"Desde la ventana del inmenso living vidriado de frente a la ruta 3 y en aquella casi primaveral tarde de domingo, recostado en el sillón casi adormecido escuché golpear la puerta de madera de acceso, suavemente "adelante, está abierto", dije con en voz alta y entró Carlitos con su mochila al hombro y campera. "¡Vamos, daleeeee!". "¿Dónde? - pregunté - ¿dónde querés ir ahora, no tengo la camioneta". "Vamos - dijo - tengo latas de cerveza y coca cola, nos vamos al glaciar". No dudé mucho, la aerosilla todavía funcionaba y se lo comenté. "No, vamos caminando, hoy se rompió. Dale vamos".
Y así fue como comenzamos la larga caminata, el glaciar parecía estar ahí, a cuadras, pero fue largo el camino hasta la base de la aerosilla y luego entre piedras y un poco de nieve; el ascenso hasta los hielos permanentes una vez más, pero esta vez, caminando y de paseo, pues el domingo era el día que, de vez en cuando (no muchas veces), descansábamos del centro de investigaciones.
La caminata fue amena, esta vez no se habló de trabajo y entre las piedras y los borcegos esquivando y saltando debajo de los cables, llegamos después de un largo rato al hielo eterno. El sol brillaba como nunca sobre la nieve congelada, buscamos unas piedras para sentarnos y descansar los pies que ya estaban por lastimarse. Enterramos las latas en el hielo para después de un tiempo poder beberlas.
En aquel descanso, la vista es la fotografía soñada de la ciudad del fin del mundo y el lugar imposible de describir tanta belleza: las montañas, los montes, las lengas y el canal hacen de la bahía la gran postal, ¡¡¡Allá donde dobla el viento y termina nuestro hermoso país!!!
Carlos venía de Bahia Blanca, esa era su ciudad natal y estaba en Ushuaia solo como yo, pero hacía un par de meses más que ya circulaba por la ciudad solitario, los domingos . Me contaba como buen geólogo el secreto de cada montaña con historias de miles de años pero, esa tarde, quedó pensativo con la vista perdida en el canal. Lo observé reiteradamente y el silencio parecía ser interminable hasta que vi correr unas lágrimas por su mejilla y pregunté si quería contarme algo, me miró, lo palmeé y largó un llanto que intenté consolar entre mis brazos, en poco tiempo se repuso y así comenzó a contar con la voz entrecortada su pasado en la ciudad natal donde dejó, después de muchos intentos, el gran amor de su vida, que me describió con detalles tan maravillosos que en cada relato sus ojos volvían a brillar de emoción y todo parecía estar reviviendo allá, en la cumbre del viejo Martial.
El sol comenzaba a dejarse escapar entre las nubes y de a poco comenzamos el descenso, algunas luces de la ciudad comenzaban a encenderse pero, apurando el paso, llegamos a la casa junto con la noche, el viento comenzaba a estirar nuestro rostro y la calefacción del CADIC fue el alivio al término de la tarde y el comienzo de una noche mágica.
Mateamos mientras fuimos preparando la pizza que teníamos para la cena y confesiones de viento y lágrimas. A los dos el sur nos traía recuerdos diariamente y siempre relacionados con el pasado inolvidable, con dos mujeres que no teniendo nada que ver entre sí, giraban en nuestra cabeza sin antes haberlo comentado y, en medio de todas las casualidades, ambas descripciones parecía que estuviéramos hablando de la misma mujer, las dos pequeñas mujeres de estatura y tamaño, las dos grandes artistas y a las dos ambos hacía años que no veíamos pero ambos guardábamos el secreto el de que ninguna sabría el porqué de nuestro sentir por ellas.
En el living con los leños encendidos y mirando de frente el monte Susana, brindamos por ellas, por el amor, la amistad, el silencio y un encuentro inesperado en el culo del mundo donde las penas duelen como el viento en nuestro rostro y la nieve sacude nuestro corazón pero nunca lo enfría de amor hacia ellas.
sábado, 3 de junio de 2017
jueves, 1 de junio de 2017
SUEÑO DE UNA NOCHE DE REYES.
Aquel sensual vestido corto, verde agua, sin breteles, ajustado. Aquel sensual vestido iluminó la noche. Las estrellas estaban más cerca que nunca, nuestras manos se estiraron, bromeando para agarrarlas unas a otras, y la luna llena, sobre el verde campo nos acompañó en aquella hermosa noche, ya inolvidable.
Él se desparramó debajo de la cama, el día agotador se sentía en su profunda respiración que mantuvo a ritmo toda la noche sin darse cuenta de nada de lo sucedido centímetros arriba de su cabeza.
Arriba, el hermoso resplandor de tu sola presencia, iluminó la noche de la oscura habitación por donde, se desdibuja su silueta entre las rendijas de la cortina que nos dividía del afuera.
Aquella noche, como si fuera una espiga de trigo dorada y esplendorosa, tu cuerpo se deslizó entre mis brazos marcando tu presencia y acentuando una vez más su "sí, aquí estoy,aquí. Soy yo".
Por un largo rato nos fundimos el uno con el otro; nos entregamos sin tabúes ni prejuicios y volvimos a recrear un nuevo estallido para nuestra sutil y reciente historia la cual iremos consensuando sin presura , momento tras momento, cuando a solas, vivimos un mundo que no es el mismo que día tras día compartimos con ustedes, es el nuestro que recreamos solos, entre ella y yo en cada encuentro.
Pasó el tiempo,volvimos a Buenos Aires y la rutina nos devoró, el recuerdo de los días de campo quedaron arrumbados en el baúl de las lindas nostalgias y los momentos inolvidables, la luna nos espera en un próximo encuentro y las estrellas bailan esperándonos, cuando el destino decida y los duende acompañen nuestros sueños,están dadas las condiciones para volver a soñar en la paz de la pampa argentina a metros de la luna, abrazados sin pudor.
Él se desparramó debajo de la cama, el día agotador se sentía en su profunda respiración que mantuvo a ritmo toda la noche sin darse cuenta de nada de lo sucedido centímetros arriba de su cabeza.
Arriba, el hermoso resplandor de tu sola presencia, iluminó la noche de la oscura habitación por donde, se desdibuja su silueta entre las rendijas de la cortina que nos dividía del afuera.
Aquella noche, como si fuera una espiga de trigo dorada y esplendorosa, tu cuerpo se deslizó entre mis brazos marcando tu presencia y acentuando una vez más su "sí, aquí estoy,aquí. Soy yo".
Por un largo rato nos fundimos el uno con el otro; nos entregamos sin tabúes ni prejuicios y volvimos a recrear un nuevo estallido para nuestra sutil y reciente historia la cual iremos consensuando sin presura , momento tras momento, cuando a solas, vivimos un mundo que no es el mismo que día tras día compartimos con ustedes, es el nuestro que recreamos solos, entre ella y yo en cada encuentro.
Pasó el tiempo,volvimos a Buenos Aires y la rutina nos devoró, el recuerdo de los días de campo quedaron arrumbados en el baúl de las lindas nostalgias y los momentos inolvidables, la luna nos espera en un próximo encuentro y las estrellas bailan esperándonos, cuando el destino decida y los duende acompañen nuestros sueños,están dadas las condiciones para volver a soñar en la paz de la pampa argentina a metros de la luna, abrazados sin pudor.
*EL ÚLTIMO CAFÉ. *
La vereda de siempre, pero sin la locura del día, en la entrada y salida constante del subte que llegó hace años para instalarse la última estación (o la primera, como lo quieras ver): Congreso de Tucumán. Y ahí, a metros, donde durante años nunca pasó nada más que una pequeña multitud a la salida del cine, sí, justo en la esquina de Cabildo y Ugarte, pasa una noche más, de un viernes más de tantos días y, en esa esquina de siempre, donde rebotan las nostalgias, saltan las ideas y se esconden las frustraciones, nos reunimos los amigos, los olvidados de siempre, los del rincón del café que siempre llega no muy caliente mientras las lágrimas entibian la noche de invierno, de una noche más "sin penas ni olvidos", como decía el gordo Soriano. En esa fría mesa del bar que nos cobija los miércoles para cortar la semana y los viernes para despuntar la noche, total "mañana no se madruga" o sí, pero menos que el resto de los días; sin mantel, sobre la fórmica de la antigua mesa de madera reciclada, recordando los pancitos "Méndez" de azúcar; sacudimos los sobrecitos con menos cantidad para endulzar la noche, que ya viene amarga en las caras de nuestra soledad, de la que no hablamos más, pero que está presente en las arrugas pronunciadas del ceño de mi frente, según Alberto, o en su hermosa cabellera blanca, según mi opinión, total tengo asumido hace años que soy el "dolape" del grupo, ante las carcajadas contagiosas de Pablo que todavía me recuerda con barba y boina en medio de la dictadura solo para provocarme un poco. Él perdió la dentadura en una feroz golpiza, en esa misma esquina, por culpa de un nefasto Falcón verde, que nos agarró desprevenidos cuando no tomábamos solo café, sino que lo acompañábamos con vasos con hielo y algún contenido y, entre bromas y recuerdos, pasara un viernes más: el domingo llega el clásico, al mediodía la carrera y, nosotros, discutiremos si el Ford, el Chevrolet o el Torino, al que sigo defendiendo como el mejor fierro nacional aquí creado y el loco Di Palma, Fangio, Copello y la revista Corsa o Auto mundo, recordaremos mientras, seguro, miraremos como siempre pasar la hora, los recuerdos, los fracasos de amor y la siempre compañera soledad que, sin nombrarla, está sentada en la mesa de cada noche entre nosotros, en el Savoy, desde ese rincón, donde están, como dice el mozo, "los solitarios del rincón", buscando la explicación, la mujer, la vida y las nostalgias guardadas en letras que jamás daremos a conocer, pues son el secreto de la vida entre nosotros justo donde forman noventa grados las dos paredes del fondo y de vez en cuando sobre alguna vieja revista Crisis o Humor, dejamos caer una lágrima recordando la historia que vivimos juntos, allá lejos y hace tiempo pero, el martes, todo comenzó a cambiar,
Alberto llegó con una noticia que jamás hubiéramos esperado: "me voy", comentó. "Cuándo y cómo hacemos la despedida?", nos miramos sin comprender mucho y pensando en una broma más seguimos la conversación que veníamos teniendo. Insistió con más énfasis: "Me voy del país, ¿me escuchan o van a seguir boludeando, como todos los días? Me voy."
El silencio invadió la mesa, el mozo nos miró como advirtiendo una nueva discusión y aproveché a pedirle otro café, haciendo señas con los dedos, y pedí atención a ver de qué se trataba esta buena nueva que Alberto intentaba contar. Y así fue cómo nos enteramos de que viajaba a Bolivia y allí se quedaría a vivir. Entonces llegaron todos juntos los "dónde, cuándo y cómo, rápidamente y él, pausadamente, comenzó a responder una por una, sin mucho detalle, todas las preguntas. Las nuevas formas de comunicación hacen de la vida nueva e increíbles encuentros y así y allí supimos de su relación con una señora que, por supuesto, ya conoció personalmente y tenía en secreto, para no crear falsas expectativas, por lo cual y por quien, en menos de veinte días, se iba a iniciar una nueva vida a un nuevo país. Todos nos quedamos sorprendidos, pero, a la vez, contentos de la noticia deseando cada uno lo mejor, por lo cual la conversación se extendió y giró a lo más formal y serio de los últimos tiempos.
La noche era la propicia y nos fue llevando a confesiones imprevistas, lo pensé más de una vez, antes de tirarlo en la mesa, como dados del cubilete de cuero, que nos acompañó en más de una velada, pero fui tomando coraje con otro whisky, que pedimos ya por tercera vez, y me animé: "Bueno, bueno", dije, "ahora me toca a mí". "¿Te vas a Rusia?", comentó entre risas el polaco, "No, no...", respondí rápidamente, "Y ¿qué paso?", preguntó Luis. Entonces les comenté: "Me sigue moviendo el piso la petiza, otra vez, pero esto ya va muy en serio porque esta vez tomé una decisión que pensé durante años y nunca se los comenté".
"Cagamos, otro que rompe el pacto del rincón y se va a la mierda... y siempre por lo mismo", gritaba el Tano, "¿te das cuenta para qué inventaron las minas?, este pelandrún se va del íspa y este dolape de mierdaaaaa, que parecía tener todo solucionado con sus poesías. Cuentos y relatos, vuelve a este templo de la amistad con la misma cantinela de hace años: la petizaaaa. No, yo me voy, esto es contagioso", y salió a la calle a fumarse un nuevo cigarrillo, riendo a carcajadas.
Oscar, seriamente me preguntó qué había decidido y les conté: "hace días tomé la decisión, pero no quise comentarlo hasta no estar seguro, hoy lo estoy. Es más, sé lo que dirán y me adelanto y se los digo yo: soy cagón y arrugué, hace unos días decidí no volver a verla nunca más y les explico el porqué: la última vez la miré a los ojos, muy intensamente y estuve a décimas de segundo de partirla en dos de un abrazo, de gritarle los años que hace que me guardo todo lo que siento por ella cada vez y, que hace una vida, que intento decírselo, pero, muchachos, ya pasaron el tiempo, las formas y los momentos adecuados, los lugares y las situaciones y hoy ya es tarde, me retiro definitivamente y no la veo nunca más. Esto les quería contar". La reacción fue espontánea y, hasta pareció, programada: Tito llamó al mozo, pagó la cuenta y se fueron todos menos Oscar que, a solas y antes de dejarme solo en la mesa, me dijo "pensalo, pero estás equivocado, no me contestes nada. Pensalo, Hasta mañana". Y me quedé solo en la mesa del rincón con el último café que invitó el mozo.
Alberto llegó con una noticia que jamás hubiéramos esperado: "me voy", comentó. "Cuándo y cómo hacemos la despedida?", nos miramos sin comprender mucho y pensando en una broma más seguimos la conversación que veníamos teniendo. Insistió con más énfasis: "Me voy del país, ¿me escuchan o van a seguir boludeando, como todos los días? Me voy."
El silencio invadió la mesa, el mozo nos miró como advirtiendo una nueva discusión y aproveché a pedirle otro café, haciendo señas con los dedos, y pedí atención a ver de qué se trataba esta buena nueva que Alberto intentaba contar. Y así fue cómo nos enteramos de que viajaba a Bolivia y allí se quedaría a vivir. Entonces llegaron todos juntos los "dónde, cuándo y cómo, rápidamente y él, pausadamente, comenzó a responder una por una, sin mucho detalle, todas las preguntas. Las nuevas formas de comunicación hacen de la vida nueva e increíbles encuentros y así y allí supimos de su relación con una señora que, por supuesto, ya conoció personalmente y tenía en secreto, para no crear falsas expectativas, por lo cual y por quien, en menos de veinte días, se iba a iniciar una nueva vida a un nuevo país. Todos nos quedamos sorprendidos, pero, a la vez, contentos de la noticia deseando cada uno lo mejor, por lo cual la conversación se extendió y giró a lo más formal y serio de los últimos tiempos.
La noche era la propicia y nos fue llevando a confesiones imprevistas, lo pensé más de una vez, antes de tirarlo en la mesa, como dados del cubilete de cuero, que nos acompañó en más de una velada, pero fui tomando coraje con otro whisky, que pedimos ya por tercera vez, y me animé: "Bueno, bueno", dije, "ahora me toca a mí". "¿Te vas a Rusia?", comentó entre risas el polaco, "No, no...", respondí rápidamente, "Y ¿qué paso?", preguntó Luis. Entonces les comenté: "Me sigue moviendo el piso la petiza, otra vez, pero esto ya va muy en serio porque esta vez tomé una decisión que pensé durante años y nunca se los comenté".
"Cagamos, otro que rompe el pacto del rincón y se va a la mierda... y siempre por lo mismo", gritaba el Tano, "¿te das cuenta para qué inventaron las minas?, este pelandrún se va del íspa y este dolape de mierdaaaaa, que parecía tener todo solucionado con sus poesías. Cuentos y relatos, vuelve a este templo de la amistad con la misma cantinela de hace años: la petizaaaa. No, yo me voy, esto es contagioso", y salió a la calle a fumarse un nuevo cigarrillo, riendo a carcajadas.
Oscar, seriamente me preguntó qué había decidido y les conté: "hace días tomé la decisión, pero no quise comentarlo hasta no estar seguro, hoy lo estoy. Es más, sé lo que dirán y me adelanto y se los digo yo: soy cagón y arrugué, hace unos días decidí no volver a verla nunca más y les explico el porqué: la última vez la miré a los ojos, muy intensamente y estuve a décimas de segundo de partirla en dos de un abrazo, de gritarle los años que hace que me guardo todo lo que siento por ella cada vez y, que hace una vida, que intento decírselo, pero, muchachos, ya pasaron el tiempo, las formas y los momentos adecuados, los lugares y las situaciones y hoy ya es tarde, me retiro definitivamente y no la veo nunca más. Esto les quería contar". La reacción fue espontánea y, hasta pareció, programada: Tito llamó al mozo, pagó la cuenta y se fueron todos menos Oscar que, a solas y antes de dejarme solo en la mesa, me dijo "pensalo, pero estás equivocado, no me contestes nada. Pensalo, Hasta mañana". Y me quedé solo en la mesa del rincón con el último café que invitó el mozo.
miércoles, 31 de mayo de 2017
*SIN IMAGINARLO.
Entre el viento y la arena,
la sal, el mar y el agua,
entre el pudor y el atrevimiento
la culpa y el perdón,
las canas y la calvicie,
la justicia y la impotencia
la vergüenza y mi silencio,
entre la vida y la muerte
y el correr de tantos años,
de la adolescencia a la madurez
en todo y, por casi sobre todo,
girando una y otra vez
en mi razón como en mi corazón,
estuviste y estarás siempre vos
sin saberlo ni siquiera imaginarlo.
la sal, el mar y el agua,
entre el pudor y el atrevimiento
la culpa y el perdón,
las canas y la calvicie,
la justicia y la impotencia
la vergüenza y mi silencio,
entre la vida y la muerte
y el correr de tantos años,
de la adolescencia a la madurez
en todo y, por casi sobre todo,
girando una y otra vez
en mi razón como en mi corazón,
estuviste y estarás siempre vos
sin saberlo ni siquiera imaginarlo.
martes, 30 de mayo de 2017
*NO PUEDO.---
Podría escribirle mil poemas más,
gritarle lo mucho que la pienso
y decirle que mi almohada
lleva su nombre guardado
cada noche, entre culpas y lágrimas;
podría intentar olvidarla
pero no quiero ni puedo;
podría abrazarla hasta besarla
y cuidarla de por vida,
son muchos los años
y muy larga la espera,
podría intentar volver a gritarle
como nadie lo hizo,
lo mucho que, en cada poesía,
intento describir,
podría mil cosas, pero . . .
no puedo.
gritarle lo mucho que la pienso
y decirle que mi almohada
lleva su nombre guardado
cada noche, entre culpas y lágrimas;
podría intentar olvidarla
pero no quiero ni puedo;
podría abrazarla hasta besarla
y cuidarla de por vida,
son muchos los años
y muy larga la espera,
podría intentar volver a gritarle
como nadie lo hizo,
lo mucho que, en cada poesía,
intento describir,
podría mil cosas, pero . . .
no puedo.
lunes, 29 de mayo de 2017
*EL DÍA QUE BUSCO.
No hacen falta las palabras
ni los gestos;
las insinuaciones
estarían fuera de lugar,
porque vos, con solo mirarme,
escucharme y recordar,
sabiéndote tan inteligente,
mujer como sos
y has demostrado a lo largo
y a lo ancho de tu rica vida,
has descubierto
todo lo que dicen mis ojos
sin que abra la boca
ni una sola vez,
entonces si quieres saber
más de mis porqué,
solo debes preguntar;
si el temor que hoy
a mi me atormenta
y la culpa que invade
mis rincones más ocultos,
ese día quizás nunca llegue
o si . . . pero yo no lo sé.
ni los gestos;
las insinuaciones
estarían fuera de lugar,
porque vos, con solo mirarme,
escucharme y recordar,
sabiéndote tan inteligente,
mujer como sos
y has demostrado a lo largo
y a lo ancho de tu rica vida,
has descubierto
todo lo que dicen mis ojos
sin que abra la boca
ni una sola vez,
entonces si quieres saber
más de mis porqué,
solo debes preguntar;
si el temor que hoy
a mi me atormenta
y la culpa que invade
mis rincones más ocultos,
ese día quizás nunca llegue
o si . . . pero yo no lo sé.
*RETIRADA.
Algún día, quizás,
nos volvamos a encontrar
rodeados de verde,
saboreando un café de madrugada;
tal vez en medio
de una solitaria avenida
o a orillas del mar
en las costas
de la sutil nostalgia,
y ahí, pasado el tiempo
prudencial del alejamiento
comprendas el porqué
de mi abrupta retirada
cuando en mis ojos
veas brillar las lágrimas
que hoy quisiera secar
a besos de tus pupilas
y, por temor,
no puedo más
arrimarme a vos.
nos volvamos a encontrar
rodeados de verde,
saboreando un café de madrugada;
tal vez en medio
de una solitaria avenida
o a orillas del mar
en las costas
de la sutil nostalgia,
y ahí, pasado el tiempo
prudencial del alejamiento
comprendas el porqué
de mi abrupta retirada
cuando en mis ojos
veas brillar las lágrimas
que hoy quisiera secar
a besos de tus pupilas
y, por temor,
no puedo más
arrimarme a vos.
domingo, 28 de mayo de 2017
*INSOMNIO CON VOS.
Brillas en la leve oscuridad
de mi cuarto,
encendida en cada pensamiento,
y bailas en mi mente
corrigiendo el tiempo,
prolijando recuerdos
y archivando momentos,
en cuadrículas de hemisferio
donde solo tú tienes
el acceso permitido,
pues tienes la llave
de mi razón
y el poder de descifrar,
en el silencio,
todo lo que pienso.
Así mi corazón responde
a los estímulos sensoriales
donde puedo gritar tu nombre,
sin que nadie perciba
la profunda conectividad
que veo en tus ojos
en la oscuridad del insomnio
.
de mi cuarto,
encendida en cada pensamiento,
y bailas en mi mente
corrigiendo el tiempo,
prolijando recuerdos
y archivando momentos,
en cuadrículas de hemisferio
donde solo tú tienes
el acceso permitido,
pues tienes la llave
de mi razón
y el poder de descifrar,
en el silencio,
todo lo que pienso.
Así mi corazón responde
a los estímulos sensoriales
donde puedo gritar tu nombre,
sin que nadie perciba
la profunda conectividad
que veo en tus ojos
en la oscuridad del insomnio
.
sábado, 27 de mayo de 2017
*ENTRE MIS SUEÑOS.
Escondes el secreto
mejor guardado,
en cada lágrima
que baña tus bellos
ojos en largas horas
de madrugada,
y en la fragilidad
de tu cuerpo
se escapan mis abrazos
intentando cobijarte,
pero el pudor
puede más que la luna,
y al rocío de las estrellas,
cobijas la soledad,
mientras el alba
te descubre cada día
entre mis sueños.
mejor guardado,
en cada lágrima
que baña tus bellos
ojos en largas horas
de madrugada,
y en la fragilidad
de tu cuerpo
se escapan mis abrazos
intentando cobijarte,
pero el pudor
puede más que la luna,
y al rocío de las estrellas,
cobijas la soledad,
mientras el alba
te descubre cada día
entre mis sueños.
lunes, 22 de mayo de 2017
*ESCONDIDO.
De mirar fotos
y recordar encuentros,
conversaciones y sonrisas,
lágrimas y confesiones,
de saberte lejos
y entre letras describirte
en cada madrugada
no me canso ni me cansaré,
pues algún día
te quebraré entre mis brazos,
para que nunca más
nos separemos
y compartamos este cuidado
que hago de vos a distancia
a escondidas y en
la absoluta reserva de mi soledad
donde solo el tiempo fue
y seguirá siendo el cómplice
de mis pensamientos.
y recordar encuentros,
conversaciones y sonrisas,
lágrimas y confesiones,
de saberte lejos
y entre letras describirte
en cada madrugada
no me canso ni me cansaré,
pues algún día
te quebraré entre mis brazos,
para que nunca más
nos separemos
y compartamos este cuidado
que hago de vos a distancia
a escondidas y en
la absoluta reserva de mi soledad
donde solo el tiempo fue
y seguirá siendo el cómplice
de mis pensamientos.
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Entre Vos y Yo. +
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