Él se desparramó debajo de la cama, el día agotador se sentía en su profunda respiración que mantuvo a ritmo toda la noche sin darse cuenta de nada de lo sucedido centímetros arriba de su cabeza.

Aquella noche, como si fuera una espiga de trigo dorada y esplendorosa, tu cuerpo se deslizó entre mis brazos marcando tu presencia y acentuando una vez más su "sí, aquí estoy,aquí. Soy yo".
Por un largo rato nos fundimos el uno con el otro; nos entregamos sin tabúes ni prejuicios y volvimos a recrear un nuevo estallido para nuestra sutil y reciente historia la cual iremos consensuando sin presura , momento tras momento, cuando a solas, vivimos un mundo que no es el mismo que día tras día compartimos con ustedes, es el nuestro que recreamos solos, entre ella y yo en cada encuentro.
Pasó el tiempo,volvimos a Buenos Aires y la rutina nos devoró, el recuerdo de los días de campo quedaron arrumbados en el baúl de las lindas nostalgias y los momentos inolvidables, la luna nos espera en un próximo encuentro y las estrellas bailan esperándonos, cuando el destino decida y los duende acompañen nuestros sueños,están dadas las condiciones para volver a soñar en la paz de la pampa argentina a metros de la luna, abrazados sin pudor.
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