mesada la compra, se quitó el vestido empapado pegado al cuerpo y
volvió a buscar el resto de las bolsas, puso la pava con agua sobre el fuego de
una hornalla y comenzó a guardar la mercadería.
Cuando se acercó, ella lo abrazo muy fuerte, le pidió
que no se separaran que juntos podrían sobrevivir, o no, pero esta
incertidumbre la pasarían juntos, él le dijo que si, ella preguntó en medio de
la charla que había pasado con una mujer y esa carta que había dejado en la
mesa, él le contó en detalle desde el día que se conocieron hasta el día que
encontró la carta, como se despidieron
minutos antes de encontrarse con ella cuando la encontró en la estación de
servicio y continuo comentando, que
suponía no estaría bien, porque donde fue, las cosas están peor que aquí, pero cada uno toma las
decisiones en su vida que más le convienen y eso fue lo que pasó.
_ Vos pensás que ella se equivocó.
Si estoy seguro,
se equivocó doblemente, no solo por el lugar donde supongo que fue, sino
con quien se fue, de última es lo de menos, a esta altura somos todos
responsables de nuestros actos y decisiones, ojalá este bien ella y el hijo,
son muy buenas personas y merecen lo mejor, como vos o como yo, el tema es
vivir sin joder a los demás y eso lo hacemos, si algo a alguien no le gusta no
será culpa nuestra, con reconocer si nos equivocamos, pediremos disculpas que es
la mejor forma de vivir.
Ella lo escuchó detenidamente, comenzó a decirle
que creía que ya deberían planear irse, todos los indicadores dicen eso.
Aquella tarde
planearon todo, la lluvia comenzó a ser cada vez más débil y la
visibilidad se fue recuperando con la retirada del agua sobre la calle y las
vías, despejando el cielo apareció una noche espectacular donde todo parecía
normalizarse, mientras ella cocinaba, él seguía recibiendo información y por
cuarenta y ocho horas con suerte no llovería, se lo comento y decidieron salir temprano al banco de
Zárate a retirar dinero, pero irían
preparando las cosas para partir hacia el sur, eso deberían terminar de
conversar en la cena, mencionó ella, él solo le pidió acercarse al río antes de
acostarse y ella estuvo de acuerdo.
_ Debemos separar ropa, vos podrías de a poco
juntar tus cosas para hacer la valija o las valijas, yo haré lo mismo y debemos
hacer un análisis, con qué auto nos conviene más viajar y el otro asegurarlo en
la casa.
Abrió un Excel, se lo mostró y comentó, lo iremos
llenando con lo que separemos de ambos, así tenemos control de llevar todo sin
repetir.
Minutos más tarde cenaron, luego él se calzó y se
vistió en la habitación mientras ella ya estaba afuera, que se calzara le dijo
como ordenándole, pero fue en vano, caminaron hasta el paso a nivel para no
cruzar sobre las vías, se sentaron a metros del río, la noche era espectacular,
la luna llena, el río solo un poco más crecido de lo normal, igual que el calor
de esa noche que no cedía.
En la calle no había nadie, ni pasaba nadie, él
había agarrado los dos barbijos para cuidarse si había más gente, cerca de la
media noche, ellos y el río estaban en ese lugar, contándose hermosas historias
sobre el Delta y sus costumbres, viejas anécdotas de famosos isleños que
conocían, por una lancha almacén, un recreo o simplemente haber compartido
algún asado en esas interminables reuniones que guarda en secreto las islas y
sus habitantes.
Las latas de cerveza se vaciaron, los cigarrillos
se fueron fumando lentamente, realmente la imagen de la luna iluminando
sentados en el piso era para una pintura, ella se quedó en silencio observando
mientras él le hablaba de la magia del río, apoyó su cabeza en su pierna, lo
acarició lentamente, él acarició su cuerpo por debajo del solero ya embarrado y
mojado, en segundos ella se levantó, subió su vestido y se sentó sobre él
moviéndose lentamente mientras dejaba caer los finos breteles, encendió un cigarrillo,
el último que quedaba en ese paquete, se quedaron unidos mientras fumaban lentamente.
Luego se quitó el vestido y entro al agua
llamándolo, él con mucho temor sé desnudo y la siguió, durante algunos minutos
se abrazaron en el río, los relámpagos dibujaban la noche y los truenos
golpeaban la luna a esconderse, la tormenta estaba cerca, lentamente caminaron
hacia la casa.
Quedémonos afuera, miremos los relámpagos y
escuchemos los truenos, comentó Katia, la tormenta llega, pero aquí estaremos
más frescos que adentro. Si, pero
mañana debemos salir temprano, intentemos descansar un poco, corriente hay,
usemos el aire, dormiremos, mañana temprano vamos a Zárate.
Cinco y media de la madrugada, la tormenta era
muy intensa nuevamente, decidieron salir lo antes posible de la casa, la
posibilidad de salir más tarde era peligrosa, en unos treinta minutos, con el
agua cubriendo parte de la calle partieron lentamente buscando calles no
anegadas para llegar a la panamericana, con paciencia lo consiguieron, la ruta
estaba transitable, a las 8 de la mañana pasadas estaban desayunando en Zárate,
a la espera de que abriera el banco, en el cajero automático ambos sacaron dinero, todo
funciona aparentemente bien, solo molesta la lluvia, el viento era moderado y
el calor seguía siendo sofocante.
A las diez se acercaron a la puerta del banco,
media hora antes del turno programado, pero en diez minutos la hicieron pasar,
él la esperó en el auto a metros de la puerta.
Una hora más tarde comenzó a impacientarse, en
minutos, la vio salir caminando muy tranquila bajo la lluvia en dirección al
auto con su mochila abrazada en su pecho, al subir se soltó el cabello y tiró
la mochila tras el asiento, listo, me dieron todo, costo, pero lo
conseguí.
_ Deberías guardar eso mejor, no te parece.
_ Sí, pará en la
estación de servicio, no en esta, en otra y lo pongo en otro lado, de paso
tomamos algo y quiero comer algo, con un café con leche y unas medias lunas me
conformo, mañana hacemos lo mismo con tu cuenta.
_ No estás muy tranquila?
_ Tranquilo, ya
pasará como algo y me pongo bien.
Vengo comiendo poco y mal comento, él solo le
dijo que debería prestar más atención y comer bien, tenían un largo camino,
ella comentó que lo haría cuando esté segura de que todo esto pasaría, en la
ruta 25, la salida de Escobar, la estación de servicio tenía bastante público,
comieron, tomaron, no dejó la mochila ni un solo segundo, después de un rato,
con la mochila, fue al baño, cuando salió el dinero ya lo tenía bien acomodado,
gran parte en su cintura dentro de un cinturón de tela especial y algo más en
la mochila, abonaron en efectivo y se fueron sin inconvenientes camino a la
casa, llovía menos, pero la temperatura era excesivamente elevada.
El camino de regreso fue más ágil de lo que
pensaban, pasadas las dos de la tarde ya estaban cerca de la casa con un calor
increíblemente inusual, dentro del auto y con aire se soportaba, el reflejo del
sol empuja nubes haciendo de la tarde una insostenible situación, donde nadie
circulaba por las calles.
Ella acotó que faltaba mañana resolver el tema
del banco de él y luego partirán, él quería llegar, que hubiera corriente como
parecía, ya que todos los semáforos estaban funcionando, esa tarde descansar un
poco y ya preparar la partida.
Siete de la tarde, ella se despertó, no llovía,
el ambiente estaba lindo, encendió la computadora, los mensajes que llegaban
eran muy terribles, después de los incendios en Córdoba, ahora los ríos
desbordan con su tremendo caudal llevándose todo por delante, en el sur los
bosques comenzaron a incendiarse, miles de hectáreas estaban bajo fuego, el
Paraná crece más de lo histórico, el Delta se comienza a hundir, pensó en sus
amigos vecinos y se largó a llorar de impotencia diciendo:
_ Sabía que esto
tarde o temprano sucedería.
Salió y cruzó hasta la orilla del río, caminando
a tientas por la calle semi inundada, descalza como siempre, se sentó en una
vieja piedra, tomó la temperatura del agua, se quedó contemplando un rato el
lugar, volvió a tomar la temperatura y regresó.
Entró directo a la computadora, escribió un
correo y volvió a salir de la casa envuelta en una impotencia que arrullaba en
lágrimas, en dos o tres viajes dejó su auto vacío de todas sus pertenencias que
acomodo en el living, dispuesta a seguir viaje al sur lo antes posible, abrió
bolsas de ropa acomodando todo para elegir cuando él esté listo, faltaba
decidir en qué auto partían, Tito el perro la seguía a todos lados, cuando
entraba se acostaba en el piso debajo de un sillón, evidentemente era el sitio
más fresco. Murmurando dijo:
_ Si no venís, me
voy sola.
La pequeña brisa corría por la puerta abierta,
desde el río ya se acercaba de la zona norte una nueva tormenta, su decisión ya
estaba tomada, fue a la cocina a beber algo fresco, luego puso la pava de agua
sobre el fuego, murmurando comentó:
_ Falta
solamente, mañana pasar por el banco.
Mientras bebía el mate se dedicó a revisar la
alacena para saber qué alimentos podría llevar, pero primero busco algo para
ponerse, ya lo tenía junado a él, les gusta más verme con una prenda, que
desnuda totalmente, comenzó a acomodar los alimentos dejándolos en la punta de
la mesada, mucho no había, como en toda casa de hombre solo, pero se asombró de
lo acomodado que tenía todo, como está seleccionado, (es peor que una mina)
dijo, cuando él salía del dormitorio la escucho, se sonrieron ambos.
_ Las cosas se
ponen cada día más complicadas, vos mañana vas al banco, yo espero hasta pasada
la madrugada tu decisión, si no me voy, solo acomodaré lo que preciso y si
venís hacemos lo mismo con tus cosas.
Él la tomó de la mano y dijo:
Nos vamos socia, cuando esté todo listo, ayúdame
a separar la ropa y lo más imprescindible. Solamente queda saber con qué auto
nos vamos manifestó ella, eso deberíamos analizarlo, después de un debate sobre
cuál de los dos está en mejores condiciones de acuerdo al modelo, kilometraje,
ruedas y espacio.
Decidieron ir con el auto de ella, estaba menos
andado, los kilómetros eran menos, las ruedas eran nuevas, al ser rural hasta
podrían rebatir el asiento y tener más espacio, además el tubo de GNC está
colocado debajo, no adentro del baúl, hasta podrían dormir dentro del auto en
algún momento, sobre el techo venía de fábrica las barras de sostén de un
portaequipaje, faltaba unas varillas para completarlo, están junto a las
balizas comentó ella, así que pusieron manos a la obra en el preparado del
equipaje, luego harían una lista de alimentos a comprar por la mañana,
partirían en la próxima madrugada, o sea pasado mañana, como dijo ella, si
mañana en el banco no hay problema.
La lluvia llego nuevamente muy intensa al igual
que el calor, ella transpiraba moviendo bolsas y acomodando ropa sin descanso,
él la seguía, sin embargo, se sentó a ver noticias en la computadora, ella
abrió la puerta, salió a refrescarse bajo el agua en el jardín ya semi inundado,
él solo le dijo que sería mejor si lo hacía con una remera, ella estuvo de
acuerdo.
Sentado junto al perro en el sillón, la
observaba, era todo muy particular su accionar, esos arranques, no lo
convencían mucho.
Ella disfruta de ciertas cosas con total
libertad, sin ningún tipo de pudor, reconociendo que él sí los tiene,
posiblemente a su lado los iría perdiendo, en un momento pensó en sus vecinos,
que opinarán si la advierten, minutos más tarde se dio cuenta de que ya nada
importaba, se quedó mirándola bajo el agua de lluvia, se perdió mirando a lo
lejos la copa de los árboles que durante años lo acompañaron a contemplar ese
río que ama tanto, ahora está buscando cauces inéditos invadiendo ciudades,
pueblos calles, como quizás lo estuvo alguna vez y el hombre, con sus
edificaciones, lo fue corriendo inconscientemente para que hoy, busque él
nuevamente su lugar en esta bendita tierra contaminada por nuestra diaria
desidia.
Cuando ella entró se secó su cuerpo un poco con
una toalla, se sentó frente a la computadora (todo lo hacía tan naturalmente
que ya nada llamaba la atención), abrió la planilla y siguió anotando las cosas
que deberían llevar, armó una larga lista de alimento que luego fue tildando
con lo que ya tenían, pero organizó otra con lo que les faltaba, cuando estaba
por terminar, la claridad del día dejaba de iluminar un poco el living se cortó
la energía nuevamente.
Él pidió calma, a ella no le gusto y durante
algunos minutos mantuvieron una discusión debido a la tensión de esos momentos
en la oscuridad, mezclados a la incertidumbre del viaje que en pocas horas
comenzaría, sumado a lo que paso con la remera se completó el combo para el
estallido.
Ella pidió disculpas enseguida, está acostumbrada
a hacer decidir, emprender las cosas solas, esto de comenzar a compartirlas
debería acostumbrarse, volvió a disculparse abrazándolo.
Decidieron comer algo, se pusieron a cocinar, él
comentó que era la primera vez que cocinaba con alguien a su lado de esa
manera, ella con solamente el delantal de cocina sobre su cuerpo desnudo y
húmedo, a él le asombraba y hasta lo veía extraño, pero prometió no decir más
nada.
Cerca de las 21 con la puerta abierta disfrutaron
de una pequeña brisa mientras cenaban a la luz de una vela, ella le contaba que
camino harían, donde pararían a cargar gas, como es la casa que en la costa los
esperaba, esperando poder llegar, planearon el viaje minuciosamente para la
madrugada del día posterior, si no llovía muy intensamente, dejarían la casa
acomodada, las llaves se las entregarán a su vecino sin decirle que seguramente
no regresaría, para no alarmarlo más de lo que estaba.
Seis de la mañana él despertó por el ruido en la
cocina, ella estaba preparando el desayuno, la saludo y mirando hacia afuera
insulto, la lluvia moderadamente continuaba, ella le restó importancia
pidiéndole paciencia para desayunar en paz.
Él encendió un cigarrillo, abrió la puerta
esperando un poco de fresco, pero afuera no se movía ni una hoja, solo le llamó
la atención como el río se había retirado, la calle estaba totalmente
transitable como las vías del ferrocarril, si la vista no lo engañaba se veía
hasta playa en la entrada al río, lo comentó, ella salió a ver, era tal cual,
cosa que ella dijo que en horas llegará el efecto contrario y tendrían el agua
nuevamente en el jardín, pero no podía asegurarlo, ya que todo estaba cambiando
muy rápido, al no tener contacto con el satélite, ni mensajes de la
computadora, estaban desorientados, lo mejor sería salir de la casa lo antes
posible para llegar al banco, después del desayuno partieron hacia la avenida a
esperar abriera la sucursal de Martínez.
Llegaron a la avenida Santa Fé, mientras esperan
en una confitería tomaron un café con la debida distancia de los pocos clientes
que estaban en la misma, a las diez justas estaban en la puerta del banco, en
una hora ya tenían el dinero, fueron al supermercado con la lista, compraron
todo lo que necesitaban ya estaban faltando algunas cosas en las góndolas, por
la tormenta no habían llegado algunos pedidos, comentó la chica de la caja.
Aquella tarde no dejó de llover en ningún
momento, el pronóstico cambiaba rápidamente, desorientó a todos quienes lo
consultaban constantemente, ella solo manifestó:
_ Mañana saldremos con un cielo limpio,
estrellado, dejamos todo listo y nos vamos bien temprano.
Ella se fue a la cocina, durante un largo tiempo
mientras él descansó un poco en el sillón, se dedicó a cocinar, la cocina era
un sauna, entre el terrible calor, sumado al del horno y las hornallas, pero
ella insistió en que era necesario hacerlo mientras bebía mucha agua y gaseosa,
su cuerpo transpiraba como si estuviera bajo la ducha, unas horas más tarde las
empanadas más dos tartas y dos budines estaban listos arriba de la mesada para
ser cargados luego en la rural, ya está todo casi listo, hasta la pizza que solo
faltaba hornearla para la cena.
En horas partirían, debajo del colchón, en un
compartimiento guardaron parte del dinero, el otro dentro de una caja, algo en
la guantera y sus bolsillos, ella puso toda la documentación de ambos en una porta
documentos, en la guantera para tenerlos a mano siempre, separo la ropa para
ponerse en el viaje, todo quedó listo antes de comer la pizza que metió en el
horno cuando comenzó a oscurecer.
Minutos antes dejó de llover, pero el cielo
seguía muy pesado en nubes, ella esperaba un poco de viento según su
pronóstico; aun así, no se movía ni una hoja, aunque el río se había retirado
bastante, después de cenar él quiso ir hasta la orilla, ella le dijo que lo
acompañaría un rato, llevaría el termo y el mate, sabiendo que a él eso era lo
que más le gustaba en ese lugar y por la noche, se cambió y cruzaron, ya todo
en la casa estaba en orden, pero sin corriente.
Noticias de que volviera la corriente no había
ninguna, la radio brindaba ya muy poca información o ninguna, solo pasaba
música constantemente, una vez por hora daban el estado del tiempo y repetían
que nos quedemos en casa mientras se preguntaban donde se encontraba la
presidenta y qué medidas tomaría ante semejante crisis, la duda era reiterada,
que le dirá a Alberto en esta situación, mientras Alberto seguía sin hacer
declaraciones supuestamente en Olivos.
La presidenta se rajó al sur, dijo ella con un
tono de bronca, seguro tiene un sitio preparado para una emergencia como está y
acá lo deja a él que se haga cargo de lo que pasa, ella siempre actúa así,
nunca se hizo ni se hará responsable de nada, únicamente le importa el dinero,
mientras no esta presa como debería, seguirá juntando billetes.
Él murmuró algo en voz baja y tomándole la mano
cruzaron las vías con mucho cuidado por el paso nivel, al entrar por la cortada
al río, con idea de sentarse en la piedra que lo hacía cada noche, para su
asombro el mismo se había retirado nuevamente, pero esta vez era mucho más que
la anterior, calcularon unos cien metros por lo menos y comenzaron a caminar
por la arena sobre la amplia playa, atentos a no encontrar nada que los pudiera
lastimar, ya que los primeros metros estaban llenos de basura, que el agua fue
acumulando.
Él fue abriendo camino hasta llegar a una arena
bastante limpia, la brisa que corría era bastante caliente, el río se
presentaba planchado como nunca, cosa que los asombró, se sentaron un rato a
matear divisando todo, pero ella comenzó a notar un cambio de viento, a medir
si estaba creciendo con marcas que hacía en la arena, después de un rato,
convencidos de que era como decía, que pronto subiría repentinamente la cota,
decidieron volver al lugar donde siempre se sentaban.
Así fue, minutos más tarde, mientras terminaban
el mate, vieron cómo el agua comenzaba a subir rápidamente, el viento cambió su
dirección, el poco tiempo de tranquilidad que tuvieron sentados contemplando el
río, se convirtió nuevamente en una fuerte tormenta cuando ellos ya estaban en
la casa, decidiendo descansar un poco antes de partir.
Cuatro de la mañana, ella se despertó y fue
directo a la ducha, luego encendió una hornalla y puso agua a calentar, todo
está listo, pensó, se sentó en living mirando la nada, esperando que se
levantara, la oscuridad era absoluta, solo un pequeño reflejo llegaba de la luz
de la vela de la cocina.
Su cuerpo se fue secando del agua de ducha
rápidamente, comenzó a tomar mate no muy caliente, puso sobre el respaldo un
carpintero beige y una bombacha junto a un par de alpargatas, ordenó lo poco
que quedaba para cerrar la casa antes de partir, supuso que ese día comenzaba
una nueva etapa, donde todo sería hora a hora diferente, pero no quería
abandonar su lucha en esta bendita tierra, se iría adaptando a los cambios descubriendo a diario lo nuevo e
intrigantemente peligroso, quizás o no, aun así, ojalá fuera con él, justo
cuando él la abrazaba en la oscuridad empapado de sudor, solo le dijo que se
duchara y salían.
Cinco y cuarto de la mañana, el auto se puso en
marcha, ella cerró la puerta de la casa y así fue como arrancaron con la rural
cargados caminos al sur, esquivando aún calles anegadas, bajo una leve llovizna
que paso a paso, se convirtió en lluvia, cuando cruzaban la av. Corrientes por
Nueve de Julio para empalmar la autopista y seguir camino al sur por la
autopista Buenos Aires La Plata, el día empujaba nubes, el agua lo impedía
entre una espesa cortina de lluvia.
Con el gas que tenían en el auto, pensaban llegar
a pasar la rotonda Gutiérrez, volver a cargar, si había corriente, cruzaron
todo el centro de Buenos Aires sin luz en las calles ni en los semáforos, todo
era posible, parte de la autopista tenía luminarias encendidas, la rotonda
estaba iluminada, pronto pararon con lo último del gas, por suerte todo
funcionaba, cargaron gas y fueron a desayunar, el calor seguía, pero un café y
cargar agua para el mate vendrían bien.
El lugar estaba desierto como la ruta, la misma
persona que cargo el gas, los atendió para servirle un café contándoles que
pronto cerraría y se iría a su casa, la radio decía que nadie podría salir y
ahí tenía miedo de ser robado en medio de tanta soledad, tomaron el café y
comieron los dos alfajores que ella había pedido, mientras él le reprochaba su
vestimenta.
_ Si te molesta
como estoy me lo hubieses mencionado el día que me encontraste, no ahora, que
te molesta.
_ Creo que no estamos en casa para que andes
así.
_ Siempre anduve
de esta manera, no pienso cambiar.
Él no comentó nada más, su forma de vestir no era
adecuada, andar descalza por todos lados tampoco le pareció muy correcto y
peligroso, se lo mencionó, ella aceptó eso, le dijo que era verdad, esos pisos
no eran lo suficientemente confiables, antes de entrar al auto fue a lavarse,
pero con respecto a su sostén dijo que no haría nada por colocárselo, el
carpintero tapaba bien sus pechos.
En la ruta realmente no había nadie, solamente
mucha agua, lo que hizo que fuera despacio, los campos ya se veían algo
inundados, ver el ganado en medio del agua era muy triste, kilómetro a
kilómetro el cielo se fue despejando, volvieron a cargar gas, con uno solo
tanque no se llega, aprovecharon a ir al sanitario y siguieron viaje, el único
auto en la estación de servicio, nadie en las calles del pueblo, nadie en la
ruta.
Las tres de la tarde, con un sol radiante,
estaban en una desierta playa con muy pocas viviendas, bastante alejadas la una
de la otra, en un nuevo balneario que está iniciándose cerca de las Toninas.
Donde llegó la corriente cuando hicieron el
loteo, con mi hermana compramos comentó, hermoso sitio, con escasa vegetación,
los árboles plantados hace poco tiempo dan poca sombra, los médanos, como
dicen, viajan con el viento, la pequeña casa es muy simpática, con la arena tan
floja, fue difícil llegar hasta ella, ya que no hay calles asfaltadas, solo
pasa una topadora de vez en cuando.
Cuando abrieron la casa, dieron energía, había
que conectar la garrafa, pero lo harían luego de visitar el mar, allí fueron,
la arena realmente quemaba mucho, fueron a los saltos, la temperatura a esa
hora era brutal; sin embargo, no pudo convencerla de esperar un rato, al bajar
a la costa por una pequeña pendiente de un médano, ella se quitó la ropa y en
segundos estuvo en el agua.
Él pensó seguirla, pero no desnudarse, la espero,
aunque ella insistió, solamente mojó sus pies, extrañados de la temperatura del
mar, sentados en la orilla, se detuvieron a comentarlo, era muy raro, hace años
que vengo al mar, comentó ella, nunca sentí el agua como ahora, esto es parte
de lo mismo, ya nada es normal, el perro
los siguió a todos lados y acostumbrado a la isla no le costó nada meterse a
jugar en el agua como ella, evidentemente el calor de la arena molestaba en sus
pequeñas patas al pisarla, se fue corriendo hasta la casa y los espero.
Después de descansar un poco, limpiaron toda la
arena que había entrado en la casa durante el tiempo que estuvo deshabitada,
descargaron lo que traían en el auto, restaba ir de compras al balneario
vecino, especialmente cremas y protectores del sol, la vegetación ahí era muy
escasa, estaban expuestos fuera de la casa al sol siempre, las plantas de los
pies no resisten tanta temperatura de la arena, sus cuerpos muy colorados del
intenso sol.
Descansaron un poco, el único ventilador del
dormitorio parecía no estar a su máxima velocidad, solo giraba aire caliente,
se durmieron un buen rato, luego ya con el tanque lleno de agua de pozo
bastante fresca, poder ducharse y partir de compras, ese fue el plan y salieron
a cumplirlo.
Muy pocos caminaban por el centro comercial,
consiguieron lo que buscaban, el servicio de cable e internet que se anuncian
en una casa sobre la calle principal estaba abierto, consultaron, el señor que
los atendió les ofreció el servicio, pudiendo ir a instalar su pantalla al otro
día, quedaron en encontrarse al día siguiente, después de las 18 horas cuando
el sol no pegara tan fuerte o no lloviera, acotó el instalador, que tenía una
gran antena en su casa desde donde ofrece el servicio, de lo que ellos tanto
precisan para estar comunicados. Pero todo quedó supeditado a cómo se vayan
dando los acontecimientos climáticos.
Caminaron un poco y compraron lo necesario en un
super chino, sin olvidarse de comprar más alcohol y barbijos, seguramente
volverían ahí seguido.
Lentamente, fueron buscando huellas para llegar
sin hundirse en las calles de arena, en ese paraje completamente salvaje, donde
la naturaleza brillaba, pero él protestaba por miedo a quedar atascado en la
soledad de esas calles, el cielo comenzó a nublarse muy rápidamente, cuando
llegaron a la puerta de la casa bajaron las compras, fueron caminando hasta la
orilla, el espectáculo de rayos sobre el mar, era maravilloso.
La tormenta se acercaba nuevamente, el perro
salió corriendo a la casa con los truenos tan fuertes, las primeras gotas
comenzaron a caer, ellos comenzaron el regreso a la casa sin ningún apuro,
tomados de la mano.
Las reposeras, ella las colocó debajo del alero
de la entrada, ahí sentados conversaron mirando cómo llegaba la tormenta hasta
que comenzaron a mojarse, ella comentó que sería pasajera, pero no podía
asegurarlo, solo esperarían, él mientras tanto comenzó a preparar algo de
cenar, si cambiaba el tiempo volverían a la playa después de cenar, cerca de la
medianoche.
Esa noche durmieron profundamente, llegado el
mediodía se levantaron empapados por el fuerte calor que hacía dentro de esa
habitación, la hora del almuerzo pasó rápidamente con unos mates, el tremendo
calor agobiaba, solamente querían refrescarse un poco, después de pasarse el
protector por todo el cuerpo, se fueron a la playa, al lado del agua y dentro
de ella, era el único lugar donde se podía estar un poco cómodos.
La arena no se podía pisar del intenso calor, ahí
se quedaron, solitarios en medio de la nada, hasta recordar que pasaría el
señor que colocaría la antena, sin saber con exactitud la hora, regresaron a
cambiarse y esperar, sentados en la reposera bajo el alero de la puerta de
entrada.
Pasadas las 19 horas llegó el técnico, en una
hora dejó instalado el modem que les daba la señal de internet a la computadora
y a la vez podían ver con un decodificador algo de televisión, ya contentos con
eso, pero sabiendo que por distancia algunos problemas podrían tenerse
dedicaron a conectarse con las dos computadoras para saber que correos tenían y
que pasaría con el clima.
Una gran discusión se desparramaba por todos los
medios de comunicación, según cuenta el canal local de noticias, en el partido
de la costa la cantidad de turistas se detuvo totalmente, los que más los
sufren en esta zona son los comerciantes que durante un año esperan estos meses
para poder incrementar su venta, como dijo el técnico que paso por la casa, el
año pasado en esta playa no solo estaban los que tienen su casa de veraneo
aquí, sino que venían de lugares más alejados a buscar esta paz y este año, por
ahora somos los únicos del lugar, aunque el técnico dijo que vive una pareja a
unas diez cuadras, pero trabajan todo el día en un local en Santa Teresita, él
supone que se van temprano y vuelven tarde por eso no lo vieron.
Aquella tarde noche después de cenar volvieron a
sentarse en la playa, la suave brisa que corría era confortable, la luna llena
hacía del sitio realmente una postal inigualable, cerca de medianoche, ella,
siempre acompañada de su perro, volvió a la casa, a buscar el termo y el mate,
ya que solamente habían llevado las reposeras, en su cabeza giraba una idea y
no sabía si era momento de comentarlo, mientras volvía decidió hacerlo, se
acomodó en la reposera y le preguntó qué pensaba cómo seguirán, si se quedaban
ahí, si seguían juntos, que opinaba?
Él fue claro, le dijo que le gustaría quedarse
ahí, si ella lo acompaña, aunque: siguió, hay cosas que climatológicamente no
me cierran, ni los informes que mandan, ni lo que percibo estando aquí, lo
único que sí estoy seguro es en seguir juntos comentó, luego le pregunto a ella
que opinaba.
Ella lo miró, le dio un beso inclinando la
reposera y dijo que creía nunca separarse de él, estén donde estén, que tenía
idea de hacer algo ahí, quería forestar como él, quería un terreno frente al
mar, pero construir una nueva casa, ecológica cultural en lo posible, dadas las consecuencias de lo que viene
pasando no se atreve a proyectar nada hasta que el clima se estabilice, si es
que lo hace y después de un tiempo, si comenzara a proyectar hoy es imposible,
estamos sobreviviendo a un desastre aunque suene loco lo que digo.
Él comentó que siempre pensó que seguirán juntos,
que nada era imposible; sin embargo, lo primero sería esperar a ver cómo sigue
todo, cuidándonos lo mejor posible, después de esperar que pase por lo menos el
pico de la pandemia, si nos quedamos este año aquí, vemos cómo la pasamos
especialmente en el invierno, ella estuvo de acuerdo, después de un largo rato
de una intensa charla, se fueron al mar a refrescarse un poco.
Él seguía repitiendo que algo muy extraño pasaba
con en el agua, porque tiene esta temperatura, sentado como si fueran las tres
de la tarde, siendo las tres de la mañana, no era normal, ella coincidía, pero
solo restaba esperar, dijo, continuaron a orillas del mar, sobre arena firme,
acostados de espalda, mirando las estrellas en soledad.
Amaneció nublado, el cielo plomizo se confundía
con el mar desde la puerta de la casa, ella se levantó, él siguió dormido, no
por mucho tiempo.
Al escucharla jugar con el perro afuera, se
despertó pegado a la sabana de transpiración, la temperatura no bajaba, salió
al jardín a poner las reposeras y esperar que ella se acercará, así fue, apenas
lo vio, se vino a saludarlo y tomar mate a su lado, ella le comentó que en esos
momentos la temperatura llegaba a los 40 grados, según había mirado en
televisión apenas se levantó.
El pronóstico anunciaba tormenta, pero no le
dieron importancia, después de los mates se fueron lentamente de la mano al
mar, la escena de verlos caminando por el medio de la calle, era muy romántica,
como el romance que ellos recrean a diario, metros antes de llegar, el perro
comenzó a ladrar y mirarlos como si pasara alguien o algo, ellos aceleraron el
paso, pero no había nadie, solo que la playa estaba cubierta de una espesa
espuma blanca, nunca él había visto algo igual, no sabía si seguir adelante,
ella decidida entró como si nada y se metió en la espuma a jugar llamándolo, la
siguió y ya sentado en el agua le contó:
_ Vení esto es espuma marina, evidentemente
hubo una corriente de viento mar adentro que la generó trayendo, se produce por
la agitación del agua del mar, así de simple, esto pasa al margen del viento
que la trae, por una alta concentración de materia orgánica disuelta, esto se produce en alta mar, el viento lo
trae como una distribución de floraciones de algas y yodo, pero tranquilo no
pasa nada, métete en ella, juga con ella, luego nos enjuagamos, esto en las playas a la mañana bien temprano se
ve; sin embargo, son solo centímetros. Así nunca lo he visto.
Él seguía asombrado buscando más explicaciones,
ella fue a buscar la máquina de fotos, durante un buen rato sacó varias fotos,
fue una experiencia única, pero a él no dejaba de preocuparse, luego lo
consultó con amigos y le repitieron lo mismo, alguno sugiere quitarse bien el
yodo del cuerpo, otros decían lo contrario; sin embargo, duró dos días y se lo
llevó el mar, o se fue disolviendo como decía ella, controlaban que pasaba,
mañana, tarde y noche iban a la playa, durante el tiempo que la espuma estuvo
como diluyéndose, la temperatura se mantuvo muy elevada.
Cuando culmino su retiro, el cielo plomizo de ese
día se convirtió en un techo amarronado y pesado, lleno de relámpagos sobre el
mar, hasta que comenzaron a caer unas grandes gotas como principio de una gran
tormenta de lluvia y viento.
Después de tres días de fuerte lluvia, una mañana
comenzó a despejar, ellos necesitaban hacer algunas compras, pasado el mediodía
fueron hasta el centro comercial, mucha gente estaba en la misma situación,
pero muchos más ya habían comenzado a retirarse del balneario.
Por otro lado, los comentarios de que el
presidente ya no estaba en el país recorren portales de noticias, la puja de
los sindicatos docente por no dar inicio este año a las clases era muy fuerte
(como casi siempre) tema que ya no es novedad en nuestro país a esta fecha,
pero esta vez el gobierno de la provincia y los sindicatos pertenecen a la
misma agrupación.
_ Seguramente las
clases no comiencen como de costumbre y seguiremos tenido más ignorantes año a
año, a este gobierno le conviene eso, vos con hacerte problema no ganas nada,
te lo digo a dario, acá hace falta un cambio total, pero el votante esta cómodo
así, no trabajan, no estudian y encima el gobierno le paga, esto hasta que no
cambie, cada año será peor, con hacerte mala sangre e insultar no se gana nada.
La escucho sin contestarle, sabe que en el fondo
tiene razón pero el cambio que necesitamos hace veinte años que lo espera y
siempre seguimos con el mismo gobierno, prefirió no seguir con el tema.
Esa tarde el sol terminó saliendo en todo su
esplendor, la temperatura comenzó a elevarse rápidamente, a la hora de cenar
cuando ya tenían todas las compras acomodadas, por televisión marcan el récord
del verano a las 22 horas con 49 grados, algo realmente insoportable, muy
preocupante, que culminó con más preocupación y un gran corte de energía.
Cerca de la medianoche ella decidió ir al mar y
allá fueron, caminando comentó que no le gustaba nada cómo venía dándose las
cosas con el clima, no sabía qué pensar, especialmente que hacer con el dinero,
la incertidumbre de manejar algunas informaciones a veces no sé si es mejor o
peor, comentó, esa gente que está de vacaciones jugando en la playa de Las
Toninas como vimos, seguro está mucho más tranquila que nosotros, mientras él
la escuchaba y pensaba.
Esa noche el mar estaba más alto que de
costumbre, la playa era muy poca y se sentaron a conversar mientras el perro
corría y traía una pelota de tenis que él le arrojaba de un lado al otro,
intentando cansarlo, se cansó él primero, el perro se dio cuenta, se acostó a
su lado con las cuatro patas hacia arriba, muy simpático quedaba, ellos seguían
debatiendo que hacer, el calor seguía sin aflojar, pero… un rato más tarde comenzó una brisa que se
transformó en viento, venía del mar y comenzó a molestar, la arena que volaba
castigaba sus cuerpos, minuto a minuto la velocidad del viento comenzó a ser
más fuerte, decidieron volver pronto a la casa, se incorporaron y llegaron
impulsados por las ráfagas casi cayéndose a meterse dentro de la casa, de leve
a fuerte el viento pasó rápidamente, tuvieron que cerrar la puerta y las
ventanas, ya se había transformado la visión en una nube de arena que no dejaba
ver nada hacia afuera, tomaron algo fresco de lo poco que quedaba en la
heladera, se acostaron cansados, preocupados por la tormenta de viento y el
silbido del mismo, los venció el cansancio y se durmieron.
Cuando despertaron no llovía tanto, pero el
viento era ensordecedor, sin corriente,
el panorama era deplorable, salir con ese día era muy peligroso, durante el
mismo pudieron cocinar, alimentos tenían para unos días y cada tanto volvía la tormenta acelerando el viento
y con mucha caída de agua nuevamente, con ese clima y en esas condiciones
estuvieron duran dos días sin salir, por lo menos no hacía tanto calor, miraron
correr esas horas por la ventana, conversando sobre un futuro del que ninguno
de los dos tenía buenas expectativas pero se guardaban el temor.
Cuando
aflojo la tormenta ya de madrugada, amaneció el cielo limpio en su
totalidad, ni una nube se divisaba, el
sonido del mar se escuchaba cerca y poderoso ,lo primero que quisieron hacer
fue ir a visitar el pueblo comprar más provisiones y saber que novedad
encontraban del corte de corriente, ya habían pasado demasiadas horas y el
encierro sumando a la falta de energía los ponía realmente muy mal, la puta
costumbre de la nueva tecnología ya era un síntoma de enloquecimiento, celular
no, televisión no, computadoras no, radio tampoco, menos mal que somos más
grandes y en el cajón mesada en la cocina estaba guardado el cubilete, los
dados, el mazo de cartas y el dominó, con eso se entretuvieron unas largas
horas.
Decidieron salir camino al pueblo, cerca de las
nueve de la mañana empezaron el camino después de tomar no sé cuántas veces
mate.
Era muy cerca, pero llegar parecía imposible, el
camino de arena estaba totalmente borrado, solo profundas huellas quedaban en
el mismo, y de a poco lo fueron transitando bajo un sol que parecía rajar la tierra , más
fuerte que lo conocido, comenzar a
transitar era extraño y algunos vehículos estaban atascados y abandonados ,de a
poco llegaron la ruta pero la capa
asfáltica comenzaba a derretirse a su paso , el asfalto comenzó a pegarse en
las cubiertas y mantener la rural resultaba un trabajo complicado de estabilidad
hasta que llegaron como pudieron a lo que ellos conocían como centro comercial,
del cual ya quedaba poco en pie, lo primero locales estaban abiertos con los
vidrios rotos y aparentemente vandalizados y nadie circulaba por las calles.
Caminaron
buscando alguien para preguntar, pero fue imposible, después de caminar unas
cuadras se dieron cuenta que estaban solos, el ataque de desesperación que le
agarro a ella fue terrible y entre los gritos y llanto, comenzó a nublarse
nuevamente, el cielo se puso totalmente oscuro y comenzó a granizo de una
manera muy poco usual, el tamaño del granizo era excesivamente grande.
Lo primero que intentaron hacer fue refugiarse,
justo pasaban por lo que fue la avenida principal y se metieron en un hotel,
desde el hall vidriado comenzaron a ver la tormenta como una película de catástrofe,
pero la estaban viviendo en vivo y directo.
Recorrieron el sitio y en las heladeras todavía
se mantenía algo de frío, bebieron unas gaseosas e intentamos salir pero era
imposible, la calle y hasta la vereda estaba inundada, después de un rato
entraron a una habitación que estaba impecable, se acostaron con temor y con el
paso del tiempo se quedaron profundamente dormidos, ella despertó sobresaltada,
se asustó y lo llamó rápidamente, estaban dormidos en un lugar que no les
correspondía y no sabían cómo seguiría todo, la lluvia continuaba, buscaron algo
para comer y esperar, horas más tarde el
agua se retiró rápidamente y caminaron hasta el auto, había quedado abierto con
la llave puesta y las ventanillas bajas, solo agarraron algunos paquetes de
cigarrillos de lo que quedaba de un quiosco.
Él se seguía preguntando qué había pasado con la
gente del sitio, era imposible, que fueran los únicos en este bonito balneario,
una vez puesto el auto en marcha a pocas cuadras de intentar salir de Las
Toninas encontraron otra pareja que estaba cargando su auto, paró a
consultarlos, el vecino no muy amable le dijo:
_ Desde
anoche después del saqueo nadie quedo, nosotros nos quedamos a cuidar nuestra
casa, pero ya es imposible, en horas no quedará nada aquí, váyase, por donde
puedan, ruta queda poca me comentaron los últimos que tuve comunicación, iremos
hacia el norte, al sur dicen que ya era imposible.
Ella encendió un cigarrillo, comenzó a insultar,
gritaba:
_ Esto era
previsible, lo vengo repitiendo a diario, somos nosotros como humanidad los
únicos culpables.
Él siguió avanzando, pero no muchos metros más
adelante se detuvo y retrocedió, a la vista está todo desolado; sin embargo,
quizás podría encontrar un vehículo mejor para seguir viaje y comenzó a
buscarlo lentamente por las arruinadas calles, ella opinaba lo contrario,
diciéndole que si tenía alguien un vehículo como él buscaba, seguro se hubiese
ido; sin embargo, él insistió y siguió su búsqueda, dieron muchas vueltas por
donde el pavimento todavía se encontraba transitable o las calles de arena
estaban en condiciones de pasar después de la tormenta.
El sol salió más fuerte que nunca nuevamente,
pero con el paso de las horas comenzó a bajar su intensidad, llegaron al
bosque, caminar dentro de él fue un alivio, la frondosa vegetación hacía en el
interior un clima fresco que ya tenían olvidado y aprovecharon para un corto descanso y caminar
un poco, así fue como llegaron a lo que había sido hasta hace horas el camping
del balneario, la soledad era absoluta, pero algunas carpas quedaban en pie,
como pocos vehículos; aun así, por la magia del bosque como dijo ella, debajo
de algunas ramas como escondida estaba una casa rodante construida sobre un
pickup, él fue directamente hacia ella, esta es nuestra solución, dijo en un
grito.
Era todo muy extraño, la casa rodante montada
sobre esa camioneta, estaba intacta, sobre el césped quedaban dos reposeras,
donde estaban los ocupantes?, pero no había nadie a quien preguntarle, solo
huellas de más de un auto marcadas hacia la salida y aun el piso muy embarrado
debajo de los árboles, el mar que según recordaron estaba a no menos de cien
metros, ahora se encontraba muy cerca, un brusco corte de tierra dejaba a la
vista todo lo que las aguas se habían llevado horas atrás.
Revisaron bien todo y la decisión estaba tomada,
se irían en esa camioneta, en su lugar dejaron la rural que ellos venían
usando, que era propiedad de ella, y dentro de la misma, ella dejó una nota por
si el dueño los quería ubicar.
Esa camioneta casa rodante era muy cómoda, pero a
la vez mucho más pesada, insistía ella, no sé cómo llegaremos a la casa,
repitió más de una vez, él insistió y una vez en marcha comenzó a buscar el
camino, la idea era llegar antes de que la noche los agarre en medio de los
médanos sin saber por dónde seguir.
Llegar a la casa fue más complicado de lo
previsto, pero con una noche cerrada y plena desolación e incertidumbre
llegaron a destino después de dar muchas vueltas y sacudidas, los brazos de él
quedaron agotados, sumado a eso, el constante murmullo de queja de ella, reprochando
todo, desde el haber salido a buscar algo y abandonar la casa, hasta estar
usando algo que no les pertenecía, él en un momento dijo basta, ella calló hasta parar en la puerta de la
casa que no fue fácil encontrar, pero ya estaban ahí.
Los dos estaban realmente agotados, el único que
seguía dando vueltas era Tito, que apenas bajó de la cabina se fue camino al
mar, la oscuridad era total, luego de un rato y encender velas en el living y
la cocina se fueron acostumbrando a ver en medio de esa semi oscuridad, de
lejos el sonido del mar parecía llamarlos, agotados del cansador día,
lentamente fueron hacia él, que cada vez estaba más cerca, pero al llegar para
su sorpresa, esa noche entre el agua y la tierra socavada por las olas, había
una pequeña playa, allí bajaron con mucho cuidado y sin mediar ninguna palabra
se dejaron envolver por la suavidad de las olas que a pesar de su temperatura
no habitual, fueron el refresco que necesitaban después de un día tan agotador,
sentados en la orilla en una mezcla de tierra arena y piedras se abrazaron muy
fuerte, ella le reprocho con un tono de broma que últimamente la tenía
abandonada, pero él solo sonrió en silencio, su cuerpo estaba cansado, agotado
y disfrutaba del agua como un bálsamo, ella insistió y al comenzar a pasar sus
dedos por su espalda suavemente hasta poner uno entre sus labios, él entendió
sin más explicaciones como continuar el juego, cuando ella se sentó sobre sus
piernas y besándolo suavemente comenzaron a ponerse al día de algo que por todo
lo que venía sucediendo en las largas últimas horas, tenían olvidado.
El cielo desde el horizonte comenzó a limpiarse,
en pocos minutos amanecía y lentamente los tres caminaron hacia la casa, dentro
de ella, donde pensaban descansar, era totalmente imposible, pero ella revisó y
acomodo la casa rodante, él la puso en marcha un rato y con aire de la misma
después de detenerla se quedaron profundamente dormidos unas cuantas horas. Ya
pasada la hora del mediodía ella despertó, el calor se sentía muy fuerte; sin
embargo, decidió ir a la casa a ver cómo se encontraba todo, sin novedad
encontró todo igual, ni corriente, ni agua, el pánico entró en su cuerpo y lo
despertó apurada, no había mucho que esperar, de ahí deberían partir lo más
rápido posible.
Él despertó empapado y de mal humor, la dejo a
ella acomodando cosas en el vehículo y se fue al mar, después de refrescarse un
poco y terminar de despertarse volvió, ya estaba todo listo, hasta el mate y el
tablero de ajedrez armado, ella al verlo entrar lo convido con uno, sin decirle
una sola palabra, él se sentó al volante y lentamente partieron a la deriva, no
sabían a dónde, ni cómo, solo dependían del combustible y las condiciones de la
ruta, por suerte sobre el techo de la casa rodante, sobre toda su superficie
estaba construido el tanque de agua que estaba lleno y combustible tenían casi
tres cuartos de tanque, la mini heladera al poner en marcha a la camioneta
comenzó a funcionar, todo estaba listo para seguir adelante.
A las cuatro de la tarde con casi cuarenta y
cinco grados partieron rumbo a sur, llegar a la ruta once fue fácil, pero al
encontrarla la misma estaba con su carpeta asfáltica derretida, ya vuelta a
consolidar, así que esquivando pozos y encontrando largos trayectos en muy mal
estado comenzaron el arduo camino, en mucho silencio fueron adelantando
kilómetros muy lentamente, él recordó la vieja ruta once que debería estar
mejor por no tener ninguna carpeta de ese material que, por los rayos del sol y
el intenso calor se derretía y le hacía tan difícil el manejo, en un atajo giro
a la izquierda ya en un camino de tierra y decidió ir a buscarla, si todo salía
bien llegarían a Mar de Ajo, sin tantos inconvenientes como por la Ruta Once o
inter balnearia que venían circulando.
Todo el esfuerzo realizado para seguir en la ruta
fue en vano, la ruta se cortaba en un arroyo, él dice no recordar en ese
camino, cruzarlo era imposible y en pocos minutos, mientras miraban de lejos el
corte de la ruta, la tierra se abrió más
de veinte metros, dando paso un torbellino de agua salada mezclado con agua
dulce que los aisló del sur, la idea de seguir camino, la única opción ya era retroceder
y después de un descanso antes de que oscurezca emprendieron el regreso, según
ella un camino rural que cortaba la ruta los llevaría nuevamente hacia la once
en diagonal y sin discusiones giraron , al ser de tierra la camioneta se afirmó
bien ,el calor era insoportable y la tierra que levantaban a su paso dejaba una
nueve muy grande de polvo que se les pegaba en su cuerpo totalmente sudado, por
lo tanto decidieron cerrar y poner el
aire acondicionado, una hora más tarde,
sin saber dónde hasta ese instante ,se encontraron con la ruta muy cerca de la
entrada a Mar de Ajo.
Sentados en la cabina después de pegar una vuelta
sin encontrar a nadie por las calles, se abrazaron muy fuerte, sobre una
avenida que terminaba en el mar, hasta que ella en un momento se separó y dijo
bueno basta, pensemos que hacer, él se recostó sobre la ventanilla abriendo la
puerta y encendió un cigarrillo, ella bajo y
se sentó en el cordón de una vereda y quedo pensando, en voz alta dijo
que le extrañaba saber que nadie estaba en las calles, se incorporó y caminó a
golpear la puerta de una casa, luego lo hizo en otra y más adelante camino
hasta otra y nadie salió la calle, los autos estacionados eran solo dos, volvió
a la camioneta y le pidió que tocara la bocina, que la mantuviera presionada,
más tiempo gritó cuando el paro ¡¡¡, ella se subió y puso su mano manteniendo
el sórdido ruido por minutos, la bocina comenzó a perder sonido y dejó, nadie
salió, nadie estaba cerca!.
Le pidió recorrer el lugar hasta donde se pudiera
y lentamente lo hicieron, hasta que
decidieron entrar en una casa y quedarse ahí, después de un largo debate
llegaron a la conclusión que por el momento sería la mejor opción, mañana
verían que pasaba más adelante, sin tener en cuenta que ese arroyo ya no los
dejaría pasar para el sur pero pensando que el cambio en el suelo era constante
y en días podría cambiar el panorama, el desconcierto los abrumaba, pero juntos
seguirán adelante en esta nueva vida que a diario decidieron transitar juntos.
Pararon con la camioneta sobre lo que era hasta
hace días la avenida principal y decidieron entrar a una casa, ya estaba casi
comprobado que estaban solos en esa ciudad balnearia, bajar y entrar a esa casa
fue realmente muy triste, la misma estaba abierta, un grupo de juguetes y una
mochila escolar les mostraba una presencia de niños, las camas prolijamente
tendidas, en el comedor diario un desayuno a medias quedó sobre la mesa.
Evidentemente, se fueron de repente o algo paso,
el movimiento de tierra los alejó de la casa dejándola toda abierta, solo arena
cubría todo como diciendo que el viento entró recorriéndola sin que nadie la
ocupara. Sin corriente, pero con agua emprendieron un nuevo desafío, ya era
tarde y estaban muy cansados para seguir investigado, por suerte pudieron ducharse
y se acostaron por la mañana, decidirían como seguir y en minutos se quedaron
ambos profundamente dormidos.
Con el primer reflejo del día ella preparo mate y
comenzó acomodar la casa, barrio todo tendió una cama buscando ropa limpia para
la misma, él lavó todo lo que encontró a su paso de vajilla y cerro las
ventanas, ya que el viento comenzó a ser constante y seguía trayendo arena
desde afuera, luego decidió ir a dar una vuelta a ver si conseguía algo de
alimentos, ella no estaba de acuerdo, le dijo que habría tiempo, siguiendo con
la limpieza, él no le hizo caso y se fue dejándola sola.
La intriga de cómo había quedado el centro podía
más que él, muy lentamente lo recorrió hasta llegar al camping en la zona norte
del balneario donde el automóvil club tenía su predio, nadie en la calle daba
la menor sospecha de encontrarse, muchos locales permanecían abiertos como
saqueado, otros cerrados, pero con muchos vidrios rotos, luego de un tiempo
decidió volver a la casa sabiendo que ella seguramente lo estaba esperando, no
muy convencida de su salida dejándola sola.
Al regresar la cara de ella manifestaba todo, el
mal humor estaba en sus contestaciones, seguía ordenando la casa, así paso todo
el día hasta que comenzó a oscureces y comenzó a poner velas en lugares
estratégicos, únicamente mencionó que quería cenar y dormir.
Calentar agua era fácil, no había revisado la
cantidad de gas que tenían en la casa, salió y reviso el nicho donde dos tubos
estaban colocados, uno por su peso al moverse tenía bastante y el otro por
suerte estaba completo, entonces puso la pava sobre el fuego sin mucha
preocupación, cuidando lo que tenían, ella salió mojada a secarse, él aprovechó
y se duchó rápidamente, en el porche de la casa tomaron mate casi en silencio,
hasta que le pidió disculpas por su escapada, se prometieron ir juntos a todos
lados hasta saber cómo se ubicaría.
Una hora más tarde cenaron mirando la oscuridad
del pueblo, a la luz de una vela, observando una vez más, fuertes y pesadas nubes que entre relámpagos
sé acercaban, con las primeras gotas decidieron entrar, el día había sido
demasiado agotador, los cuerpos ya pedían descanso, en la habitación principal
de la casa los esperaba una mullida cama con un cómodo colchón, para que sus
cuerpos se acuesten en él y el sueño los despegue por unas horas de la ardua
tarea del día, al despertar, decidirán cómo seguir.
Amanecieron descansados, no es lo mismo dormir en
la camioneta que en una buena cama, juntos mientras tomaron mate decidieron
recorrer lo que quedaba del pueblo, él tenía una obsesión con algunas
herramientas y en lo posible un grupo electrógeno, pero las ganas de encontrar
alguna persona más superaban todo, por adentro, llegaron a lo que sería el
norte de Mar de Ajo.
Recorriendo calle a calle, la cuadrícula, sin
novedad, con el total asombro de cómo el mar se había llevado la primera
manzana costera, sus locales y viviendas mejor ubicadas, el pueblo ya no era el
mismo, bajo ningún aspecto, daba una tristeza indescriptible, de a poco fueron
reconociendo algunos lugares, los cuales habían sido saqueados o violentados
supuestamente antes del exilio total de sus habitantes.
El mar se llevó gran parte de las viviendas,
dejando en total destrozo muchos elementos en lo que en ese momento era la
costa, ya sin delimitar por ninguna calle ni línea de frente o parquizada cómo
lo era antiguamente, un pueblo fantasma estaba delante de su vista, paso a
paso, metro a metro continuaron el recorrido con la camioneta, el silencio
entre ambos era absoluto, por sus mentes corrían ideas de miles de formas y
maneras diferentes, el fin de todo estaba delante de sus ojos, o el comienzo de
algo nuevo, como supo decir ella en más de una oportunidad, de ahora en más,
solo queda planificar una vida nueva, o no, solo el tiempo y ellos decidirán el
cómo y el cuándo de cada paso a seguir de ahora en más.
Él se acercó a lo que quedaba de una ferretería,
cargo herramientas y hasta consiguió el tan buscado equipo electrógeno, que
estaba en el local como recién utilizado, lo cargó como pudo en la camioneta,
ella una cuadra más adelante quiso entrar en un famoso supermercado que estaba
como saqueado, en el mismo pasaron un buen rato, dando vueltas por las góndolas
del mismo encontraron muchos comestibles que le serían de gran utilidad,
lácteos y hasta carne en una cámara frigorífica que todavía mantenía en su interior
algo de frío, al tener la puerta asombrosamente cerrada, también agarró lo que
pudo, cuando quisieron acordarse, la casa rodante estaba llena de productos.
Antes de retirarse sobre un escritorio se
encontraban doblados dos periódicos, ella los tomó pensando que el papel de
diario para algo servirá, pero al llegar a la casa se dio cuenta de que fueron
los últimos ejemplares que habían llegado al lugar por las noticias que
titulaba la tapa, los dejó sobre la mesa del comedor para leerlos
detenidamente, la culpa de agarrar lo que no era de ellos los perseguía
constantemente, pero ese periódico le serviría para saber la fecha.
Los diarios quedaron poco tiempo sin ser
abiertos, al terminar de bajar todo lo que habían traído a la casa, los dos se
sentaron tomando el diario entre sus manos para ser revisados minuciosamente,
en principio supieron cuántos días hacía que no llegan diarios y de ahí en más
sacaron la cuenta de cuando comenzó el desastre que estaban viviendo, los
títulos ya eran muy alarmantes en la última edición que tenían en las manos, el
país como estaba previsto, en una escala mayor y en un tiempo demasiado rápido,
el fuego hizo estragos en la provincia de Córdoba y en gran parte del sur
argentino cerca de la cordillera y luego de varios días donde las llamas
arrastraron con todo a su paso, intensas lluvias acaudalaron los ríos
produciendo inundaciones como nunca antes dejando pueblos debajo del agua donde
los pobladores perdiendo todo que fue
arrastrado por el agua.
En la Antártida la pequeña grieta que divide el
territorio congelado terminó por separarse del mismo, según investigadores en
la masa de hielo que se separó con ella se fue buena parte de la población
animal que ocupaba esa zona y si sigue el calentamiento su curso descontrolado
corre un riesgo muy grande toda la zona.
En nuestro país a nivel político paso más o menos
lo mismo, ya que lo más importante en todo era la problemática global, donde
todo parecía anunciar el fin de una era y el comienzo de opinólogos que nunca
se ponen de acuerdo.
Políticamente, la historia se repetía, pero día
tras día, en mayor escala, los partidos tradicionales que vienen ejerciendo la
política desde hace muchos años se encuentran todos enfrentados a la agrupación
gobernante, su líder hasta ese día presidente, el hijo de la señora
expresidenta tomo un avión con destino desconocido.
El malestar crece, sumado a todo esto la última
noticia donde por orden de quien manejaba todo en nuestro país, fue montado un
vacunatorio vip, donde se vacunaron sus amigos, a los jóvenes que apoyan sin
cuestionar ninguna de sus decisiones, el escándalo ya pasó las fronteras,
siendo noticia en todo el mundo, pero aquí lo solucionaron sacando de su puesto
al ministro de salud, dejando en su lugar a una doctora que al igual que el
ministro, por ser su segunda en orden jerárquico estaba al tanto de todo este manejo
organizado desde el instituto donde se maneja el país, y no desde la casa de
gobierno donde estuvo a cargo de nuestro destino durante los últimos meses un
simple cadete de la abogada exitosa.
Por lo que comentan los diarios en sus
editoriales, el malestar es generalizado, en muchos ámbitos, especialmente en
la provincia de Formosa, donde el dueño de la misma, como se hace conocer por
todos, sigue maltratando a sus habitantes, esa hermosa provincia parece no
permanecer a nuestro territorio, ya que las normas de convivencia y democracia
en la cual se vive distan mucho de la del resto del país.
Sobre la mesa quedó el diario que maneja la
agrupación que gobierna el país junto a su mentor ideológico, al abrirlo, las
noticias cuentan la historia de un país de maravillas donde todo funciona fenómeno
y nos presentamos al mundo como los líderes de América Latina junto a los
hermanos venezolanos, quienes en este momento están cruzando las fronteras de
su país para buscar nuevos horizontes, escapando de la dictadura ahí reinante,
cosa, por otro lado, que lamentablemente también dé a poco se escucha en nuestro
país que está sucediendo, por lo menos hasta antes de que comenzara este
desastre ecológico.
Aquí todo, como de costumbre se cuestiona, nadie
puede opinar diferente a la agrupación gobernante, de hacerlo, los
cuestionamientos llegan de una manera brutalmente agresiva, para ellos, si la
prueba de lo que se dice no está documentada, no tiene valor, la palabra ha
quedado devaluada a lugares jamás pensados.
La grieta que se proclama a diario está cargada
de una agresividad nunca vista antes, eso produce distanciamiento entre amigos,
ruptura de vínculos familiares y otros tipos de alejamientos que nunca se han
visto tan marcados en la sociedad como en estos momentos.
Los incendios en el sur del país, o en las
provincias del centro, sumados a las inundaciones o desbordes de río, más el
problema en el polo donde gran parte de la masa de hielo continental para el
ministro del área son simples problemas temporales, lo primordial es llegar a
las elecciones y ganarlas.
Ella sigue con el discurso político como siempre,
él la mira asistiendo en todo lo que dice, tomándose la cara con ambas manos y
mirándola seriamente, hasta que después de un rato y viendo la demencia que
llega hasta las lágrimas, le toma las manos y le dice _ Basta, amor todo lo que
decís es verdad, pero quedó en el pasado, hoy la realidad es otra y aquí
estamos solos en medio de la nada sin saber qué pasara mañana, pasaron muchos días, esas noticias ya
son muy viejas, hoy la realidad es otra, todo cambio, no solo aquí sino en el
mundo, la tierra comenzó a gritar ,solo debemos escucharla y seguir adelante.
Segundos más tarde lloraban los dos abrazados muy
fuertes sentados en el sillón del gran living de la casa, sin saber quién vivía
antes ahí, ni qué había pasado con sus dueños.
El cansancio y el llanto los agotó de tal manera
que durante un rato abrazados dormitaron como relajándose del día y sus
circunstancias antes del almuerzo merienda que comenzaron en silencio después
de las cuatro de la tarde, contentos por todo lo conseguido, pero culposos y
angustiados por no saber cómo seguiría su futuro.
Antes de bajar el sol, decidieron ir caminando
hacia el mar, reconociendo ese lugar ya como propio, esa distancia hacia el
agua que parecía acortarse cada vez que se acercaban a lo que fue la orilla,
para su asombro nuevamente el mar se había retirado como nunca antes, en esa
playa interminable caminaron mirando el balneario desde otra perspectiva,
descubriendo un nuevo lugar, caminando por donde alguna vez estuvieron, quizás
nadando de adolescentes, momento que aprovecharon para ir abrazados esperando
la llegada de la noche, donde se quedaron a la luz de la luna un largo rato,
después de caminar varios metros, varias cuadras y buscando como referencia
cierta edificación que los fuera guiando.
Ella decidió meterse en el agua como acostumbra
siempre, él terminó acompañándola, como dos adolescentes jugaron distendiendo
el día en la soledad de un sitio que iban descubriendo paso a paso hasta que el
cansancio los venció y se acostaron en la playa a descansar, un poco antes del
regreso a plena luz de una hermosa luna, que poco a poco se fue cubriendo de
nubes hasta desaparecer entre ellas, tomaron la decisión de regresar
orientándose en la oscuridad, que los hacía sobresaltar de a ratos con los
primeros truenos y relámpagos de una tormenta que comenzaba a dar sus primeras
gotas cuando ya estaban a metros de la entrada a la casa.
La oscuridad era
total, buscar las velas costó más de lo previsto, pero lo consiguieron, ya
están acostumbrados a andar a tientas en más de una oportunidad, los relámpagos
y truenos estallan en la madrugada, una espesa cortina de agua bañaba el sitio
como si fuera la última noche, las
ráfagas de viento y agua sacudían el árbol de la puerta como arrancándolo de la
tierra y la poca visibilidad era realmente angustiosa, por un largo rato los
detuvo sin saber cómo seguir, él solo mencionó que al otro día ya tendría
instalado el grupo electrógeno, se secaron un poco, el silencio era total,
sentados mirando la tormenta en silencio se quedaron dormidos en la soledad.
Durante cinco días, el viento y la lluvia fue
casi constante, él se las arregló para colocar el grupo electrógeno en el fondo
de la casa dentro de lo que era un pequeño galpón de herramientas y poder
conectarlo a la línea sin que el ruido del mismo los molestara. La temperatura
bajó unos cuantos grados, el otoño se acercaba, pero a diferencia de otros años
no bajo como lo hacía de costumbre, se podía andar durante el día y la noche
con una simple remera, el sol por unos cuantos días no apareció, comenzó a llover
más seguido de lo habitual y en cada vez la cantidad de agua caída no era habitual, realmente ver inundadas las calles de la zona
balnearia fue una sorpresa, él las recorrió lentamente, casi a diario, en
bicicleta hacia un extenso recorrido siempre a la búsqueda de alguien, pero era
en vano.
El problema más cercano era el consumo de
combustible del generador, intentaron buscar la manera de solucionarlo al igual
que conseguir para el vehículo, estaciones de servicio en lo que quedaba del
pueblo había tres, el problema era cómo sacar de los tanques enterrados el
fluido correspondiente, después de dar unas cuantas vueltas encontraron la
forma, teniendo en cuenta que tenían el pueblo a su disposición, no les fue
difícil encontrar una bomba para elevar el combustible usando el generador que
ya tenían, por lo tanto, por un tiempo el problema lo tendrán solucionado, pero
la inquietud de saber qué pasaba más allá de ese lugar los inquietaba
constantemente.
Días más tarde se mudaron de casa, se alejaron un
poco del mar por mayor seguridad, equipando la casa con todos los
electrodomésticos necesarios y una gran comodidad. Ella se ocupaba de mantener
la casa en condiciones a diario, los placares se llenaron de ropa para cada
temporada, la cantidad de alimentos por un tiempo estaba asegurada, aunque él ya
pensaba en un terreno para comenzar a sembrar, previendo siempre lo peor, ya
que pasaba los días y nadie aparecía por el lugar.
Ella un día se cansó y soltó en llanto su
angustia que él comprendió, después de conversar por un largo rato decidieron
salir a buscar como, o quienes había más allá, recorriendo varios kilómetros
para ver que encontraban. Antes de comenzar el recorrido fueron caminando hasta
el mar, el asombro los dejo a ambos sin palabras, se miraron sin decir nada del
estupor que invadía su mente, nada de lo que habían observado en la orilla por
última vez se encontraba como en aquel momento, el mar se había retirado llevándose
todo y una inmensa playa estaba delante de sus ojos, a metros cortado como con
una máquina terminaba el pavimento donde antiguamente comenzaba la segunda
manzana de la edificación costera.
Caminaron mucho, el sol los fue aclimatando y con
el correr de los metros se fueron quitando la ropa, el calor ya se sentía con
el sol que fue subiendo lentamente mientras ellos iban descubriendo un paisaje
nuevo, cuadra a cuadra, ya que iban mirando camino al norte donde se
encontraban para poderse ubicar, recordaban que había en cada lugar por donde
pasaban. Del muelle que tantos recuerdos les traía de niñez ya no quedaban
rastros, pero él se dio cuenta del lugar por unas bases que quedaban aún sobre
la arena de lo que fue el final de aquel largo espigón donde de niño venía con
sus padres a pescar más de una vez y comentó varios recuerdos mientras seguía
caminando a la par de su inigualable compañera que ya quería sentarse a
descansar un poco, ella comentó que habían caminado demasiado.
Se sentaron sobre unas grandes piedras durante un
buen rato, hasta se acostaron a tomar sol como se hacían, cuando de jóvenes
vacacionaban por esa zona y hoy solo la tristeza los acompaña, pero ella
agradece a cada instante su compañía mientras él miraba con asombro su
alrededor, el desastre ocasionado a cada paso por el mar era realmente
impresionante.
Luego de un rato de descanso, ella comenzó a
protestar por el intenso calor que a pleno rayo del sol sentía en todo su
cuerpo y sin pensarlo le dijo que ya iría en busca de esas hermosas olas que la
estaban llamando para refrescarla y en menos de lo pensado se quitó la ropa y
se zambulló entre ellas como una niña llamándolo desde el agua, él no dudo y en
segundos, juntos jugaban y nadaban entre las olas como hacía tiempo no ocurría
debido a lo cambiante del clima. Si los vieran parecían dos adolescentes en medio
de un universo desconocido, como dos náufragos en un mundo nuevo, de los cuales
solo quedaban recuerdos de lo que fue, lo que hicieron, lo que soñaron y un
día, todo quedó como mencionó ella, trunco por la soberbia de nosotros mismos,
convencida que la tierra volverá paso a paso a su estado natural cobrándose con
nuestras vidas todo el mal que le hicimos.
En ese instante de reflexión él la abrazó y
salieron lentamente del agua, abrazados y llenos de lágrimas que caían sobre su
cuerpo mojado de agua salada, a una temperatura más elevada que la del clima
exterior, él se lo volvió a comentar entre susurros de llanto y ella siguió
repitiendo, todo volverá a la normalidad algún día, nosotros no lo veremos,
pero volverá como debe ser, no de cualquier manera o a cualquier costo como lo
hicimos hasta hace meses, acostados en la playa dejaron secar sus cuerpos y
luego de un largo rato con abrazos y algunos mimos siguieron lentamente el
camino hacia delante.
Él quiso recorrer un poco más, advertir cómo
había quedado lo que era en su momento la zona sur del balneario vecino,
siguieron al rayo del sol caminando como únicos habitantes de toda esa vasta
zona, unos quinientos metros más y para su sorpresa (una más) la playa se
cortaba abruptamente, el mar se internaba como un río sobre la tierra
dividiendo el terreno donde alguna vez se unían los pueblos sin ningún tipo de
problema. A simple vista el corte era profundo y bastante ancho, el agua se
mezclaba con remolinos de arena con fuerza, socavando cada vez más dicho
estrecho, como un castigo más de la naturaleza, cortando el territorio y
dejando en el aire casas que, alguna vez, no hace mucho, se levantaron con la
soberbia del hombre sobre terrenos que nunca deberían haber sido tocados, ya
que los mismos pertenecieron a los médanos que el hombre decidió lotear para
agrandar el negocio de carpas sombrillas y la construcción de casas con una hermosa
vista donde no debía.
Al acercarse lentamente a investigar la nueva
entrada del mar que dividía el territorio, a él le pareció escuchar gritos,
pero no le dio importancia, pensó que era solo su idea, sin embargo, ella
reconoció gritos, voces como pidiendo auxilio y se lo gritó a él que seguía
caminado unos metros más atrás, deteniéndose a cada rato.
_ Escuchaste
alguien, está pidiendo auxilio.
Rápidamente, comenzaron a observar de donde
provenían, del otro lado de la nueva ría vieron tres personas haciendo señas
desesperadamente a las que contestaron con un poco de alegría y mucho asombro,
al instante comenzaron las señas de que cruzaran, cosa que no era nada fácil
debido a la profundidad, a simple vista parecían ser dos mujeres y un hombre,
los tres aparentemente jóvenes, él como pudo fue bajando con la ayuda de ella
para intentar cruzar, o por lo menos acercarse a ver quiénes eran, de que se trataba,
como estaban, donde iban o de dónde venían.
El mar ya había socavado arena a gran
profundidad, intentó hacer pie en el agua, pero era imposible y volvió a subir,
ella le gritaba que subiera, así ella lo intentaba, él subió y ella comenzó a caminar
varios metros y se metió despacio en agua porque no conocían su profundidad,
una vez en el agua, con solo la corriente se dejó llevar en una larga diagonal
y la misma corriente la cruzo.
Al subir se sentó cansada en la arena ante dos
jóvenes mujeres y un muchacho que entre lágrimas y muchas palabras juntas, le
hacían cientos de preguntas al mismo tiempo, los tres tenían su cuerpo
lastimado por el sol, sus llagas se notaban a simple vista, como su deterioro
físico, después de algunos minutos donde solo les pedía calma le contaron su
odisea para llegar a encontrarse ese día en ese lugar después de haber salido
del puerto de Mar del Plata en un pequeño velero, minutos antes de ver desde mar abierto cómo el mismo se comía la
rambla de la ciudad, en la misma muchos
focos de incendio se divisaba de lejos, mientras la epidemia hacía que muchos
habitantes se arrojaran al agua salada, otros caían en la calle por falta de
oxígeno, en medio de una fuerte tormenta.
El velero los llevó mar adentro sin rumbo,
después de mucho esfuerzo y navegación de días a la deriva, con la calma del
clima y con medio velero roto, decidieron acercarse a la costa con un pequeño
bote inflable que terminó rompiéndose, por lo que los últimos largos metros lo
hicieron a nado, en ese momento se encontraban solamente con lo puesto casi
desnudo y sin ningún comestible, con hambre y sed, por lo que querían saber
algo de ellos.
Las que en las playas que vinieron recorriendo,
desde el mar, fueron viendo un desastre tras otro, sin poder acercarse a la
costa por el clima y la distancia, por lo cual terminaron a no más de un
kilómetro de ahí rumbo al norte, pero como las últimas noticias que habían
tenido era irse al sur, habían decidido caminar hacia ese lado en busca de
comida, abrigo y alguien más que hubiera escapado de tan terrible situación
como ellos, así que al verlos los gritos fueron nuestro primer salvavidas para
encontrarnos con usted.
Ella se incorporó, presentándose como Benni y ellos
hicieron lo mismo, luego les pidió disculpas por su desnudes y ellos dijeron
que jamás pensaron que era importante, solo estaban alegres de encontrarla, les
contó que estaba con su compañero, que se quedaran tranquilos, comida, casa y
ropa ya estaban aseguradas en principio.
Después de un breve descanso comenzaron a
observar cómo cruzar, mientras del otro lado, él gritaba que regresará, ella le
hizo señas de calma y comenzó a advertir la opción de cruzar un poco más
alejado del mar, donde la ría se hacía más angosta, hacia donde fueron
caminando lentamente entre arena y tierra mezclada, con algo de escombros, unos
cien metros más adelante, observando que ya no podían caminar mucho más.
Bajó y por suerte el agua ya no tenía la fuerza
ni la profundidad que ejercía tanta resistencia como en la playa, desde ahí
decidió el cruce, él comprendió la maniobra y desde la otra orilla, bajo a
recibirlos, en menos de lo previsto entre los dos cruzaron a las jóvenes de un
lado al otro, toda la maniobra del cruce la festejaron con éxito estando ya los
cinco sobre la misma orilla dispuestos al camino a casa para lo cual deberían
realizar un último esfuerzo.
El regreso fue lento, estaban agotados, sus
fuerzas se había perdido, caminar por la playa no fue nada fácil, pero
descansando cada tanto llegaron, lo lograron, al ver la casa los tres se
asombraron, pronto tomaron un baño y Katia les busco ropa para que se vistieran
mientras les cocinaba algo rápido y abundante para que se alimenten lo antes
posible, él, previa consulta con Katia, les preparo las camas en el piso
superior para que fueran a descansar cuando quisieran, en dos habitaciones todo
estaba listo cuando ya la comida los esperaba sobre el amplio comedor diario.
Ese primer almuerzo sirvió para ponerse al tanto
de quienes eran, Benni les contó quien era de dónde venía cómo se habían
conocido y de qué manera y porque llegaron hasta ahí, luego ellos de los cuales
Ceniza la mayor, les contó que tenía 29 años y había terminado su carrera de
medicina en la universidad de Mar del Plata y se encontraba trabajando en el
hospital municipal de esa ciudad, José de
22 años era estudiante de ingeniería electrónica, pero aún no había
terminado su carrera y la tercera era Clavel,
con sus 24 años se había recibido de arquitecta recientemente en la
U.B.A. en la capital y había regresado a Mar del Plata, los tres eran amigos de
un club de su ciudad de residencia actual y compartían deportes náuticos con
mucha frecuencia.
Después de una larga conversación se fueron a
descansar, Benni mientras lavaba los platos, le fue comentando a él que
esperaba que se pusieran bien, que ellos decidan qué hacer, si quedarse, seguir
camino, o buscar seguir viviendo con ellos, o cerca de ellos, lo primero será
que se recuperen, luego ellos mismos decidirán cómo seguir, cosa que él aprobó
mientras la escuchaba, ella quería ir a una casa vecina a buscar algo de ropa,
pero él le dijo que no, que esperara y que lo hiciera con ellos, ropa en las casas
es lo que sobra para que ellos elijan, como deberán decidir que querer hacer,
dejémoslo descansar un poco y vamos viendo; comentó.
Días más tarde:
Ceniza, José e Clavel ya estaban instalados,
después de algunas reuniones donde no costó mucho ponerse de acuerdo, eligieron
quedarse, junto a ellos, instalados en la casa vecina, juntos colocaron un
grupo electrógeno, buscaron ropa, comida y cómodamente comenzaron una convivencia
casi familiar, más de una vez desayunaban juntos, almorzaban y hasta cenaban
teniendo largas charlas de cómo continuar allí y mejorarían las comodidades.
Convencer a Benni de controlar la intimidad no
fue fácil, pero de a poco lo fue logrando.
Cuidaban mucho el combustible, en días comenzaron
a recorrer el pueblo en busca de lo que precisaban, José resultó ser un buen
cocinero, según él, la cocina tenía como un hobby que le gustaba mucho, Ceniza
una gran repostera, con lo cual el problema alimenticio lo tenían resuelto por
un tiempo, Benni agrandaba su huerta con ayuda de todos, José andaba mucho en
bicicleta, si no estaba en la huerta o la cocina desaparecía por horas por las
calles recorriendo rincones y trayendo siempre algo de suma utilidad, Ceniza
los primeros días recorrió unas farmacias para curar sus quemaduras como las de
Clavel y su amigo, era una suerte tener una médica entre nosotros, comentaban siempre.
Las cenas y sobremesas eran siempre reuniones
donde se planteaban como continuaría su vida, la duda si seguirán buscando algún sobreviviente o si
estarían ellos aislados del resto, pero los días iban pasando, ellos seguían
recorriendo lugares o visitando la playa con bastante frecuencia, en ningún
lado había rastros de otra persona.
La primavera fue llegando de a poco, con mayor
temperatura que de costumbre, el calentamiento del planeta es evidente día tras
día, el sol penetra la tierra con mucha fuerza, por lo cual comenzaron a
cuidarse en determinadas horas con mayor rigurosidad, la playa seguía siendo el
sitio de esparcimiento, donde corrían para mantenerse en estado, aunque con el
trabajo diario siempre había algo para y por hacer.
José después de muchas vueltas consiguió traer a
ambas casas, los paneles que fue colocando en los techos para tener la
corriente que precisaban sin depender de los generadores ni gastos de
combustible, el cual solo guardaban para el auto o camioneta con los que se
movían por el pueblo cuando precisaban algo, con el correr de los días ya
habían revisado todas las casa, por lo tanto, ya nada les faltaba para seguir
viviendo ahí, comenzaron a marcar casas que ya habían recorrido, sobre un plano
fueron recorriendo y anotando todo lo que había.
En más de una conversación salió el tema de la
tecnología a la cual estaban tan acostumbrados, las computadoras, internet,
radio, televisión y telefonía, ya todo eso quedó en el olvido, lo único que
escuchaban recordando viejas épocas y disfrutando de lindos momentos, fue la
instalación de un lindo equipo de audio antiguo y muchos longplay del viejo
vinilo que fueron encontrando, como de casetes y cd de todo tipo de música, Benni comenzó a armar una hermosa biblioteca donde pasaba
largos ratos leyendo y escribiendo un diario con lo que iban haciendo y lo que
fue llegar a ese lugar como una gran aventura, no solo de ellos dos, sino de
los jóvenes vecinos.
Por las mañanas las chicas se iban a correr a la
playa muy temprano, la temperatura comenzaba a subir cerca de las diez a
niveles poco acostumbrados para esta época del año según comentaban, camino al
sur unos doce kilómetros ya encontraba otra ría cortando el territorio, pero
mucho más ancha que la que conocían, y de mayor profundidad, Algún día dijeron,
la costearían a ver qué rumbo toma, ya que podría suceder que como comentan, se vaya desviando o quizás los
rodee formando una isla, pero como son únicamente suposiciones que deberían
corroborar.
El 21 de septiembre para ser exacto, Ceniza salió
sola, pasadas las seis de la mañana, la noche anterior había mencionado que
salía a correr temprano, después nadaría un poco, eso la hacía sentir muy bien
luego durante el día.
José terminó el desayuno y se fue caminando a
seguir revisando casas, la posibilidad de algún día quedarnos sin alimento era
probable, por lo tanto, decidió nuevamente revisar todo, de a poco iba trayendo
lo que encontraba de utilidad tanto en alimentación, medicamentos y hasta algo
de ropa, así también fue ayudando a formar tanto la discoteca como la
biblioteca que usaban todos, después de recorrer algunas casas decidió ir
camino a la playa.
Ceniza, regresando de su entrenamiento, vio algo
de color flotando en el mar cerca de la orilla que le llamo la atención,
comenzó a acercarse acelerando su marcha y en un pequeño bote naranja, dos
cuerpos parecían estar reclinados dentro del mismo, como pudo se internó en el
agua a ver si podía acercarse para saber que era, no fue fácil llegar, pero lo
logro, al poder sostenerse del semirrígido, dos tripulantes inconscientes se
encontraban en él, ya casi sin vida se dejaban llevar a metros de la costa sin
control, como pudo lo fue llevando hasta la costa, su fuerza no era suficiente,
por suerte o casualidad, José venía caminando por la costa, intentando
encontrarla en su paso para acompañarla, al escuchar su grito, se quitó la ropa
y en segundos estaba a su lado para ayudarla, entre ambos en poco tiempo se
encontraron en la costa sobre la arena firme y ahí con maniobras de
reanimación, Ceniza pudo recuperarlos de la pérdida de conocimiento y traerlas
nuevamente a la realidad, acostándolas sobre la arena caliente a pleno sol, ya
que su cuerpo estaba totalmente helado, mientras le pedía a gritos a José que
vaya en busca rápida de ayuda.
En minutos, con la ayuda de Ceniza, las dos
recuperaron la conciencia, pero estaban muy deshidratadas, con poco oxígeno,
sumado a las terribles quemaduras de su cuerpo producidas por el sol y el agua,
los reviso rápidamente la Dra.
Por más que ya estaban a pleno sol, tenían una
gran hipotermia, en ese lugar no tenía con qué abrigarlas, esos minutos que
tardó José en ir a buscar ayuda y regresar fueron cruciales y eternos.
La rapidez de José en poner en marcha el
cuatriciclo que tenía preparado para alguna emergencia fue el móvil fundamental
para llegar rápido con mantas y el maletín (caja de pesca) que Ceniza había
armado para emergencias y subir con él a Benni, mientras los demás lo hacían
corriendo al enterarse, la rapidez fue fundamental en esos momentos, donde las
dos vidas estaban en peligro, pero por suerte lo consiguieron con mucho
esfuerzo entre todos, con las indicaciones de Ceniza.
Una pareja de cerca de 60 años o más ya estaban
entre ellos y dependiendo de su ayuda en ese relevante momento que resolvieron
con rapidez, llevándolas a la casa sin dudarlo, Ceniza puso su casa al servicio
de lo que precisarán y cuando pudieron recuperarse, tarea que no fue tan rápido
como deseaban, contaron cómo llegaron a la costa y de donde, mientras Ceniza no
se movía de su lado controlándolos constantemente en una de las habitaciones.
La pareja fue contando su odisea, pero en
determinado momento Benni que no dejaba de visitarlos contantemente comenzó a
reconocer a la Lambda, en el momento que le pregunto sobre el delta y le conto
quien era ambas se abrazaron disculpándose por no haberse reconocido antes, lo
que luego fueron justificando con el deterioro de ambas después de haber
llegado a esa situación pasando momento muy difíciles pero la alegría de las
dos era inmensa, esto sucedería y al presentarse ante Benni comenzaron a hablar
de cosas y temas que tanto lambda con Betta sabía que venía estudiando hacía
mucho tiempo.
Con el correr de los días, se fueron poniendo en
buen estado de salud, siempre controladas por la doctora del grupo, hasta que
una tarde resolvió Benni hacer una reunión en su casa para determinar cómo
seguir y tratar de formar entre todos una organización de trabajo y comenzar
comunitariamente a vivir en armonía.
No fue tan fácil como pensaban, pero después de
un largo debate lograron ponerse de acuerdo, Benni quedó encargada de hacer un
escrito con normativas que fueron discutiendo y ella fue tomando nota, quedó
como prioridad la independencia de pensamiento y la libre expresión en los
sucesivos debates, fue primordial la distribución de tareas que todos debían
cumplir.
Lambda y Betta con el correr de los días se
fueron poniendo en buen estado, él solo protestaba por la falta de su
computadora, pero después de mucho andar y dar vuelta consiguió una, y por
intermedio de los paneles solares ponerla en funcionamiento con la ayuda de
José y tener por lo menos un procesador para escribir y a partir de ese momento
logro su estabilidad emocional, siempre
junto a Lambda comenzó a recorrer el lugar cada mañana , por las tardes se encerraba a escribir horas
y horas, contar lo que se hacía a diario, en esta nueva vida que comenzaban en
comunidad y escribir cada detalle, hablando con cada uno para que le contara
como llego hasta ahí era un tema que lo apasionaba para llegar a preguntar el
mínimo detalle para poderlo plasmar en su historia sin dejar de lado el clima ,
tema que conversaba mucho con Benni y sacaban conclusiones a diario de acuerdo
a lo que observan del clima de cada día.
Lambda los observaba contestemente y decía que
daba realmente envidia verlos tan unidos y enamorados compartir las cosas, la
vida continuaba y a diario se preguntaba qué pasaría más allá.
Con el correr de las semanas la organización
comenzó a funcionar, en menos de cien metros de lo que fue en algún momento fue
la avenida principal de acceso al balneario, en tres casas, estaban todos
instalados, con un montón de dudas de cómo seguir, pero conformes de no estar
solos.
ÉL afianzó día a día su vínculo con Benni,
después del comentario que había escuchado comenzó a prestarle más
atención, juntos veía en esa aventura la
posibilidad de comenzar a hacer todo de nuevo y bien, como ella quiso siempre,
sus ratos a solas fueron cada vez más placenteros, sabiendo que cerca ya tenían
vecinos, el grupo que se iba formando conociéndose de a poco, daba lindos
momentos de mucho diálogo cuando se juntaban a matear o cenar en más de una
oportunidad, pero la intriga de saber si alguien más estaría corriendo peligro,
hambre o sed en las cercanías; era una pregunta habitual, la cual José no
terminaba de digerir y más de una vez lo comentaba con preocupación.
Como daba vuelta en cada conversación, la
existencia de alimentos que a diario iban consumiendo sin saber cómo sería su
futuro, las casas de casi todo el vecindario ya habían sido revisadas todas.
Lambda puso en práctica la producción de
alimentos sembrados comenzaba lentamente a dar sus frutos, junto a Clavel la
huerta estaba organizada.
Clavel junto a José comenzaron a recorrer la zona
buscando perimetral desde el mar, por un lado, más los dos arroyos que la
cercaban tanto al norte como al sur, desconociendo hasta donde llegaba el
territorio campo adentro. La idea de recorrer la ría y saber que pasaba más
allá daba vueltas a diario y después de mucho debate se decidió el viaje.
Después de una reunión y muchos consejos de que
se cuiden, a las cinco de la mañana de
aquel primer domingo de octubre comenzó la travesía de Clavel y José, con el
cuatriciclo y un pequeño remolque de dos ruedas que llevaban enganchado en su
parte posterior con alimentos agua y combustible, el sol comenzaba a asomarse
cuando a pocos metros de la ría norte emprendieron lentamente el camino, nada
fácil, ya que no había ningún surco o sendero que los guiará, solo manteniendo
la marcha sin alejarse de la costa de la ría que según Clavel era totalmente
nueva, puesto que había pasado por esa zona, aseguraba que en ningún registro
figura ese tipo de grieta donde las aguas de mar se internan dentro del campo
tanta distancia, pero estaba convencida de que iría disminuyendo al ir
alejándose del mar como ellos venían haciéndolo.
El terreno por donde circulaban era bastante
incómodo para mantener un ritmo constante, los pozos y la vegetación que
encontraban los hacía zigzaguear constantemente acercándose o retirándose de la
ría, nada le impedía seguir lentamente hacia delante, hasta que en un momento y
debajo de un frondoso árbol que encontraron en medio de la nada, pararon a la
sombra para un corto descanso a no más de diez metros de la orilla, después de
sentarse un poco y beber un poco de agua, Clavel se incorporó para caminar y ver
en qué condiciones se encontraba la ría, su ancho y su profundidad era el
síntoma que ella venía averiguando intentando estudiar que pasaba, su teoría de
que estaban en una isla sonaba muy disparatada.
En más de una oportunidad hacía cuentas
mentalmente y comentaba cuál debería ser la profundidad, sostenía que en algún
momento se comenzaría a mezclar el agua de mar con alguna vertiente del terreno
y estaba convencida de que no sería muy lejos, José observaba con detenimiento
cada comentario.
Centímetros antes de que la tierra se cortara
para dar paso al agua se sentó, el calor de la pesada media mañana penetraba en
la tierra y en sus cuerpos bañados de transpiración, a no más de dos metros
hacia abajo, el agua parecía llamarla para refrescar, pero la profundidad, la
hacía dudar en meterse, lo llamó a José y le comento que lo intentaría, que
solo acercará la soga que traían en el vehículo por seguridad, que estaba
convencida de bajar.
José dudó, ella no le permitió esa duda, casi le
ordenó hacerlo mientras se quitaba parte de la ropa, José acercó el
cuatriciclo, trabó una linga alrededor del árbol, ató la soga en el eje de las
ruedas mientras ella agarrando la soga fue bajando lentamente hasta llegar al
agua.
Apenas sus pies llegaron al fondo, soltó la soga,
el nivel del agua no pasaba más de su cintura, no sabía cómo sería la
profundidad si decidiera cruzar, volvió a agarrar la soga y lentamente lo
intentó sin ningún problema, el agua seguía teniendo la misma altura
centímetros más o menos, la frescura de la misma la hizo sentir muy bien,
despacio fue cruzando hasta soltar la soga y dedicarse a flotar refrescándose
en la cristalina agua que a esa altura se movía lentamente camino al mar, José
no estaba muy convencido de verla largar la soga y se lo decía, pero ella no le
hizo caso, trato de tranquilizarlo invitándolo a que bajara.
José antes de bajar se aseguró que todo lo que
había prevenido en seguridad estuviera en condiciones y luego descendió sin
problemas, el agua estaba a unos dos metros del nivel de la orilla, para él fue
fácil llegar en dos tramos a sumergirse sin problemas ese refresco le vino muy
bien a ambos, pero la incertidumbre seguía, la rareza del color del agua les llamó
la atención, sumada a eso, el gusto, que no era ni el salado del mar, ni dulce
como la de río, cosa que estuvieron deliberando mientras descansaban
sumergidos a pleno rayo del sol, sin
alejarse mucho de la soga, que por su color amarillo la tenían siempre a la
vista.
Hacían pie, cosa que los tranquilizó, por otro
lado, la pregunta era porque esa profundidad, evidentemente en algún momento
por ahí pasó mucha agua para llegar a esa profundidad de más de tres metros, o
como decía Clavel en algún momento eso comenzaría a subir siguiendo el ritmo
del mar, lo más seguro será seguir su rumbo a observar hasta dónde llega, si
realmente se comunica con un río o simplemente como pensaban, gira haciendo de
ese lugar donde ellos se encontraban habitando, una isla, que antes no existía,
pero no la encontraban salda como la de mar, Clavel dijo que quizás por las
vueltas que pego fue perdiendo salinidad, pero no los convencía esa explicación
a ninguno de los dos.
Después de un buen rato de refrescarse decidieron
subir, comer algo y seguir viaje, a Clavel le costó subir un poco más de lo
previsto, pero José lo hizo fácilmente y recogió la cuerda, previamente de
refugiarse debajo del árbol para alimentarse y volverse a vestir para seguir
camino.
José no podía sacarle los ojos de encima a Clavel,
ella lo observo en más de una oportunidad, por lo que decidió insinuarse, ya
que la atracción aparentemente era mutua, no se animaba a mencionarlo
directamente, entonces comenzó a seducirlo esperando su reacción, se quitó la
remera que tenía mojada pegada al cuerpo y la puso al sol para que se secará
rápidamente, le cometo a él porque no hacia lo mismo, José observaba su bikini bicolor
con mucha atención y ella lo sabía, pero le gustaba ser mirada, desde que se conocieron,
comenzada la tragedia y escaparon de Mar del plata siempre le había gustado.
Luego de un rato de descanso, emprendieron la
marcha nuevamente, costear el río por el campo abierto no era nada difícil, el
sol aún molestaba, la idea era acampar en algún lugar algo protegido, llegada
la noche y por supuesto encontrar algo que los sacara de la incertidumbre, los
saltos que daba el cuatriciclo por los desniveles del campo molestaban bastante
y hacía que la recorrida fuera incómoda, pero las ganas de investigar los
supera, así que siguieron camino por un buen rato hasta que sus cuerpos no aguantan
más el calor, sumado al escape del motor y recargar combustible deberían parar, volcar un nuevo bidón de
nafta dentro del tanque, por lo tanto, decidieron aprovechando la sombra de
unos álamos para descansar un poco y beber algo sin contar el dolor de cintura
que tenían por los saltos del cuatriciclo en medio de un terreno totalmente
salvaje.
Sus cuerpos estaban empapados de transpiración y
luego de un breve descanso Clavel se fue a la orilla del río, para su sorpresa
el mismo estaba mucho más elevado que anteriormente a simple vista, ya que, a
no más de un metro de la superficie se encontraba el agua, su color ya era
amarronado, por lo tanto, estarían cerca de
una bifurcación o laguna pensó, llamó a José para que se acercara y
comenzó a bajar lentamente para verificar la profundidad y sus sedimentos, José
le gritó que esperara, pero ella sin hacerle caso bajo rápidamente y se metió
en el agua que ya tenía más profundidad, no hacía pie y comenzó a nadar
intentando el nuevo refresco, mientras José protestaba a lo lejos.
Como un pez en el agua se sumergió para advertir
su profundidad y anduvo de una orilla a la otra un buen rato, José más
cauteloso, se metió solo para refrescarse un poco, un abrazo sorpresivo de ella
que venía a su espalda lo hundió en el agua en un juego de seducción peligroso,
del cual se dieron cuenta minutos más tarde cuando no encontraban la forma de
salir, ya que esta vez no había ninguna soga que los ayudara y sin tener en
cuenta que dé a poco la corriente los iba alejando del punto donde habían bajado.
Clavel entró en una crisis de desesperación
intentando llegar con sus manos a elevarse para poder salir, pero todo era en
vano, sus esfuerzos no eran suficientes y su cuerpo se dañaba con rasguños
provocados en cada intento, José que se había alejado buscando una nueva
salida, le gritaba que esperara, pero resultaba inútil, intento tras intento
hasta que llegó a su lado y la abrazo muy fuerte mientras ella se largó en
llanto decepcionada por no poder salir, solo dijo; estamos perdidos y por
algunos instantes perdió el conocimiento, desvaneciéndose, muy pálida en los
brazos de José, que seguía manteniendo la calma, buscando una salida con el
agua al cuello y en mayor profundidad, la distancia a la tierra firme era
superior a la que había donde bajaron.
José intentó despertarla para que volviera en sí,
lo logró rápidamente y una vez abrazada de a poco llegó la calma, le sugirió
subirla, que se posara en sus hombros e intentara salir, costó convencerla, no
quería dejarlo, sin embargo, lo consiguió y después de varios intentos
consiguió pararse en los hombros y salir con la ayuda de José que la levantó
desde la planta de los pies hasta que logró apoyar una rodilla e incorporarse
con mucho esfuerzo en una zona que parecía más baja que el resto.
Una vez arriba, fue en busca de la soga y el
cuatriciclo, mientras José intentaba acercarse cada vez más a una zona elevada
para intentar salir sin ayuda y tranquilizarla, varios metros más adelante lo
consiguió con mucho esfuerzo, pero al subir se encontraba perdido, sin ver a Clavel
en la cercanía. De lejos escucho los gritos de ella llamándolo, el cuatriciclo
no arrancaba, Clavel con señas intentaba hacerle entender la dificultad,
cansado, se sentó un poco y la espero, ella ya había comenzado a caminar
lentamente, al llegar lo abrazó y le preguntó cómo estaba, si se había dado
cuenta de lo que sucedía con el río, él dijo que le parecía que habían perdido
el rumbo, ella le comento que no, simplemente el mismo comenzaba a girar como
lo tenía previsto, simplemente eso estaba sucediendo, como le había comentado,
si seguían su rumbo llegarían nuevamente al mar, lo único extraño era el cambio
de agua, lo más probable sugirió, es que todo sea agua de mar, pero el
movimiento fue tan brusco que el color se ensució con tierra en la gran
tormenta, si no me equivoco vamos camino al mar nuevamente.
Después de un breve descanso, fueron caminando a
buscar el vehículo para seguir viaje, no quedaba mucho tiempo de sol, deberían
encontrar dónde pasar la noche en medio del campo sin nada ni nadie a su
alrededor, minutos más tarde ya sobre ruedas continuaron el viaje costeando el
río, hasta que cansados de andar decidieron parar un rato, a lo lejos divisaron
una casa, parecía a simple vista una casa de estancia, o de un puestero como
decía Clavel, demasiado para puestero comentaba José, pero todavía estaban lejos,
decidieron seguir para investigar de qué se trataba, ya más cerca se
encontraron con una dificultad, la casa no estaba tan lejos, simplemente estaba
del otro lado del río. Intercambiaron
algunas dudas de cómo, o que hacer y decidieron cruzar e intentar saber de qué
se trataba, el agua parecía mantener el nivel bajo, no obstante estaba muy
debajo de donde se encontraban, bajar no les costaría mucho, el problema era
cómo subir nuevamente en la orilla contraria, José no quería arriesgarse a
cometer un error peligroso, Clavel insistió tanto que lo hicieron, con la
condición de que si no podían subir regresarían donde dejarían la soga, minutos
más tarde ella bajaba lentamente y al tocar el fondo el agua no pasaba de su
cintura cruzo lentamente y fue buscando por dónde subir, todo parecía imposible
a sus pasos, pero metros más adelante por obra y gracias de la naturaleza
encontró un hueco que trepándolo como si fuera un desagüe, la llevo a la
superficie sin mucho esfuerzo, solo algunos rasguños en brazos y en las
piernas, se sentó arriba, llamándolo a José para que cruzara y se animó,
minutos más tarde los dos se abrazaban contentos de poder cruzar.
Se sentaron y decidieron investigar que había en
la casa que venían observando, a simple vista parecía no estar habitada, pero
en poco tiempo dos perros se acercaron, primero ladrándoles, enseguida se
dejaron acariciar, creo que los cuatro sentían la misma sensación de
encontrarse con alguien más, rápidamente los cuatro fueron camino a la casa con
los perros como guías, los dos machos, uno bastante deteriorado y el segundo
parecida un cachorro juguetón que no dejo de dar saltos de alegría moviendo su
cola.
De lejos la casa parecía abandonada, pero no era
así, estaba abierta, con todas las cosas en su lugar, parecía la casa de un
puestero, probablemente, no había nada a la vista que mostrara algún habitante
en la cercanía, sino que los mismos, como había pasado en otros lados,
abandonaron el lugar, Clavel reviso las alacenas, había algo de comestible, así
que decidieron comer y descansar esa noche para luego seguir viaje.
José controló si había agua en la casa y para su
asombro, se encontró con el tanque australiano lleno, al igual que el tanque
superior de la casa, por lo tanto, aprovecharon la ducha.
José se mostraba aún un poco tímido en ciertas
reacciones, cosa que Clavel venía advirtiendo desde que lo conoció y cada vez
que lo miraba no encontraba el motivo de su comportamiento, no obstante en
aquella mullida cama en la casa de campo le tapo la boca con sus labios al terminar de
desnudarse por completo se encargó de un
encuentro único del cual con el correr del tiempo nunca se olvidarán, aquella
noche la casa fue protagonista de un largo recorrido donde los besos y la unión
de cuerpos fueron el momento más buscado por ambos, donde solo el goce y el
disfrute estallaron en la soledad.
Clavel ante el apuro de José que debido a la
excitación estaba a punto de perder el control, metió la mano en la mochila, en
segundos mordió el envase del preservativo, lentamente dejó que la besara,
luego él escuchando sus dulces palabras hizo lo mismo, minutos más tarde en una
forma de comunicación inigualable sin control se unieron en una poesía bella y
pura hasta que ella en un grito dejó todo su cuerpo y alma al descubierto
gritándole que no se olvidara de ese momento.
Él siguió besándola mientras la llevaba hacia el
tanque australiano con ella colgada de su cuello hasta desplomarse juntos
dentro del agua para terminar abrazados en un beso interminable donde todo
comenzó nuevamente, como un bello juego sin final, donde los dos disfrutaban
sin prisa recorriéndose cuerpo a cuerpo en un laberinto de sensaciones que los
llevó a un juego de seducción interminable, donde la ternura de a ratos se
convertía en agresión y las palabras y las caricias pasaban a la brutal obscenidad
sin límites, hasta que el cansancio los fue venciendo, abrazados ya en la cama,
se quedaron dormidos, siendo solo uno en la inmensa habitación de campo.
Olvidándose de todo y de todos, especialmente de
quienes los esperaban a distancia, pero el sueño pudo más, recién después de un
largo rato tomaron conciencia que deberían seguir viaje lo antes posible, cosa
que decidieron hacer al amanecer, apenas comenzará a despuntar la claridad para
intentar llegar ese mismo día a reunirse con sus amigos.
Esa noche de caricias y abrazos a la luz de la
noche que entraba por la ventana fue inolvidable, entre abrazos y mimos sin dormir mucho,
apenas una pequeña línea de claridad entro desde el exterior, ella preparó el mate
alimentando el fuego que había quedado en brasas para compartir unos mates
previos seguir viaje, en la cocina recordó con mucha felicidad el encuentro con
José, su rostro sonrió de alegría, comenzó a cebar el mate camino a la
habitación para despertarlo, deseándole un buen día.
Día de largo camino a casa, aún desconocido, José
se incorporó y la abrazo muy tiernamente como acunándola sobre sus brazos le
dijo que se había detenido en ella desde que el primer momento que se
encontraron.
Minutos más tarde giraron abrazados nuevamente
sobre la cama, dejando de lado el mate que cayó al suelo, al igual que la pava
derramándose sobre el piso en un encuentro único y mucho más sensual que el de
horas atrás, el sol comenzó a entrar por la ventana y entre besos decidieron
retomar el viaje. Cruzaron en busca del
cuatriciclo, seguidos por los dos perros comenzaron el viaje de regreso.
El sol comenzó a pegar cada vez más fuerte con el
correr de la mañana, el río se ensanchaba y se angostaba a su paso, luego de
algunas horas de camino decidieron parar, los perros estaban sedientos, igual
que ellos y cansados de tanto calor, aunque venían los dos sentados en el
pequeño remolque del cuatriciclo, al parar, ella no dudo en intentar meterse en
el agua, con mucho cuidado, ya con la soga como guía bajó lentamente, para su
asombro se dio cuenta de que ya no hacía pie como lo venía haciendo anteriormente
y mirando hacia adelante, comprendió todo, un pequeño arroyo llegaba de la
dirección perpendicular al mar , camino hasta el mismo y ahí encontró el agua
dulce que llegaba ,vaya a saber desde que distancia, tiempo de recorrerlo no había, pero así comprendieron la mezcla de
las aguas, se refrescaron y ella continuo con la teoría que venía sosteniendo,
que se había formado una isla y si seguían camino llegarían al mar como estaba
previsto, José la escuchaba sentado en la orilla mientras ella les contaba casi
a los gritos su teoría, su cuerpo jugaba con el agua y con gran habilidad
danzaba desplazándose mientras lo invitaba a bajar contándole lo hermoso que
estaba el agua.
El sol casi perpendicular reflejaba su cuerpo con
mucho brillo, la abrazó, apenas la tuvo a su lado, ella lo besó hundiéndolo
para juntos jugar un poco, disfrutando de su conexión que iba creciendo minuto
a minuto entre ellos como una mágica novela de amor que jamás hubieran pensado
vivir días atrás.
Los perros los miraban desde la orilla, ladraban
como queriendo jugar con ellos, José intento que bajaran, pero fue sin éxito,
posteriormente de un lindo rato ambos subieron y decidieron seguir camino
mientras sus cuerpos se secaban al sol, ellos en medio del campo no tenían nada
como para protegerse, buscaban una arboleda, nada había a la vista como para
poder descansar debajo ella, y sentados al lado de la pequeña sombra que daba
el cuatriciclo descansaron un poco de tanto calor y siguieron viaje costeando
la ría hasta que la tarde comenzó a caer y una pequeña brisa los comenzó a
acompañar.
El sol comenzaba a escaparse entre las nubes,
pero el calor no cesaba, la brisa caliente se tornaba insoportable, ella le
sugirió refrescarse, y bajaron despacio al agua a descansar un poco, para
intentar luego seguir viaje después de un buen chapuzón en las frescas aguas
amarronadas pero saladas como de mar, ya que a esa altura solo agua salada
circulaba, eso les advirtió que no muy lejos encontraría la costa del mar.
El cuatriciclo metros más adelante de seguir
camino se quedó sin combustible, la única opción fue seguir caminando, luego de
muchos insultos y bronca acumulada, comenzaron con lo mínimo indispensable la
caminata sin apartarse de la orilla, metro a metro, el camino se fue haciendo
cada vez más pesado. La noche se acercaba lentamente, pero ya no había marcha
atrás, a lo lejos y sobre la margen de la ría, un conjunto de árboles los
esperaba, entre pasos y una que otra palabra fueron decidiendo quedarse en ese lugar
a pasar la noche, la comida que tenían ya se había terminado y solo la
esperanza de encontrarse cerca del mar los mantenía con fuerzas para seguir
adelante.
Sus cuerpos estaban dañados por algunos golpes de
subir y bajar del río sumado a eso la piel quemada por el intenso sol, más el
calor de esos días, fue el límite para un descanso al llegar a los dos árboles
pararon, cosa que no dudaron en hacer apenas se sentaron a su amparo, la noche
llegaba rápidamente acompañada de mucha nubosidad y de lejos los relámpagos
anuncian pronto una nueva tormenta que en principio les daría un alivio si
pasaba rápido, como para luego al amanecer seguir camino a casa.
Benni tomando un poco de fresco en la puerta de
la casa, anunciaba una fuerte tormenta por cómo se precipitaba cada vez más
seguidos y de qué forma los rayos con
ligera continuidad de los mismos, él le dio la
razón acotando que no le gustaba nada la forma que la tormenta iba acercando,
creyeron correcto avisarles a sus vecinos antes de que fuera más tarde, pero la
preocupación más grande era dónde y cómo estarían José y Clavel, la
preocupación se extendió entre todos, nada podían hacer, decidieron ir cada uno
dentro de su casa, cuando las primeras gotas comenzaron a mojar las calientes
calles que conservaban el calor del día con alta temperatura.
Los rayos dibujaban el cielo constantemente
seguido de truenos que asustaban, la preocupación crecía en ambos grupos. José
y Clavel se escondían debajo del único reparo en medios de la nada, un pequeño
conjunto de árboles en plena soledad, acostados en el piso bajo la arboleda
cuando las primeras gotas comenzaban a caer en la solitaria noche, el temor
rondaba, sin embargo, el abrazo era el único alivio en medio de la oscura
noche.
Las horas fueron interminables hasta el primer
resplandor del día, la lluvia no dejó de castigar en ningún momento, ya
empapados por las ráfagas de viento que sacudían la copa de los árboles, con un
brusco cambio de temperatura decidieron seguir camino suponiendo que no estaban
muy lejos del grupo que los esperaba con gran preocupación.
Con el correr de los minutos de la mañana, el día
abrió, el cielo se terminó presentado limpio, ninguna nube se divisaba a la
vista, pero el clima era otro, el fresco de la brisa se sentía en los cuerpos
notablemente, el frío había llegado de un día para el otro sin previo aviso,
ambos estaban totalmente desabrigados, sentían ese frío en todo su cuerpo, les
costaba seguir adelante, pero con esfuerzo lentamente buscaban ya sin ninguna
carga la salida hacia delante, ni agua ni provisiones, caminar como podían
buscando el regreso.
Después de una loma que costó mucho subir, al
llegar a su punto máximo para comenzar el descenso, ante su vista se
encontraron con la inmensidad del mar y una extensa playa, se abrazaron,
acelerando el paso en minutos tocaron la arena, se mojaron los pies con mucha
alegría, girando a su derecha seguro encontrarán los amigos y su casa, los
perros al verlos tan felices le comenzaron a ladrar y ellos los acariciaban muy
felices, e calor de esos dos peros fue los que los mantuvo mejor durante esa
larga noche.
No tenían mucha idea de a qué distancia se
encontraban, se sentaron un rato en la arena, pero el frío era superior a lo
esperado y una suave brisa los comenzó a acompañar al caminar, Clavel decidió
sentarse ya no podía caminar más, fue muy categórica al decirlo, le pedía a él
que siguiera, una vez que encontrará a los amigos vendrían por ella.
Él descansó unos minutos y comenzó a caminar, no
sabía a cuanto estaba de distancia, solo que debería caminar hasta encontrar
sus amigos, con ella se quedaron los dos perros dándole calor.
Una hora más tarde, agotado de caminar, decidió
sentarse un poco, el frío le molestaba minuto a minuto cada vez más y el
cansancio era mayor. En el pueblo las cosas seguían casi normalmente, pero la
preocupación crecía y cada mañana y tarde Ceniza salía a correr por la playa
hacia un lado, por la mañana al opuesto, por la tarde, en busca de algún
indicio que los llevará hacia ellos, ese día la magia del destino quiso que
sucediera y minutos después de que José se sentara a descansar un poco, los
gritos de Ceniza hicieron que se pare de alegría, en menos de lo pensado,
Ceniza lo abrazaba y él se desplomó, su cuerpo ya no daba más, pero estaba
bien, ella lo alentó, lo abrigó con la campera que traía y lo masajeó para que
entrara en calor, le pedía que le contara qué había pasado, sus labios quemados
como parte de su cuerpo decían todo, solo decía salven a Clavel, en minutos se
despejó el cielo milagrosamente y el sol los iluminó salvándose en el momento
más duro. Ceniza no descartó nada de lo comentado, le dijo que siguiera siempre
al sol, que ella volvería lo más rápido posible y salió corriendo rápidamente.
La distancia que separaba a José del pueblo,
Ceniza, la hizo sin problemas a una gran velocidad, buscando a Benni y en lo
posible más ayuda.
Clavel quedó con los perros a la espera, de a
poco se incorporó y comenzó a caminar aprovechando el sol, camino, pero no
aflojo, tenía confianza en el pronto regreso de José.
En un momento le pareció escuchar que la
llamaban, contenta miro a ver quién llegaba, pero nadie veía acercarse del
norte, desde donde deberían llegar, segundos más tardes escucho otro llamado y
miró nuevamente hacia todos lados, esta vez en el mar, a no muchos metros de la
costa dos personas sobre un semirrígido llamaban, hacían señas con
desesperación, les hizo señas y sin pensar en su cansancio saco fuerzas
nuevamente y nadó a su encuentro, fue
difícil detener el semirrígido, el mismo ya estaba semidestruido, flotaba de
casualidad, adentro y sin fuerzas se encontraba una pareja a la búsqueda de ser
rescatada, como pudo con lo último la fuerza que le quedaba, los trajo a la
orilla, hasta que consiguieron bajar, con la ayuda de ella acostarse en la
playa dejando el bote a la deriva.
Mientras del lado Norte ya se acercaba Benni y
Ceniza que fueron las primeras que encontró, Benni agarro la camioneta, Ceniza
el maletín de primeros auxilios, mantas y frazadas por el frío, Lambda montó
rápidamente el cuatriciclo y salió minutos más tarde detrás de ellas. Apenas
llegaron donde estaba José, lo abrigaron rápidamente y siguieron camino, en
menos de lo pensado llegaron al lado de Clavel y la abrazaron fuertemente, con
la sorpresa de sos personas más que estaban en peores condiciones y los perros
que ladraban y daban vueltas de alegría como comprendiendo todo,
Ese día de otoño fue muy complejo, desde la
llegada de Clavel y José con quienes queríamos hablar mucho, pero primero
conseguir que estuvieran bien físicamente, hasta el encuentro con dos personas
más que trasladaron a su casa sin saber quiénes eran ni cómo se llamaban, ni cómo
ni de donde habían llegado.
Unos días después, reunidos en casa de Ceniza,
mientras tomaban unos mates, todos reunidos en el fondo de la misma, donde un
hermoso quincho hacía últimamente como sala de reuniones, se presentaron todos
formalmente con los nuevos integrantes, un día totalmente horrible, donde el
viento no dejaba de castigarlos y con una temperatura muy baja, que los
mantenía muy abrigados a todos, reunidos alrededor de un hermoso fuego, Roberto
era un profesor de gimnasia que en su ciudad natal Miramar, trabajaba como guarda
vida, fuera de temporada era empleado en un gimnasio de la nombrada ciudad, le
gustaban mucho los deportes náuticos, cuando la ciudad comenzó a incendiarse
decidió retirase al mar buscando salvarse del horrible clima.
La inundación comenzó destruyendo la avenida
costanera, como pudo cargo alimentos, algo de agua y se largó con un bote a la
deriva con mucho temor, quedando alejado de la ciudad a la suerte de las
corrientes que lo fueron llevando, con sus primeros 30 años y solo, pensó que
estaba viviendo sus últimas horas, cuando vio sobrevolar sobre él un parapente
a motor que poco a poco perdía altura, el parapente venía ya sin combustible e
intentando seguir camino con el viento hasta que no pudo más y se lanzó al mar.
Viviana, una joven de la zona de Chapadmalal que
solo estaba haciendo deportes cuando la tormenta la introdujo mar adentro, del
cual intento salir girando, pero el viento más el motor no la dejaron, anduvo
un tiempo sobre la costa hasta que se lanzó al agua a metros de Roberto.
Viviana tiene 35 años, trabajaba como camarera en
el complejo turístico de Chapadmalal, en sus horas libres se entrenaba
deportivamente, vivía con sus padres a dos cuadras de la estación, a trabajar
iba y venía en bicicleta contó, no sabe cuánto tiempo anduvieron a la deriva,
únicamente contaron que hicieron tierra unos días en Mar Chiquita lugar que
ambos conocían, llenaron de provisiones el semirrígido y decidieron seguir al
norte buscando algún lugar seguro, pero las últimas tormentas terminaron con sus
ilusiones y todo lo que llevaban, más el motor y la vela que habían conseguido
la última vez que pararon en un lugar donde las llamas no dejaron nada.
Ellos creen que estaban cerca de Gesell porque
les pareció ver los restos de un faro recostado sobre la arena, Roberto asegura
que era el Querandí. Después de una larga charla donde le contaron cada uno su
experiencia y como se fueron reuniendo, decidieron dónde vivir, cada uno tenía
esa opción, siempre, según el reglamento que se había redactado, era poco el
tiempo de conocimiento entre ellos, pero ya alguna afinidad había entre los
miembros.
Él y Benni ya tenían su casa con el número uno,
así las denominan, Lambda y Betta vivían en la numero dos, José y Clavel al
regreso del viaje decidieron ocupar una casa, la tres, al lado de Ceniza que
decidió vivir solo en la cuarta casa, y en la quinta, Roberto y Viviana.
José y Clavel, una noche, pasados varios días,
invitaron a todos a su casa para contarles en detalle lo que habían visto en el
viaje, y en qué situación se encontraban, ella preparó unos dibujos para
explicar cómo esa porción de tierra, se había convertido en una isla.
Si todo se daba como suponía, con el tiempo se
separaría cada vez más, debido a la erosión que el agua venía generando en cada
pleamar, ya que la distancia de orilla a orilla se estaba acrecentando con
rapidez dada las condiciones del suelo arenoso, si todos estaban de acuerdo,
ella seguiría controlando el ancho de la ría para ver si se movía ese pedazo de
tierra donde ellos se encontraban, que podía haber dos posibilidades, separarse
del resto del continente, mucho más, o mantenerse, cosa que dudaba.
Actualmente, estaban rodeados por agua de mar y
una pequeña vertiente de agua dulce, lo que suponía podía suceder o no, pero de
moverse quedarían aislados del resto del continente, por lo cual deberían
organizarse especialmente en la parte que corresponde a los alimentos, mostró
un mapa con el recorrido, en el cual solo encontraron los dos perros que
trajeron, los cuales terminaron cruzando alzándolos como dos bebés, ya que no
se animaban a hacerlo solos.
Cerca de la ruta once encontraron plantación de
soja y trigo como para tener en cuenta, pero rastros de otras personas no
encontraron ninguno. José comentó que la indicación de vivir cerca y sobre la
misma vereda en lo posible, no era un capricho, como le había sugerido Benni,
sino que, previendo la falta de energía, él pensaba hacer una zona de paneles
más grandes, buscando más por la ciudad o lo que queda de la misma, así estar todas
las casas con energía, que deberían cuidar y tenía en vista cómo calentar agua
en tanques solares, solo necesitaba ayuda de todos para bajarlos y volver a
instalarlos.
Los días comenzaron a pasar con total normalidad,
las reuniones se hacían una vez a la semana, el trabajo comunitario comenzó a
funcionar de a poco cada día mejor, pero el clima no daba tregua, primero fue
el terrible calor que no les daba respiro y ahora el frío sumado al viento era
realmente insoportable. El frio parecía no ceder, cada día más intenso los fue alejando de todo
tipo de tareas al aire libre, la convivencia costo, poco a poco se logró, no
así la incertidumbre de qué pasaría, especulaciones de si eran los únicos o
cerca había más gente era un comentario que rondaba constantemente, pero salir
a buscar respuesta era imposible, los días pasaban, las semanas y hasta los
meses, la preocupación al desabastecimiento por más cuidado que tuvieran con el
paso de los días crecía.
Tres meses terribles de frío, viento, lluvia y
hasta nieve, cosa que nunca se había visto, para algunos fueron casi
insostenibles, superar la ausencia de tecnología, costo muchísimo, durante
mucho tiempo más de uno anduvo con un celular en la mano, ni siquiera propio y
hasta descargado, la falta de computadoras, teléfonos y por ende redes sociales
produjo cierta bronca acumulada que llevo su tiempo acostumbrarse a la nueva
vida.
Para comunicarse tenían que caminar de una casa a
la otra y decirlo personalmente, las únicas distracciones audiovisuales que
teníamos fueron los casetes que encontró José, aparentemente de un
coleccionista de VHF donde se juntaban en más de oportunidad a ver viejas
películas que muchos recordaban, pero los jóvenes no tenían la menos idea de su
existencia, lo importante de cada reunión fue el debate que luego se realizaba
donde contaban cosas que muchos no conocían.
La lectura volvió a ocupar lugar en las páginas
de papel, lugar que había perdido. Betta comenzó a escribir una historia de
relatos donde incluían su paso por el delta y en otras provincias, contando como[OH1] era cada rincón de
este país, con la idea de que nuevas generaciones supieran el día que los no
estuvieron más, que fue de nuestro país y como llegaron aquí, la complicidad de
ambos con Benni que conocía muy bien el delta y era colega de Lambda los hizo
estar mucho tiempo juntos, el problema climático que ellos venían denunciando
hace años hoy lo estaban viviendo y el pensar en cómo solucionar los problemas
más básicos para una mejor calidad de vida lo conversaban a diario.
Roberto y José discutían mucho el tema de las
energías renovables y estaban dispuestos a que se utilizaran para que todo sea
diferente desde el comienzo, el tratamiento de los residuos fue un tema del
cual Viviana se encargó de que cada casa hiciera todo de una manera quizás diferente
a lo que había sido su costumbre anterior pero conversando y concientizando de
a poco lo fue consiguiendo.
El frío era muy intenso, ya no había más ropa
para ponerse sobre el cuerpo, las mantas sobre las camas ya no alcanzaban, la
bolsas de agua caliente para muchos olvidadas
se buscaron, se encontraron y se usaron, pero de a poco, lentamente,
todo fue calmando, como a su vez, los fue llevando a saber cómo y qué debían
hacer si seguían, sabiendo que el clima ya era diferente, pasaron de un calor
extremo a un frío nunca antes sentido de esa manera en esa zona, sin previa
temporada de otoño o primavera.
José, en más de una oportunidad fue en busca de
leña, la poda de árboles los salvó en más de una noche, pero no era la
solución, la discusión por destruir la naturaleza se había convertido en una
rivalidad con amplias discusiones, enfrentándose en dos grupos, los que estaban
a favor y los que defendían la naturaleza extremadamente, subsanar esas
diferencias llevo tiempo, pero al ir mejorando el clima quedó solucionado. Un
proyecto con energía solar o eólica para el nuevo invierno estaba en estudio,
reuniendo todo lo encontrado, era posible realizarlo.
En la reunión en casa de José y Clavel, una tarde
de mates y torta frita, la noticia de que serían padres alegró a todo el grupo,
Clavel tenía un poco de miedo, lo comento, Ceniza se puso rápidamente a su
disposición para que todo saliera bien y controlar el embarazo, los recursos
eran muy escasos, por lo tanto, el cuidado era primordial.
Ceniza y lambda después de una larga conversación
y con el acuerdo de Betta entre las tres después de una gran recorrida en
bicicleta revisando casa, terminaron armando un consultorio en la casa de
Ceniza bastante equipado para que ella ahí atediara la salud de todos y pudiera
realizar el parto que sabían que pronto sucedería.
Viviana y Roberto anunciaron su noviazgo,
contándoles que la única que lo sabía era Clavel, todo se festejó, aunque la
preocupación de la mercadería en depósito de alimentos era una preocupación que
debían resolver, como el volver a las rías para ver el comportamiento del mar,
si era como Clavel suponía o estaba errada y quizás sucediera lo contrario u
otra cosa nueva que no sabían ni podrían imaginar.
El nivel del mar que controlaba a diario Benni,
no había sufrido novedades en los últimos tiempos, pero vigilar la costa era
necesario, para saber si seguían ellos, o alguien más los buscaba o llegaba.
La vida continuaba, pero la prioridad número uno
era alimentaria, por lo tanto, decidieron hacer una salida con todos los riegos
estudiados para visitar localidades cercanas, ya que todos conocían muy bien
San bernardo, que por lógica cruzando la ría hacia el norte encontraría esa
localidad, como resultado Viviana y Roberto se propusieron para dicha tarea, la
cual organizaron entre todos, teniendo en cuenta que a los cuatro o cinco días
como máximo, debían estar ahí para volver a cruzar, con el compromiso de Ceniza
que diariamente, mañana y tarde se acercaría hasta dicho lugar por si
regresaban antes.
El horario de todo en principio muchos habían
olvidado, ya que estaban acostumbrados a mirar la hora en un celular que ya no
tenían, volvió a funcionar con los relojes pulseras a cuerda que ya cada uno
tenía de revisar las casas del pueblo, así también como la fecha y los días de
semana que Benni nunca dejo de anotar, contar y saber.
Contarían con un cuatriciclo para acercarse al
sitio más cercano urbanizado, y estudiarían el panorama, volviendo al punto de
origen con algún vehículo donde cargaron mercadería si la encontraban.
Antes de partir, él preguntó al grupo.
_ Qué pasa
si llegan, el sitio es mejor que este, nos quedamos aquí o nos vamos todo para
allá.
Ceniza dijo que estaba pensando lo mismo, pero
confiaba en su determinación y de acuerdo a lo que contarán al regreso tomarían
en conjunto una decisión.
Según anotaciones de Benni que llevaba junto a la
información que a diario traía Ceniza, la hora indicada para cruzar era entre
las 5 y las 6 de la mañana.
Después de escucharlos, Ceniza pidió la palabra,
habían comentado todos algo y hasta involucrado en el control de la marea,
pero, ella se oponía.
Benni le preguntó por qué?
Ceniza dijo; San bernardo es una continuidad de
dónde nos encontramos, no hace falta
días para recorrer, con encontrar los puntos fundamentales de supermercado y
locales de alimentos, basta, con recorrer unas cuadras, pronto sabremos si vive
alguien o no, para lo cual eso se hace en auto que seguramente hay más de uno,
no es una expedición de días, yo diría que a lo sumo en dos debemos saber qué
pasa o que paso y estar de regreso, el cruce lo hacemos nadando, si sabemos a
qué hora podemos cruzar hasta casi caminado, vayamos cuatro y en el día quizás
estemos de regreso o por lo menos cruce uno y avise que pasa, sinceramente no
sé cómo no lo hicimos antes, propongo mañana mismo a las 6 de la mañana ir
hasta la ría y cruzar, voy con Viviana y Roberto y si quiere venir alguien
mejor.
Él apoyó la moción diciendo que también iría, Benni
le pidió que se quedara y automáticamente José dijo - Voy yo. Lambda quería ir
con ellos pero después de conversarlos con él desistió, el análisis de que ahí
estaban bien y que dejara a los más jóvenes esas tareas con riesgo era bastante
lógica, ella lo miro preguntándole si la veía o seria vieja y Betta sonrió
diciendo que nuestro trabajo es mejor organizar acá y acompáñalos en la logística
no en la aventura, eso ya lo hicimos, estamos más que conformes de estar aquí y
a salvo, Benni la miro y le dijo que tenía razón.
Aprobada la moción con algún intercambio de
opiniones, cada uno se fue a su casa, quedando en encontrarse por la mañana
después de las 4 a desayunar y partir con la 4 x 4, él los llevaría.
A las 4 de la mañana todos se reunieron a tomar
unos mates y comer unas tortas fritas después de una linda charla, la camioneta
se puso en marcha y sabiendo ya, bien el recorrido por donde se bajaba mejor a
la playa, en menos de media hora estaban en la ría. Cruzar no era tan fácil
como conversar, estando al lado de la ría se dieron cuenta, lo único positivo
era el clima, al no hacer frío, mojarse no era inconveniente. La ría estaba
cada vas más ancha, y la otra orilla, a simple vista se veía bastante lejana.
Roberto había cargado unas bolsas de nylon para
llenar con mercadería, abrió una y puso su ropa en ella junto a sus zapatillas
y pidió que hicieran lo mismo, los que se animaran a cruzar, las cosas ya se
complicaban, debían cruzar nadando en una ría que tenía su propia fuerza,
sumado a la bolsa no era fácil. Ceniza, se sumó a la expedición a último
momento, dijo que ella cruzaría, metió su ropa dentro de una bolsa, dejó el
calzado en la camioneta, su buzo y el pantalón y cruzó nadando, cosa que no le
fue nada fácil, en un momento pensé que volvía, pero lo consiguió, así lo
fueron haciendo luego el resto, las garras de Ceniza antes la adversidad los
motivaba siempre a todos y el tema del cuerpo y la desnudes ya después de tanto
conversarlo, quedo olvidado, de nuestra vida pasada.
Mientras él los miraba con algo de temor, hasta
que los vio caminar por la playa lentamente hacia el norte, hasta perderlo de vista.
Benni se encontraba reunida con Clavel y Lambda
planeando el festejo de cumpleaños de Viviana, que en días cumplía 36, comentando
que comprendía que para los que habían perdido su familia era muy duro, por lo
tanto, festejarlo debería ser emotivo y contenedor, ya que ahora somos todos
una gran familia, seguramente se podrá ir agrandando con mucha felicidad, pero
es importante la unión de todos y sobre todo, siempre decir lo que cada uno
piensa así, nos iremos conociendo día tras día cada vez más.
Aquella mañana aprovecharon que él las podía
acompañar con la camioneta, lo que tenían conversado, quizás lo podían
realizar, Lambda había comentado algo de un vivero que tenía sobres con
semillas y querían saber qué había, Benni tenía muy claro el tema de siembra ya
que en Paranacito tenía un emprendimiento, después de conversar un rato él
recordó dónde estaba ese lugar y sabía de otro, así que allá fueron sin
suponerlo más.
No era lejos y en ambos encontraron los sobres
que buscaban con una linda variedad de semillas para sembrar, encontraron
protección para tener en cuenta luego y cubrir el cultivo y hasta una máquina
para trabajar la tierra que cargaron en la camioneta, uno de los viveros
contaba también con bibliografía sobre el cultivo, así que todo fue bienvenido
sobre la caja del vehículo, solamente faltaba determinar dónde lo harían, para
lo cual debían estudiar bien qué, cómo y dónde, sitio les sobraba, pero querían
hacerlo para que produzca y rinda para la alimentación de todos.
Mientras tanto por la pequeña playa de San
Bernardo caminaban lentamente mirando como el mar ya había destruido la primera
manzana de ese hermoso balneario, lo que en algún momento fue la avenida
principal, hoy solamente quedaba reducida a no más de dos cuadras, el
resto era escombro y casas derrumbadas sobre arena mezclada con tierra, pero el
mar en ese momento se había retirado aguas adentro más de cien metros, todo era
muy triste y extraño, igual que en lo que quedo de mar de ajo, lo más raro era
el ancho de la ría que seguía alejando esa parte cada vez más y más.
Ceniza y José se fueron en una camioneta camino
al norte a juntar todo lo que encontrarán de utilidad, Roberto con Viviana
agarraron otra y comenzaron a recorrer la zona desde la costa hacia la ruta en
sus primeras cinco o seis manzanas, la soledad era realmente terrible y ver las
casas en las condiciones que se encontraban como saqueadas en su totalidad, el
estado de ese balneario estaba en peores condiciones que donde ellos se
encontraban, la pregunta de qué pasó, qué sucedió, el porqué, se cruzaba a cada
cuadra, a cada paso, pero sin respuesta.
Las estaciones de servicio tenían combustible en
sus tanques, eso fue una de las primeras cosas que revisaron, en los
supermercados todavía quedaba comestible que les podía ser de utilidad. Ceniza
quiso seguir más al norte, tenía cierto presentimiento y varios kilómetros más
adelante lo confirmó, al llegar a lo que era la avenida Sarmiento en Aguas
verdes la avenida no existía más y en su lugar entre la costa y la ruta once,
ahora pasaba una ría mucho más ancha de
la que cruzaron para llegar a ese lugar y entre ese lugar y el norte de San
Bernardo ya no existe playa, sino un acantilado similar al que existía o existe
entre Mar del Plata y Miramar, evidentemente toda está cambiando demasiado, el
planeta toma un rumbo por ahora desconocido.
De regreso fueron juntando todo lo que de
utilidad les parecía bien, esperando encontrar a los amigos en la esquina
indicada, había transcurrido un largo día y a las cinco de la tarde era la hora
fijada para determinar que hacían, por lo pronto ellos habían pensado regresar,
ya que más no podían cargar y podrían regresar otro día. Ya la tarde comenzaba
a caer y una fresca brisa comenzaba a molestar, no era frío, pero si seguían
esperando deberían buscar algún abrigo.
Por otro lado, Roberto y Viviana con el auto
lleno de cosas habían decidido parar a descansar un poco, en las afueras del
centro, donde una mansión de varias habitaciones estaba abierta y de la cual
agarraron ropa, encontraron joyas y hasta dinero, el entusiasmo se transformó
en un robo sin sentido, donde terminaron usando la casa en todas sus
comodidades, todo comenzó sexualmente
por mutua atracción de pareja y terminó en un descontrol de bebidas alcohólicas
que encontraron, bebiendo en exageración hasta quedarse totalmente ebrios y
dormidos en la habitación principal sin importarles nada más, olvidándose de
para qué y porqué estaban ahí.
Ceniza y José comenzaron a preocuparse y después
de un buen rato decidieron dar una vuelta, pero no tenían la menor idea de por
dónde podría encontrarlos, recorrieron varias calles, autos había en varios
lados, era una búsqueda sin sentido, comentó Ceniza con cierto enojo y
decidieron volver, sabiendo que quizás del otro lado los estuvieran
esperando.
El sol comenzaba a retirarse y con la última
claridad Benni y él con la camioneta los esperaba a metros de la ría, en los
pocos metros de playa que quedaba, era una hora fijada, si no llegaban rápido
debían retirarse, el mar cubriría la playa por completo en poco tiempo, y no
podrían salir, la ría se pondría muy peligrosa y no podrían cruzar hasta la
nueva bajante. Ceniza sabía que podría suceder eso y se apuraron lo más que
pudieron en llegar al encuentro, se llegaron a ver, pero ya era tarde, con
señas quedaron en encontrarse en la próxima bajante, de ambos lados se
retiraron a lugares más seguros, por la mañana se encontrarían para cruzar.
Costo regresar a la casa, ya no quedaba casi nada
de playa, dos de las ruedas ya circulaban sobre el agua, la noche llegaba
rápidamente con mucho viento y algo de fresco nuevamente, pero llegaron bien,
minutos más tarde vinieron a ver qué había sucedido, les contaron y cada uno
volvió a su hogar antes de que llegara la posible tormenta, el cielo amenazaba
y el viento era minuto a minuto más intenso.
Benni preparó la cena mientras él se bañaba para
quitarse un poco el frío, luego lo hizo ella y bastante más abrigados de lo
normal de esos días, se quedaron escuchando algo de música bebiendo un poco de
bebida blanca, para entrar en calor.
En los últimos tiempos la pasión que los unía al
comienzo se había diluido, la llegada de nuevos habitantes, el compartir de
cada día con ellos largas horas había cambiado su rutina por completo, también
fue cambiando su vestimenta y costumbres, él se fue adaptando fácilmente como
algo normal, pero ella protestaba, se sentía invadida por los demás en su
intimidad o juzgada por algún comentario, en más de una oportunidad decidió
mantener la boca cerrada para no discutir, pero ya estaba un poco cansada de
cierta formalidad que ella no compartía en lo mínimo, después de tantos años
haciendo siempre lo que quiso, actualmente se sentía cada vez más incómoda.
Esa noche aprovecho a decirle todo, marcando
punto por punto sus diferencias con algunos de ellos, comentando finalmente que,
si no cambiaban todo un poco, ella quería mudarse un poco más alejado del
resto.
Él no supo qué decirle, después de un largo
silencio comento que en algunas cosas tenía razón, pero le parecería una locura
irse solos, como al comienzo, Benni refuto enseguida que habían estado meses
solos, y no habían tenido ningún problema, solo necesitaba privacidad y ahí no
la tenían, esa casa parecía la sede del club y eso ya la había cansado, el
viento seguía azotando la casa con ráfagas de lluvia muy intensa, decidieron
acostarse y descansar, él la abrazo muy fuerte, se quedaron profundamente
dormidos.
Roberto y Viviana, perdidos en la noche bajo la
tormenta, no tuvieron opción, al despertarse, la única salida fue quedarse
donde se encontraban esperando que pasara la tormenta, a oscuras y sin conocer
bien el lugar donde estaban, nada fue fácil, comieron lo que encontraron y
tomaron más alcohol nuevamente, especialmente Viviana que término vomitando
descompuesta, después de volver a tener una vez más sexo desenfrenado sin
ningún tipo de cuidado.
A la mañana siguiente el sol salió, sin ninguna
nube que lo molestaba, la temperatura era ideal y una suave brisa corría,
Ceniza y José se fueron acercando a la ría para cruzar, pero para su asombro,
el mar estaba muy cerca, solo algunos metros, esa mañana había de playa,
lentamente se fueron acercando con la idea de llegar a perder todo lo que
habían juntado, pero queriendo volver a su lugar.
La ría era mucho más ancha, día a día la
separación era mayor, cruzar no sería nada fácil, sobre la pequeña playa y con
mucho cuidado lo fueron haciendo, tuvieron que hacer más de un viaje con todo
lo que habían llevado, él iba a menudo a ver si los veía y de casualidad paso y
los encontró con las bolsas, sentados sobre la arena, agotados del esfuerzo,
los dos acostados al sol, tratando de recuperarse. Subieron y preguntaron por
Roberto y Viviana, pero ninguno sabía nada, ellos pensando que habían cruzado y
él pensado que estaban juntos.
No muy lejos estaban Roberto y Viviana, algo
confundidos dando vuelta sin saber qué hacer, fueron dos veces a intentar
cruzar, pero el clima no les permito el regreso, el frío indispuso a Viviana y
sufriendo algunos mareos decidieron encerrarse en la casa más cercana, con algo
de leña se pudieron climatizar, ella tenía descomposturas constantes, Roberto
busco abrigos en la casa, la abrigo con algunas mantas en la cama y salí a
buscar alimentos, ambos suponían que al no volver los vendrían a buscar, él ya
no tenía más fuerza para seguir intentado por sus medios el regreso.
Después de tres días de tormentas fuertes, el
clima mejoro, pero estaba fresco. Ceniza decidió abrigarse lo más que pudo y
comenzar a buscarlos, salió de su casa a preguntar, en el pequeño vecindario,
pero nadie sabía nada, en el primer momento se dio cuenta de que no importaba
mucho lo que probablemente había sucedido, el grupo se había dividido y cada
pareja vivía en su propio mundo sin importarles lo demás, cosa que la amargo
muchísimo, a Benni se lo dijo sin vueltas, él estaba preparando algo caliente para
beber en la cocina y escuchó el reclamo, se acercó al living y comenzó a formar
parte de la conversación aclarando que la había escuchado y estaba en total
acuerdo con ella.
En segundos, lo conversado se tornó en una
discusión entre él y Benni que podía llegar a términos o palabras que ninguno
de los tres seguramente quería decir, pero inteligentemente Ceniza levanto un
poco más la voz y se calmaron, pudieron entre los tres conversar sin discutir
en tono normal, Benni volvió a decir que su deseo era alejarse de esa cuadra y
conversando e intercambiando ideas terminaron tomando mate en la cocina
haciéndole entender que era mejor estar por lo menos por ahora todos cerca, por
la mañana irían los tres a ver si encontraban a sus dos vecinos, suponiendo que
estarían no muy lejos. La rueda de mate término entre bromas y chismes sin
problemas, con una propuesta de Benni que compartieron sin ninguna vuelta, esa
noche ella y Ceniza harían unas pizzas para todos y esperando que puedan
reunirse en su casa y conversar entre todos y comunicarles que harían al otro
día, cosa que a él le agrado muchísimo y dijo que les avisaría a sus vecinos
para que ellas no salgan al frío intenso de la calle.
Esa noche de pizzas fue muy agradable, concluyo
con salir bien temprano a cruzar y encontrarlos, esperando se encuentren por
ahí, de lo contrario nada podían hacer, los más aptos físicamente para cruzar
eran José y Ceniza a las diez de la mañana cruzaron, Benni y Lambda se quedaron
en la camioneta. Les costó, pero después de recorrer alguna cuadra lo vieron a Roberto
desperado por la calle, lo siguieron y encontraron a Viviana en la cama muy
descompuesta. Todo fue muy complejo, Ceniza la reviso, todo lo que podía darle
estaba del otro lado de la ría, el tema era como llevarla, no podían perder
tiempo, la abrigaron muy bien e improvisaron una camilla, la cargaron en una
camioneta que buscaron con rapidez y se fueron a intentar cruzar.
Benni, Lambda y él, enfrentados al norte, miraban
por el parabrisas sentado y con algo de frío, apenas vieron algo bajaron, eran
ellos, cruzar fue una verdadera odisea, pero lo lograron, rápidamente fueron a
la casa de Ceniza a cambiarse, encender el fuego para calentar un poco el
ambiente y Ceniza atendió a Viviana hasta que se repuso.
Dos meses después, el clima comenzó a ser más
considerado al ir subiendo de poco la temperatura, acomodándose los días, con
más luz natural, comenzaron lentamente a ser más agradable, Benni llamo a una
reunión en su casa, para lo cual visito a todos, la comunidad ya estaba
comenzando a organizarse. El embarazo de Clavel venia transcurriendo
normalmente y Viviana contó que le parecía que ella también junto a Roberto estaban
embarazados, pero le daba miedo todavía asegurarlo, fue una noche de muchas
emociones, donde todos se comprometieron a cuidarlas y pronto todos serían algo
así como tíos de los futuros bebes.
La sociedad comenzaba nuevamente con una
estructura que construían a diario, cuidando como nunca antes lo hicieron, cada recurso que tenían, Benni con su quinta
pudo comenzar con la ayuda de Lambda a cultivar mucha variedad de
alimentos, el medio de moverse por la
zona ya era en bicicleta donde cada uno tenía la suya, Ceniza seguía corriendo
cada mañana por la playa varios kilómetros, José ambiento una casa con la ayuda de Ceniza y
Lambda como un centro de reuniones y distracción, consiguieron mesa de pin pon
y algunos juegos de mesa, donde pasaban horas reunidos. Leían mucho, para
intentar hacer todo lo que podían con el material que contaban. Ceniza vivía
sola a metros de Benni y estudiaban mucho para llevar esta mini sociedad
correctamente.
Al llegar la primavera todo fue más lindo como
siempre, lo único extraño era la temperatura elevada para esa época del año,
pero el frío del invierno fue horrible, parecería que el otoño y la primavera
hubiesen desaparecido, ahora todo es verano o invierno, era como que estaba
pronosticado este cambio y como veníamos diciendo en nuestra locura para
algunos a la corta se produjo lo que estimábamos decía él y Benni.
Por la tarde nos acercamos a la playa, Ceniza
está corriendo y se había metido en el mar, a unos metros, de ellos, cuando los
vio se acercó, el agua está tan rara, comento, esa temperatura no es normal,
terminamos comentando el mismo tema, ella estaba preocupada por lo mismo que
nosotros, ya había notado esa temperatura antes. Lambda se acercó, ella lo
venia estudiando a diario y lees comento algo, de cómo todo estaba
paulatinamente cambiando, pero hacia uno tiempo que comenzó a estabilizarse, Benni
quiso comprobarlo y dejo la ropa y se metió, Ceniza la miro y segundos después,
dejo su ropa deportiva y entro a jugar con ella tirándose agua, mientras Lambda
las observaba muy contenta.
Estas situaciones hacen mucho ruido, pensó en el
momento, no dijo nada más, juntó la ropa y se sentó a la sombra en la escalera
de una casa que quedo derrumbada a metros del mar, minutos más tarde pasaron
caminando Clavel y José, se quedaron conversando un rato y emprendieron camino
a su casa, la arena quemaba mucho en la planta de los pies y ambos venían
descalzos. Cuando se cansaron regresaron y fuimos hasta casa juntos, Ceniza
dijo que volvería por la noche si la temperatura no bajaba.
Esa tarde descansaron, con el calor trabajar en
la huerta era complicado, como comenzaba a anochecer.
José tenía varios equipos de aire acondicionado,
pero no podía conseguir que la corriente soportara tanto consumo, pero
intentaba a diario algo diferente para lograrlo. Después de cenar salieron al
jardín, cerca de media noche paso lentamente Ceniza hacia el mar, invitó a
seguirla; aun así, el cansancio era superior le contó Benni, y siguió sola.
Se fueron a acostar, dormían profundamente, no sé
cuánto tiempo paso que los despertó unos golpes en la puerta, Ceniza pedía
ayuda, alguien había llegado a la costa, sin más vueltas, salieron con ella en
la camioneta para poder bajar y ver qué pasaba, por lo pronto Ceniza decía que
estaba del otro lado de la ría y al verla llegar comenzó a gritarle socorro.
En la puerta de José tocaron unos bocinazos y
salió rápidamente, le contaron muy rápido todo y se fue a agarrar el
cuatriciclo, Lambda escucho el bocinazo la llamo a Betta que seguía escribiendo
y agarraron las bicicletas y fueron tras el cuatriciclo que se alejaba
rápidamente, de noche se complica mucho todo, ya que no hay luz artificial en
ningún lado, por suerte esa noche de luna llena, ayudó y llegaron muy rápido, en minutos llego
José, mucho no sabían qué pasaba, la mujer gritaba ya con su último aliento.
Ceniza no dudó más, dejo la ropa en la caja de la
camioneta y se tiró a cruzar, realmente era muy peligroso, pero no había opción,
José quería hacer lo mismo; sin embargo, le dijeron que cruzara con el cable,
estaba muy peligroso a oscuras, lo intento; aun así, tuvieron que traerlo, ya
que no estaba pudiendo cruzar, en ese instante llego Lambda con Betta, se sentó
a ver la maniobra una y otra vez estaba, cansados de la pedaleada, hasta que se
paró Lambda y grito voy yo ¡¡.
En instantes dejo el vestido y se lanzó al agua,
el mar la llevaba hacia adentro, después de algunos intentos cruzo. Por suerte
llegaron Viviana y Roberto porque habían escuchado movimiento en la calle,
Roberto no dudó ni un segundo, se ató la linga del malacate a su cintura y se
tiró a intentarlo, el largo de la linga era corto, ya la ría superaba la
distancia del cable acerado del malacate, se soltó y con un último esfuerzo
llego.
Del otro lado había una mujer en peligro, Ceniza
y Lambda intentaban ayudarla, pero no tenía más fuerza, después de algunos
intentos, la acostaron sobre unas tablas que Ceniza había dejado por si pasaba
algo; aun así, cruzarla entre las dos seguía siendo peligroso, Roberto fue el
encargado de poner orden e intentar [OH2] cruzar, solo
pidió que descansarán unos minutos estaban los tres muy agotaos del esfuerzo en
el cruce.
José se fue corriendo, en unos largos minutos,
con un bote inflable, si él cruzaba después con la linga y unos metros de soga volver
sería mucho más rápido. De recorrer la zona, José ya tenía casi todo lo que
había recuperado como elementos útiles a cada necesidad, siempre intentaba algo
más, eso lo tenía ocupado siempre.
Comenzaba a amanecer y todo se tornó muy
complicado, pero con mucho esfuerzo lograron cruzar acercándolos muy despacio
con el cable de acero del malacate, los primeros rayos de sol comenzaban a
acompañarlos, el que llego junto a Ceniza fue como siempre Tito, el cual los
seguía acompañando a todos y más de una vez los ayudaba en algunas
circunstancias como estás. La mujer cruzó con su último aliento, Ceniza la
protegía e intentaba reanimarla, Lambda y Ricardo los acompañaban al lado del
bote y apenas llegaron partieron rápido en el cuatriciclo, Tito comenzó a
correr tras ellos.
Llegaron pronto a la casa de Ceniza, ahí la
acostaron y la taparon con mantas, esperando que Ceniza se cambie, todos
comenzaron a tener algo de frío, pero Benni
sirvió una te caliente, Ceniza comenzó a atender rápidamente a la nueva
integrante Lambda fue a vestirse y volvió. Una hora más tarde cada uno se fue a
su casa a descansar un poco, Ceniza se acostó cerca de la nueva integrante
cuidándola y se quedaron dormidas, Lambda no quería dejarlas solas y se quedó
un rato más cerca, por si precisaban algo y Betta continuo en silencio tomando
apuntes de todo lo sucedido, cuando despertó Ceniza recién se fueron.
Ceniza la llamo a Benni para que la relevara,
necesitaba caminar. Pensar. estaba cansada mentalmente del momento de tanto
stress. Horas más tarde él se fue a la playa solo a caminar, varios minutos
hacia el sur, cerca de la ría se incorporaba Ceniza para comenzar el regreso,
se había quedado descansando un rato tomando sol, se sorprendió al verlo y se
sentaron cerca de la orilla, le comento que viene corriendo a diario y si puede
dos veces, no puede creer que nadie más este por estos lugares, suponiendo, que
quizás comunidades como esta hay en muchos lados, eso intriga, nos
intriga, la conversación comenzó a
derivarse por el pasado de la vida de cada uno
comento que constantemente se hace mil preguntas,
su cabeza está por estallar, no ve un futuro muy bueno para ninguno y comenzó a
mencionarlos uno por uno, hablaba muy enojada y comentaba que su enojo, lo
venía observando con más de uno últimamente, estaba impaciente por el clima,
por un montón de cosas que la hacían perturbarse sin sentido, pero no estaba
conforme con la vida que llevaba, extrañaba mucho su vida anterior, su familia,
sus amigos y por supuesto un novio que hacía meses había conocido, comentó que
a diario piensa que será de ellos, si viven o no, todo es complejo, sé qué hay
que seguir, pero más de una vez me replanteo todo.
Se corrió hasta que el agua mojara un poco sus
pies y se refrescó la cara, el agua que parecía tibia a esa altura del día,
seguidamente se incorporó y se metió en el mar a nadar mar adentro.
ÉL en un momento se asustó al no verla, estaba
muy lejos, le hizo señas y volvió, cuando salió le comento que se había
asustado y sonreía, bueno por lo menos cambiaste la cara dijo y decidieron
comenzar el regreso. Cuando llegó Benni lo esperaba para cenar, le comento
hasta donde había caminado y el encuentro casual con Ceniza. Esa noche cenaron planeando
ir a para caminar un poco, volvieron a la playa, de un momento a otro, todos
estábamos ahí, Roberto con Viviana que ya tenía una linda pancita, José jugaban
en el agua con el perro, Clavel que ya está en los últimos días de su embarazo.
Benni decidió meterse en el mar, y detrás de ella todos se metieron a
refrescarse un poco.
Un mes más tarde:
José irrumpió en casa de Benni a los gritos
pidiendo que lo ayudaran, salieron corriendo detrás de él camino al mar.
Un velero se acercaba, todos con la esperanza de
encontrar más gente, después de muchas vueltas, Ceniza y José con mucho
esfuerzo nadando llegaron al velero, pero por desgracia no tenían vida los dos
ocupantes, el tiempo pasaba, pero nadie más llego a la comunidad, los embarazos
se convirtieron en dos gemelos varones para Viviana y una niña para Clavel.
Roberto y José se encontraban muy felices, el
resto se mencionaban los tíos, como dicen los padres, esperamos todos ese parto
que hizo con todo preparado, Ceniza que salió todo perfecto, era su primera vez
en un parto y manejo todo a la perfección, luego anduvo unos días melancólica
muy sensible, pero de a poco lo fue superando.
Todo se fue acomodando paulatinamente, comenzamos
juntos una nueva vida. En el salón de
reuniones fueron encontrando soluciones, especialmente en lo que era comida, les
faltaba carne, por más que muchos eran vegetarianos, algo faltaba.
Una tarde camino a la palaya se cruzó con Ceniza
y se sentaron a conversar, ella le planteo la búsqueda de gallinas, vacas
ovejas, así como han llegado perros, quizás haciendo una nueva travesía estoy
segura que algo conseguiremos comento. De regreso se lo comento a Benni
y a ambos le parecía una buena idea, pero aclaro que no contaran con ella para
esa salida, ya con lo que habían contado José y Clavel le alcanzaba para saber
que físicamente no podría. Estaba agotada de trabajar en la huerta que crecía
muy bien, era agotador el mantenimiento, con Roberto y las chicas más no podían
hacer, que vaya con alguien que pregunte quien lo puede acompañar.
Pregunto en detalle cómo era el camino y que
debería llevar, pero nadie se ofreció a acompañarlo hasta que Ceniza dijo voy
yo, ellas son madres recientes, déjenlas tranquilas acá. Benni sabia de los
problemas que perturbaban a Ceniza, lo conversaron y solo le dijo que
aprovechara el viaje para quitarse muchas dudas.
A las 5 de la mañana con dos cuatriciclos y un
carro detrás de cada uno y con bastante combustible, después de desayunar con lambda,
Betta y Benni se fueron, con una sola consigna, si en una semana no volvían,
saldrían a buscarlos. José, que se acercó antes de partir les indicando como
era mejor andar por esos campos y que lleven abrigo por las dudas, contándole,
que a pesar del intenso calor durante el día, por la noche habían pasado frío,
controlo las sogas el cuatri y se despidieron.
Fueron costeando la ría de la forma inversa a la
anterior, el sol estaba muy fuerte, la temperatura se elevaba a su andar y
cerca de los diez pararon un poco, les habían pedido que controlaran la altura
del agua, él atando la soga al cuatri como les indicaron, el agua era tibia y
salada y no pasaba de la cintura, la distancia del suelo al agua no llegaba a
los dos metros, estaba genial ahí abajo, le dijo que bajara y menos de lo
pensado bajo, a refrescarse, la corriente iba hacia donde ellos iban con un leve
ensanche, cuando se fueron alejando era cada vez más ancho, de tierra tipo
tosca y sus costados tupidos pastizales
de un hermoso verde, Ceniza se quedó dentro del agua un largo rato, él subió a
tomar algo, pensando que lo seguiría, pero no fue así, cuando la vio en el agua
le pareció realmente hermosa y quedo sentado observándola, ella se dio cuenta.
Le dijo que subiera y lo hizo para tomar algo,
intento dejar de mirarla, fue algo imposible, descanso un poco y volvió a
bajar, de abajo le tiro su remera, déjala a secar por ahí, un juego de seducción había comenzado, pero
no duro mucho, ella fue muy directa después de tanto tiempo de estar sola,
necesitaba jugar de alguna manera, no sabía de qué forma; sin embargo, quería
que él lo supiera sutilmente al margen de todos los perjuicios que tuvo en su
vida, estaban solos en el medio de la nada, suponiendo que habían sido elegidos
en este desastre que ya quedo atrás, cómo para vivir una vida nueva sin todos
los perjuicios que cargaban de la anterior.
Ya no me importaba nada más, había dejado todos
los mandatos y pudores encerrados en el mundo que tenía antes de encontrarse en
este, por lo tanto, en este nuevo mundo conversaremos todo esto, a distancia en
el agua, aunque a él le seducía más lo que decía y como, que su cuerpo.
Es hora de que todos decidamos abiertamente, que,
cuando, donde y con quien y no esperar que la personas, que nos gusta, nos diga
algo, hicimos mierda el planeta, debemos hacernos cargo que también hicimos
mierda una gran sociedad, cerrada a los
cambios, no hablemos de nuestro país, no tengo ganas de llorar, tengo ganas de
no cometer los mismos errores que cometieron muchos desde la política y pasando
por todos los espectros culturales, yo me tapo los pechos porque es una
costumbre retrógrada de sociedades que vienen de la antigüedad, vos andas en
cuero como dicen, mostras tus tetilla sin problema ,es de locos taparnos o no,
analízalo y me darás la razón, seguro que somos de cultura diferente por la
edad, pero para cambiar siempre hay tiempo hasta el último día de nuestras
vidas, tenemos que ser libres en todo sentido, no solo a veces, ustedes, los
hombres ni hablar, salen con mujeres desde adolescente y se cogen a todas las
que les dan bolilla, ahora si yo quiero hacer lo mismo soy puta, o me equivoco.
Cuanto más hablaba más le gustaba su discurso, pero no quería que pasara nada,
se dio vueltas y subió, ella también subió.
En el vecindario, mientras tanto, Lambda y Benni
seguían trabajando en la huerta, aquella tarde, después que se fueron los
vecinos, ambas siguieron trabajando con un calor imposible, iban a la casa a
tomar algo fresco y volvían, Lambda acostumbrada a andar con poca ropa desde
que la conocimos, comenzó a provocar a Benni con insinuaciones muy fuertes que
para su sorpresa, reacciono
positivamente, cuando paso adrede a su lado acaricio su espalda, no dijo una
sola palabra, solo se quitó la remera, esperando una reacción de Benni y lo
consiguió, al mirarla, minutos más tarde terminaron lo que estaban haciendo y
fueron a la casa, Benni se metió directamente a la ducha y la siguió.
Ceniza seguía adelante con el cuatri, él la
seguía y a distancia se veía la casa que José les había indicado, buscaron por
dónde pasar, la idea era poder pasar el vehículo, pero no encontraban la forma,
pararon y midieron la profundidad, era muy poca, seguramente más adelante se
corte y podamos pasar dijo Ceniza y se fue más adelante bastante lejos que la
perdió de vista, minutos más tarde estaba del otro lado y le indico donde
cruzar, unos doscientos metros adelante, hay muy poca agua con un fondo de
mucho barro, camino y encontró como el agua comenzaba a bajar dejó el cuatri y cruzó
para su asombro encontró un huellas a metros de salir de la ría, eran huellas
de ganado, no encontró ninguna de humano, le decía y con precaución se
acercaron a la casa.
Cerca del mar, en el baño de la casa de Benni,
solo se escuchaba gemidos de felicidad que se terminó aclarando por la noche,
ya que ambas se sentían muy felices, con un poco de culpa con sus vecinos, a lo
quienes no tenían que dar ningún tipo de
explicación, esa tarde se hizo noche y ambas seguían conversándolo todo
dispuestas a vivir juntas, Benni decía que él se pondría muy mal y Lambda
opinaba que las entendería y que quizás se esté besando en este mismo momento
con Ceniza, cosa que sucedió un poco más tarde, cuando decidieron acostarse en
la cama de la casa para seguir adelante con la luz del día, esa noche a la luz
de una vela, dos historias se estaban concretando.
Benni solo quería ir a controlar como estaba la
vecina nueva y saber algo más de ella que era lo que le había encomendado Ceniza
y allá fueron. Amalia estaba en casa de Ceniza muy bien de salud, pero con
muchísimo temor y angustia, algo Benni le había comentado, pero conversando con
ella se dieron cuenta de la angustia que estaba pasando sin comprender nada de
lo sucedido después de un violento naufragio que sufrió después de una fuerte
tormenta, donde escapa con sus amigos desde Zarate.
_ Pero hace mucho tiempo que escapamos nosotros,
ustedes cómo fue que pasaron los últimos días,
_ salimos hace ya muchos meses, primero fuimos a
la casa de unos amigos en La Plata y ahí estuvimos hasta que la ciudad colapso.
Nos escapamos a Punta Lara y seguimos viaje hasta Lavalle, pensando que ahí nos
quedábamos, pero fue imposible y salimos al mar, intentado llegar más al sur,
en la última tormenta terminamos a la deriva y yo llegue a la playa como pude
con solo un salvavidas que coloque en mi cintura, hoy no sé dónde estoy ni
donde están mis amigos.
Comenzó a llorar desesperadamente, las dos le
fueron contando como llegaron y que les paso antes de encontrarse en ese lugar,
hasta que fue calmándose, luego fueron a visitar a Clavel y José y se quedó ahí
a cenar, con 25 años estará más cómoda con ellos seguramente y hasta que
volviera Ceniza le dijeron que se quedara ahí y Lambda y Benni se fueron.
Del viaje regresaron después de cuatro días, con
dos vacas y cerca de 20 gallinas, los conejos a cambio de alimentos los
siguieron como si fuesen perros, igual que las ovejas, fue complicado llegar a
la playa para terminar el recorrido, la parte más complicada fue cruzar en la
playa a todos, lidiar con un toro quien los siguió después de mucho tiempo, no
fue nada fácil, pero el mismo, cruzo cuando pudo y cuando quiso, pero con la
ayuda del vecindario lo lograron poner cada animal en su lugar después de mucho
esfuerzo, pero todos terminaron ubicados en el fondo de una casa con inmenso
parque, el tema fue turnarse no solo para el cuidado, sino para alimentarlos
correctamente, la salvación estuvo en manos de Amalia que tanto lloro por no
poder terminar su carrera de veterinaria, fue la encargada de una granja que no solo nos daría la suerte de contar con
leche y huevos sino que debería conseguir que se reproduzcan sanos y debería
cuidarlos, ella puso todo lo estudiado en práctica se olvidó de su carrera sin
terminar y solo decaía hablando de sus padres
y sus amigos, tema que involucraba a todos pero juntos se sobrellevaba.
Aquella noche, hablo con Benni y Lambda mucho
tiempo, el acuerdo estaba cerrado, Benni viviría con Lambda, él se fue a su
casa, se duchó y se fue a dormir, un pequeño golpe de llamado lo despertó, se
levantó y entro Ceniza abrazándolo, todo estaba solucionado, cosa que es
difícil de comprender, pero a veces sucede.
Hablar todo, sin gritar y comprendiendo las
necesidades del otro es fundamental en esta convivencia nueva, donde todo está
por hacer e intentaremos hacerlo como corresponde.
Comprender todo lo que conto Benni no fue fácil,
pero saber que luego lo escucho y comprendió lo que le pasaba a él con Celeste,
fue una manera de comprender el todo, la necesidad de estar con otra persona
después de mucho tiempo y que esa otra persona sin importar el sexo de la misma,
despierte en el otro el entusiasmo perdido el proyecto anulado o las ganas que
se encontraban en el rincón más lejano de un cajón, no tiene precio, a él le
paso eso con Ceniza y a ella con Lambda, por eso fue fácil ponerse de acuerdo.
Meses más tarde, con una temperatura altísima,
una tarde de octubre se encontraron en el mar, en una fiesta de cumpleaños a
festejar un año más de Ceniza, quien mostraba ya su hermosa pancista de
embarazada, rodeada de las mamis que jugaban con sus bebes, la población
comenzaba a agrandarse.
El reglamento de convivencia se fue modificando
hasta que todos estuvieron de acuerdo y una vez por mes se reúnen en asamblea
para conversar todas las dudas y dificultades, durante varias reuniones se
planteó la necesidad de elegir autoridades, lo que genero algunas discusiones.
Benni estaba muy enojada y lo hizo saber, todos
habían comenzado a conspirar en algunas reuniones, elegir a uno o a otro como
se hizo históricamente, cosa que terminaron reconociendo todos, porque fue tema
de conversación en más de una casa y con más de uno.
Para sorpresa de todos pero como única solución,
en ese momento y sin tiempo a consultarlo con nadie, pidió se votara una
comisión de tres personas y en el pizarrón con todos presentes, se fueron
presentando los postulantes y con la votación de todo se fue eligiendo por
cantidad de las adhesiones que se hacían, alzando la mano, después de varias
horas quedaron elegidas las autoridades, que fueron tres, terminada esa
votación de esa tres quedo una, y así, quedo nombrado el presidente y sus dos
asesores, o como quieran llamarlo, dijo Benni,
pero por doce meses, con el derecho a seis más ,ellos guiaran nuestro destino,
el que consultan ante cualquiera dudad con todos nosotros.
La prioridad número uno fue el cuidado del medioambiente,
la separación de residuos casi a la perfección y el reciclado de todo lo usado.
Ceniza con ayuda de Benni comenzaron a preparar
un plan de enseñanza para los niños que comenzaba a crecer y educarlos de la
mejor manera, para lo cual nos solo habían revisado toda la biblioteca, si no
que estaban incorporando nuevos escritos con todo lo que había pasado y el por
qué, tema que venían redactando con tiempo y mucha discusión, motivo por el cual
habíamos llegado a esta situación, donde todo estaba nuevamente por hacerse sin
olvidar lo que había pasado minuciosamente.
Lambda ya tenía el mapa de cómo estaba formado el
territorio y Betta se siguió dedicando a escribir a diario, hasta logro con
ayuda de José imprimir su escrito ya
que recorriendo todas las casa y locales
buscando cartuchos de impresoras, tinta, tóner y todo lo que le hacía falta
para dejar sus escritos a nuevas generaciones para que no cometan el mismo
error que nosotros, eso lo repetía contantemente, él en el último tiempo
dedicaba sus mañana desde muy temprano, de 5 hasta las diez u once de la mañana
a pescar, era nuestro proveedor diario de pescado, con el equipo que se había
armado recorriendo el pueblo verlo en la playa junto a su compañera era
realmente maravilloso, el mate, por falta de yerba, no lo llevaba encima como
de costumbre ,pero Lambda ya estaba sembrando yerba mate, así pronto volveríamos
a tomar mate y te, el café por ahora lo venían
dosificando, después de juntar todo lo encontrado en el pueblo, se cuida mucho.
Día a día la vida continua, más allá de todo el
mal trato, la tierra permaneció y ahora después de algunos años, son consciente
y la conversan a diario, por lo tanto, ella como madre nos albergó y nos cuidó
siempre, ahora somos nosotros quien cuidaremos de ella.
De lo contrario, ella seguirá transformándose y
nosotros perderemos la vida como únicos responsables de la misma, por no hacer
las cosas como corresponde y sobre todas las cosas, seguir teniendo dirigente
que llegan al poder de nuestra mano sin impórtale para nada nuestras
preocupaciones.
El sol y la tierra siempre están, nosotros, solo
permaneceremos viviendo, si cambiamos el comportamiento, de lo contrario, la
vida humana sola se extinguirá.
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