*DOBLE FAZ.

Entre algodones
guardo el secreto,
de aquella noche
y de tus bellos ojos.
Entre algodones
sueño tu nombre,
aquella tarde,
los veleros, el río
y aquellos mates.
Entre algodones
guardo el perfume
y escondo de ti
la maravillosa mujer,
que presumen todos
quién y cómo eres,
pues solo yo
y, entre algodones,
sé cómo y quién eres.

*CAFÉ DE LA ABUELA.

Brillas entre las sombras
de la dulce oscuridad,
detrás de cada amanecer
y ocultas, desnuda y frágil,
cada mañana de verano
entre mis brazos,
perfumando el día
y llenando de dulces melodías
los minutos compartidos,
mientras se van secando
los acaramelados rulos
de tu ducha mañanera,
entre el aroma de café,
igual al que hacía la abuela,
hoy de tus manos, llenas el hogar
donde florecen
las bellas palabras
del diálogo compartido
entre las medialunas
y el sol,
que nos acompaña diariamente,
rompiendo nubes de lluvia
pasajeras de chocolate.

*DULCE LÁGRIMA.

El día ha pasado ya,
en la vieja avenida,
bajo frondosos árboles
y luces de neón.
Así como también
fueron pasando la vida,
las anécdotas, los sueños
y aquella dulce velada.
Todo se fue
corriendo con la noche,
así como la pequeña
gota de miel,
que endulzó tu rostro,
entre rulos de viejas historias,
en la lágrima
que acarició la noche . . .
culminando el día,
bella, entre las estrellas,
lucías, reías
y nos acompañamos
sin prisa,
en la dulce compañía,
de la soledad de la noche.

*DESDE LAS MONTAÑAS.

Entre delicados
capullos de algodón
suenan tus palabras,
escucho tu voz.
En las noches de luna,
en las tardes de sol,
en los días de lluvia
y las mañanas de mermelada
tostadas y confesiones
en aquella mesa,
¿recuerdas? . . .
Apoyada a la pared
con la ventana
detrás de ti,
y el sol invitando al día
a salir o, simplemente,
a caminar.
Tú, yo y la poesía.
Los puntos y las comas,
las rimas y los consejos,
la distancia y nuestra presencia
en los versos que te reflejan,
pintándote entre nieves
e inmensas montañas,
donde llegó, día a día . .
solo para ti.

*SOLITARIAMENTE

Acaricié lentamente tu rostro
y, entre mis yemas,
comencé a sentir
el sudor del alma desolada
y quise comprender
tu angustiosa soledad.
En aquel pequeño cuarto,
vacío de amor y comprensión,
en el abrazo sentí
desvanecer la esperanza,
y, en tus lágrimas,
divisé el laberinto de tus días,
pero nada pude hacer.
Intenté cerrar mis manos
para el abrazo fuerte,
y . . .
al cerrar y abrir mis ojos,
ya habías partido.

*COMPARTIDA SOLEDAD.

Entre el silencio
recorro sin cautela,
rincones y secretos
donde escondes, con pudor,
viejas aventuras
y sufridos recuerdos.
Entre ellos,
fui armando tus días,
deshaciendo intrigas
y completando momentos.
Hoy, solitaria de la madrugada,
penetras en mí,
en el desvelo
de cada amanecer
y compartes a distancia
recuerdos que, entre letras . . .
nos llevan juntos a recorrer
la soledad compartida.

*OCULTOS RECUERDOS.

Brillan tus ojos cansados,
tu mirada triste,
tu voz pausada.
Sueña.
Tu mente encerrada,
tu labios secos
y tus pasos lentos
hablan por ti.
Buenos Aires te acuna
en noches de humedad,
oscuras y tristes,
llenas de soledad.
Vuelves,
con el último cigarro
y, antes de entrar,
respiras profundamente.
Mañana,
con el primer
canto del zorzal
comienza otro día,
vuelves
a la vida solitaria,
mujer sin amor,
fugitiva de abrazos,
besos y caricias que,
en silencio, ocultas
tu oscura infancia
con rebeldía.

*SIN SEÑAL.

Donde se esconde
la virtualidad,
los mensajes se archivan
y la voz comienza a deleitar
los tonos sostenidos,
precarios, tristes o alegres.
Justo ahí,
cuando nos sentamos
a conversar,
entre mates amargos,
cafés endulzados
entre azúcar y stevia,
descubro
tu real personalidad,
tu historia de desvelos,
sueños y anhelos.
Justo ahí,
cuando el móvil
se guarda o se apaga,
y, por un largo rato,
nos miramos a los ojos,
en la conversación
más hermosa del día.

*LO SABES.

Entre suaves murmullos
de nueces partidas,
llega entre ellas
púrpura tu voz,
enjugando sonrisas,
brillan tus ojos.
Simple como avellana
de río arriba.
Tus gestos
son la ternura del sol,
la calidez del día,
el resplandor de la luna,
y la suave llovizna de otoño.
Solo tú,
el resto son letras
que intentan hablar de ti,
canciones que cuentan como eres,
y locas metáforas
de calabaza abierta
en noche de luna llena.
Mujer,
describirte es imposible,
pues eres salvajemente única
y tú . . . lo sabes.

*MUJER DE MAR.

Aterciopelado cabello castaño,
baña tu rostro
en las sombras del verano,
oscuras cejas, finas pestañas
onduladas como el sol
de media tarde sobre el médano,
tu cuerpo brilla y, la sombra,
deja  aureolas de loca fantasía,
entre vuelos de gaviotas
y el leve viento del oeste.
Única, sirena de la costa,
mis brazos te nombran,
mis ojos juguetean
sobre tu sonrisa
y, de tu mano,
el camino al agua salada
se abre como sinfonía
inconclusa del verano,
entre las flores del mar
que dibujan tu nombre
sobre las olas, que te llaman,
en la vieja rompiente
del roto espigón
.

*HUMO.

Tus manos acariciaron
suavemente mi espalda
sobre aquella blanca y corta
sábana de hotel.
Luego mis dedos
jugaron entre tus manos
y en el doble ida y vuelta,
las caricias,
se transformaron en pasión,
descontrolados y conscientes,
hicimos de la noche
las horas más largas del día.
Olvidando los relojes
el tiempo se perdió
entre nuestros cuerpos,
y la magia de los duendes
nos encontró
entre fábulas de bellos colores,
haciendo del amor
la fusión perfecta de almas
desconocidas y solitarias,
antes del último vuelo rasante
sobre la habitación
de la insólita despedida,
justo antes . . .
de hacerte humo,
como dos desconocidos.